Tú y yo en la cocina en tres partes. Parte 2.

Nuestra primera cita acabó con sexo salvaje en mi cocina.

Parte 2

Crees que ya he acabado. Pero entonces me excito de nuevo al observar como recoges semen de tu muslo y te lo llevas a la boca. Mi polla se vuelve a endurecer a unos centímetros de tu cara. Te vuelves a sorprender de lo dura y tiesa que la tengo. Tu coño empapado se dilata al instante, está que arde. Te vuelvo a coger del pelo, te levanto de un tirón, te doy la vuelta y te empotro contra la pared de la cocina. Parece como si hubiera perdido totalmente el control de mí mismo, aunque te asusta un poco a la vez te excita muchísimo. —Te ha gustado mi corrida, puta? - Te susurro por detrás. —Sí! —Contestas mientras te vas bajando los pantalones y las bragas. Estás como loca porque te meta la polla. Proyectas esa imagen en tu cabeza, mi polla entrando en ti y eso te hace chorrear el coño. Un hilo fino de flujo cae sobre tus bragas que están ya en el suelo. Yo me percato, te meto los dedos suavemente pero con firmeza en tu raja y acto seguido los saco y te obligo a chuparlos mientras te digo lo guarra que eres por mojarte así para mí. —Quieres mi polla zorra!! Te vuelvo a susurrar, mientras tú no paras de chuparme los dedos con todas tus ganas. Asientes con la cabeza. Te encanta sentirlos con tus labios, están muy empapados con tu flujo. Te gusta como saben. No paras de saborearlos con tu lengua. Cuanto más los chupas más cachonda  te pones porque sabes que a mí me está encantando verte y sentirte tan zorra. Entonces  me acerco por detrás, rozando tu oreja y te digo que antes de meterte mi polla te voy a follar bien con un platano.

Mis palabras te excitan tanto que crees que se te va a salir el corazón del pecho. Te pone super cerda. Me acerco a la encimera y cojo uno de los plátanos que están sobre un plato lleno de fruta. —Te voy a follar con este! Te gusta? Lo miras y piensas que es demasiado grande, pero dado el tamaño de otras pollas que te has metido y lo lubricado que tienes el coño ahora mismo, estás segura de que no tendrás ningún problema para que te entre bien. Saco un preservativo de la cartera y se lo pongo al platano. Mientras lo hago no dejo de mirarte a los ojos con cara de salido. Te pones otra vez contra la pared, apoyas las dos manos, pones la cabeza entre los hombros y abres las piernas. Tu culo queda a merced de mí para que haga lo que quiera contigo. Ya te sientes toda mía. Eres mi puta y saber eso me vuelve loco, te encanta pensarlo. Sientes como me acerco por detrás. Con una mano te agarro del cuello con fuerza y con la otra, con delicadeza, te aparto aún más las piernas. El contacto de mis dedos en tu muslo hace que se te ponga toda la piel de gallina. —Esto te va a encantar puta!!! —Te digo. Y acto seguido comienzo a introducir el platano en tu coño.

Según va entrando sientes como se te va dilatando y relajando todo por dentro. Como te imaginabas, a pesar de lo grande y duro que está, el platano entra de maravilla pues el interior de tu raja no para de segregar flujo. Estás tan cerda y tan mojada que enseguida comienzo a follarte bien con él. Cada vez lo hago con más ganas hundiéndolo más profundamente en ti. Tu cuerpo entero se contrae y se relaja con cada una de mis penetraciones. El platano resbala cada vez de manera más suave e intensa en tu interior. Notas como te llena el coño completamente una y otra vez —Dame más!! —me dices entre gemidos. Al oírte intensifico mis movimientos de una manera brutal. Eso te vuelve loca de gusto. Pareciera que te fuera a partir el coño en dos. Tus gemidos se convierten en gritos de placer.

Te quito mi otra mano del cuello y la lleva hasta tu clitoris que está completamente mojado e hinchado. Comienzo a frotártelo sin detener para nada mi otra mano que no para de follarte el coño con el platano a gran velocidad. —Me corro!!! —Gritas. Y acto seguido te invade un inmenso  placer que te inunda hasta la última parte de tu cuerpo. Yo sigo follandote fuerte con la fruta mientras te masturbo con la otra mano. —Así cerda! —grito. —Dámelo todo!!! Te empiezan a flojear las piernas, pero no puedes parar de correrte. Tu coño está tan caliente por la fricción que sientes como si te quemara. Comienzo a detener los movimientos de mis dos manos hasta que finalmente me detengo por completo. Estás totalmente extasiada. No puedes ni moverte. Y Entonces es cuando empiezas a sentir la punta de mi polla en la entrada de tu ano. —No creas que he acabado contigo cariño! Ahora te voy a follar el culo. Quiero ver lo puta que puedes llegar a ser.