Turismo

Lo que puede pasar hasiendo turismo.

Como la economía ya se había mejorado mucho decidimos irnos de vacaciones. Nos apetecía hacer turismo rural. El lugar escogido fue las afueras de la ciudad, esa ciudad que nos ahogaba y en la que tantos malos ratos habíamos pasado en el ultimo año.

Salimos de casa muy temprano como le gusta hacer a T.J, como el dice quiero aprovechar todo el día, y tiene toda la razón. Llegamos a la casita de madera echa con un gusto estupendo y nos acostamos un ratito cansados por el largo trayecto.

Después de descansar un par de horas nos dispusimos a dar un paseo, mientras el se daba un baño y preparaba un bolso yo cociné algo rápido para comerlo por ahí. Ya llevábamos caminado un buen trecho cuando vimos un buen lugar en el que pararnos para almorzar. Mientras estabamos allí, sentados y degustando la deliciosa comida oíamos el ruido de los pequeños conejos saltando de aquí para allá.

Nos levantamos para caminar un rato mas, pero cual fue mi susto cuando vi, que por encima de los matorrales se encontraba un hombre con su burro, al darse cuenta de que lo habíamos pillado se echo a correr dejando allí al pobre animal que nos miraba con cara de no saber que pasaba.

T.J llamó al burro y no se como, éste vino manso a nuestro lado. Cuando yo mire a T.J a la cara ya sabía en lo que estaba pensando, tenía ese brillo en los ojos de niño malo, que tanto conozco yo. Pero como yo tampoco soy una santa comprendí perfectamente el porqué T.J extendió la manta de nuevo en el suelo y me miró con sus ojos brillantes. Yo me tumbé no sin antes y sin mediar palabra sonreír a T.J, para hacerle saber que lo que pensaba hacer a mí me pareció una idea sensacional.

Él se desvistió tan rápido como nunca lo había echo, bueno de que hablo si cuando él ya estaba con el pantalón yo ya estaba totalmente desnuda, me di cuenta de que no llevaba nada bajo el pantalón y me puse todavía mas cachonda si cabe, me miró a mi entrepierna y pasó su lengua alrededor de su boca indicándome lo que me iba a hacer al ver que mi coñito estaba totalmente rasurado, curioso que estuviéramos los dos como dos bebés, totalmente calvos en nuestras zonas mas ardientes.

T.J se agachó y me acarició todo el cuerpo desde los pies que no se como pero deje que me los comiera y masajeara. Luego subió hasta mi conchita la abrió con su lengua y me la comió como nunca lo había hecho. Yo suspiraba cada vez que su lengua pasaba por mi rajita. Lo aparte y me metí su dura polla en mi boca, no sin antes comerle sus huevos que estaban totalmente inflados y muy duros de la leche que contenían y como no de lo cachondo que estaba. Le pasaba mi lengua por cada rincón de su falo, y, lo miraba para saber si lo que hacia era de su agrado, en efecto creo que al echar los ojos hacia detrás me estaba indicando que si le gustaba mi manera de saborear su gorda verga hinchada de excitación.

Como tenemos que ser muy amables con los invitados, cogimos a nuestro curioso amigo el burro, y lo acercamos hasta la manta. Me acorde de que llevaba miel en la cesta de la comida y se la puse a T.J en su culito después de que éste se colocara a cuatro patas igual que si fuera un perro, aquí empezaba la realización de una de nuestras fantasías eróticas mas deseadas por los dos, creo que por el burro también.

Como decía le puse miel a T.J, entonces el burro capto la indirecta y se apresuro a recoger toda la miel de tan rico plato, con su lengua la lamía toda, yo había tenido la idea de ponérsela por todo el culo, pero sobre todo por su agujerito, que se por experiencia que es su punto débil. Cada vez que nuestro amigo pasaba su lengua por allí, T.J soltaba un suspiro: ¡mmmmmmmmm! Mientras que yo me ponía cada vez más cachonda viendo como un burro se beneficiaba a mi chico, y, como él gozaba con cada lengüetazo.

Cuando se acabo la miel del plato, me puse en mi coño y el burro la comió igual, así gemía T.J, joder que placer daba su lengua. Había un tronco por allí, T.J se coloco encima, y, yo le puse miel en la polla y en los huevos, descubrimos entonces que el burro resulto ser muuuuuuuuuy goloso, no dejaba ni una gotita de miel. Luego me coloque yo y T.J le empezó a tocar la polla, ¡y que polla! Al burrito. Éste ya estaba con su verga fuera, pero necesitaba una ayudita, como se notaba que estaba bien cuidado y muy limpio, T.J se la metió en la boca, bueno toda no porque eso era imposible por muy profunda que uno tenga la garganta ese pollón no le cabe en la boca a nadie, pero T.J la saboreaba igual, al tiempo que se la comía se la cascaba y así el burro gemía y rebuznaba como un loco.

T.J llevó la polla del burro hasta mi coño, con cuidado para no hacerme daño y, este me folló como si yo fuera su hembra, mientras le comía la polla a T.J, que de repente se corrió soltando toda su leche en mi boca, no se como pero la saboree como nunca y la trague toda, absolutamente toda. Esto a él lo puso aun más cachondo, y como vio que ya yo me había corrido ya un par de veces con la polla del burro en mi coño, me pregunto si le dejaba el sitio libre para ser agujereado por el asno. Yo encantada le dije que si, no sin antes comerle la polla al burro, ya que estaba de mi coñito para dejársela muy bien ensalivada a mi chico empalmado. El burro no podía aguantar mucho más así que se la espichó a T.J hasta lo mas hondo, él dio un grito de dolor y se quedo blanco como una hoja de papel, al burro se ve que esto no le importo ni lo mas mínimo y siguió metiéndola yo le eché a T.J agua fresca en la cara y reaccionó, vaya si lo hizo que me comenzó a comer el coño

El burro la metía y la sacaba una y otra vez, se notaba que a T.J ya se le había pasado el dolor, ya tenia colorcito en la cara y se movía como un loco. El burro estaba a punto de caramelo, rebuznó y se corrió en el culito de T.J, llenándolo de leche caliente que se le salía por todos lados. T.J se levantó, y me tumbo sobre el tronco, como todavía no se había corrido después de la enculada, me abrió el coño con sus dedos se ensalivó la polla y me la metió una vez en el coño y otra en el culo, una en el coño y otra en el culo, y así unas cuantas veces hasta que se corrió dentro de mi coño al mismo tiempo que yo.

Nos despedimos del burro dándole algo de comer y nos fuimos a la cabaña. Allí nos duchamos y nos quedamos dormidos. Fueron una vacaciones fuera de lo común, ya que las compartimos con varios animales, entre ellos un perro y una cabra. Mas que turismo rural se debería llamar turismo zoológico. Después de un mes y al regresar a casa yo me encontraba muy mal, fuimos al medico y nos dieron la noticia de que esperábamos un hijo, vaya unas vacaciones muy completas, tanto que al año siguiente volvimos para que nuestro niño viese donde había sido engendrado.

No se puede decir que mi amor y yo no adoremos la naturaleza y los animales, sólo que de una manera diferente, más cercana.

Para ti T.J para que veas que te quiero mucho y que no puedo vivir sin ti.