Ultimatum a Eva
Eva se ha obsesionado con conseguir que la vuelvan a castigar, pero su juego no sale tal y como ella pensaba...
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Estoy cabreadísima. He vuelto a llegar tarde por tercera vez consecutiva y él ni siquiera se ha mosqueado. ¿Por qué no se cabrea? ¡Ya no sé qué hacer para hacerlo enfadar!
He llegado a su casa hace quince minutos, aunque tenía que haber llegado hace una hora. Me he presentado con unos vaqueros y una camisa cerrada hasta el cuello. ¡Incluso con calzado deportivo! No he seguido ninguna de sus pautas: Ni los tacones, ni la falda corta, ni nada. Y aún así, parece no inmutarse. ¿Qué clase de Amo no se inmuta ante eso?
Lo primero que me ha dicho tan sólo llegar ha sido "Vaya, veo que al final no has tenido tiempo de arreglarte " y he esperado. Os aseguro que he esperado ansiosa para ver cómo fruncía el ceño, como apretaba la mandíbula, como entraba en cólera y me mandaba para arriba. Pero nada. Me ha sonreido y como si no pasara nada me ha soltado "No te preocupes, te lo he dejado encima de la cama. Ve y arréglate . Y tómate tu tiempo, no tengo prisa".
¡Será cabrón! ¿¡A qué espera!? ¿Qué tengo que hacer para que me castigue?
Y aquí estoy, acabándome de arreglar el pelo, bien vestida y con mis taconcitos puestos
Me siento como una idiota, haga lo que haga no consigo enfadarle, y siempre que intento que un plan salga mal, él tiene una solución, siempre lo tiene todo pensado ¿Por qué a veces se enfada por una idiotez y ahora que hago todo lo contrario de lo que m pide está tan contento? ¡Maldita sea! ¡Quiero que se enfade y me castigue!
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Habéis conocido a Eva, ¿verdad? Sí, la preciosa chica que está arriba, seguramente cabreada como una mona ¡Ja, ja, ja! Disculpad que no se haya presentado, pero últimamente parece que se ha obsesionado con acumular faltas y faltas
Me presentaré por ella: la rubia soberbia del piso de arriba se llama Eva y es mi sumisa desde hace un mes. Llevamos muy poco tiempo y por eso todavía no parece tener muy claro cómo funcionan las cosas
Como habéis visto, la chica no es moco de pavo, la primera vez que la vi reconozco que me quedé alucinado: Esas piernas infinitas, la cabellera rubia, esos ojazos azules y esas tetas que siempre parecen querer salir cuando asoman por su escote. A primera vista parece la típica pija creída que va de guarra y al final te das cuenta de que sólo es una calientapollas, de hecho, eso fue lo que pensé cuando la conocí, la vi charlar y coquetear con más de un tío y siempre hacía lo mismo. Mucha roce, mucha sonrisa encantadora, demasiada charla sobre ella misma y cuando la cosa parecía ir a más ¡Flop! Esa mirada de gatita en celo desaparecía por completo y se escabullía.
La observé durante un par de noches. El tercer día que la vi me acerqué, me presenté y dejé que jugara a su particular jueguecito conmigo. Al poco rato empezó a incomodarse, viendo que no mostraba ningún interés por su conversación, ni por ir más allá. Sin embargo, seguía hablando sobre ella misma, mientras sonreía y pestañeaba como si fuese una auténtica Playmate. Y en ese momento le dije: "Es la tercera noche que te veo venderte como la chica más maravillosa y más guarra del mundo y después siempre acabas huyendo como una vulgar calentorra" .
Puso cara de indignada. "No te indignes, chica. ¿Acaso es mentira?" No dijo nada, por fin conseguí callarla. Cuando intentó volver a camelarme, acariciándome el brazo la corté sin problemas. "¿Sabes una cosa? Me aburres. Prefiero estar solo en el local antes que continuar con esta conversación. Si tienes algo más interesante que decir, ya sabes dónde estoy". No sé si enfadada o descolocada, se sentó en otra mesa y allí se quedó durante toda la noche. La pillé varias veces mirándome, cada vez que la veía, ella apartaba la mirada y fingía desinterés. Al final de la noche, cuando ya me iba, fue ella la que se acercó a mí para pedirme disculpas Fue todo muy extraño.
Y bueno respecto al sexo, nunca hubiese imaginado que no sólo cumplía con lo que decía, sino que además le gustaba lo mismo que a mí.
El problema de Eva es que está demasiado acostumbrada a que todo el mundo haga lo que quiere, a tener lo que le apetece cuando quiere. Y yo soy el que se divierte jodiéndole los planes, ¡Ja, ja, ja, ja!
Por ejemplo, ahora. Lleva toda la semana haciendo lo imposible para que la castigue: Llega tarde, aparece vestida como quiere, no me coge las llamadas a la primera y tarda más de lo habitual en contestar los mails. Sé que los lee, porque cuando los abre recibo un aviso a mi correo, pero ella espera y se hace de rogar
Os preguntaréis: ¿y por qué hace eso? Os explico: El fin de semana pasado consiguió cabrearme bastante con uno de sus comentarios de pija imbécil y la tuve toda la tarde atada a la cama de pies y manos, con un vibrador con mando metido. Lo encendía y dejaba que el aparato hiciese su trabajo. Cuando veía que se retorcía más de lo normal, paraba el vibrador, la dejaba descansar y vuelta a empezar. Y así toda la tarde. Al final no se oían más que gemidos y no dejaba de moverse aunque tuviera aquel trasto parado. Como si estuviese en celo, me pedía que por favor dejara que se corriera, una y otra vez. Cuando empezó a ponerse pesada de tanta súplica, la coloqué a cuatro patas y puse mi polla en la entrada de su culo. Empecé a metérsela, poco a poco y los gritos que daba eran increíbles. De increíbles pasaron a ahogados y después vinieron los lloriqueos. Toda una excursión, ¿verdad?
Sé lo poco habituada que está a eso porque como buena pija creída "¿Por el culo? Ni hablar." ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Os juro que la primera vez que estaba dispuesto a ello, me soltó esa frase! Empecé a reír a carcajadas y sólo conseguí decirle: "Creo que ponerte chulita cuando estás con el culo en pompa con una polla apuntando a tu culo no es muy inteligente por tu parte "
El caso, que me voy del tema: Parece que a la pija le gustó. No es que me sorprenda, porque Eva no es precisamente una monja, pero no esperaba que fuese capaz de hacer todo esto por conseguir otra velada como la de la semana pasada.
¡Por supuesto que me toca los cojones que me haga esperar, o tener que llamar una segunda vez! Pero sé lo que pretende y no se lo voy a dar ¡Uy, por ahí viene! Luego os sigo explicando...
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- Ya estoy
- ¡Vaya, estás preciosa! Pareces un caramelito
- Gracias
- ¿Qué te ha pasado?
- Emm ¿Cuándo?
- Hoy. Hace un rato. Has llegado tarde y no te ha dado tiempo de arreglarte
- Pues ejem La verdad es que no me ha pasado nada. Estaba en casa
- ¡Ah! Ya veo
- Sí, estaba en casa... ¡Viendo una película! ¡Sí, eso mismo!
- ¿Y por eso has llegado tarde?
- Sí.
( )
- ¿Estás enfadado?
- No, tranquila, te entiendo. A mí también me da rabia dejar una película a medias
( )
- ¡Qué extraño ! Pareces molesta .
- ¡Pues no lo estoy! ¿Vale? ¡Estoy estupendamente!
- Eso es lo que quiero, que mi chica esté estupendamente Ahora, ¿por qué no vas a la cocina y me traes algo de beber?
- De acuerdo.
- ¡Ah! Y no seas vaga, prepárame uno de esos combinados tan ricos que sabes hacer
- De acuerdo.
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¡Ja, ja, ja, ja! ¡Está MUY cabreada! Le ha echado huevos y aunque no me acabo de tragar lo de la película, ha sido valiente. La muy perra está ansiosa perdida por tener otra tarde de marcha No se ha percatado de que fue un castigo para una novata. Pero tiene que acostumbrarse desde ya a que las cosas pasan porque yo quiero y como yo quiero... y no cuando las pijas chulitas lo deciden
Umm... quizá debería decirle ya que no tengo intención de volver castigarla de ese modo... ¡Ja, ja, ja! No, esperaré un ratito más, quiero ver en qué más es capaz de fallar a propósito.
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¡Ostias! Otra vez. ¡No hay manera! ¿Por qué no se ha cabreado con lo de la película? ¡Me la he jugado! No sólo le he chuleado, sino que le he mentido en la cara. ¡Y nada! Pero no podía contarle la verdad, es demasiado bochornoso. He salido del trabajo cagando ostias para ir al gimnasio a buscar las zapatillas deportivas ¡He cruzado la ciudad para ponerme algo que no debía! ¡Porque nunca uso esos zapatos! ¿Es que no lo sabe? ¿Todavía no se ha dado cuenta de que siempre siempre siempre llevo zapatos de tacón o sandalias? Joder Y, ¿ver una película? ¡Por Dios! He estado en casa histérica perdida, mirando el reloj una y otra vez y poniéndome más y más nerviosa a cada minuto que pasaba. Pero es que me siento tan... tan... ¡Quiero volver a tener lo del otro día! Quiero volverme loca quiero sentirme tan cachonda como el otro día ¡Es que lo del otro día fue tremendo! Nunca pensé que el sexo fuera tan... bestia, tan descontrolado... Nadie me ha hecho sentir lo que siento con él, esa mirada, esos ojos oscuros que me atraviesan... Esos ojos consiguen empaparme en cuestión de segundos.
Ni siquiera entiendo por qué me siento tan enganchada a alguien así... el otro día me hizo mucho daño, no creo que me acostumbre a que me folle por detrás... pero aún así, le necesito. Aunque me haga daño, quiero estar con él. Aunque me use a su antojo, quiero estar a su lado... porque me encanta ser yo la que recibe sus atenciones y ser la chica con la que se divierte. Quiero que me use y correrme como una loca, como la semana pasada....
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Sé que aunque lleva poco tiempo conmigo, ya debería tener las ideas bien claritas. Pero no es sencillo, cada chica es un mundo. Con el resto de zorritas que he tenido, que no son muchas pero no puedo quejarme, lo más difícil ha sido desinhibirlas, conseguir que aceptaran que les gustaba ser así de putas, que entendieran que no tenían por qué avergonzarse. Eva todo eso lo trae aprendido de casa... Es más, diría que se moría de ganas de encontrar a alguien con quien liberarse de este modo. Es consciente de lo que es, sabe que le gusta ser una guarra y lo disfruta pero en la intimidad. Sólo conmigo.
Disculpad que insista en este punto pero es importante si hablamos de Eva. Digamos que antes de conocerme, había tenido dos rollos, pero nada más. Y es por eso que está tan descontrolada, de repente ha descubierto el mundo del sexo en todo su esplendor. Y está como loca. Pero ja, ja siempre hay un pero, es así de descontrolada conmigo.
El segundo fin de semana que pasó en casa, mientras la tenía frente a mí quitándose la ropa, contoneándose como una auténtica guarra, le comenté lo mucho que le iba a gustar ese numerito a mis colegas ¡Y se quedó helada! Le cambió la cara y poniéndose de rodillas frente a mí me suplicó que por favor, en esto no entrase nadie más. Obviamente, no pude contestar nada, tengo la intención de hacer disfrutar a mis colegas de mi chica pero decidí que tal vez necesitaba tiempo. Ahora viéndola tan retorcida y tan altiva, empiezo a pensar que no necesita tanto tiempo
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Eva, tienes que ir más allá... Tienes que hacer algo realmente grande, hasta ahora todo lo que has hecho no ha servido de nada. ¡Ya lo tengo! Sí, sí... eso sí que lo va a cabrear. Me voy a negar a comérsela... no sé si me lo pedirá, pero si lo hace... ¡voy a ir a por todas! Y si con eso no consigo que me lleve a tortas al piso de arriba, ya no sé qué más puedo hacer...
Míralo, ahí está, tan tranquilo, esperando este maldito combinado... ¿En qué estará pensando? ¿Realmente creerá que he tenido un día muy ajetreado?
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- Aquí tienes...
- ¡Joder, qué buena pinta! Chica, sólo por esto ya vale la pena aguantarte.
- Gracias... supongo.
- No te quedes ahí de pie tonta... Ponte en el suelo, entre mis piernas...
- Yo...
- ¿Qué pasa?
- No... no quiero.
- ¿No quieres?
- ....emm... no.
- Bueno, pues entonces quédate ahí como una estatua.
- Joder...
- Perdona, ¿qué has dicho?
- ...
- Eva, ¿me puedes decir en voz bien clarita lo que has dicho?
- Sí...he dicho "joder".
- Bonito verbo... ¿tienes por aquí tu bolso?
- ¿¡Cómo!? ¿Mi... mi bolso?
- Sí, un complemento que sirve para llevar cosas personales: monedero, llaves...
- Sé lo que es un bolso... y no, me lo he dejado arriba.
- Traelo, por favor...
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Acabo de decidir que ya me he hartado. No sólo de esta tarde, ni de esta semana. De Eva. No tengo tiempo ni ganas de pasarme los próximos meses luchando para que acepte las cosas y pensando mil y un castigos porque a la pija le apetece guerra. Puede que lo hubiese aguantado con mi primera sumisa, o con la segunda... pero no a estas alturas, no con Eva.
Ahora mismo dudo si realmente quiere estar aquí o sólo es una distracción para pasar el rato. ¿Quiere estar aquí? ¿Quiere que la castigue? Pues va a tener que pasar por el aro.
♂ ♀
- Aquí lo tienes...
- Ah, muy bonito. (...) Toma, tu bolso.
- ¿Qué? ¿No me lo habías pedido?
- Sí, para dártelo. Ya te puedes ir.
- ¿Qué...?
- Eva, no sé si tienes muy claras las reglas del juego, pero yo no tengo ganas de volvertelas a explicar. Las sabes, pero tú estás jugando a otra cosa. Y tu juego no me gusta. Así que...
- ¿Quieres que me vaya?
- Sí.
- De... de acuerdo. ¿Y cuándo nos volvemos a ver?
(...)
- ¿¡Cómo!? ¿No quieres verme más?
- Eva, insisto. No soy yo el que está haciéndolo todo al revés para que le castiguen.
(...)
- No contestas... ¿Crees que me equivoco?
- No...
- ¿No qué?
- No... no te equivocas.
- O sea que has estado haciéndolo todo al revés para que te castiguen..., ¿es eso?
- Sí...
- ¿Y desde cuando tú decides cuando te castigan y cuando no?
- Desde.... desde nunca...
- Entonces está claro. Si eres tú la que quieres decidir todas esas cosas, búscate a otro...
- No... no... ¡no quiero buscar a otro!
- ¿Seguro?
- Seguro... ¡Por favor, no me quiero ir...! ¡Quiero estar contigo! Yo... ¡Sólo quería hacerte enfadar un poco!
- ¡Ja, ja, ja! No fastidies... ¿en serio?
- Porque quería...
- Porque querías que te volviera a tener como la semana pasada. No soy tonto.
- ¡Lo siento... lo siento...! He sido una idiota...
- La verdad es que sí... pero el combinado te ha salido que ni pintado.
- Por favor... haré lo que quieras... pero no me digas que me vaya.
- Vamos a dejarlo claro: Las gilipolleces que has hecho durante toda la semana, no quiero que se repitan. ¿Está claro?
- Sí...
- Un numerito más de este tipo y te largas.
- No... no lo volveré a...
- Ahora te vas a ir a casa. Te calmas, piensas las estupideces que has hecho y cuando tenga ganas de volver a verte, te llamaré.
- No... no me mandes a casa... por favor.
- Bueno, pues vete al parque, o a tomar una horchata, a mí me da igual. Ahora mismo no tengo ganas de verte, sólo es eso.
(...)
- Y una cosa más, antes de que te vayas. De aquí dos semanas, nos iremos todo el fin de semana, así que organiza y cancela lo que haga falta.
- De acuerdo... ¡Gracias!
- No me des las gracias... Las faltas de toda la semana las pagarás entonces.
- De... de acuerdo...
- Y te aseguro que mis colegas tienen mucha menos paciencia que yo. (...) ¡Uy, qué cara! ¿Algún problema?
- Tus... ¿¡Tus colegas!?
- Sí, mis colegas. Ahora les llamaré para que reserven el fin de semana... no me gustaría que no pudiesen venir...
- Pero yo... con más gente... yo...
- Si quieres seguir aquí, es lo que hay.
(...)
- ¿Está todo claro?
- Sí...
- ¡Pues ale! ¡A disfrutar! Que tienes toda la tarde libre y hace un día estupendo...
- Señor... yo...
- ¡Ja, ja, ja! Ahora no te me pongas pomposa para ganar puntos...
- Perdón. (...) No quiero irme.
- Ésa es la cuestión. Que tú no eliges. Elijo yo.
(...)
- ¡Eva!
- ¿Sí?
- Cuidado al cerrar la puerta, a veces se atranca.
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