Tus palabras en mi piel

Nuestras miradas se paran al encontrar lo que buscamos, te quedas mirando ese antiguo candelabro con tres grandes velas....

Esta noche tengo tantas ganas de ti que apenas puedo pensar en nada que no sean tus manos recorriendo mi cuerpo.

Son las tres de la madrugada y estas aquí conmigo, mientras yo leo en voz alta algo que tú me has escrito.

Tus palabras en mi boca me excitan y decido desnudarme antes de seguir leyendo. Me quito el pantalón largo y ancho de pijama y después la camiseta y vuelvo contigo.

Me tumbo en el sofá boca abajo, sigo leyéndote en voz alta, te veo sentarte a mi lado, llevas un rotulador en la mano, a continuación noto la punta de este en mi espalda y escribes en ella todo lo que sale de mis labios, lo que tú has escrito minutos antes.

Ni siquiera me rozas, solo el suave deslizar de la punta sobre mi caliente piel que anhela tus caricias; una vez más consigues excitarme con esta nueva iniciativa.

Sigo leyéndote porque así tú seguirás escribiendo en mi espalda; me enloquece la excitación previa a sentirte, esa manera en la que calientas primero mi mente, para después incendiar mi cuerpo.

Noto como mis braguitas se mojan, mi sexo clama atención, pero sé que aún no es el momento.

Tus dedos apartan las braguitas para que tu rotulador siga escribiendo en los cachetes de mi culo, para luego seguir  por mis muslos mientras suspiro excitada.

Dejo de leer y tu dejas de escribir en mi cuerpo, durante unos segundos oigo tu respiración, sé que me estas mirando, sé que relees tus palabras sobre mi cuerpo.

Quiero más y me doy la vuelta para empezar a leer de nuevo, solo para que tu sigas recorriendo mi cuerpo que aunque no sienta tu calor sabe que eres tu quien provoca esa excitación.

Decides recorrer con el mis pechos, suspiro levemente y tu apoyas la punta de nuevo sobre mi piel esta vez en mi pezón, empujas y haces círculos que hacen que estos se endurezcan hasta casi dolerme.

Luego bajas por mi torso mientras yo entre jadeos sigo dándote palabras tuyas que escribir, llegas a mi ombligo y haces lo mismo que en mis pezones, luego sigues por mis muslos y cuando esa puntita escribe en la cara interna de ellos no puedo más, mi cuerpo arde.

Me siento, me levanto y me deshago de mis bragas, vuelvo a sentarme, abro mucho las piernas y te enseño mi coño, separo los labios de mi vulva mientras en tus ojos veo mi sexo abierto y la humedad que pega mis rizos; paso mis dedos para acariciarme. Tu observas en silencio mis caricias, sé que te gusta ver cómo me masturbo para ti y sigo, mis dedos suben y bajan por mi raja, para detenerse en mi clítoris hinchado, lo rodeo recordando cómo lo hiciste tú con el rotulador en mis pezones. Lo pellizco levemente, lo froto y mi cuerpo tiembla de placer, y tengo que parar para alargar el momento.

Vuelvo a mis pezones y los froto, los pellizco y doy pequeños tirones sin cerrar las piernas, tus ojos están clavados en mi sexo y separo de nuevo con dos dedos los labios de mi sonrisa vertical para que puedas ver cómo te desea cada rincón de mí ser.

Estoy muy caliente y llevó dos de mis dedos a la entrada, para penetrarme lentamente entre jadeos, entro y salgo notando mi calor y mi humedad que hace que mis dedos chapoteen en mi sexo hambriento. Sigo tu mirada a ambos lados, los dos sabemos lo que buscamos porque tú te cuelas en mi mente y sabes tan bien como yo que necesito más.

Nuestras miradas se paran al encontrar lo que buscamos, te quedas mirando ese antiguo candelabro con tres grandes velas, me estiro y cojo una de ellas. La llevo donde jugaban mis dedos y sin dejar de mirarte a los ojos voy metiendo la vela en mi coño, aprieto con mi vagina y sigo empujando, sigo penetrándome. Mis caderas se mueven ligeramente acompasándose al movimiento de mi mano y poco a poco empieza esa escalada sin vuelta a atrás.

Me muero por regalarte ese orgasmo, entro hasta el fondo, salgo a la mitad y vuelvo a incrustar esa vela que hoy sustituye tu polla. Cada vez más adentro, cada vez más rápido, mi mirada se nubla, mi espalda se curva, tu mirada va de mi sexo a las puntas de mis pezones erectos que resaltan en esa postura arqueada. Saco por completo la vela y veo mi sexo dilatado y palpitante unos segundos antes de volver a penetrarme, hundo por completo la vela en mí y todo mi cuerpo se convulsiona ante el orgasmo que atrapa sin que deje de mirarte, sin apartar mi mirada de tus ojos me corro como una loca meneando las caderas buscando más intensidad en la penetración.

Apenas puedo respirar, cierro los ojos mientras saco la vela de mi coño, húmeda y algo curvada y sonriéndote con maldad subo los talones al sofá, veo ese otro agujerito y llevo allí la vela agarrando esta vez la punta con dos dedos empujo venciendo el primer obstáculo, relajo los músculos y vuelvo a presionar sintiendo como esta penetra mi ano ante tu mirada lasciva. Coloco el otro extremo entre ambos almohadones del sofá y abriéndome vuelvo a acariciar mi sexo con mis dedos, este aun lo siento sensibilizado tras el primer orgasmo, tus ojos miran la vela entrar lentamente mientras mis dedos frotan de nuevo mi clítoris.

Me muevo clavándome más esa estaca, froto con furia mi sexo y noto como mi cuerpo vuelve a ponerse al límite antes de estallar en un nuevo orgasmo que me sacude, saco la vela cuando mi cuerpo aun vibra, cierro los ojos y dejo de ver los tuyos unos segundos mientras intento volver a la normalidad.

Solo un minuto después los abro y busco tus ojos, pero no los encuentro.

Donde estaban tus ojos ahora solo está el frio cristal del espejo en el que me he visto en todo momento.

Vuelvo a mirarme en el espejo, ahora saciada antes de levantarme y ponerme las braguitas para irme a la cama.

Mientras recorro el estrecho pasillo una sonrisa se dibuja en mis labios pensando insaciable en si tendré suerte esta noche y soñare contigo, ese amante escondido en la parte más oscura de mi mente.

Me tumbo en la cama y cierro los ojos, durmiéndome con una sonrisa en los labios.

Como alguien sugirió estoy intentado recorrer parte de las categorías que aquí se proponen, espero que seáis un poco benevolentes conmigo. Es mi primera vez con un relato tan corto y me ha costado horrores. Aun asi espero encantada vuestros comentarios.