Tu Primera entrega
Va a ser tu primera vez, estás deseando ser poseída, que tu amo te haga suya. La excitación y el nerviosismo no pueden con tu deseo, deseas entregarte a tu amo y los vas a hacer. Lo estás haciéndo en este momento.
Había llegado el gran momento, el sublime momento de la entrega al amo, el momento de la culminación, ese tan deseado y, a la vez, tan temido momento de convertirte en mi putita particular, en mi perrita, en permitirme usarte a mi antojo, poseerte, dominarte, azotar tus delicadas y, a la vez, deseadas, hermosas, sublimes nalgas. Tu culo era uno de mis mayores deseos, el saber que iba a ser mío me tenía súper excitado, al fin podría poseer ese tan deseado trofeo. Junto a tu culito el resto de tu cuerpo, ese cuerpo de jovencita, jovencita pero muy mujer, a tus 23 añitos eras toda una mujer, una mujer que deseaba sentir como su virgen culito era perforado por la lanza de tu amo y señor y, junto a tu culito, como obsequio, el resto de tu cuerpo, cuerpo que sería sometido y gozado, haciéndote gozar, a su vez. En nuestro pacto existían dos premisas, dominación y goce, las dos se tenían que cumplir, serías dominada, pero gozando, gozarías al máximo de la dominación. Te entregas a tu amo para gozar, ser poseída y, a la vez, gozar de esa posesión y, con esa posesión, los límites acordados eran muy claros y los dos los teníamos que cumplir, si no se cumplían no habría segunda vez.
La primera regla, entrega total, tu cuerpo sería explorado, acariciado, besado, chupado y, como no, follado, por tu amo en toda su extensión desde los pies a la cabeza.
Segunda regla, tu entrega física, entregas el cuerpo para ser azotado, gozado y disfrutado, pero sin dolor, sin castigos físicos denigrantes. Sólo azotes en tus hermosas nalgas y presionar, chupar o mordisquear tus pezones. Sólo ese tipo de castigo, NO habrían más castigos físicos.
Tercera regla, obediencia a tu amo, obedecerás a tu amo en todos sus deseos, te sentirás su perrita, harás lo que tu amo te ordene. Serás su putita, su perra, te llamará perra, puta, y te poseerá de todas las formas posibles sin que puedas chistar, sólo gozar, gozarás y te acariciarás en lo que tu amo te posee, disfrutarás al máximo de tu estreno como putita sumisa. Te correrás las veces que seas capaz de hacerlo sin más límite que el que tu cuerpo te pueda poner. Tu entrega será a tu amo y al placer, las dos combinadas que harán sublime el tan deseado momento.
Cuarta regla, gozar del cuerpo de tu amo, poder besar, chupar y acariciar sólo en el momento en que tú amo te lo ordene. Sin órdenes directas de tu amo no podrás acariciar su cuerpo, te conformarás con acariciar el tuyo. Cuando tu amo lo ordene, en ese momento y, sólo hasta que te sea permitido, podrás chupar, lamer, acariciar su cuerpo o las partes de él que te sean ordenadas.
Son nuestras principales reglas, existen otras que sólo nosotros conocemos su extensión, sus límites, sólo a nosotros importa nuestro acuerdo, algunas se irán desgranando a lo largo del texto, otras quedarán para mejor ocasión. El resto del universo ni se imagina, ni por lo más remoto, lo que sucederá o lo que está sucediendo en el interior de la habitación del hotel. Por que, ¡ya has llegado!, ¡ya estás en mi poder!, a merced de mis deseos, que también son los tuyos, los dos hemos deseado esta situación y los dos vamos a gozar de ella y con ella.
Traspasas la puerta de la habitación y tal y como hemos acordado, das dos pasos y te detienes, tus manos colgando a los lados de tu cuerpo, tu cabeza gacha, estás esperando que tu amo se acerque a ti y te vende los ojos.
Me encuentro tras la puerta y te veo entrar, tan joven, con la cara colorada por el nerviosismo, la excitación, posiblemente tambén, tu timidez y sobre todo, el temor a tu amo, a no ser una buena alumna, la esclava que te amo desea que seas. Esa perrita que desea ser sometida y humillada, gozada y follada como la mayor de las putas. Porque tú eres una puta, una puta perra caliente que deseas te follen, te azoten y te hagan gozar, sentir como tu cuerpo vibra bajo el poder y las ordenes de tu amo. Te vendo los ojos y te despojo del abrigo, mi mirada sigue lentamente, tan lentamente como voy bajando el abrigo, como tu cuerpo enfundado en un pequeño y pegadito traje de licra negro se va mostrando ante mis ojos, tu espalda casi desnuda y la marca del pequeño tanga en el final de tu espalda, justo en el comienzo de las redondeces de tus nalgas, marcando o señalando, donde se encuentra ese divino tesoro que ofreces a tu amo, tu virgen culito. Dejo el abrigo tras la puerta y me pego a ti, pego mi cuerpo al tuyo, tú sigues con las manos caídas a lo largo de tu cuerpo, esperando órdenes, sabes que no te puedes mover hasta que tu amo lo ordene.
Recorro tu cuerpo con mis manos, sin decir palabra, acaricio tus hombros, tu cuello, bajo por tus pechos, los siento turgentes y duros bajo mis manos, busco los pezones y los siento marcados en la tela del vestido, vas sin sujetador, eres obediente, sabes que mis deseos eran esos, sin sujetador, pero si con el tanguita puesto, guardando tu más bellos tesoros: tu coñito rasurado ¿Lo traes rasurado? Seguro que sí, sabes que en caso contrario te ganarías un castigo y, para comenzar, estoy seguro que no te apetecen los castigos; y tu culito, ese culito virgen. Sigo con mi recorrido bajando por tu cintura, tu vientre, pasando por tus caderas y tus nalgas, llego a tus muslos. Sigo bajando hasta llegar a tocar directamente tu piel, donde termina la tela de tu traje, siento tu piel, suave, firme y comienzo a subir, ahora subo acariciando tu piel, tu vestido va subiendo junto a mis manos, mis manos suben por tus muslos acariciándolos por delante, por detrás, te abres de piernas para permitir que te los acaricie y que pueda explorar tu entrepierna, que sienta tu coñito palpitante, todo mojado, bajo mis manos, la fina tela del tanguita transmite su palpitar y su humedad, estás toda mojadita, deseando sentir mis caricias. Presiono con uno de mis dedos y siento como se hunde directamente en tu sexo, está bien lubricado, tu cuerpo se estremece ¿nerviosismo?, ¿placer?, ¿deseo? Quizá todo a la vez, te sientes mía y lo disfrutas, te estremeces bajo mis caricias, como te vas a estremecer bajo mis ordenes, gozarás con ellas, de eso estoy seguro.
Sigo mi recorrido, ahora acaricio tus nalgas, las masajeo y las aprieto, tienes unas nalgas prietas, duras, la juventud y el ejercicio, sigo explorando, acariciando y jugando con tu cuerpo, tus caderas, tu cintura, tus pechos. Ya estoy en el comienzo de tus redondos y bien formados pechos, los acaricio siguiendo su contorno por abajo, tus pezones esperan mis caricias, pero tienen que seguir esperando, todavía no he llegado a ellos. Ahora es el momento, mis dedos buscan tus pezones, los acarician, los tienes duros, deseando los presione, suspiras, más bien gimes, me pego a ti y te apoyo mi polla dura a través del pantalón, sientes mi excitación y mueves un poco tu culo, deseando sentirla en toda su extensión, pero no, todavía no es el momento. Sigo subiendo hasta tu cuello y te quito el vestido, el cual va a parar junto a tu abrigo, tras la puerta de la habitación.
Mis manos vuelven a recorrer tu cuerpo ahora desnudo, de arriba hacia abajo, tus hombros, tu cuello, tus pechos, siento como vibra tu piel al paso de mis manos, como te estremeces cuando aprieto, ahora si, tus pezones, cuando mi mano llega a tu entrepierna y apartando el tanguita comienza a acariciar tu coñito, ¡estás empapada!, no me había equivocado en mi reciente exploración. Lamo tu cuello, beso tus hombros, me separo de ti y observo detenidamente tu cuerpo, tienes un cuerpo hermoso, joven, rotundo, un cuerpo que va a ser mío, que me estás entregando y deseas siga haciendo mío, poco a poco, sin prisas, tal y como hemos hablado en tantas ocasiones, acaricio tus nalgas, las aprieto, muerdo tu cuello, tus hombros sienten mis dientes como presionan en tu piel, te estremeces de nuevo, sientes dolor, un dolor suave, tal y como los dos lo queremos. Azoto suavemente tu culo, unos azotes que te hacen estremecer de nuevo, tus manos siguen quietas, sin moverse, tu cuerpo, ofrecido y entregado a tu amo.
Ahora perrita te toca a ti, ¡date la vuelta y desnuda a tu amo!
Si amo.
Te das la vuelta y tus manos buscan mi cuerpo, sabes lo que tienes que hacer, comienza a quitar los botones de la camisa comenzando del cuello, vas bajando botón a botón, lentamente, quitas la camisa sin tocar mi cuerpo, no es el momento, sabes que no estás autorizada a tocar mi cuerpo, eso será sólo cuando tu amo lo ordene.
¡De rodillas perra!
Si amo.
Te arrodillas y buscas la hebilla del cinto, quitas el cinto, desabrochas el pantalón y lo bajas lentamente, tu cabeza baja a la vez que tus manos, cuando el pantalón llega al suelo, tu cabeza esta a la altura de mis tobillos.
¡Ahora perra es el momento de lamer!, ¡lame mi cuerpo!
Si amo.
Comienzas a pasar tu lengua por mis piernas, dejas los pies para más tarde, ahora sólo puedes lamer las piernas y los muslos, subes por un pie, hasta llegar a la cinta del slip, pasas por mi slip de un muslo al otro, pasando la lengua sobre la tela, llegas al otro muslo y vuelves a bajar hasta llegar al pie. Ahora puedes usar tus manos, tus manos acarician mis muslos, mientras tu boca se dirige a mi slip, comienzas a chupar y a ensalivar mi slip siguiendo el recorrido de mi polla, desde la base, los huevos, hasta la punta una y otra vez, esperando mi señal.
¡Ahora perra!
Si amo.
Con tus dientes comienzas a quitar el slip, no es fácil, pero sabes que lo tienes que hacer, mi polla dura, es un estorbo el slip está trabado en ella y te cuesta soltarlo, sabes que no puedes usar las manos, en este momento no te está permitido usar las manos, lo tienes que hacer con tu boca, al final consigues soltar mi polla del slip, en lo que lo bajas por debajo de los huevos, mi polla se frota en tu frente, quizá te haya llegado a golpear uno de tu ojos, tu nariz, no lo se bien donde golpeó, sólo que se encuentra en tu frente, esta mojada, la excitación ha hecho que alguna gotita de presemen haya aflorado a la punta. Ahora es el momento de poder usar las manos, tienes la lección bien aprendida, tras liberar la polla, tus manos quedan en libertad para bajar el slip y acariciar mi huevos, me quitas el slip y tus manos se dirigen a mi entrepierna coges mis huevos y los acaricias con dulzura, con sumo cuidado, abres tu boca y te quedas esperando. Hay que verte en ese momento, arrodillada ante tu amo, tus pechos pegados a mis muslos, tus manos acariciando mis huevos y tu boca abierta con la punta de la lengua fuera, esperando a que tu amo te de lo que más deseas en ese momento, mi polla, quieres saborear mi capullo, tu cara se ha separado de mi y estás esperando mi señal.
Una de mis manos coge tu pelo y la otra baja a tu cuello, es la señal, coges mi polla con una mano y la acercas lentamente a tu boca, no la puedes chupar, sólo lamer, pasar la lengua por el capullo y lamerla de los huevos al capullo, siguiendo el mismo camino una y otra vez, hasta que tu amo ordene.
¡Acaríciate puta!
Si amo.
Sigues lamiendo mi polla y comienzas a tocar tus pechos, una de tus manos se va a tu entrepierna y acaricias tu coñito, mi polla se te va, se aleja de tus labios, la buscas y como puedes vuelvas a lamerla.
¡Abre la boca perra!
Si amo.
Es el momento de meterte la polla en la boca, te la metes en la boca y comienzas a chuparla presiono tu cuello y te meto más de la mitad, llega a tu garganta y te atragantas.
Chupa puta, no dejes de chupar, trágatela toda, hasta el final, perra puta.
Con arcadas incluidas sigues chupando, a la vez que te sigues acariciando, se está cumpliendo uno de tus mayores deseos, estar de rodillas ante tu amo chupando su polla, sintiendo tu boca llena y eso te tiene a punto de explotar.
¿Te vas a correr perra puta?
Si amo, -sacando la polla de tu boca y volviéndola a meter con rapidez, sabes que no te está permitido dejar de chupar. El momento de dejar de chupar será el momento de tu corrida, te acaricias cada vez más rápido, con más fuerza, te estremeces, es el momento de dejar de chupar, te estás corriendo.
¡Correte puta!, ¡quiero ver como te corres!, ¡quiero oírte correr!
Comienzas a gemir, a contraerte, puedo notar, ver y sentir, las convulsiones de tu cuerpo, los espasmos, te corres como una auténtica perra, como una perra puta.
Así perra puta, así quiero que goces.
Gracias amo
Te quedas arrodillada con la cabeza gacha, tu cuerpo estremeciéndose por la reciente corrida, esperando órdenes de tu amo, has gozado, te has corrido y ahora esperas una señal.
Mis manos buscan tu cara, la acaricio, lames mis manos, bajo a tus hombros y cogiéndote bajo las axilas te levanto, te acerco a mi pecho y busco tu boca, la encuentro entreabierta, deseosa de besar mi boca, de chupar mis labios, de aplacar ese deseo de satisfacer a tu amo, como él te ha dejado satisfacerte a ti misma. Chupo tus labios, mi lengua entra en tu boca a la vez que la tuya sale a su encuentro, se enroscan, se castigan, se acarician, mis manos acarician tus pechos, tus nalgas, mi polla busca tu vientre, tú entrepierna, colarse entre tus muslos.
Ahora quiero tu culito perra
Si amo.
Estás bien enseñada, te arrodillas y caminando a gatas te diriges a la habitación, vas tanteando lo que encuentras, tus ojos siguen vendados, encuentras la cama, te subes a ella y te pones a cuatro patas, las rodillas en el filo de la cama, parte de tus piernas colgando hacía fuera el culo levantado y ofrecido a tu amo y la cabeza gacha pegada a la almohada que has puesto bajo ella. Se te ve sometida, con el culo ofrecido y la cabeza enterrada en la almohada, el pequeño tanguita negro sigue ahí, ocultando a tu amo tus hermosos tesoros.
Una sonora nalgada resuena en la habitación.
¡Abre las piernas perra!
Si amo.
Te abres de piernas a la vez que tus manos abren y separan tus nalgas, me acerco a ti, mis manos separan el tanguita y comienzan a acariciar tu sexo, tu sexo bien rasuradito, palpitante, abierto, deseando ser mío. Lo acaricio, meto mis dedos y voy subiendo líquidos de tu coñito húmedo a tu culo, me pongo en posición de ataque y pasando mi polla por tu abierta vulva la voy frotando en ella, la siento como palpita, como se abre deseando ser penetrada.
¿Quieres mi polla perra?
Si amo.
Sin contemplaciones te la meto de un golpe, me pego a tus nalgas y te doy unas cuantas bombeadas, no muchas, pues es mucha la excitación que tengo acumulada y estoy a punto de correrme y, como bien sabes, quiero correrme tras follar tu culito. Mis dedos comienzan a hurgar en tu culito, saco mi polla y te la paso del coño al ojete, pasando jugos y lubricándolo, no quiero causarte daño, el mínimo dolor. Vuelvo a meter mi polla en tu coño y a la vez un dedo en tu culo, lo tienes prieto, se cierra al paso de mi dedo, ¿no quieres?, ¿tienes miedo?. Deseas que te folle el culito, entregar ese preciado tesoro a tu amo a la vez que tienes miedo a lo desconocido, al posible dolor.
¡Ábrete perra!
Tus manos abren tus nalgas al máximo que pueden, una sonora nalgada hace que tu culo se cierre por un momento, que tu coño intente estrangular mi polla, pero al momento estás toda abierta, ese culito rosadito, pequeño y palpitante de deseo y temor a la vez, se encuentra preparado para su primera penetración, para ser invadido por mi polla. Sin más miramientos, pongo mi polla en la entrada de tu culito y presiono con fuerza, pasa el capullo e intentas huir, te sujeto con una mano y con la otra sigo metiendo lentamente, con suavidad, pero con firmeza mi polla, ya tienes más de la mitad dentro, la estrechez de tu culo parece que me la quisiera estrangular, el placer es sublime, detengo unos instantes para que tus esfínter se acomoden a la polla invasora. Siento que te estás relajando, que lo peor a pasado y de un golpe certero te la clavo hasta lo más hondo, muerdes la almohada y sueltas un pequeño gritito ahogado, pero aguantas el embate y tus manos no se mueven, siguen firmes abriendo tus nalgas, tal y como te ha ordenado tu amo. Comienzo un mete y saca suave, ligero, lento, la saco casi toda y la vuelvo a meter, poco a poco, lentamente, así varias veces. Luego la saco del todo y pongo saliva en la entrada de tu ojete, está abierto, todo rojo por el castigo, redondito como una moneda, adaptado al tamaño de mi polla, le pongo saliva varias veces y te la vuelvo a meter, ahora está más lubricado y se desliza mejor, comienzo un mete y saca más rápido. Sigues en la misma posición, la cabeza en la almohada y tus manos abriendo lo más posible tus nalgas, esperando mi señal, como siempre, sin que tu amo lo ordene, no puedes gozar, no te puedes acariciar, por mucho que lo desees, sin orden de tu amo. La orden se hace esperar, estás deseando acariciar tu sexo, lo sientes todo mojado, babeante, mientras de tu culo entra y sale mi polla, cada vez con más fuerza, cada vez más rápido. Sabes que me voy a correr, que estoy comenzando a sentir como el semen quiere salir, que ya no aguanto más, pero no te puedes acariciar, no te puedes correr hasta que te libere, tienes que aguantar el deseo hasta el último segundo y luego en un solo instante llegar al final.
¡Libera tus manos perra!, ¡acaríciate!
Es lo que estabas deseando desde hacer rato, comienzas a acariciar con fuerza tu sexo en lo que sientes como mi polla entra en tu culo, te cojo del pelo y levanto tu cabeza, con la otra mano te doy pequeñas nalgadas, te estoy cabalgando, eres mi yegua, yo el jinete, tiro del pelo hacia atrás en lo que te doy una sonora nalgada es la señal, tu amo no aguanta más se está corriendo. Sientes como te la clavo hasta lo más hondo, tu cuerpo de estremece de dolor y placer a la vez, sabes que te quedan sólo unos instantes para lograr correrte o lo haces ahora o tendrás que esperar al próximo juego, sientes las contracciones y los espasmos de la polla de tu amo en tu interior, "te está llenando el culo de leche", "se está vaciando en ti", "entregando todo su néctar", sientes como tu culo recibe los chorros de leche, que suave está ahora, ya no duele, no hay sensación de malestar, sólo placer, te sientes llena y deseas correrte. Las caricias a tu sexo cada vez son más violentas "es tu momento", "te tienes que correr ya", "lo tienes que hacer". Esos pensamientos aturrullan tu mente, pero no te impiden explotar en un nuevo y placentero orgasmo.
Siiii amo, me corrrrrrroooooooooo, me corrrrrrrrroooooooooo, siiiiiii
Explotas en un violento orgasmo siento como te convulsionas, como te estremeces, como tu cuerpo se queda desmadejado bajo el mío, me voy sobre ti y me quedo tendido sobre tu espalda, la polla en tu interior y mis labios besando tu cuello, me acerco a tu oído y te susurro.
¿Te ha gustado perrita?
Si amo, ha sido genial, mejor que lo que esperaba.
¿Repetirías? perra puta.
Si amo, repetiré, haré lo que me pidas amo.
Así me gusta perrita, que seas obediente.
En esto mi polla, ya un poco flácida, tras la corrida, se había salido de tu interior. Te quito la venda de los ojos, te giras y abriendo los brazos me abrazas con fuerza a la vez que buscas mi boca. Ahora ya estamos en plan de igualdad, en este momento has dejado de ser mi esclava, pero no por mucho tiempo, sabes que sólo será hasta después de la ducha. Ducha que nos vamos a dar en éste preciso momento, sabes las normas y debes cumplirlas a rajatabla, si te sales de las normas tu amo te castigará.
Sería muy largo contar toda la sesión de una sola vez por lo que la ducha y el posterior juego se queda para una segunda entrega, espero que sea pronto y que desees leerla cuanto antes.
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