Tú, yo y el otro

Nueva historia que tuve con mi pareja y con su profesor de química de la Usach... contiene trio pornográfico y explicito...

Imagina que estás sentado en una de las mesas de la cafetería en tú universidad tomando una buena taza de café con chocolate mientras estás leyendo el diario de la mañana. Miras a tu alrededor, hay algunas personas sentadas conversando y otras desayunando, aunque hay una que otra viéndote fijamente, pues desde que todo el mundo supo que eras gay te has vuelto increíblemente el centro de atención y el motivo de muchas intrigas.

Pero fuera de eso se podría decir que estás en tú pequeño mundo de paz y tranquilidad, pero, si tú eres ‘yo’, ese pequeño mundo de paz y tranquilidad desaparece rápidamente al tiempo que Benjamín, mi pololo y definitivamente la persona más bulliciosa de la universidad, entra en la cafetería con otra persona no menos escandalosa que él y se sientan a mi lado en lo que parece ser una pequeña pelea de rutina.

¡Te estoy diciendo que él no es gay! –replicaba mí pareja mientras llamaba la atención de las personas en el comedor.

¡Que si lo es! Cualquier persona con cinco dedos de frente sabe que él es gay –contestaba su acompañante, Macarena, al tiempo que tomaba mí diario-

Pero no hay nada que diga que él es gay, nadie lo ha visto ni nada así –respondió Benja tomando mí café-

La conversación parecía complicarse más cuando miré a Macarena quien estaba viéndome fijamente con una pequeña sonrisa algo... ¿malévola?.En ese momento supe que debía escapar de ese lugar cuanto antes. Pero todo fue en vano cuando escuché que ella dijo ‘¡tú!’ a lo cual sólo la miré esperando a ver que me decía.

Tú eres gay, ¿verdad? –decía en un tono suficiente como para que hasta el más sordo escuchase lo que decía.

¿Eh? – fue todo lo que dije mientras miraba a Benja.

Oye.. creo que esto no es tan buena idea –decía mi pololo al ver que mi paciencia se estaba agotando.

Dije que si tú eres gay –me repitió nuevamente.

Pues la última vez que me vi en el espejo lo era, y lo sigo siendo hasta donde yo sé –respondí con un poco de ironía.

Pues bien, entonces tu sabes que el coordinador de química es gay... ¿verdad?

Siento decepcionarte, bueno la verdad no, pero no conozco a ese coordinador.

Definitivamente fue una mala respuesta, pues ambos saltaron de sus lugares replicando ‘¡¿Qué?!’ mientras todas las personas del lugar me quedaban viendo como si me hubiese salido otra cabeza o algo.

¡No puede ser que no lo conozcas! Es el centro de conversación predilecto de los químicos, ¡¡incluso más que tú!! – Dijo Macarena en un tono casi gracioso, sólo que no me daba risa.

En ese momento, no sé por qué, Benja se sentó sobre mis piernas mientras me hablaba de no sé que cosa, pues creo que me quedé ensimismado todo el tiempo que éste estuvo sobre mí, y es que debo admitir que tener ese culo sobre mis piernas y tener su cara cerca de la mía en la mañana debió haber sido lo mejor de ese día.

¡Bien! Entonces te guardaré un lugar en mi clase para que lo conozcas, no llegues tarde –Benja me miró con una sonrisa y luego se salió de mis piernas.

¿Qué?... –miré a Macarena quien también se había parado del lugar.

Yo también estaré en la clase de química, recuerda a las 11.15 am en la sala 15 del pabellón sur –dijo mientras tomaba su mochila.

No sé como pero en algún momento de la conversación perdí el control de esta y vi a ambos salir de la cafetería dejándome ahí con muchas personas viéndome de manera no muy amistosa. "Sabía que debí haberlos empujado del balcón la otra noche... ¿será muy tarde para irme a Usa?... ya sabia yo que ellos afectarían mi salud mental" me repetía mientras me daba de cabezazos contra la mesa.

Llegada la hora del acuerdo me dirigí a la sala para entrar a una "entretenida" clase de química orgánica mientras pensaba en cómo diablos fue que me metí en semejante compromiso.

Entro a la sala y veo que la sala está casi completa, pensar que caben 50 personas, ni siquiera hay tantas personas en las clases de la profesora argentina que por cierto su rubio es teñido, pero bueno.

Veo a Benja mover su mano de un lado a otro con una expresión en la cara que por un lado me pareció ser pícara indicándome el asiento justo a su lado. Me senté y lo vi nuevamente, me estaba viendo directo a los ojos, tiene unos ojos color verde que realmente harían del más hetero pasarse al bando contrario, una sonrisa pícara y seductora junto con una voz muy masculina, y aunque no es alguien que tenga su cuerpo marcado... Debo decir que aún así me tiene babeando. Marqué una sonrisa al recordar que me pertenecía.

Pronto llegó el motivo de mi estadía en aquella sala, un tipo de unos 26 años entró a la sala con propiedad, de cabello negro, moreno claro, delgado, aproximadamente 1.75 mt, unos ojos cafés nada despreciables y una sonrisa que lo hacia confundirlo con un promotor de pasta dental.

Cuando comenzó a hablar me di cuenta de a lo que se refería Macarena, y es que digamos que su voz era algo insinuadora, por no decir afeminada. Me quedé viéndolo fijamente, sus actos, su forma de hablar y de expresarse, ya saben, cosas que te hagan decir ‘él es gay’.

La clase finalmente llegó a su fin, afortunadamente para mí, y ya todos iban saliendo cuando escucho la inconfundible voz de profesor diciendo ‘tú, el que tiene la camisa azul’, me volteo y sólo trato de permanecer lo más calmado posible, pues no sería nada extraño que él también supiera de mi preferencia. ‘Disculpa, pero pude notar que me veías fijamente, ¿nos conocemos de otra parte?’ dijo mientras se sentaba sobre la mesa y me miraba de una forma algo ¿extraña?. Bueno, tener un lápiz en la boca y llamarte sólo para decirte que lo estabas mirando mucho no es de lo más normal.

‘No realmente, es la primera vez que nos vemos al menos eso creo’ me alejé un poco y pude ver a un celoso Benjamín saliendo echando humo y chispas, cosa que no pasó desapercibida por aquél a quien venía a ver.

‘Entiendo, bueno eso era todo’ dijo tomando sus cosas nuevamente, me despedí de él y luego salí de la sala para encontrarme con cierto celoso en el baño echándose agua en la cara.

‘Veo que estabas entretenido charlando con él ¿no?’ dijo tratando de sonar lo más antisocial posible mientras se peinaba con la mano.

¿celoso? – respondí ubicándome detrás de él abrazándolo por la cintura.

Un poco, pero eso se puede arreglar –dijo dándose vuelta quedando frente mío y abrazándome por el cuello.

Nos besamos profundamente como solíamos hacer sólo en un lugar privado, pero ahora realmente me daba igual que alguien me viera, aunque no fuese algo mutuo.

Oye... ¿y si alguien nos ve? –dijo mirando hacia la puerta.

Pues que se siente y disfrute del espectáculo –respondí besándolo nuevamente.

Comencé a acariciar su pecho por encima de su polera mientras con la otra mano acariciaba y enredaba su cabello castaño. Como me gusta saborear sus labios rojos, y ver su cara con los ojos entrecerrados esperando por más. Sus manos pronto comenzaron a acariciar mi ancha espalda. Ya no sabía de nada ni de nadie más que de nosotros dos, y hubiese continuado así de no sentir una pesada presencia a mi lado, me volteo un poco para ver a Macarena mirando como una boba.

¿Maca? –Benja se dio cuenta de la presencia no tan deseada de su amiga.

Ya deja de babear y de mirarme el culo que no vas a tocarlo –le dije mientras acariciaba a mi pololo.

Es que... ¡wow! –dijo saliendo de su burbuja.

Si lo sé, mis horas en el gimnasio me cuestan –finalmente le di un beso a Benja y nos separamos nuevamente.

¿Y bien? –me dijo con cierto brillo en los ojos.

Bien ¿qué?, ah si, debo decirte que si, su profesor de química además de enseñar, en las noches se come hombres en su casa. –mientras contestaba me mojaba la cara.

Sabía que tu gaydar funcionaba mejor que el de Benjamín –Macarena se volteo hacia Benja.

¿Gay qué? –dijo mi pololo con una expresión algo confundido.

Gaydar.. el radar que tienen los gays para las cosas gays... –dijo colocando una cara como si fuese docta por semejante respuesta.

Genial.. ¿qué más inventarán? ¿El gaymobil? –respondí mientras salía del baño.

Luego de eso el día transcurrió como siempre, cada quién en sus clases haciendo lo que hace a diario, hasta que llegó la hora del almuerzo.

Benja y yo siempre almorzamos juntos, nos sentamos siempre los dos en la misma mesa y hablamos de cosas sin importancia. Comencé a ver de nuevo sus ojos verdes, cosa que me gusta a la hora de almuerzo, y hubiese seguido de no ser por un ‘¿puedo sentarme aquí?’ que venía detrás mío.

El profesor de química estaba con su bandeja de pie al lado de donde estaba sentado, me corrí un lugar y respondí ‘claro, el asiento es público de todas formas’.

Nos comenzó a hablar de su vida de estudiante, cosa que ni me interesaba, cuando vi que a mi pareja parecía interesarle algo más que sólo su vida de estudiante. Cuando le di un pisotón comprendió que ya podía dejar de babear por él, pues ya se había ido a dejar su bandeja a la cocina.

Lo siento, pero es que cuando firmé el contrato al pololear contigo, no decía nada de que no pudiese ver a otros hombres –dijo con tono de burla, error de su parte.

Espera a que lleguemos a casa y veremos si lo decía o no.

¿Es una amenaza o una técnica para excitarme? –dijo pasando su lengua por sobre sus labios, realmente esta noche sería caliente.

¿Interrumpo algo? –el profesor volvió a sentarse esta vez con una sonrisa mirándome fijamente- tienes bonitos ojos.

Ya lo sabía –dije cortándolo cuando una idea se pasó por mi mente, lo miré de vuelta con otra sonrisa aún más pícara- tu también eres muy guapo – benjamín parecía entender hacia donde iba todo esto.- ¿verdad amor? –dije mirando a este último y vi un sonrojo en sus mejillas.

¿Acaso ustedes? –dijo mirando a los dos

Si ya sabe la respuesta no sé para qué la pregunta –dije tomando de mi bebida- al salir de clases quizás quiera acompañarnos a tomar algo... ¿qué dice? –lo miré nuevamente y pude ver como se sonrojaba un poco-

Pasaré por ustedes en la entrada para la salida –dicho eso se fue.

¿Estás seguro de esto? –Mi benja me miraba algo sorprendido, siempre era yo el que se negaba a un trío.

Vamos, de todas maneras querías el trío de hace tiempo ¿no?

Si bueno pero no crees que es... –lo interrumpí con mi dedo índice sobre su boca.

Estábamos esperando en la entrada al profesor que ya llevaba 5 minutos atrasado, cuando luego viene caminando pasando de largo, pues si alguien se daba cuenta de que un profesor se estaba enrollando con sus alumnos sería algo que aparecería hasta en las noticias nacionales.

Llegamos a mi departamento y no nos demoramos mucho en comenzar con este jueguito. Tomé a Benjamín por atrás y comencé a quitarle la polera al tiempo que besaba su cuello y acariciaba con la otra mano su estómago, mientras nuestro invitado se arrodillaba y quitaba lentamente su pantalón dejando en exposición el erecto miembro de mi pololo por debajo de su slip. El profesor mordía suavemente su miembro por encima del slip haciendo que gimiera suavemente, mientras yo pellizcaba y acariciaba sus tetillas rosadas.

Los gemidos rápidamente se hicieron más intensos cuando finalmente le bajó el slip con los dientes liberando de toda presión su miembro que tenía en su cabeza rosada un poco de su liquido pre-seminal.

Antes de seguir el profesor se paró, se colocó detrás de mí desabrochando mi camisa lentamente, mientras benjamín se agachó y de un tirón bajó por completo mis shorts que llevaba puesto con todo y boxers.

Nuestro invitado comenzó a besarme el oído mientras me apretaba las tetillas haciendo que unos cuantos gemidos de placer se me escaparan. Benja al mismo tiempo tomó mi erección y se la metió en la boca, chupando y masturbándome al mismo tiempo. Coloqué mi mano sobre su cabeza empujándolo en contra de mi verga haciendo más fuerte el vaivén.

La excitación fue tanta que tuve que apartar a mi pololo de mi para no venirme tan rápido, me voltee hacia el profesor y entre los dos le desprendimos de toda la ropa que llevaba puesta. Lo tiré sobre la alfombra y luego me senté cerca de su rostro, tomé a benja e hice que se sentará sobre la entrepierna erecta del profesor.

‘Puedes metértela si quieres, no me molesta si estoy contigo’ le dije al ver que Benja no se metía el miembro del profesor. Pude ver como ponía una pequeña mueca de dolor al meterse la verga, me acerqué a él, coloqué mis manos sobre sus mejillas y suavemente lo besé metiendo mi lengua dentro de su boca, moviéndola de un lado a otro, luchando con la suya y mezclando nuestras salivas en un liquido dulce.

La excitación fue mayor cuando sentí las manos del profesor sobre mis glúteos abriéndolos, para luego comenzar a lamer mi entrada. Movía su lengua de un lado a otro y a veces le hacia presión como si me quisiera penetrar con la lengua. Con benjamín nos seguíamos besando llenando la habitación de gemidos de placer de los tres. Esta vez además comencé a masturbar a mi pareja y él a mí también al mismo tiempo.

Dejé de besar a Benjamín cuando bajé mi cabeza y comencé a mamarle su erecto miembro, los gemidos aumentaron cuando benjamín y yo nos corrimos, él en mi boca y yo sobre el pecho del profesor.

Benja se salió y ambos comenzamos a mamarle la verga a nuestro profesor, la besábamos y nos la metíamos en la boca los dos, o sino benja se metía su cabeza mientras yo le chupaba los testículos, hasta que finalmente se corrió en la boca de benjamín, quien comenzó a besarme y a pasarme parte del semen del profesor.

Después de eso nos quedamos sobre la alfombra sin decir nada, hasta que el profesor rompió el silencio para despedirse, ya era bastante tarde, habían pasado 3 horas desde que llegamos. Así que sin más lo dejamos en la puerta y él se fue.

Entramos nuevamente y nos fuimos a bañar para quitarnos el olor a sexo.

¿Y qué te pareció el trío? –pregunté a mi pareja mientras le lavaba la espalda.

Supongo que estuvo bien...

Espero que te haya gustado mucho –dije mientras lo besaba.

Si...Quiero hacerlo de nuevo.. –dijo con una sonrisa.

Pues púdrete... no se repetirá –me separé y continué limpiando su espalda- aunque –me acerqué a él de nuevo- quizás sea divertido que yo sea un observador mientras gozas con alguien más, podría grabarte en mí cámara.

¿Dejarías que alguien más me tocase? –dijo colocando cara de puchero como un niño pequeño.

Si, pero luego lo mataría por tocarte... –Benja se acercó a mi y me besó.

Te amo...

Yo también te amo –lo besé de vuelta y lo abracé fuertemente- a pesar de ser un hueón tan pesado...

Idiota...

Si, pero soy tú idiota... no lo olvides.

Y nos besamos nuevamente y luego nos quedamos abrazados por mucho tiempo.

Fin.

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Atte. Marco