Tú solo tú...1 parte

Espero y les guste esta historia,les agradeceré cualquier comentario que me hagan llegar.

TÚ SOLO TÚ

Acaríciame con manos locas enloquéceme, con uñas y sonrisas ámame, amor de amar, amor de piel, acaríciame  y ahógame en tus brazos, cuídame y mátame despacio , mírame, no ves que estoy muriéndome, acaríciame tan suave como el aire amor, tan fuerte como el huracán que siega mi mente, acaríciame y empápame de tu ternura amor, contágiame de esa locura que hay en tu vientre… . Acaríciame que estoy al rojo vivo tómame, que soy todo latidos, toda piel, y se feliz teniéndome, acaríciame tan suave como el aire amor, tan fuerte como el huracán que siega mi mente, acaríciame y empápame de tu ternura, contágiame de esa locura que hay en tu vientre, acaríciame tan suave como el aire amor…… acaríciame no tengas miedo a hacerme daño amor, contágiame de esa locura que hay en tu vientre ……

Tema: Acaríciame

Intérprete: maría José (actualmente)

Mi nombre es Sandra creo que mencionar mis apellidos esta demás; esta es mi  historia, la historia de cómo tuve que darme cuenta de que el verdadero amor no siempre se nos presenta con la persona que deseamos; aunque para llegar a  esta conclusión tengamos que enfrentarnos  a nuestros propios prejuicios, siendo capaces de todo con tal de negar lo que tanto miedo nos da; llegando a humillar o ser humillado con tal de lograr apartar a esa persona que logra despertar esa parte dormida en nosotros.

Roberto-Sandrita, mira nada vez la mujer en a que te has convertido. El mejor amigo de mi padre siempre había sido tan tierno desde que yo tenía memoria.

Leticia-no cabe duda que nuestras hijas no heredaron nada de nosotros, porque están  hechas unas bellezas tanto por fuera como por dentro.

Eran los mejores amigos de mis padres que regresaban después de no sé cuántos años de ausencia, por negocios o algo parecidos, regresaban a vivir al mismo lugar en donde yo había pasado toda mi vida, que locos yo daría mi vida  por salir de este sitio y ellos regresan por su propia voluntad.

Sandra-eso no soy capaz de discutírselo a nadie, en verdad soy una belleza pero Alejandra me deja atrás fácilmente.

En esa época yo recién había cumplido  20 años de edad y el destino me  daba la oportunidad de  volver a ver a Alejandra, nosotras nos habíamos conocidos durante la niñez, nuestros padres eran grandes amigos, pero nos separamos cuando su padre encontró un mejor trabajo, la amistad se perdió por completo hasta que ocho años después tanto ella como su familia regresaron a su antigua vivienda, el volvernos a ver significo mucho. Ella venia acompañando a sus padres como siempre, y al igual que siempre mientras todos nos saludábamos con gusto, ella permanecía callada, aun  costado de su padre, como queriendo desaparecer.

Me quede tremendamente impresionada por la chica que se acercó a mí, Alejandra tenía  mi misma edad, estatura  promedio, tal vez 1.65, un par de senos bastante  apetecibles  que combinaban perfectamente con su par de nalgas perfectamente paradas, con un pelo de un negro impresionante, que hacían juego perfecto con sus ojos negro azabache, después de  observar cada rasgo de  la chica, por fin decidí a  romper el hielo.

Sandra-hola, Alejandra no me digas que ya no  te acuerdas de mí? Soy Sandra.

Alejandra- si claro que me acuerdo de ti, como has estado?. Apenas y me sostenía la mirada.

Ella era exactamente como la recordaba tremendamente seria y tímida, y yo era una autentica bala perdida, de hecho todas la travesuras en las que nos vimos envueltas durante nuestra infancia, todas sin dudar de una sola, habían sido ideas  mías, que gracias a mi poder de convencimiento siempre había logrado meterla a ella en mis líos, se diría que desde siempre logre tener poder sobre ella.

Desde ese  día que ella volvió a mi vida, nuevamente la arrastre a mi lado, a pesar de lo distinto de nuestros caracteres, había algo que me mantenía unida a ella, en las comidas con nuestras familias yo siempre  explicaba que nuestra amistad se debía básicamente a que “digamos que yo  soy   la loca y Alejandra es mi cordura y conciencia”; pasábamos prácticamente todo el día juntas, todas la mañanas viajábamos a la universidad más cercana, y por las tardes nos dedicábamos  a hacer tareas que debo confesar estaban a su cargo, mientras yo me divertía hablando por teléfono con  alguno de mis chicos en turno; pasábamos los fines de semana haciendo mil locuras, salir con chicos, alguna cita a ciegas o sencillamente ella me cubría mientras yo me largaba a algún hotel con alguien de mi agrado.

Pero eso si, por lo menos una vez al mes hacíamos un día de campo bajo un árbol de hule en el cual de niñas nos mecíamos, creo que ese era el único detalle que yo tenía con ella, sabía que Alejandra disfrutaba esa clase de cosas y yo lo hacía como una manera de compensarla por todas las veces que ella metía las manos al fuego por  mí, ese árbol era testigo de todas nuestras confesiones.

En ese sitio le conté como es que cinco años después de su partida, decidí entregarle mi virginidad a uno de los empleados de mi padre seis años mayor que yo, de cómo una después de esa ocasión me había dado cuenta de lo fascinante que era el placer carnal y  a mi corta edad ya había tenido digamos suficientes chicos en mi cama, me encantaba ver como su cara tomaba ese color rojo al escuchar todas las locuras que me provocaba hacer y decir en la cama, Alejandra como siempre sonreía sin decir ni una sola palabra, mi chico en turno se llamaba mauro uno de los más guapos del pueblo, pero  lo que más me enloquecía era la forma en como me tomaba para hacer el amor.

Trataba de hacer que Alejandra fuera un poco mas sociable con los chicos pero simplemente era imposible, le presente a varios de mis amigos incluso algunos de mis ex novios pero Alejandra no parecía interesada.

Después de  casi un año en el cual nuestra amistad se hiso tan fuerte al grado de no poder pasar un día sin vernos, hasta que durante una noche en la cual regresábamos de una fiesta a su camioneta se le poncho la llanta, era tanto mi estado de embriagues que para no caerme tuve que arrastrarme hasta quedar bajo la sombra del enorme árbol de hule, ahí mi vida dio un giro de 360 grados. cerré los ojos para descansar sin preocuparme que estuviéramos en medio de la nada y con  una llanta inservible, para eso estaba Alejandra, para preocuparse por las dos y como siempre sacarnos del lio, hacia tanto calor  que de inmediato me quede dormida, y como de costumbre empecé a soñar cualquier clase de estupidez, en uno de esos sueños mi novio me estaba haciendo el amor desesperadamente y solo cuando llegue al orgasmo, lo recompense con un besos en los labios como muestra de gratitud; abrí los ojos de golpe cuando me percate que la sensación de ser besada era real, para mi sorpresa era Alejandra y no mi novio.

Sandra-que haces estúpida?. La empuje con todas las fuerzas que mi estado me permitía.

Me pare de un solo impulso, preparándome para abofetearla o insultarla, lo que pasara primero; pero Alejandra me dejo sin palabras cuando la vi romper en llanto, sacudí la cabeza tratando de aclarar mis ideas, mientras ella no cesaba en su llanto.

Sandra-ahora me lo explico todo, eres machorra?. La verdad es que fueron las únicas ideas que pude hilar.

Alejandra-por favor déjame explicarte, por favor no me insultes, tu no por favor. Fue lo único que entendí en medio de sus lágrimas.

Verla así me partió el alma y corazón en mil pedazos, era mi amiga la quería y no se lo estaba demostrando, después de unos instantes me hinque delante de ella y la abrace con toda la ternura que me fue posible, mientras le acariciaba el pelo suavemente.

Sandra-discúlpame, es solo que me sorprendió saberlo; tú siempre contaras conmigo ante cualquier cosa, así que esto no tiene mayor importancia. Yo tenía amigas o conocidas lesbianas, pero nunca me imaginé que mi mejor amiga también lo fuera.

Alejandra-vas a odiarme, porque cometí la estupidez más grande que te imagines.

Sandra-a que te refieres?. La tome con  ambas manos de  la cara para que me mirara, tratando de hacerle saber con mi voz que nada sería grave para mí.

Alejandra-estoy enamorada de ti.

Creo que mi quijada debió caerse hasta el piso, porque medio segundo después lo único que sentí fue como su lengua se encontraba recorriendo cada rincón de mi boca, de manera desesperada, mientras yo luchaba por apartarla de mí, sentí como sus manos me sujetaban de la cintura para impedirlo, por fin me libre un instante.

Sandra-que demonios haces, esto no está bien. Estaba confundida por todo lo que pasaba a mí alrededor.

Alejandra-solo esta noche por favor. Ya no tenía lágrimas en la cara.

me sorprendió dándome tremendo empujón que me hizo caer de nalgas recargada sobre el árbol, ni siquiera me dio tiempo para decirle nada, se sentó sobre mis piernas y nuevamente me beso, mientras sus manos prácticamente se enterraban en mi cuelo para obligarme al contacto, mordía mis labios mientras su lengua acariciaba mis encías, era tan placentera la sensación que después de unos segundos era yo quien la sujetaba de la cintura, cuando  me percate de lo que estaba ocurriendo, la aparte nuevamente.

Sandra-basta, esto es malo, es pecado. Qué clase de escusa más tonta.

Alejandra-pareces el cura del pueblo.

Me sonrió y volvió a besarme, solo que esta vez ya no me resistí, me gustaba el sabor de sus labios, riquísimos mucho más suaves que los de cualquier hombre con su labial sabor fresa, estaba besando a un chica pero sabía tan bien, la llama se prendió en mi cuando  una de sus manos me apretó suavemente un seno y sentí  como pego por completo su cuerpo al mío, el sonido de su respiración sobre mi cuerpo me estaba excitando, estaba a punto de tener sexo con una mujer.

Sandra-me gustan los hombres. Lo dije casi como una súplica para hacerla recapacitar.

no me sentía cómoda imaginarme teniendo sexo con otra chica, una cosa era disfrutar un par de besos y otra tocar un cuerpo igual al mío, Alejandra no dijo nada simplemente fue hasta su camioneta, mientras yo  me quedaba sentada tratando de inventar algún tema de conversación para olvidar todo lo sucedido, cuando nuevamente se paró frente a mi.-yo también te puedo hacer sentir lo que cualquier hombre te provoca-me mostro un arnés con  un pene de tamaño considerable en color azul; me dejo sin habla, me levante y juro que quise salir corriendo, la verdad es que no estaba asustada, estaba aterrada.

Alejandra nuevamente me estaba besando, pero su beso estaba completamente trasformado en un huracán  en mi boca, sentí prácticamente como tocaba el fondo de mi  boca, la sensación de estar atrapada entre el árbol y el cuerpo de una chica, me estaba volviendo loca, la jale de las caderas para  pegar su cuerpo por completo sobre el mío, sus manos recorrían con desesperación mis pechos apretándolos por encima de la blusa, mientras yo más aventajada recorría su espalda por debajo  de su blusa, hasta desabrocharle por completo el brassier, sentí como las piernas se me hicieron agua cuando toque sus pezones endurecidos, sin dejar de besarla ni un segundo tragándome sus gemidos, las manos de Alejandra acariciaban mi entrepierna por encima del pantalón, haciéndome enloquecer cuando sentí como ella desabrochaba mi cinturón para intentar quitarme el pantalón, yo le chupaba el cuello  mientras escuchaba  como gemía sobre mi oreja.

Alejandra-llevo meses deseando esto, por favor no quiero que pares.

Sandra-que quieres de mí?, le pregunte sin dejarla de besar, pero mis manos se habían perdido ente el elástico de su falda y ropa interior, permitiéndome sentir la dureza de sus nalgas, para estas alturas la calentura y el deseo me dominaban, hasta el grado de prácticamente estarla cargando para  sentirla más cerca.

Alejandra-quiero ser tuya y que seas mia.me repitió entre gemidos.

Sus palabras me dieron la autorización que  mi cuerpo necesitaba, le separe violentamente de mí y le arrebate el pene con el arnés, me lo coloque encima del pantalón.

Alejandra- que es lo que haces?.  Vi como sus ojos se abrieron como platos

Esta vez fui yo quien de un solo movimiento la obligue a acostarse en el frio, duro e incómodo pasto, su cara era una completa sorpresa, creo que hasta de miedo.

Sandra-querías demostrarme que puedes darme lo mismo que mauro, yo te voy a enseñar  a ti, que es lo que él me da.

Alejandra me miro de pies a cabeza, no dijo nada solo doblo sus piernas y las abrió de un solo golpe, parecía estarme retando con su actitud, me agache y sin apartar la mirada de su rostro que me sonreía, le baje de un solo golpe su ropa interior, la volví  a besar pera esta vez le mordí el labio hasta casi el punto de  ver salir un hilito de sangre-te voy a enseñar que tan perra soy-me acomode entre sus piernas y subí su falda de hasta su cintura y puse la cabeza del pene en  su entrada, nuevamente regrese a su boca para probar una vez más su sabor y empuje con toda  la pasión que sentía dentro de mí, me sorprendí cuando sentí como el pene no fue capaz de entrar en ella, mi mano derecha por primera vez toco sus entrepierna, estaba humedecida, pero su vagina no estaba tan abierta como pensé, solo podía pensar en dos explicaciones, no estaba tan caliente como yo pensaba y la otra era que…

Sandra-eres virgen ale?. Me tembló la voz al preguntarle.

Alejandra-soy tuya mi amor.

tal vez pensó que esto cambiaria las cosas porque sus piernas atraparon mi cintura, nos miramos fijamente a los ojos por primera vez durante la noche y acto seguido volví a empujar, mientras ella me jalaba de la cintura, se me nublo la vista y caí en otra dimensión cuando sentí como el aparato había resbalado por completo en ella, vi como salieron un par de gruesas lágrimas de sus ojos, pero ningún chillido o grito de dolor, el deseo contenido por fin se liberó en mí y comencé con un ritmo desenfrenado de embestidas, no sé cuantos minutos pasaron, minutos en los que en ningún momento la bese o le realice alguna caricia, ninguna decía nada, solo se escuchaba el sonido de nuestras respiraciones  entrecortadas por las embestidas de mi parte, hasta que vi como su piel se enchinaba por completo y su respiración era más acelerada. Sus uñas se hundieron levemente en mi espalda y sentí como su cuerpo se  desvaneció debajo de mi cuerpo, su orgasmo había llegado.

Me sorprendí a mí misma, cuando fui yo quien rompió el silencio y con qué palabras.

Sandra-tranquila, mi amor, yo te sostengo. Le bese dulcemente la mejilla y la oreja, limpiando sus lágrimas.”

El escuchar mis propia voz pronunciar estas palabras, me hizo reaccionar sobre toda esta situación, estábamos en medio de la nada, yo estaba completamente vestida, eso sí cubierta en sudor por toda la pasión que me inundo, pasión que no lograba explicar, debajo de mi cuerpo, atrapada entre mi peso y el suelo se encontraba mi mejor amiga, temblando aun en deseo, pasamos cerca de un minuto en completo silencio sin pronunciar palabra, mientras yo permanecía dentro de ella, tratando de hilar mis ideas, sentí la  tibieza de sus manos haciéndome una pequeña caricia en la espalda.

Alejandra-te quiero, te amo mi amor, mi Sandra.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando sentí como su mano se perdía por debajo de mi blusa, acariciando mi espalda; esto es una locura, fue lo único que mi mente alcanzo a ver en medio de tanta confusión; Alejandra trato de darme un beso pero fue sorprendida con mi actitud, me retire de ella, escuchando un pequeño gemido de dolor tal vez y sin decir absolutamente nada me deshice del maldito aparato y comencé a caminar rumbo a mi casa aunque estaba a  varios  kilómetros de distancia.

Alejandra me imagino que se quedó ahí tirada, tal vez llorando, tal vez  maldiciéndome, pero sinceramente no me importaba, durante todo el camino  no podía dejar de pensar en lo sucedido con Alejandra, que diablos  me había pasado, tal vez se debía que el estúpido de Mauro se había negado a tener sexo esa noche y me había quedado  con deseos, aparte  del nivel de alcohol que llevaba en la sangre y que a esas alturas ya había desaparecido de mi cuerpo por completo; si esa era la explicación, el estar deseosa de sexo y el alcohol, me  habían hecho ceder a algo que jamás habría hecho en mis cinco sentidos, que manera de cagarla, ahora no solo le había puesto tremendos cuernos a mi mauro, sino además  había perdido a mi mejor amiga.

No acababa de asimilar lo que acababa de ocurrir, había tenido sexo con una mujer, le había robado su virginidad  una chica, me había acostado con mi amiga, acababa de convertir a mi mejor amiga en mujer, ME TIRE A MI MEJOR AMIGA.