Ulises el Marro y la colegiala

Era una tarde cualquiera, Ulises el Marro, cambiara sus costumbres y conoceria a una linda colegiala.

EL MARRO Y LA COLEGIALA.

Era una tarde cualquiera, Ulises el Marro como le decían todos sus amigos se disponía a comenzar un día de labores en la escuela donde era Jefe de Laboratorio. Según el amigo seria una semana como las anteriores.

Por supuesto que estaba equivocado, ya que una chica de lindos ojos cafés canela ya le devoraba con la mirada, esperando el momento de quedarse a solas con el mientras los demás alumnos se retiraban.

Como estas Marro, otra vez enojado, para que te digo; es la verdad contesto Ulises. No sabemos el tiempo que paso, quizás fue instantáneo pero el dios del placer Eros, cometió una travesurilla y la chica se ofreció a ayudarlo a guardar los instrumentos, mientras morbosilla se llevo una paleta a la boca y se la ofreció.

-Quieres darle una chupada, no me gusta comer a solas, aunque quizás no quieras porque tengo resfriado.

-Hay chica linda, no me digas eso porque te tomo el mandado y algo mas.

-La verdad ahora se que no eres de aquellos que te conté, así que no esperes.

El Marro sonrió con una mirada extraviada sobre las faldas colegiales y las medias negras de la chica, Y SIN PENSARLO… se acerco a darle un beso seco en el cual la chica solo opto por doblar su tobillo derecho y ofrecerle con su mano los botones de su blusa blanca para que se los quitara uno a uno.

Las manos del Marro se convirtieron en expertas exploradoras que le arrancaron suspiros de placer a la colegiala llamada Catrina porque era sumamente tormentosa y arrolladora, como estaban sobre su ombligo como sobre sus senos y rubia cabellera. La chica no aguanto mas y cerro la puerta del laboratorio con su pierna puesto presumo era karateca.

El Marro levanto su falda y quito esa pataletita blanca de encaje, por cierto muy ceñida que quedo en la cara de este narrador que humildemente se escondió entre las mesas y no dijo que guardo la prenda y obligo a la colegiala a andar sin bikini todo el resto del día en la escuela.

Observé como La colegiala obligo al Marro a agacharse entre sus piernas para que le mamara su linda fruta velluda, húmeda y carnosa palpitante; cual producto del recorrido de los dedos del Marro, quien la subió a la mesa del laboratorio. La chica gritaba Marro me lastimas con tu anillo quitatelo, a lo que el marro contesto que no era su anillo, era su reloj, pero que no se preocupara que era un Casio contra agua y profundidad de 200 metros. La chica le dijo que era un buzo y que quería que siguiera con el juego de la lengua, mas este gavilán pollero se las sabia de todas a todas y puso a la chica en cuatro piernas.

Al quedar la chica en esta posición muy antigua abrió su vagina para que el Marro le dejara ir el marro, pero en eso que se va la luz y la chica lanzo un grito descomunal, nuestro amigo el Marro apunto mal y se fue por el desague, la chica como resorte desenfundo y se dio la vuelta y abrió las piernas ayudando al Marro a que séla metiera por donde era.

Esta vez el Marro saco 10 de calificación pues la chica supo que por la vagina hasta el fondo y su gusto fueron los varios orgasmos en el laboratorio de química, el cual se convirtió en laboratorio de sonido pues eran pujidos y quejidos y aromas indescriptibles.

Se despidieron después de llegar su clímax y la chica comenzó a buscar su panti, la cual aun conservo, ya que soy el que limpia los pisos y las mesas que estaban más que mojadas empapadas de aroma a sexo. Después prometo narrarles lo que hizo la colegiala sin calzón el resto del día mientas no estaba el Marro.