Tuve sexo con mi casera

Quedé con mi casera para echar cuentas y acabamos follando durante toda la tarde

Ocurrió en el mes de Julio. Vivíamos de alquiler y aprovechamos para cambiarnos de piso. Después de hacer la mudanza y puesto que mi pareja trabajaba, me encargué de llamar a la propietaria del apartamento que dejábamos para cerrar las cuentas y devolver las llaves. Ella era una chica Argentina de 44 años afincada en España desde los 23 años y poco más conocía de ella, pues aunque habíamos hablado en bastantes ocasiones, siempre había sido de temas relacionados con el apartamento. Se llamaba Cecilia, tenia el pelo negro, guapa sin llegar a extremos, bastante delgada (demasiado para mi gusto), mediana estatura, caderas proporcionadas y pecho firme aunque un poco pequeño. El caso es que la llamé para quedar y me preguntó si vendría mi pareja; yo le dije que no pues tenía turno de tarde y quedamos al día siguiente a las 7 en el apartamento.

El mismo día que habíamos quedado Cecilia me llama por teléfono y me dice que le ha surgido un imprevisto y que si podemos adelantar la hora a las 4:30 de la tarde. Yo le pongo alguna pega pero en definitiva acepto. ¿Qué otra cosa podía hacer? El caso es que a la hora acordada llego al apartamento. Ella ya estaba allí. Llevaba un vestido muy veraniego de tirantes, un poquito holgado, semicorto y con cierto vuelo. Empezamos a revisar el mobiliario y luego ajustamos las cuentas para la devolución de la fianza, etc. y mientras tanto vamos charlando de todo un poco. Total, que al cabo de unos 20 minutos estaba todo resuelto y cerrado. Ella comenta

  • Que bien, hemos terminado antes de lo esperado ¿tienes mucha prisa?

  • No, no tengo nada de prisa, hasta las 10 de la noche que voy a recoger a mi pareja no tengo nada que hacer ¿quieres que vayamos a tomar un café?

  • Verás, tengo una idea mejor, he pensado que tu y yo podríamos pasar aquí un buen rato

Y en ese momento se coge el vestido de la parte de la falda y se lo saca por la cabeza. Se plantó delante de mi prácticamente desnuda, pues sólo llevaba debajo una pequeña braguita. Aquello me pilló totalmente de sorpresa y me quedé de piedra y sin saber que decir y sin poder apartar la vista de ella, pues lo cierto es que tenía un cuerpo muy bonito. Ella me dijo

  • Bueno, que me dices, ¿o es que no te gusto?

  • Claro que me gustas, eres muy hermosa, pero ya sabes que tengo pareja

  • Ya lo sé, pero sólo busco una aventurilla pasajera, pasar una buena tarde

Mientras me decía esto ella me iba desabrochando la camisa y yo apenas me daba cuenta de lo que ocurría. También me dijo que ella no hacía esto continuamente, sólo cuando encontraba a alguien que la atraía de forma especial. Yo seguía sin saber que decir ni que hacer y sin poder apartar la vista de sus pezones erguidos, y me encontre con que me había quitado ya la camisa y que me estaba desabrochando el pantalón. Después me lo bajó un poco y me metió la mano dentro del slip. Yo ya tenía el pene más que erecto y fue una sensación de lo más agradable. Entonces ella me dijo

  • Tu verás lo que quieres hacer

Y se marchó para la habitación. En ese momento lo tuve claro. Terminé de quitarme el pantalón y me fui a la habitación con ella. Cuando llegué ella estaba ya echada en la cama. La notaba muy excitada, por lo que me acerqué a ella y sin decir nada empecé a besarle el cuello suavemente al tiempo que le acariciaba los pechos. Los pezones estaban a punto de estallarle y ella empezó a gemir y al momento empezó a acariciarme el pene por encima del slip. Yo le tomé su mano y se la metí dentro de mi slip y también le metí la mía dentro de su braguita. La note muy húmeda ya. Baje mi cabeza hasta su pecho y empecé a besarle y a chuparle los pezones al tiempo que seguía tocándola el coñito. Ella intentaba quitarme el slip y la ayudé, dejando mi pene al descubierto. Yo le quité las braguitas y con mi boca empecé a besarla todo el cuerpo. Luego bajé por su vientre hasta llegar a su coñito.

Mi lengua empezó entonces a recorrer su coño que estaba completamente húmedo. Cecilia no dejaba de gemir de placer y pensé que se correría pronto, por lo que seguí con la chupada acelerando el ritmo hasta que empezó a dar sacudidas con su culito corriendose en mi boca. Yo seguí chupándole un poco más acentuando su corrida hasta que noté que ya no podía más y paré. Ella se quedó tumabada boca arriba mientras recuperaba la respiración, pero yo estaba lanzado y entonces le metí el dedo y empecé a masturbarla despacio.

Ella me sonrió y cogió de nuevo mi poya masturbandome de nuevo. Seguimos masturbándonos un buen rato mientras nos besábamos usando la lengua a fondo. Pensé que ella iba a correrse de nuevo, pero entonces ella tomó la iniciativa y me tumbó en la cama. Se subió encima y se metió mi pene en su pequeño coñito. Lentamente empezó un suave vaivén mientras yo le agarraba las tetas y le chupaba los pezones. Después baje mis manos hasta su culito y la ayude a moverse más deprisa, hasta que vi que ella ya no podía más y se corría. Ella se inclinó hacia mi pecho y se recostó mientras yo la acariciaba en culito y así nos quedamos un ratito.

Pero yo estaba muy cachondo, así que e dije que esperase y le saqué el pene, diciéndole que no dejase esa postura. Yo me fui por detrás de ella y le agarre las tetas al tiempo que la incline un poquitin hacia delante. Después y de forma suave le metí de nuevo mi poya completamente dura en su coño caliente y húmedo y empecé a follarla lentamente. Ella se inclinó un poco más para dejar que el pene entrase mejor y yo le cogí el culito con mis manos y comencé a follarla más deprisa, hasta que llegó un punto en que no podía aguantar más y le dije

  • Uff, creo que me voy a correr

  • Siiiii, yo también me corro, correte ya

Y explotó de nuevo, por lo que acelerando el ritmo me dejé llevar y me corrí con un loco mientras ambos pegábamos tremendas sacudidas. Luego ella se dejó caer en la cama y yo me quedé encima de ella, jadeante, con mi pene dentro de su coño y casi sin poder moverme.

Después de descansar un rato Cecilia me dijo que iba a ducharse y se fue al baño. Al cabo de un momento yo me fui también al baño y me metí en la ducha con ella. Ella se sorprendió un poco, pero cuando me puse jabón en las manos y a acariciarle el cuerpo se dejó hacer. Luego ella tomó la esponja e hizo lo mismo conmigo. Llegado un punto le cogí las tetas y empecé a chupárselas y ella me cogió el pene y empezó a acariciármelo. Luego fui bajando besándola el vientre hasta que llegué a su coño y empecé a chupárselo. Entonces paré y salí de la ducha, ella salió también y nos secamos mutuamente. Luego la cogí de la mano, la llevé al dormitorio y la eché en la cama. Le separé un poco las piernas y la besé el coño repetidamente.

Siempre me ha gustado jugar con mi boca en el sexo de las chicas y así lo hice con ella, que empezó a retorcerse de placer. Sin dejar de jugar, empecé a modificar mi posición poco a poco hasta quedar al contrario de cómo estaba ella, invitándola así a ella a que me hiciese lo mismo. Ella al principio parecía reticente, pero llegado un punto se movió para colocarse encima de mí. Entonces se metió mi pene en su boca y yo creí que estallaba de placer, pero aguanté el tirón. Al principio iba despacio y a veces jugaba con la lengua en mi glande, mientras yo empecé a trabajar su clítoris con más energía y note que se volvía a retorcer de placer. Ella empezó a acelerar los movimientos de su boca lo que provocó que yo también lo hiciese. Estuvimos así un rato que a mi me pareció largísimo, hasta que ella empezó a gemir fuertemente mientras me chupaba frenéticamente y noté que se corría de forma total, lo que provocó que yo también me corriese como hacía mucho tiempo que no me ocurría.

Después de descansar un rato, ella me dijo que no podía más y me pidió que me marchase, cosa que hice. Desde entonces no he vuelto a verla, pero si me la volviese a encontrar no dudo que trataría de repetir ese día.

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