UDEC. La familia Martinez

Una familia se somete, sin poder evitarlo a los designios de Él. Relato perteneciente a la saga Un demonio en casa (UDEC), pero independiente.

Relato perteneciente a la saga Un demonio en casa, pero independiente.


El necesitaba el mal para sentirse fuerte y ahora lo estaba. Lejos quedaban ya las penurias de siglos atrás cuando aquellas brujas lo sometieron. En los días actuales casi nadie creía en aquellas supersticiones. Los humanos viven ensimismados con la tecnología lejos de los mitos de antaño. Asmodeo reía para sus adentros, y no dudaba en disponer de sus marionetas para su propio placer y alimento.

LA FAMILIA MARTINEZ.

BELÉN

Belén era una mujer normal, ama de casa a tiempo completo, pero con un sinfín de actividades que la mantenían ocupada. Una de ellas era el gimnasio, donde con dedicación, intentaba no perder esa juventud que con 48 años su cuerpo insistió en perder. Su melena rubia era un imán para los hombres, pero sería injusto pensar que era eso lo que más resaltaba en ella sus generosos pechos aun firmes y un trasero muy bien formado eran el blanco de las miradas de los hombre con los que se cruzaba.

Claro que ninguno más que su marido había catado sus delicias, ni tenia intencion de que aquello cambiara.

Después de su rutina, se entregó a su ducha como siempre, en el desierto vestuario femenino, y bajo el agua comenzó a pensar en la cena de cumpleaños que esa noche tendrían en casa. Lo tenía todo previsto, pero no estaba de mas repasar mentalmente todo lo que se necesitaba.

En agua caliente corría por su cuerpo de forma abundante, y siempre disfrutaba de aquel momento. No supo el porqué, pero se encontró acariciando su sexo con delicadeza. Ella no solía hacer aquello, y menos en el gimnasio, pero sintió la necesidad de seguir con ello, aumentando la presión y el ritmo, haciendo aparecer los primero gemidos.

Con una mano en la pared, como punto de apoyo, dedicaba la otra a sus tocamientos, con las piernas semiabiertas para permitir fácil acceso a sus dedos. Sin saber porque su mente solo deseaba ser penetrada, y su sexo palpitaba de deseo. Aquello era una locura y lo sabía, pero el mero hecho de pensarlo la embargaba de placer.

Por eso cuando notó un grueso glande apoyarse en la entrada de su intimidad, no abrió sus cerrados ojos, y solo pensó aliviada que sus plegarias habían sido oídas. Centimetro a centimetro aquel pene la fue invadiendo hasta sentirse totalmente llena.

Cuando comenzaron los embates, se encomendó a dios, a la madre de dios, y a todos los santos, sintiendo como su cuerpo era invadido por un terrible placer. Su desconocido invasor no la tocaba, y su único conocimiento de él eran las rugosidades del trozo de carne que mancillan su sexo.

Las dos manos apoyadas en la pared eran el único motivo por el que mantenía la estabilidad, ya que los golpes secos des acto cada vez eran más intensos y rápidos.

¿te gusta zorra? - Escucho entre jadeos

Yo soy una zorra, soy una mujer decente - compuso con dificultad

Eres una zorra, mi zorra - insistió la voz

Tu zorra - dijo corriéndose de gusto Belén

Entonces sintió por primera vez las manos en sus caderas, pero solo para sentir como aquel fierro ardiente se instalaba en lo más profundo de su ser y derramaba su simiente en su interior. Era una sensación nueva, era consciente de cómo cada latigazo de semen se estrellaba en su interior, y también de su desprotección ante aquel episodio. Pero eso no fue impedimento para que su cuerpo se convulsionara en un último orgasmo que la derrotó, acabando con sus fuerzas.

Cuando recuperó la consciencia estaba en la ducha, siendo recorrida por el chorro de agua caliente que no había cesado en ningún momento. Podía pensar que había sido un sueño pero su pringosa entrepierna certificada sin duda que no.

Se adecento como pudo y salió del gimnasio, intentando olvidar aquel desliz, ella no era así, y no volvería a ocurrir, claro que, no sabía que eso no depende ya de ella.

Belén y su familia vivían en un chalet con una parcela con piscina de una zona de alto poder adquisitivo, no en vano su marido, Luis, era un alto directivo de una entidad financiera, y por ello no les faltaba de nada.

No se demoró mucho con su ropa, que incrusto en la lavadora con rapidez. Pese a su ducha, cuando se las quitó, estaban empapadas de semen, y este aun seguía saliendo de su sexo.

Así que con más calma se dio una concienzuda ducha para intentar limpiar su cuerpo, que no su conciencia, la cual seguía encendiéndose con el placer que había sentido. No entendía cómo había podido ser follada por un macho del gimnasio, de aquella forma tan brutal, y menos aún disfrutar como lo había hecho.

Cuando salió del baño se vistió intentando olvidar y pasar página, y cuando termino de poner la lavadora en marcha, escucho el timbre de la puerta.

CHUS

Chus llegó a la puerta de la casa sin problemas, el siempre daba indicaciones claras de a donde ir y qué hacer, y sabía que lo acompañaba. Lo sentía a su lado, y era consciente de que más pronto que tarde lo poseería para saciar sus deseos, pero a él no le importaba, todo lo contrario, disfrutaba con aquello.

Si, quien es - dijo una voz femenina saliendo del interfono incrustado en el muro de entrada

Vengo por lo de esta mañana, por lo del gimnasio, abreme - dijo con total naturalidad

Quizás una persona normal, ante aquella conversación, hubiera pensado que el resultado más lógico hubiera sido la extrañeza del propietario, pero no oír el sonido que indicaba la apertura de la puerta.

Gus cruzó el jardín sin demora alcanzando la puerta con rapidez donde, con la puerta entreabierta, le esperaba una mujer rubia muy apetecible. Aunque su cara era de pavor.

Lo de esta mañana ha sido un error, lo siento, no creo que - comenzó a decir

Pídeme que entre - dijo el

Entra por favor - dijo Belén sin saber porque

EL

Él traspasó la puerta, sin prisa, observando a su alrededor, sabiéndose poseedor de todo lo que allí había y de todo lo que vendría.

Perdona, creo que todo ha sido un error - dijo intentando solventar aquella papeleta

¿error?, El que esta mañana te corrieras como una cerda mientras te follaba no es un error, el que tengas el coño lleno de mi leche no es un error, el que te hayas vestido como una furcia para recibirme no es un error

Fue entonces cuando Belén fue consciente de su vestuario, una mini escueta y una camiseta donde sus tetas se apretujaban sin ningún tipo de sujeción.

Pero no te preocupes, ahora cuando te folle en tu cama te va a sobrar todo lo que llevas, así que venga, llévame a tu dormitorio.

Belén subió las escaleras que llevaba a la planta de arriba y se fue deshaciendo del escueto vestuario que portaba, y sin mediar palabra se puso a cuatro patas encima de su cama marital.

Escucho con deseo como su desconocido se despojó de su ropa y como con parsimonia se colocaba detrás de ella en la cama. No entendia la situacion, ella una mujer decente, madre de tres hijos, y sin ningún tipo de infidelidad a sus espaldas, sentía en su sexo un deseo incontenible de ser penetrada, usada sin descanso, por eso, cuando la polla de aquel joven la traspasó de forma salvaje, no se quejo, su grito fue de un placer extremo.

Claro que no era el chaval quien la poseía, era él quien, con saña, con salvaje furia la usaba sin piedad. Cuando cambio de agujero y su miembro arrasó su culo, lo hizo sin delicadeza, y aun así ella no paro de gozar en ningún momento. Solo deseaba sentir sus arremetidas, y ser sodomizada solo era una forma más de disfrutar de ese momento.

Él era consciente de todo, y los terribles gritos de placer que la mujer profería, no le ocultaban los detalles que suceden a su alrededor. El tic tac del reloj del salón, la lavadora girando en la cocina, y por supuesto una joven que entraba en la casa con total normalidad.

TERESA

Teresa había acabado sus clases pronto y volvió a casa con premura, tenía ganas de meterse en la piscina para calmar el calor que la agobiaba. Y eso que había optado por un vestidito muy liviano de tirantes, pero notaba como la ropa interior se pegaba a su cuerpo por el incómodo sudor, y todo por aquel cerdo del autobús.

Ella era consciente de su atractivo, una chica de 18 años alta delgada, piernas largas, larga melena. Quizás de lo único que no estaba muy satisfecha era de su pecho, pero tampoco la amargaba. Así que con esas premisas, más de una vez babosos de todo tipo intentaban ligar con ella con ningún éxito. Pero aquella mañana en el autobús, aquel cerdo, aprovechando el agobio del autobús, lleno hasta los topes, se había pegado a su espalda.

Al principio noto el contacto, y lo considero algo normal, y fue ella quien se movió ligeramente para evitarlo, pero no tardó en sentir de nuevo la presión, esta vez con más fuerza y con un claro propósito, un pene duro y erecto se apretaba contra su nalga.

Se encontró paralizada. Un grito, una protesta y aquello se habría acabado, por por algún motivo no lo hizo, y sin saber porque soportó aquel abuso. El movimiento del autobús había que sintiera aquel hierro candente presionando, y no tardó en notar como su envalentonado desconocido metia una mano por debajo de la falda de su vestido. Cerró los ojos intentando evadirse de aquella intrusión pero la mano era real, tan real que sus dedos masajearon sus nalgas por debajo de la tela de sus bragas y llegando a la raja de su culo bajaron con decisión hacia su sexo.

Entonces, al sentir esos dedos en su intimidad algo se derrumbó en su interior, estaba mojada, sentía los dedos moverse con facilidad en su entrepierna, y sintió que sus nervios derivan en un placer extraño, prohibido y sucio, pero muy intenso.

Ario los ojos, y fue consciente del público. El hombre que tenía justo enfrente la miraba con deseo, vio en sus ojos que se había percatado del manoseo que estaba sufriendo, y tuvo el fugaz convencimiento de que él lo curaría, pero cuando disimuladamente se pegó a ella y con una de sus manos, comenzó a sobar sus pechos, se dejó llevar por aquella situación.

Estaba a punto de correrse cuando el autobús frenó en la parada y la mayoría de la gente se bajó en ella, y sus dos asaltantes cejaron en su asalto. Fue entonces cuando recobro la cordura y viendo un asiento libre al lado de una señora mayor se movió nerviosa hacia él intentando escapar de aquel momento perverso.

Al bajar del autobús, se dirigió a su casa con prisa. Entró en su casa, con el deseo de que todo pasara, pero el sonido que oyó, la dejo más confusa todavía. ¿Sus padres estaban en casa? ¿Y follando?, Se quedo quieta, y el sonido era inconfundible, era su madre gimiendo, maldiciendo, pidiendo que la follaran, y gritando un vocabulario que era impropio de ella.

Como hipnotizada, encaminó sus pasos hacia el origen de aquel escándalo, y al asomarse a la puerta pudo ver con sus propios ojos la locura que allí se producía.

PEDRO

Aun no sabia porque lo había hecho, pero meterle la mano a aquella guarra en el autobús había sido algo genial, y la muy puta estaba chorreando. Así que cuando la vio bajarse del autobús, la siguió a distancia. Y mientras se dirigía a una zona de pijos la observaba con deseo, aquel vestidito hacía que sus piernas fueran un reclamo muy sensual, y aunque no tenía muchas tetas, seguro que estaban deliciosas.

No tardó en ver cómo se adentraba en uno de los chalets de la zona, y con asombro vio que dejaba la puerta abierta. Aquella zorra quería guerra y se la iba a dar, pensó, y sin dudarlo entró tras ella.

Cuando franqueó la puerta de la casa oyó los gemidos que inundaban toda la estancia, y como la joven subía la escalera con sigilo.

Cuando el llego arriba la vio asomada a la estancia de donde provenían las evidentes pruebas de un folleteo brutal. Pero a él le importaba poco lo que pasara en aquella habitación, su objetivo estaba a solo unos centímetros y no iba a dejarlo escapar.

Mientras su mano apresaba su vientre, volvió a poner su polla en aquellas nalgas como en el autobús.

Teresa sintió la presión y enderezó su cuerpo abriendo la boca pero sin emitir ningún sonido

Que pasa zorra, aun te acuerdas de mi y de mi polla - dijo pedro al oído de su presa

Dios - solo pudo susurrar Teresa

Esta vez pedro no se ando con remilgos y la mano del vientre subió hasta apresar sus pechos con fuerza mientras le besaba el cuello con pasión.

Menuda guarra, ¿quien es esa? - Dijo pedro mirando a la mujer que era follada en la cama a cuatro patas

Mi madre

¿y el?

No lo se

Pero que putas sois en esta casa, os dejáis follar por quien sea

No, yo no - dijo suplicante Teresa

¿no? - Dijo pedro mientras la soltaba y dejaba caer sus pantalones, dejando su polla al aire - ¿seguro que no? - Y el vestido de Teresa desapareció sin ninguna resistencia por su cabeza, al igual que su sujetador.

A partir de ahí, pedro se dispuso a disfrutar de aquel momento, ya ni se acordaba que iba a recoger a su niño del colegio. Su único pensamiento se centraba en arrancar aquellas bragas a Teresa y sin ningún miramiento encajar su polla en aquel jugoso coño.

No, dios, soy virgen - dijo Teresa al sentir aquel hierro entrando en su interior

Que pena, hoy dejaras de serlo - dijo empujando sin ningún tipo de delicadeza

Pedro estaba fuera de si, estaba desvirgando a una tía buena, y aquella zorra encima estaba colaborando inclinando su cuerpo para facilitarle la entrada. Con varios empujones rompió su resistencia inicial, llevándose de paso su himen por delante, y no tardó en enterarse su polla hasta el fondo.

A partir de ahí no hubo más que placer, sentía su polla apretada en aquel recién estrenado agujero, y su placer era extremo, tanto que al poco de embestirla, un torrente de leche se derramó en el interior de Teresa sin ningún tipo de remordimiento.

Joder - gritó mientras se derramaba sin control dentro de la joven asiendo sus tetas y recostado sobre su espalda.

Teresa por su parte tuvo un orgasmo intenso, cuando sintió que aquel hombre la deshonra vertiendo su semilla en su interior. Se avergonzó de aquello corriendose sin control mientras notaba como la leche que le había mancillado corría por sus muslos.

Pero pedro sintió que su polla no decrecía, así que siguió embistiendo, con más calma, disfrutando del momento, amasando los pechos de aquella furcia pija que se le había puesto a tiro. La cerda gemía en silencio con cada embestida mientras notaba como la primera corrida le mojaba las pelotas. Esta vez, sí que sintió como poco a poco su polla se electrizaba, como se hinchaba y como en un estallido de placer, comenzaba a escupir nuevos chorros de leche, y empujándola en el fondo de su entregada compañera, los depositó con gran placer.

Pedro se vistió tranquilamente y desapareció de la escena con el regusto de saber que aquello era difícil de que volviera a ocurrir.

FERNANDO

Con el calor que hacía, y había recibido una alerta, y encima en el barrio de los pijos. A fernando no le hacía ninguna gracia ir a aquella zona en concreto, aquellos ricos eran muy estúpidos, siempre tratandolo como un ser inferior, y nunca dando las gracias por nada.

Al ver la casa, vio que efectivamente tenía la puerta abierta, así que se aventuró dentro sin mucha demora. Oyó sonidos inconfundibles en la parte superior así que con decisión subió a la parte de arriba y alli encontro a una chica apoyada en la pared masturbandose como una posesa mientras dentro de la habitación una más mayor botaba sentada sobre un chico con evidentes signos de placer.

Se encuentra bien señorita - dijo algo confundido

No, dios, estoy muy caliente, necesito una polla, dame polla - dijo ella con una cara de viciosa que nunca había visto

Pero no solo fue eso, sino que incorporándose del suelo, se arrodilló ante él y comenzó a desabrocharle los pantalones.

Fernando estaba en las nubes, aquella preciosidad estaba pidiendo marcha, y el no iba a desaprovechar la oportunidad de tirarse a una niña pija desesperada. Y cuando aquella zorra engullo su polla con desesperación, comenzó a despojarse de toda la ropa para poder hacerlo lo más cómodo posible.

Fernando estaba a tope, la puta de su novia lo tenía a dos velas, y no tardó en empalmarse como un toro. La pobre Teresa no podía ingresar en su boca el tremendo rabo que ahora tenía en su poder.

Venga zorra, ya me lo has puesto a punto, vamos a una cama que te voy a dar bien.

Teresa se levantó y cogiéndolo de la mano lo llevó a su habitación. Fernando observo los chorretones de leche que salían de su coño, pero no le importo en absoluto, porque en cuanto ella se tumbó en la cama el se situó entre sus piernas y se la clavo sin compasión.

Dios, esta puta es la ostia, pensó fernando, que envestía a Teresa con todas sus fuerzas, arrancándole unos tremendos gritos de placer.

Joder zorra, ¿te gusta?

Mucho, si, follame, revientame - jadeo Teresa sintiendo un tremendo placer

Fernando estaba extasiado, recordaba los peros de su novia a esa forma de follar, le gustaba más ”romántico”, y hacerlo así lo estaba haciendo disfrutar como nunca. Sentía su pollón en lo más hondo de aquel estrecho coño que se aferraba a su miembro queriéndolo ordeñar.

Noto en sus pelotas la humedad extrema provocada por las corridas de aquella zorra malcriada, lo cual lo enardeció más si cabe. Por eso, cuando sintió que se corría, lo hizo vaciándose en lo más profundo de su entregada pareja.

Toma leche guarra - grito mientras un sin fin de lechazos salían de su pollón como un surtidor

Entonces fernando apartó a la joven como un trapo y se levantó limpiando su polla en las sabanas, y sin mirar atrás se largo de la habitación. Voy a dar el parte que si no me la cargo.

Dio por radio un falso aviso, solo había sido un error de los dueños que se habían dejado la puerta abierta. Había dado una rapida inspeccion y no había visto a nadie. Pero si quieren se podía quedar allí hasta que llegaran los dueños.

Entonces le dijeron que habían hablado con la señora, y que iba a llegar enseguida, que se esperara.

Que cabrona, pensó, eso es que esa puta quiere polla, y se dirigió sin pensarselo al interior de la casa, a seguir disfrutando.

No era consciente de que su cuerpo era un juguete para él, un surtidor de semen para rellenar a sus víctimas, y su necesidad de placer solo un alimento para su verdadero señor.

LUIS Y LAURA

Luis salía del banco sobre la una, y aprovechaba para recoger a su hija pequeña en el colegio. Lo de pequeña era un decir, ya contaba con 18 años, se había desarrollado  completamente y exhibía un cuerpo de mujer que a él y su madre, los llevaba de cabeza. Sobre todo con su extralimitada forma de vestir, que los fines de semana siempre llevaba a discusiones agrias. Menos mal que en el colegio el uniforme era obligatorio y entre semana no había tantos líos.

Claro que él era quien la recogía, y en algunas ocasiones la vería con la falda demasiado subida o la camisa abierta en exceso, cosa que ella corregía de forma disimulada.

Aquella mañana andaba algo excitado, la nueva secretaria, una joven preciosa que acababan de contratar, había ido a la oficina con una mini que lo había llevado a maltraer toda la mañana. Incluso en la fotocopiadora creyó intuir que se había frotado contra él de forma intencionada. Pero no traspasó ese límite, aunque le dieron ganas de penetrarla allí mismo.

Uf que calor papa, dijo al entrar al coche

Ahora se te pasará con el aire

Cuando se sentó Laura levantó la falda y hizo una serie de movimientos con ella para que sus piernas se refrescaran, dejándola caer muy cerca del borde de su ropa interior dejando sus piernas totalmente expuestas.

Es que estábamos sin aire, se había estropeado, y estoy ardiendo

Aquel ardiendo le había sonado sensual a Luis, a sus 50 años había encontrado su segunda juventud, y con su mujer mantenía buenas sesiones de sexo muy a menudo, pero entre lo de su secretaria, y ahora las piernas de su hija, estaba empezando a enfermar, tenía su polla tiesa apresada en sus pantalones.

Laura estaba ardiendo, pero de verdad, no era el calor, ni el aire acondicionado, si no el calentón que se había pegado con juan en el cuarto de la limpieza. Se habían perdido en el almuerzo y de los besos habían pasado a tocarse, claro que cuando ella empezaba a calentarse, él se había corrido en los pantalones, menuda mierda, pensó.

Y ahora estaba a mil. Notaba su sexo húmedo y sus pezones erizados dentro del sujetador. Como último recurso desabrocho un par de botones de su camisa y la movió para dejar entrar algo de aire. Pero al final desabrocho un tercero el cual dejaba ya a la vista su sujetador. El resto del camino hasta llegar a casa no pudo más que mirar furtivamente aquellos encantos prohibidos que estaban tan cerca, y debido a ello, tampoco pudo calmar su particular martirio, con su polla deseando salir de la prisión en la que andaba metida.

Laura, tanto calor tienes - dijo su padre nervioso ante la vista de su hija tan expuesta

Si papa mucho - dijo Laura

No tendrás fiebre - dijo parando el coche dentro del garaje en un lateral de la casa. Camino y poniéndole una mano en la frente

Creo que no - dijo - pero mira

Laura cogió la mano de su padre y la llevo dentro de su camisa, a su pecho. Laura era más pequeña que su hermana pero tenía más pecho que ella, unas preciosas tetas bien duras, que cuando se ponía en bikini eran espectaculares. Eso y su media melena rubia eran un imán para los chicos de la escuela.

Luis se encontró con su mano dentro de sujetador de su hija. Estaba loco, pensó, pero sus dedos comprobaron la dureza de aquella teta con fuerza, oyendo de fondo los sordos gemidos de su hija. Y cuando con ellos apresó su pezón duro y caliente casi explota de gusto.

Hija, si que estas caliente - dijo con naturalidad

Si papi, mucho, como tu - dijo Laura alargando su mano y contactando con el tremendo bulto que Luis exhibía en su pantalón.

Dios Laura, esto no está bien

Lo se papi - dijo Laura bajando la cremallera y metiendo su mano en su slip

Joder - gritaron los dos al unísono

Luis de forma inconsciente tiro el asiento totalmente para atrás y reclinó el asiento y Laura se lanzó a su entrepierna como una loba. En nada se había desembarazado de todos los impedimentos y tragaba la polla de su padre con devoción.

Claro que Luis aprovecha la posición de su hija para meterle la mano en su entrepierna y sobarle el coño sin ningún tipo de pudor.

Joder papá, si, me estoy corriendo - gritó Laura soltando un momento la polla de su padre

Pues correte hija, que coño más suave tienes . Le dijo acelerando sus movimientos de forma intencionada.

Laura se corrió como nunca. Ni en sus mejores masturbaciones había sentido aquel placer tan intenso que la dejó desmadejada.

Luis la apartó y salió del coche , y desnudándose se sentó en la parte de atrás.

¿no vienes Laura? - Le dijo a su hija muy serio

Laura le miro hipnotizada y saltó a la parte de atrás con gran facilidad. Colocándose encima de su padre y comenzando a frotar su sexo sobre la dura polla de su padre.

Joder papá que polla tienes - dijo entre jadeos

Luis, estaba, a lo suyo, lentamente desabrocho los botones que mantenían la falda en la pequeña cintura de su hija, y esta desapareció dejando a la vista unas preciosas bragas que en su punto más bajo contactaron de forma cadenciosa con su dura polla. Después fueron el resto de botones de la camisa los que corrieron la misma suerte, y eso permitió que esta se desliza sensualmente por los hombros de Laura cayendo totalmente libre por sus brazos exponiendo el escueto sujetador que contenía a duras penas unas duras y generosas tetas.

Quítate el sujetador - le dijo, sin tener ninguna oposición en su hija que se despojó de él con suma facilidad.

Mientras Luis se lanzó a devorar aquel manjar que se le ofreció, sus manos desgarraron las bragas con un par de tirones que enardecieron aún más si cabe la situación.

A qué esperas zorra, clávatela ya, que lo estás deseando - le dijo de forma autoritaria a su hija

Esta se incorporo y poniendo la polla de su padre en vertical la encajo en su entrada, y descargó su peso sobre ella. Noto la presión de aquel pollón en su interior pero la tremenda humedad que contenía ayudó a paliar el dolor y la resistencia de su virginal coño.

Dios - gritó Laura al sentirse desflorada

Si mi perrita, me acabo de llevar tu virgo - dijo dando un profundo caderazo - y ahora ya tienes toda mi polla en tu coño

Laura se corrió de gusto, el dolor no era nada comparado con las contracciones de su vagina sobre aquella tremenda polla que lo profanada, un tremendo latigazo la recorrió y un grito fue la expresión del placer que la embargaba.

Pero quería más, sabia que habia mas, y empezó a mover sus caderas buscando más placer, deseando además complacer a aquel macho que le hacía sentirse tan explosiva y sensual.

Te gusta asi papi - dijo entre jadeos

Joder que puta eres, si, me gusta como mueves tu coño

El movimiento cada vez fue subiendo, hasta llegar a un frenético mete y saca que arrancaba tremendos gritos de placer a ambos. Luis tenía agarrado el culo de su hija con sus manos clavando las uñas con saña además de profanar sus pechos con total fiereza.

Gemma se moría de gusto con aquel tratamiento, y pedia mas, con gritos y maldiciones.

Toma perra toma mi leche - gritó Luis al sentir como sus pelotas comenzaban a vaciarse sin remedio

Sí - exclamó varias veces Laura, mientras su cuerpo se estremecía sabiendo que iba a ser regada con una abundante corrida.

Y esta no se hizo esperar, el grumoso y espeso semen de Luis subió por el trono de su polla, y varias rafagas lo depositaron en el útero de su hija de forma abundante.

Laura quedó abrazada a su padre, exhausta, pero totalmente feliz, el placer que había sentido era brutal. Claro que ella veía a su padre, pero él era el que la había poseído, y para siempre.

LA CENA

En la mesa cenaron los cuatro con total normalidad, las risas y la comida creaban un ambiente muy normal, siempre había sido así, y bueno, él dejaría que fuera así, pero solo era un espejismo. Su maldad necesitaba alimentarse y aquellos seres solo eran juguetes en sus manos, listos para quebrarlos en cualquier momento. Y los martínez lo iban a descubrir. Aunque sus vidas parecían normales, ya no lo eran, Belén había sido infiel a su marido, las dos hijas habían perdido su virginidad, y Luis había follado desenfrenadamente con su propia hija. Todo aquello era invisible para ellos, pero no dejaba de ser real.

EL DESPERTAR

Belén despertó muy adormilada, cuando tuvo la suficiente frescura para adivinar su situación, noto el pecho de su marido bajó su cabeza. Notaba su pesada respiración y extrañaba que no portaba ningún pijama como era su costumbre. Pero cayó en la cuenta que ella misma estaba en la misma situación. No recordaba la noche anterior, pero quizás la botella de vino de la cena hubiera sido demasiado. Se notaba mojada así que bajo la mano a su entrepierna y entró en una sensación húmeda y pringosa.

Dios, pensó, la noche se ve que ha sido movidita y Luis se ha corrido con ganas y yo sin tomar nada. Ese pensamiento se esfumó mientras su mano acariciaba sin ningún pudor su sexo. Con el placer apoderándose sin remedio de su cuerpo comenzó a besar el pecho de su esposo, centrándose descaradamente en su pezón, al que dedicó intensas atenciones, y no tardó en ver cómo la sabana se levantaba indicando que su marido reaccionaba a sus caricias.

A qué esperas puta, comete mi polla de una puñetera vez - dijo su marido con voz autoritaria.

Su marido no le hablaba así, y menos le agarraba del pelo y llevaba con fuerza su cabeza a la entrepierna, donde su polla con un intenso olor a sexo la esperaba palpitante. Pero aquello la terminó de romper, y mientras su sexo se contraía de placer en un orgasmo intenso, su boca engullía cómo podía aquel mástil.

Asi chupala bien, que la quiero bien limpia antes de follarte, y deja de tocarte el coño - remarco con un azote severo en su nalga.

Belén nunca hubiera soportado aquel lenguaje, aquella imposición, pero estar con la polla de su marido en la boca mientra este presionaba para profundizar más en su garganta provocando asfixia, la estaba poniendo a mil. Notaba su sexo inundado, y ser denigrada de aquella forma era lo que más deseaba.

Claro que aquello no iba a quedar ahí, con el rabillo del ojo, pudo ver a sus hijas, en pijama contemplando la escena como embobadas. Como pudo se echó para atrás y se tapó con las manos como pudo.

Laura, Teresa, por favor, salir de la habitación, que vergüenza - dijo Belén

Pero en vez de eso sus hijas entraron en la habitación con naturalidad despojándose de sus camisetas, que era la única prenda que portaban. Y mientras Teresa se arrodillaba entre las piernas de su padre y sin ningún tipo de reparo engullía la polla que hasta solo unos momentos era suya, Laura hacía lo propio en las suyas hundiendo su cara en su sexo con tremenda pasión.

Dios, esto es una locura - dijo Belén

Si zorra, no veas como la mama la puta de tu hija, tendra que darte clases joder - dijo Luis

Pero Belén no tardó en ver cómo su hija se ensartaba aquella polla en el coño, con gran facilidad. Y comenzaba a moverse sobre ella.

¿te gusta papi?

Si , joder, follate ese coño de puta que tienes tu solita

Joder, mamá, que polla, que gusto, ahora vas a tener que compartirla, dios - dijo entre gemidos y gritos de placer.

Claro que Belén no andaba callada, su hija Laura la estaba llevando a un nuevo orgasmo con sus trabajos intensivos. Cuanto esta comenzó a atrapar su clítoris con los dientes no pudo evitar correrse de una forma explosiva, llevando a la boca de gemma un torrente de flujos que trago con deseo.

Dios que gusto

Si mami, eres una guarra . Dijo gemma colocandose a su lado, y metiendole dos dedos en el coño moviendolos con fuerza

Hija, no, joder, que me haces

Follarte ese coño de zorra que tienes, como ayer mi padre me follo el mio

¿tu padre te . . . Follo?

Bueno, fui yo la que me senté encima de su polla, me desvirgue yo solita

Esto es una locura - dijo Belén sintiéndose en una nube de placer que no la dejaba pensar

Mientras, Teresa, sentía como la polla de su padre la rompía por dentro. Aquel duro trozo de carne entraba y salía de su sexo sin descanso, gracias, claro a que ella, se movía sin parar para que ello ocurriera. Y si aquello no era suficiente las manos de su padre sobaban sus tetas con fuerza, lo cual la excitaba mas si cabe, mientras la humillaba sin parar.

Asi perra mueve ese coño, que de chupar si pero de follar no tienes ni puta idea

Ella intentó diversos movimientos pero al final él la tumbó boca arriba junto a su madre y la empalo poniéndose entre sus piernas.

Ya aprenderás zorrita, vas a follar hasta que no puedas mas - le dijo susurrando al oído

Sí papi, sí - dijo Teresa sintiéndose morir con el movimiento cadencioso y potente de su padre

Vas a ser mi puta, díselo a tu madre

Mami, soy a ser la puta del papa - dijo mirando a su madre con ojos desencajados

Y me voy a correr en tu coño las veces que me apetezca

Se va a correr, mami se va a correr - dijo estallando de placer, mientras su madre la miraba con cara de imitarla, ya que su coño estaba respondiendo a los dedos de gemma con un intenso y continuado orgasmo.

Luis no pudo más, y sintió como su leche llenaba el útero de su hija sin ningún tipo de medida, sentia como los latigazos de leche salían con fuerza, produciendo un extremo placer que compartía con su desmelenada hija que se apretaba contra él desesperadamente.

Oh, dios, que gusto,me estas llenando

Si perrita . Dijo dando los últimos empujones y sintiendo como hasta la última gota de su semilla se depositaba donde debía.

Luis estaba encantado, y despues de follar con Teresa, solo deseaba clavarsela a Laura. Su polla no decaía ni su deseo tampoco así que quitando a Teresa de encima cambio el lado de la cama y se colocó a la espalda de su hija pequeña, a quien enterró su mástil sin más preámbulo.

Dios mami - dijo Laura al sentirse empalada - me está follando

Joder Luis, no paras - exclamó su mujer que veía como embestía de forma salvaje a su hija

Luis quería saciar su deseo, que no era el suyo si no el de él, su polla era un hervidero de placer y el coño de su hija el objeto necesario para obtenerlo.Y mientras lo hacía sobaba las tetas de su mujer con saña.

Has visto como me follo a tu hija, zorra

Si, Luis, esto es, joder

Belén seguía en trance porque Laura no había dejado en ningún momento de ser ultrajada por su marido y ahora además su hija Teresa había atrapado un pezón con su boca y lo saboreaba intensamente para su mayor placer.

La habitación se convirtió en un escándalo de gemidos y gritos que solo se apaciguaron cuando el coño de Laura recibió el regalo de su padre en forma de corrida que terminó de apaciguar los deseos de todos.

EL OCASO

Cuando el director general del banco recibió en el movil el video, no lo podía creer, Luis su consejero con sus hijas y su mujer, que locura. No se lo pensó dos veces, en 10 minutos cursaba su despido, en 15 minutos se sentaba en su despacho, y mientras la joven exsecretaria de Luis le ofrecía una sensual y profunda mamada, él disfrutaba del video con calma y sosiego.

Amistades, familia y vecinos también recibieron copias de aquello, en unos días tuvieron que salir de la ciudad para huir de los chismorreos y cotilleos.

Luis cayo en la bebida y la indigencia, ellas en el oficio más antiguo del mundo, para lo cual habían nacido según pensaban, y Él disfrutaba con otras víctimas de su insaciable apetito.