Tuya 24 horas (1)

El viernes pasado recibí una llamada que me sorprendió mucho. No me la esperaba porque sabía que durante un tiempo estaría muy liada. Era de mi perrita. Y me dijo textualmente: “quiero ser tuya durante 24 horas”. No imagináis como se puso mi polla al oír eso.

El viernes pasado recibí una llamada que me sorprendió mucho. No me la esperaba porque sabía que durante un tiempo estaría muy liada. Era de mi perrita. Y me dijo textualmente: "quiero ser tuya durante 24 horas". No imagináis como se puso mi polla al oír eso.

Jamás se me había puesto así. Y es que llevaba mucho tiempo esperándolo. Esperando poder llevar a la práctica todas las cosas que la había enseñado durante su periodo de adiestramiento como mi perra. Inmediatamente le dije que lo tendría. Que no lo dudara.Y no hablamos nada más

Al día siguiente fui a comprar unos cuantos objetos que iba a necesitar usar con

ella el domingo. Dos de ellos (las bolas chinas para el coño y el culo) los metí en un paquete y se los envié junto a una nota: "El domingo quedamos a las 10:00 en la estación. Ponte lo más sexy y provocativa que puedas. Ya sabes lo que me gusta. No lleves ropa interior. Y deberás ir con las bolas en tu coño y tu culo"

Durante el sábado estuve como ausente. Pensando en qué me sorprendería. Y estaba claro que lo haría en todo. Porque es una gran perrita.


No podía dejar de pensar en él, así que decidí que quería ser suya por un día. No lo pensé más y le llamé para decírselo....creo que le gusto.......Al día siguiente recibí un paquete.....era de él. Con unas bolas para el coñito y el culo, también había una nota....que me las pusiera...y que me arreglara como a él le gusta.

Estaba como loca por que llegara la hora de estar con él, de ser suya. Me arreglé sabiendo cómo tenia que hacerlo porque el me ha enseñado muy bien. Le esperé en la estación, nerviosa por como iba, con un calor intenso dentro de mi....pensaba que todo el mundo me miraba, pero cuando me estaba poniendo nerviosa apareció. Me beso la mejilla, solo el roce de sus labios en mi cara me hizo temblar, me dijo que estaba preciosa......y suavemente metió su mano debajo de mi falda....." muy bien perrita, muy bien"....nos montamos en el coche y nos fuimos.....


A las 10:00 llegué a la estación y me oculté detrás de una columna para poder observar cómo venía ella, pero sin que me viera. Al fin la vi llegar. Llevaba una falda negra no demasiado larga, y un top negro también. Se veía preciosa. Y sabía que vendría de negro porque le encanta la ropa negra. La veía nerviosa, como si estuviera pensando que todo el mundo la estaba observando. Que todo el mundo sabía que iba sin ropa interior y con esas bolas dentro. Nadie la observaba. Sólo era producto de su excitación. De su mente. Pero desde fuera sólo se la veía algo ruborizada. Nada más.

Me acerqué a ella por sorpresa. La rocé con mis labios su mejilla. Era un beso casto, pero a ella le hizo temblar. No dude un instante y le dije que estaba preciosa. Pero una parte de mí quería comprobar si llevaba lo que yo le dije. Aunque sabía a ciencia cierta que sí, quería comprobarlo. Al principio dudé, porque se que es muy cortada y a lo mejor no terminaba de gustarle. Y tampoco quería meter la pata nada más llegar. La apoyé contra la columna de uno de los laterales, ya que no era un lugar demasiado transitado. Y cubriendo con mi cuerpo el suyo, metí mis manos debajo de su falda. Noté que no llevaba ropa interior, y que de su coñito colgaba la cuerda de las bolas. Alargué más la mano y sentí que detrás había otra cuerda: la de su culito. Estaba todo en perfectas condiciones. Así que le dije "muy bien perrita, muy bien". Ella se alegró de mi respuesta, y cogiéndola de la mano la dirigí hasta mi coche.

Montamos en el coche y nos dirigimos hacia la autopista. Enseguida le dije que se pusiera apoyando su espalda en la ventanilla del copiloto, y se levanta el top. Para dejarme ver sus preciosas tetas. Esta perrita tiene una de las mejores tetas que he visto nunca, pensé yo al verlas. Son con un tamaño justo. Ni muy grandes ni muy pequeñas. Muy redondeadas, con una aureola clara y unos pezones ya de punta. Alargué mi mano y las acaricié. Sobaba sus tetas mientras le decía que seguro que le encantaba estar enseñándolas para mí. Aquí delante de todo el mundo. Que eso seguro que la hacía sentirse muy guarra y estar calentando su coñito. Ella me miró con cara de vicio. De estar al máximo. De estar extasiada pensando en todo lo que íbamos a hacer en ese día para el placer. En ese día para mi putita. En ese día para usar a mi perrita.


Cuando me vi con el top levantado para que él viera mis tetas...me avergoncé un poco....pero sé que le gustaban. Me tocaba y me estaba calentando mucho, sus manos en mis tetas y esas bolas dentro de mí, que me hacían mojarme cada vez y más. Hubiera podido correrme en aquel momento, pero no quería. Quedaba toda una noche por delante y quería ser la mejor para él. No podía dejar de pensar que tenía preparado. Le conozco y sé que sería una noche genial, pero no podía dejar de estar algo nerviosa. ¿Sería capaz de ser lo suficientemente buena para él?, Y si le fallaba? Intenté relajarme y sólo el ver como me miraba y como me hablaba me hacía sentirme tan bien, tan especial, que los nervios desaparecieron y me deje llevar por todo aquello. Me puse totalmente en sus manos, entregada por completo a él porque estaba segura que todo iría bien.


La veía cada vez más segura de sí misma. La veía que estaba perdiendo todo el control sobre sus actos. Estaba claro que hoy había venido con todas las consecuencias. Y no le importaba nada. Sólo disfrutar.

Después de un rato magreando sus tetas, le bajé el top y le dije que abriera la guantera del coche. Allí encontró una polla de un grosor considerable. De esas con venas marcadas, y de color negro. Se quedó flipada. Le dije: "tranquila no quiero meterte eso en tu coño ni en tu culito". Mis palabras la tranquilizaron sin duda. Entonces me miró como diciendo: "y entonces para qué?" Y le dije: "quiero que te pongas a chupar esa enorme polla. Que la lamas y te la metas en la boca y te la abras bien".

Sé que eso le puso a mil. Es la mejor mamadora que he tenido el gusto de sentir. Come las pollas como no os imagináis. Es un verdadero placer el sentirla

Ella cogió la polla con sus manos, como sopesándola. Y la acercó rápidamente a su boca. Sacó la lengua y comenzó a lamer el glande. En ningún momento pensaba que pudiera alguien de otro coche mirarla. Aunque yo estaba seguro de que no tardaría en verla alguien.

Continuaba lamiendo el falo. Sin metérselo en la boca. Sólo chupando la punta, los laterales, lamiéndola de arriba abajo. Ensalivándolo todo como si fuera lo último que iba a comer en su vida.

Al cabo de un rato de verla chuparlo, le dije que se la comiera en condiciones. Que se la metiera en la boca. Ella abrió la boca como nunca la había visto hacerlo. Y la vi mirarme de reojo como esperando que ese esfuerzo fuera visto y recompensado por mí. Comenzó a empujar la enorme polla negra hacia dentro de su garganta. Poco a poco le iba entrando más trozo de látex en su garganta.

Obviamente no esperaba que se la metiera entera, ya que medía 37 centímetros de longitud. Era simplemente para forzarla a abrir la boca como una guarra. Como mi puta. Eso me encantaba. Me ponía muy cachondo verla hacer ese gran esfuerzo para mamarla al máximo la polla. Cuando se la metió entera, calculo yo que le quedaban unos 13 ó 14 centímetros fuera. Aun así se había metido una gran polla entera dentro de su boca. Y la sentía que casi se ahogaba. Pero no le importaba en absoluto, porque lo hacía para mí. Comenzó a meterse y sacarse la polla de su garganta. Comenzó a follarse con ella la boca. ¡Dios! Que buena visión. Mi putita follándose la boca al máximo de sus posibilidades con una enorme polla negra. La sola imagen me hacía estremecer. Pensé que como no controlara nos dábamos una hostia con el coche allí mismo. Así que puse un ojo hacia la carretera, y otro hacia mi perra.

Durante gran parte del camino estuvo así. Follándose la boca con la polla. Yo calculo que la habrían visto unas 15 personas haciéndolo. Pero ella casi ni se dio cuenta, creo yo. Estaba ensimismada. Y es que le encanta mamar pollas. Es una perdición para ella. Así que estuvo así como 45 minutos. Disfrutando como una guarra. Y dilatándose la boca, y ahogándose para mí. Para demostrarme que hoy todo era posible. Que hoy yo mandaba y que ella sólo obedecía. Que quería que la usara como nunca.


Al principio me asusté cuando vi aquello. Qué pretendía que hiciera?. Era enorme! Sin embargo no era para mi coñito o mi culito como pensé en el primer momento, sino para mi boca. Él sabe que me encanta el sexo oral, pero esta vez era demasiado, aunque estaba dispuesta a todo aquel día y no podía echarme atrás ya que había sido yo la que le había pedido que me usara, así que ahora no podía quejarme. Empecé a chupar aquello, suavemente con mi lengua, de arriba abajo, y le miraba. Pensé que se estaría excitando con sólo ver como comía aquello. Yo pensaba que era su polla y por eso cada vez lo hacia con más ganas. Cuando me dijo que la metiera entera en mi boca, me metí todo lo que pude, era enorme y me estaba ahogando, pero él me miraba de una forma me hacía aguantar un poco. No sé cuanto tiempo tuve eso metido en mi boca, debió de ser bastante porque me dolía, pero le miraba y se pasaba todo.

Llegamos a un hotel, al bajarnos del coche me dijo que me comportara en la recepción, pero yo estaba realmente excitada...supongo que el hombre de aquel hotel lo notó, porque no hacía más que mirarme con cara de vicio. Entonces él hizo algo que realmente me encanto, se le acercó a aquel hombre y le dijo..." ¿te gusta? ¡eh!, pues esa perrita es mía."...esas palabras retumbaron en mis oídos...."mía". Es la primera vez que decía algo así. Y me hizo mojarme más aun.

En el ascensor yo sólo quería tocarle, besarle, pero debía comportarme. Aunque me lo puso difícil. Puso su mano debajo de mi falda y estiró un poco de la cuerdecita que salía de mi culo....arrancó un suspiro de mi boca. Después me dijo que volviera a colocarme las bolas en el culo y que si estaba preparada. La verdad, no sé realmente si lo estaba.


Llegamos al hotel. Le dije que se comportara porque la veía muy excitada. Entramos abrazados, y el recepcionista en seguida le clavo la vista a mi perrita. Se la veía espléndida, estaba radiante. Como si el chupar esa polla enorme le hubiera devuelto a la vida. Como vi que no dejaba de mirarla, me acerqué al tío y le dije al oído (lo suficientemente alto para que mi perrita lo oyera): "¿te gusta? ¡ehh! Pues esta perrita es mía". Y a continuación le dije ya en un tono bajo para que no lo oyera ella:"tranquilo que te dejaré ver algo".

Vi que esta frase le había encantado pues se puso como más roja, y se alteró su respiración. La agarré de la cintura y la apreté contra mí. Como para protegerla. La besé en la boca con fuerza. Sé que eso le encantó. Con mi mano derecha levanté suavemente su falda (aunque no sé si ella se dio cuenta) y el recepcionista se quedó flipado mirando su culo y cómo salían de él unas bolas chinas de su agujero trasero.

Dejamos de besarnos y nos dirigimos hacia el ascensor. Allí mi putita se controló de sobremanera, porque yo se lo dije. Pero yo estaba con ganas de hacerla disfrutar cada segundo, así que metí mi mano por debajo de su falda, y le saqué un poquito las bolas que llevaba metidas en el culo. Dio un suspiro. Llegamos a la planta de nuestra habitación, y le dije que se colocara las bolas bien. Mientras yo me dirigí hacia la puerta de nuestra habitación. Cuando se acercó le pregunté que si estaba preparada. Como la vi dudar le dije que la esperaba dentro. Que cuando estuviera preparada se pusiera a cuatro patas y llamara a la puerta. Se me quedó mirando pensativa. Yo entré y me senté a esperar su llamada.

No tardó en llamar. Abrí la puerta y la vi a cuatro patas detrás de la puerta. Me dijo que ya estaba preparada. Y le dije que entrara así, a cuatro patas. Cuando entró un poco sólo, la paré y le dije que se pusiera de rodillas y se desnudara completamente. Obviamente la puerta de la habitación todavía estaba abierta. Ella lo dudó un poco. Pero dentro de ella salió una fuerza que no había visto nunca, ya que es muy vergonzosa. Esa misma fuerza que la había visto usar en la mayoría de las cosas que había hecho hasta ahora. Se puso de rodillas, se quitó el top, y se bajó del todo la falda, sacándosela de sus piernas como pudo. Yo le cogí con mis manos la cabeza y se la subí hacia arriba, para que me mirara. Para que mirara mis ojos y viera lo orgulloso que estaba de ella. Le di un beso en la boca, que creo que le encantó. Y enseguida cerré la puerta. Me encantaba mirarla así desnuda y de rodillas para mi. Era algo precioso. Me acerqué a ella y le acaricié el culito. Eso le puso más cachonda todavía. Le dije al oído: "putita ven a cuatro patas hacia el sillón, y quiero que me comas la polla como sólo tú sabes hacerlo".