Tu putita

Dentro o fuera del coche, haces de mi lo que quieras. Solo una llamada me hace falta.

Una llamada, no hacia falta nada mas, una hora y ahí me presentaba yo como se que a EL le gusta. Una falda, una camiseta, unas botas y nada más.

Espero apoyada en una señal de tráfico, notando el aire frío entre mis piernas. Veo su coche y a EL al volante. Sin afeitar como siempre, con ese olor suyo tan particular y yo, cual perro de Pávlov según le huelo me entran ganas de EL. Me gusta ver la expectación en sus ojos, sabiendo perfectamente lo que va a ocurrir pero siempre con la duda de que pasara exactamente.

Según penetro en el coche, entro en una especie de trance, dejo atrás mi vida, mi condición mis pensamientos y paso a ser suya. Controlada como si de una muñeca se tratase obedezco sus deseos, sus ordenes las convierto en pensamientos y acciones.

-A ver como viene hoy mi putita.

Quita la mano del volante y la mete bajo mi falda, abro un poco las piernas para que compruebe que como a EL le gusta no llevo ropa interior.

-Muy bien, muy bien… Nos vamos a divertir hoy, verdad pequeña?

Acerca su mano a mi cara y por inercia se la lamo con cuidado, buscando no molestarlo.

Llegamos al lugar de siempre, acerca su boca a mi oreja y me da la primera orden. Solo escucharla ya me excita. Me quito el abrigo y salgo. Hay mas coches aquí, toda la gente metida en sus asuntos, compartiendo su sexualidad con los otros coches aunque solo sea por el leve movimiento que se ve en algunos.

Los faros me han cegado pero se que EL me mira. Mis manos se mueven impulsadas por su orden, su deseo, su mandato… levanto mi falda para el, que me vea y compruebe su poder sobre mis actos.

Me hace un gesto para que entre. Nos sentamos en el asiento de atrás. Me regala un "Muy bien perrita" y una bofetada cariñosa.

Ahora es el turno de que disfrute de su juguete, sus manos me tocan y pellizcan sacando suaves gemidos de mi boca de zorra.

-Te gusta, puta?

-Si me gusta, SEÑOR.

Otra bofetada cae sobre mi cara, seguida de más caricias. No es violencia, no es una agresión, es mi premio.

Mis ojos siempre mirando al suelo, entrecerrados y me ordena que me desnude. Desabrocho mi falda, y me quito la camiseta, mostrando mi cuerpo, sin marcas aun. Me hace ir con EL, su postura me indica que esta esperando a que empiece a desnudarlo.

Me arrodillo en el suelo del coche y voy sacando y doblando su ropa. No hay mejor recompensa para mi que saber que esta excitado.

Con una mano agarra mi pelo, con la otra agarra su polla guiando si cabeza con fuerza.

-Lámela como la perra que eres.

Mi lengua da suaves lamidas en su glande y en el tronco de su pene. De un tiron de pelo levanta mi cara buscando mis ojos y vuelve a abofetearme.

Me tumba y sus manos van a mi cuello, haciendo presión como pretendiendo ahogarme suavemente.

Dos dedos se meten en mi coño haciéndome dar un pequeño grito de dolor por lo brusco de la acción, los lleva a mi boca para que los limpie y los vuelve a meter esta vez con más delicadeza. No puedo evitar gemir bajito mientras me masturba.

Abrió la puerta del coche y el aire frío se coló dentro haciendo que mi piel se erizase sin quererlo.

-Sal y espérame como ya sabes.

-Si, SEÑOR.

Descalza sobre el asfalto del lugar intentaba controlar los tiritones que se adueñaban de mi cuerpo. Me arrodille en el suelo, notando como las piedrecitas se clavaban en mis rodillas. Apoye las manos y baje la cabeza esperando como EL me había mandado.

Escuche cerrarse la puerta y note como se colocaba detrás de mí. Se había puesto su ropa, pero su polla salía por la abertura del vaquero y la notaba golpear contra mi culo.

Me agarro del pelo, tirando hacia atrás, colocando mi cabeza en una posición antinatural, mirando hacia arriba.

-Abre la boca, puta. –Obedecí y un pañuelo de tela lleno mi boca.- Mas te vale mantenerlo ahí, no quiero escuchar ni un solo ruido tuyo.

El pañuelo me obligaba a respirar por la nariz y casi al momento note que tenía dificultades para hacer llegar el aire a mis pulmones con normalidad.

Imagino a las demás personas de los coches, mirando por la ventana hablando de esos dos locos que van a follar en la calle. Dejo de pensar en eso, en otras circunstancias habría sido un buen juego, pero ahora no es momento para ellos, es momento para EL.

Sin más, empezó a penetrarme con rudeza, clavándose hasta el fondo provocándome ganas de gritar y gemir. Notaba un dolor intenso en mis rodillas y mis manos, sus empujones hacían que me rozaran aun más contra el asfalto. Un coche toco la bocina un par de veces, supuse que nos habían visto pero no pareció importarle mucho.

La excitación hacia que necesitase más aire, aire que no podía llegar bien, por culpa del pañuelo que tapaba mi boca, intente calmar mi respiración para conseguir respirar lo suficiente y no marearme.

Sus manos acarician mi espalda y mi culo calentando un poco la piel que cada vez siento mas fría. Entonces comienza a azotarme, me encanta sentir sus golpes en mis nalgas. Nadie me pega como EL, fuerte y certero, pero sin volverse insoportable si no tuviera la boca tapada estaría gritando de puro placer.

Noto como su cuerpo se inclina sobre el mío para acercarse a mi oído.

-Vas muy bien perrita, aguanta un poco más, pero ahora no apoyes las manos, quiero verte bien inclinada.

Despacio doblo mi cuerpo y apoyo la cara en el suelo, la cabeza ladeada pero la mirada perdida. Coloco mis manos a la espalda para que EL pueda verlas.

Ahora me penetra mas despacio, aun así cada vez me cuesta mas respirar y no puedo controlar los temblores de mi cuerpo por culpa del frío.

Para, se acerca a mi y me levanta del suelo, sacándome el pañuelo maldito de la boca pudiendo llenar por fin mis pulmones de aire. Seguramente tengo la mejilla roja y raspada por el suelo por que pasa por ahí sus dedos y me mira con cariño. Yo lo abrazo, necesito calor, me devuelve el abrazo suavemente.

Sus brazos rodean mi cuerpo y despacio me lleva de nuevo al coche. Abre la puerta, la calefacción estaba puesta y pierdo la cuenta de los minutos que pasamos abrazados hasta que deje de temblar.

-Bueno, ahora termina tu trabajo como la buena puta que eres.

Se acomoda en el asiento y yo empiezo a bajar la cabeza despacio, introduciendo su polla dura en mi boca, apretándola con mis labios, jugando con mi lengua.

Me acaricia el pelo mientras yo lamo su pene con devoción, empieza a marcar el ritmo, haciendo que cada vez llegue mas adentro.

Adoro sentirle rozando el fondo de mi garganta, forzando mi aguante, casi provocándome arcadas.

Entonces noto como comienza a correrse en mi boca, mi primer pensamiento es tragar, pero recuerdo que no puedo hasta que EL de su permiso, así que aguanto su semen caliente mientras termina su orgasmo.

Levanto la cabeza y le muestro su corrida en mi boca, jugando un poco con mi lengua hasta que con un gesto suyo me indica que puedo tragar. No puedo tener recompensa mejor.

Estira su brazo invitándome a ir con EL, me hago un ovillo a su lado mientras acaricia mi cabeza y repite bajito "Buena putita" mientras su respiración se normaliza. Mira mi cara. La mejilla que ha estado en contacto con el suelo la noto caliente, seguramente tenga un buen raspón. Hoy no ha sido día de marcas, ni chupetones, ni mordiscos…solo las rodillas peladas y la cara enrojecida.

-Venga nena, te llevo a casa.

Mientras veo su coche marcharse ansío que no tarde mucho en recibir la siguiente llamada suya.