Tú y Él
Mi primera exhibición tenía que ser para vosotros. Tú, la persona que me introdujo en este mundo. Él, mi último descubrimiento.
Mi primera exhibición tenía que ser para vosotros.
Tú, la persona que me introdujo en este mundo.
Él, mi último descubrimiento.
Os conocí a ambos por Internet.
Una sesión de chat que me descubrió TR, y una lectura de TR que me descubrió un autor.
Por casualidad, un punto geográfico en común, una gran ciudad española.
Cómo resistirme?
Cómo ser capaz de alejar ese juego de mi mente?
Una vez propuesto no pude olvidarme de él ya que Tú y Él, ambos, me habíais comentado el juego de mirarme sin miraros.
El morbo de saberse observada por desconocidos conocidos.
Yo, reconocible por vosotros.. sé que recordáis mi foto. Vosotros, desconocidos para mi, dos hombres más, dos ciudadanos cómplices entre la muchedumbre.
Él, el más experimentado, me mandaría un paquete.
Yo, la exhibicionista obediente y novata, seguiría las indicaciones.
Tú, el tierno iniciador, estarías allí para verme.
Cóctel demasiado embriagador para poder resistirse.
Sucedió ayer..
Me llego el paquete al trabajo! Me lo entrego un compañero extrañado por el tamaño de la correspondencia, y tras un par de preguntitas sobre el destinatario, me fijo en la única frase en el revés:
"El contenido del paquete me pertenece"
Contundente mensaje, jeroglífico para mi compañero, claro y neto para mi Cuando abra y siga las indicaciones del paquete, dejare de ser yo, la joven empresaria independiente. Una fuerza mayor, la de la excitación y el temor a lo extraño me corromperán por dentro. Una parte oculta de mi ser disfrutara de lo desconocido.
Continuo trabajando como si nada hubiese pasado mientras la montaña rusa de expectación se divierte en mi cabeza. Mis pensamientos visitan un movidito parque de atracciones, por fuera, sonrisas y educación, por dentro, adrenalina, tiovivos, subidas y bajadas, expectación.
Llega la hora de la salida y espero que salgan mis compañeros para entrar en el baño y descubrir la vorágine de lo que me espera.. el paquete lo abro sentada en el baño, de traje chaqueta comedido y blusa bien abrochada. Lo primero que veo es un trocito de papel en blanco, roto.
Lo repaso rápidamente y no veo nada, pienso en que juego habrán deparado para mi.. ni siquiera las instrucciones son una lista escrita.. las instrucciones son ya un enigma.
Enigma que va acompañado de ropa sexy y sandalias, no altas, altísimas! La minifalda, más que cortísima es muy vaporosa, de color claro, blanco roto de una tela muy fina y sedosa que se pega al cuerpo. El top fucsia tiene los tres botones de arriba arrancados.. el escote me queda muy abajo.. y muestra perfectamente la ausencia de ropa interior. Me miro al espejo y veo un cambio increíble, la empresaria luchadora e independiente deja paso a su parte femenina.. aspecto muy fresco y veraniego, bastante descarado con la faldita pegándose a los muslos bronceados y el top deshaciéndose por el pecoso escote.
El nuevo aire seductor me gusta. Aprovecho para dar un par de pasos por el minúsculo baño de la empresa y veo que lo que parecía una simple ropa sexy, se convierte en puro atrevimiento provocador y desafiante en movimiento. Increíble, los tejidos se pegan a la piel y descubren la finura del cuerpo, cuerpo moldeado por el ejercicio y tostado por el sol. Los pasos ponen en movimiento mi libre pecho y las nalgas se dejan acariciar por el satén de la falda al caminar.
Los zapatos son fucsia es la parte más desvergonzada del atuendo, unas sandalias finísimas de tacón de vértigo, sujetadas al tobillo y la pierna mediante unas pequeñas tiras de cuero que suben intrépidas por mis moldeadas pantorrillas.
Me observo detenidamente en el espejo y me gusto, sé que Tú y Él, os vais a sorprender, me atreví! Me adentre en vuestro juego
Y mientras retoco con carmín mis carnosos labios, y sujeto mi larga melena en un recogido desenfadado y alto que descubra la espalda prácticamente desnuda del top pienso en ese pedacito de papel.
En ese pequeño trozo de papel con forma extraña, vacío.
Pienso en cual será el momento en que ellos se acerquen y como sabré si son ellos.
Pienso en que momento de la vuelta a casa apareceréis, Tú y Él, a observarme y tentarme a más con vuestra mirada.
Me pongo la chaqueta para salir de la empresa sin causar estragos y aparte el comentario del vigilante que pide un informe de la cita de esta noche para mañana.. todo discurre con normalidad. Me dirijo a mi parada de bus habitual cuando sé que Tú y Él podéis aparecer en cualquier momento, os di mi trayecto de vuelta a casa.. sé que en algún punto del recorrido estaréis ahí..
Y cuan excitante prueba discernir entre miradas lascivas las de mis dos mentores
Cuan estimulante subir al autobús ya sin la chaqueta, como os había prometido y sentir los machos clavando su mirada recorriendo mis curvas.
Llevo una bolsa grande con mi ropa de trabajo y el trozo de papel en la mano..
El autobús atestado de gente me deja sentir algún q otro roce y casualmente me veo envuelta en medio de un grupo de adolescentes que no deja de bromear y mirarme. Me preguntan la hora y tengo que ir a buscarla en la bolsa apoyada en el suelo, inconsciente de mi vestimenta me agacho a buscarlo mientras les ofrezco un pequeño espectáculo..
Mi ingenuidad desaparece de golpe cuando oigo el pip pip del móvil, leo y transcribo:
"Aceptaste el reto hasta dónde eres capaz de llegar? Estoy cerca"
La simple lectura de esa frase me humedece.
Releo el mensaje hoy, lo guardo, y me vuelve a humedecer.
Constatación, Reto y Amenaza dulce amenaza la de "estoy cerca" excitante!
Me alzo definitivamente con las piernas temblorosas y les digo la hora 21:40, hoy he salido muy tarde del trabajo.
Siguen las risitas y los comentarios osados de los adolescentes cuanto mi mirada empieza a escrutar los asientos del autobús en busca de Tú o de Él. No sé que voy a encontrar pero sé que busco..
Busco el atisbo de un cómplice en la mirada, busco ese destello pícaro que me permita reconocer a Tú. También busco una mirada dura y amenazante.. la mirada exigente de Él.
Ávida mirada temblorosa recorriendo el autobús con el teléfono y papelito en mano. No encuentro a nadie.. no sé reconocer a esas mentes que consiguieron convencerme para estar aquí. Me encuentro demasiado desnuda, desvalida anhelando la protección de mis mentores.
Sé que no puedo responder al mensaje, se trata de un numero oculto. Sé que solo me queda esperar esperar a tener mis seis sentidos despiertos para reconocer cualquier pequeña pista de mis excitantes jugadores.
Los adolescentes bajan en el centro antiguo de la ciudad, mi casa queda un poco más lejos, pero al bajar ese grupo de jóvenes veo que hay un póster clavado en la parada del barrio antiguo.
Un cartel blanco de papel.
Escrito en letras grandes y rojas.
Un escrito casero, y le falta un trozo.
Un escalofrió me recorre la espalda y mientras alterno mi mirada entre el trocito de papel, su forma, su tamaño y sus sesgos.. y miro el póster incrédula y reconozco cada movimiento del papel.
Atónita grito al conductor que vuelva a abrir las puertas y me deje bajar.. aunque parezca inverosímil, lo hace. Bajo apresuradamente y mi mirada no consigue despegarse del cartel.
Es un mapa de la telaraña del casco antiguo.. es una ruta a seguir!
Perpleja coloco el trozo de papel y veo que es mi camino..
Recorro la flecha con mi índice y memorizo las callecitas oscuras por las que voy a tener que pasar. Por las que quieren que pase, por las que quiero pasar.
Es una zona con poca iluminación, algunos bares desperdigados, mucha inmigración y gente joven. Me da respeto pasearme con mi atuendo cuando cae la noche.
Dudo.
Dudo y mientras me siento lentamente en la parada del autobús con mi cabecita hirviendo de temores el teléfono vuelve a sonar. El pip pip me arranca de mi ensoñación. No sé si leer el mensaje me encuentro en ese punto que hay que atravesar, después del cual no existe vuelta atrás.
Si entro en la telaraña del barrio destartalado quién sabe lo que me depara..
Si huyo ante la realidad de mi fantasía Él no me perdonara.
Tú, me darías otra oportunidad.
Pero tiene que ser Tú y Él, y tiene que ser hoy.
Leo el mensaje:
"No dudes ahora. Llevo mirando ese lunar del seno izquierdo desde hace rato...
¿Dónde esta la aventurera?"
La alusión a ese pasatiempo reciente de escribir relatos eróticos me divierte, alude a mi adorada jungla y mi ardiente iglú. Y sí.
Consigue convencerme.
La orgullosa aventurera se alza.
Le hecho una última ojeada a la ruta por callejuelas mal iluminadas por las que tengo que pasear mi faldita de satén y mis sandalias de profesional y tras una última mirada alrededor. Si han visto mi lunar, están cerca, avanzo decidida al enjambre de callecitas y rincones oscuros.
Está cayendo la noche y no hace el abrumante calor del mediodía pasa un poco de aire, y mientras camino noto como el tejido juega entre mis muslos, admito que mis pezones no han dejado de estar firmes desde que cambie mi atuendo.
La excitación es un estado físico, pero cómo estimula la imaginación!
Paseo de noche por las callecitas y cada vez que oigo unos pasos que me secundan pienso en Él o Tú. Mi entrepierna no para de sentir el satén acariciando y mi mente no hace mas que ayudar a mi humedad.
El sonido de mis tacones acaba formando una música y en la lejanía.. aparece el rumor de unos pasos sordos, suela de goma.
Percibo que sois vosotros.
No quiero girarme, lo sé.
Paseando por la vieja ciudad, interpreto ese eco a mis pasos como mis excitantes jugadores, y atrevida, alzo un poco la faldita por la parte posterior para que vean bien el meneo de mis caderas al caminar.
Me exhibo para que aprecien bien el fin de esas nalguitas firmes rozándose paso tras paso.
Pero mi avance provoca un grito. Fuerte!
Casi me caigo del susto y giro en la primera callejuela a la izquierda paso de una plaza a una iglesia.
El muro lateral destrozado, cuatro farolas y tres palmeras para decorar el callejón.
Estoy asustada y veo que se me acercan los pasos.
Le veo por primera vez.
El grito fue en una lengua indescriptible, y tiene pinta de paquistaní.
Me mira con los ojos encendidos.
Nunca pensé que Tú o Él pudiesen ser extranjeros...
Ahora veo una mirada de lascivia que se me aproxima, mientras me pego al muro con una mezcla de anticipación y estupor.
El cuarentón paquistaní se me acerca, ojos negros encendidos por mi escote entreabierto y por mis finas piernas descubiertas.
Tiemblo.
Sé que es el momento donde me toca jugar.
Dónde en plena noche, centro de la ciudad, parte un poco desierta pero iluminada, me toca bajar el top desabrochando botón tras botón ante la mirada de ese extranjero.
Me acaricio cuando he quitado todos los botones del top y lo dejo medio tapándome, abierto pero sin dejar entrever mis pezones.
Miro la fachada de los inmuebles de enfrente y hay un par de luces encendidas. El extraño se ha parado a un metro de distancia y me observa.
Mis mano obedecen a su mirada mientras bajan por mi cuerpo.. mis manos siguen sus ojos.
Se detiene en la faldita y vuelve a subir su mirada.. entiendo su mensaje, debo seguir su mirada ascendente, debo levantar la falda. Mis manos obedecen su mirada y la pequeña separación física nos alienta a seguir con la tortura de nuestro pequeño juego.
No hacen falta palabras, muestro mi intimidad, me corresponde con deseo.
Me exhibo en público, me humedezco ante la mirada de un extraño.
Me masturbo lentamente, veo su felación acompañarme.
El metro de distancia q nos separa y nos une, en medio de la calle.
Excitados, temblorosos y expectantes ante cualquier ruido extraño.
Suspiros.
Gemidos.
La luz de la farola iluminando mi cuerpo semidesnudo desde la plaza principal y cuando estoy completamente abandonada a mi mano juguetona veo dos sombras mirando.
Lo entiendo!
El desconocido no eres Tú ni Él, el cuarentón paquistaní es una baza más de la baraja.
Mi primer prueba de fuego.
Estoy segura q estáis mirando como me alcanza el primer orgasmo de la noche, complacientes de vuestra jugadora. La miedosa gime como nadie. Y mi cuerpo semidesnudo ante un extranjero viejo os atrae.
Lo sé.
Lo sé, porque a mi también me atrae.
Veo como los últimos espasmos le atraviesan.
Siento el flash de una cámara retratar mi desnudez a escasos centímetros de ese hombre.
Reacciono.
Me tapo apresuradamente e huyo.
No quiero que inmortalicen mi atrevimiento. Me da pánico y me dirijo a vosotros. Me atrevo con Tú y Él.
Estoy saciada y corro hacia vuestras siluetas tapándome la parte superior.
Acabar me ha vuelto pudorosa. El flash en la noche ha activado mi temor. Pero llego al lugar demasiado tarde y habéis desaparecido.
Sé que me he rebelado y no tendría que haber corrido hacia vosotros, a Él no le gustará. Tú habrá intentado seguir con el juego.
Me derrumbo.
Acabo de comprender lo que acabo de hacer y me cuesta asimilar lo que he disfrutado con ello.
Ese aliciente del desconocido, de alguien protegiéndome desde las sombras y mirando, de esa noche libre y esas callejuelas.
No puedo perder esta noche.
Busco alguna pista para continuar el juego.
Un día Él me aviso que uno descubre partes de uno mismo, ayer yo descubrí una parte y necesitaba más de eso, sedienta, ya necesitaba alimentarla.
Me declaraba adicta a ese cóctel excitantemente tentador que constituían el mostrarse, dejarse mirar, y provocar junto a dos jugadores de excepción.
Combinación letal para mi.
Pero cuando lo admito ya estoy sola.
Se hace tarde y me siento en el suelo desesperada. Esta era la noche con Tú y Él, y quiero sentirles de cerca. No puedo acabar así. Me desplomo sobre el suelo llorando.
La angustia me lleva, y cuando estoy dejando los suspiros atrás, resignada, veo un trocito de papel en la esquina.
Un trocito de papel blanco en el que cuando me acerco, leo parcialmente en letras rojas sobre fondo blanco, el nombre de una calle vecina.
Me levanto de inmediato y sonrió.
No podía acabar así.
La fuerza me remonta y la expectativa de la continuación de la noche me despierta. Me duelen los zapatos y tengo que caminar contorneándome a causa del pequeño dolor.
Al llegar a la calle no dejo de observar para buscar algún otro mensaje. Supongo que Tú y Él estáis cerca pero o seguís en la penumbra o seguís observándome desde lejos, porque tengo que soportar muchos comentarios lascivos de transeúntes que se cruzan en mi camino.
Ahora, la pequeña calle esta desierta.
Las únicas luces las de apartamentos habitados, debe haber un fallo en la iluminación pública municipal. Me adentro en el callejón despacio buscando algún signo.
No veo nada hasta que se abre una puerta.
Esta muy cerca de donde estoy, parece un bar clandestino.
Me fijo en la puerta y hay un cartel de papel blanco con letras rojas.
Mi cartel.
Mis pistas.
Mi guía.
Lo leo mientras veo q anuncia una fiesta privada. Las letras grandes anuncian un juego: Noche para jugadores.
Mi corazón bombea sin parar ante la inmediatez del cara a cara.
Tú, tantas veces cómplice.
Él, perfecto desconocido excitante.
Vosotros, combinación letal para mi.
El traspasar el umbral del establecimiento clandestino ya supone una entrepierna húmeda y un palpitar desbocado. Me habéis hecho pasear con vuestra ropa vaporosa sin obstáculos entre ella y mi piel. Llevo horas pensando en este momento y después de ese pequeño instante apoyada de espaldas al muro de la iglesia me meto en la cueva del lobo.
Conscientemente y deseosa.
Excitada y temerosa.
Expectante y atrevida.
Se trata de un sótano.
Suena una fantástica canción mientras bajo los peldaños hasta el subsuelo, no sé si la ponen para mi pero lo siento así. I cant live.. with or without you..
Desde ese mismo instante sé que la voz de Bono susurrando esas palabras nunca volverá a significar lo mismo para mi. Por siempre jamás asociada a esta parte oscura de mi persona, para siempre, recuerdo de los impulsos excitantes de esa loca noche de juegos.
El local está en penumbra y pintado de rojo, hay un grupo de jóvenes y una mesa con dos hombres sentados.
Sentados de lado a lado, uno joven y otro maduro mirando la escalera.
Mirando mis pasos tambaleantes ante el descubrimiento de Tú y Él, ante el descubrimiento del Vosotros tan cerca.
Vuestra mirada me paraliza.
Unas décimas de segundo en las que vuestra mirada me acaricia recorriendo cada rincón de mi cuerpo, unos instantes necesarios para armarme de valor, coger una silla de la mesa contigua, y sentarme frente a frente a mis dos jugadores.
La última jugada se avecina.
La curva de una sonrisa aparece en el rostro de Él, mientras yo, sentada de espaldas a la barra y el grupo de gente, desabrocho uno a uno cada botón de mi top mientras separo ligeramente las piernas y les doy una magnifica visión de mi cuerpo de mujer.
El deseo te brilla en los ojos, Tú deslizas tu mirada por mi escote mientras mi mano intrépida separa las dos partes del top y os muestra mis hermosos pechos.
No son muy grandes pero se ven magníficos alzándose y calmándose ante mi respiración agitada. Me acaricio los pezones mientras me acerco a coger un hielito de tu bourbon.
Sigo de espaldas al público.
Con mis jugadores disfrutando de mi delantera desnuda, con los chicos del bar observando una espalda vestida.
Chupo el cubito con mis carnosos labios mientras alterno la mirada con Tú y Él, y empiezo a bajar el cubito por mi cuerpo caliente.
Empiezo a hablarles susurrando lo que mi imaginación siente al recorrer mi piel con ese trocito de hielo. Separo más las piernas y subo el satén hasta la cintura. Empiezo a masturbarme suspirando lo que me hubiese gustado hacer con vosotros.
Hoy me exhibo, os digo mientras mi segundo dedito entra con fuerza, pero como me gustaría sentarme de espaldas ante Tú, encima de ti
Como disfrutaría sintiendo tus manos alzarse por los costados hasta llegar a mi pecho desnudo. Como me masturbo pensando en tus suspiros en mi oreja, en tu penetración desde atrás, mientras escribimos en un chat o hablamos por teléfono con tu mama sobre la finalización de tus estudios.
Mis dedos entran con más fuerza y mis susurros se dirigen a Él.
Le cuento la huella de cierta conversación, las ganas de bajar a chupar su sexo con dedicación absoluta y la voluntad de ofrecerle mi virginidad anal, por ese orden, hasta acabar sintiendo las cavidades de mi vagina colmadas por su sexo.
Le cuento el excitante respeto que me infunde mientras el tercer dedo interrumpe en mi sexo mojado.
Hecho la cabeza hacia atrás y dejo de hablar.
Ofrezco la visión de mi cuerpo semidesnudo y orgásmico en un bar, ante la mirada atónita de mis jugadores y el bullicio de un grupo de gente que no se fija en la pequeña mesa alejada.
Me corro abriendo los ojos y mirándoos alternativamente, a Tú y a Él.
Y me desplomo sobre la silla exhausta.
Él se levanta y me conduce del brazo a la salida.
Tú nos sigues.
Caminamos un par de metros y entramos en una escalera.
En ese momento recordé que éramos vecinos.
Él nos llevaba a su casa.
La escalera de subida estuvo llena de roces tocamientos besos y suspiros.
Lo que paso puertas adentro, no es un relato de voyeurismo.
Os lo reservo para vuestra imaginación aunque
Para acabar con el juego os doy una pista.
Lo que paso dentro, ni mi imaginación consigue mejorarlo!
Gracias por esta experiencia.
Inolvidable.
Excitante.
Y mágica!
Gracias a Tú y a Él.
Gatinha