Tu Novia 5

Moira se entrega a placeres que nunca soñó.

El teléfono sonó a las 8 en punto, era una foto tuya. Salías de frente, ni rastro de pelo y con la polla debidamente enjaulada. La segunda llegó en seguida, esta vez de espaldas, un poco inclinado para que se pudiera ver la joyita que del plug brillando entre tus nalgas. En la tercera salías con las braguitas que había escogido para ti puestas, algo sencillo para empezar, de algodón, negras y de tipo bikini, solo con un lacito en la parte delantera.

-Muy bien Lola, puedes irte - contesté- te veré esta noche, ven directo a casa.

Un minuto después sonó el teléfono de nuevo, una foto de Moira, perfecta en un vestido ligero de fondo negro y pequeñas florecillas de colores con botones en la parte delantera y largo por debajo de las rodillas, botines negros justo por encima del tobillo y su collar, que la marcaba como mía.

Desabróchate otro botón del escote- respondí- y otro de la parte de abajo. Espérame de rodillas ante la puerta hasta que llegue.

Decidí tomármelo con Calma, que Moira me desease, que se desesperase por mi llegada, hacia las 11 salí dirección a su casa, y poco después recibí un mensaje, de nuevo de Moira.

-¿Puedo ir al baño Amo?

-No.

Estaba a punto de llegar, pero quise hacerla esperar, podía ver como se conectaba y se desconectaba constantemente, esperando noticias mías.

Para entretenerme te mandé un mensaje.

-Tienes 5 minutos para ir al baño y enviarme una foto de rodillas.

Tardaste 7...

-Perdón Amo, estaba reunido y no he podido escaparme

-Recibirás tu castigo esta noche Lola. - Contesté - y el de Moira será el doble, ya lo sabes.

Por fin decidí subir, llamé al timbre y Moira abrió la puerta, de rodillas, pude notar la incomodidad en sus movimientos, llevaba un buen rato de rodillas y los botines se le clavaban en los gemelos

-De modo que quieres ir al baño... adelante pues, vamos Moira. -dije cerrando la puerta, y enfilando el pasillo.

Moira me siguió, pero se quedó de piedra cuando me vio dentro del baño, con ella.

-Adelante Moira, supongo que te mueres de ganas.

Noté como sus mejillas empezaban a enrojecer, Se levantó apoyándose en el retrete, sus rodillas no la sostenían después de haber mantenido la posición durante tanto tiempo.

Se bajó el tanga que había escogido para ella, de un brillante color fucsia, lo había escogido así con la esperanza de que se transparentase un poco bajo el vestido. Se subió el vestido y se sentó avergonzada, mirando al suelo, un segundo después cerró los ojos, noté como sus músculos se relajaban y dejaba escapar un suspiro de alivio a la vez que un potente chorro comenzaba a dejarse oír.

Se giró hacia el papel higiénico, la detuve.

-No importa que se mojen un poco, no te preocupes.

Moira asintió mientras se recolaba la ropa y se ponía de nuevo de rodillas. Antes de que terminase, me saque la polla y comencé mear, con la polla pegada a su cara pero sin dejar caer una gota fuera del inodoro. Sus ojos abiertos como platos.

-Límpiamela Moira. Sin usar las manos.

Su lengua comenzó a darme lametones, primero en el glande, con lametones cortos en el frenillo y haciendo círculos, luego alrededor, hasta que no quedó polla sin lamer. Finalmente se la metió en la boca y comenzó a chuparla, notando como se empezaba a endurecer... Con un tirón a su melena suelta la frené. Al tirar de su cabello su boca quedó abierta, escupí en su interior.

-Gracias Amo.

-Vamos a dar un paseo.

Salimos a la calle, ella siempre dos pasos detrás de mí. Llegamos a nuestro destino, un sex shop bastante especializado, oculto entre calles y de confianza. El lugar donde tu habías recogido el collar de Moira y los contratos la noche anterior. El dependiente sonrió cuando nos vio. Se levantó del lugar que ocupaba tras el mostrador, en la pared a su espalda podían verse tres pantallas reproduciendo porno. En la central una mujer atada a una cruz de San Andrés (una gran X de madera) recibía latigazos proporcionados por una Domina vestida de cuero, Moira no perdía detalle.

-Moira, mira la película, -le dije mientras le hacía una seña al dependiente- pero en tu posición.

Moira nos miró al dependiente y a mí, con vergüenza, pero se arrodillo colocando su vestido de modo que no lo pisaba. Me acerque a ella y le desabroche otro botón del escote, abriéndolo un poco de modo que sus pezones quedaban ocultos pero sus grandes areolas eran claramente visibles. Sus mejillas se encendieron al notar la mirada fija de mi amigo.

-Esta zorrita es preciosa...

-Se llama Moira -dije - necesito unas cuantas cosas para el entrenamiento. Lo primero, una correa. También unas cosas para el que era su novio, ahora se llama Lola.

Se rio a carcajadas al saber de ti.

Nos alejamos por el pasillo dejando a Moira arrodillada en el suelo mirando la película, la escena había cambiado y ahora la esclava se retorcía todavía atada mientras su domina sujetaba un vibrador entre sus piernas.

Escogí todo lo que tenía en mente mientras charlaba con el dependiente, fue entonces cuando vi que no estábamos solos. Entre las estanterías había una chica joven, que apenas tendría 19 o 20 años, con varios vibradores en la mano.

-¿puedo ayudarte? -dijo el dependiente acercándose a ella.

-Eh... sí, ¿sabes cuál de estos es mejor? - preguntó- o sea...

¿cuál da más placer?

-Bueno... eso depende, este -dijo señalando el de su mano izquierda- se utiliza externamente, sobre el clítoris, y tiene diversos niveles de potencia, la máxima puede ser incómoda si no estás acostumbrada, si puedes aguantarlo... bueno... lo suelen definir como una puta locura. Este otro gira dentro, presionando el punto G, y esta parte estimula el clítoris, la potencia es mucho menor, pero podrías conseguir un squirt con tiempo y práctica.

-Vaya... -dijo sonriendo- creo que "una puta locura" es lo que me hace falta, me llevaré este.

Se fueron hacia la caja y les seguí, la chica se quedó de piedra cuando vio a Moira, completamente quieta. Tenía un cuerpo firme, de caderas anchas con un culo grande pero prieto embutido en unos vaqueros azules, unas deportivas blancas y una camiseta gris sencilla con medias mangas que al estar apretada marcaba el sujetador que abrazaba unas tetas pequeñas. El pelo castaño atado en una coleta y la boca abierta en una mueca de sorpresa.

-Moira, a cuatro patas -dije- saluda esta chica besando sus pies.

Moira obedeció dócilmente, al ponerse a cuatro patas sus tetas quedaros libres y sus pezones rozaron el suelo cuando besó las zapatillas de la asombrada chica.

-Espero que no te moleste - le dije- la estoy entrenando.

-¿Es tu... esclava?- preguntó

-Si, esto forma parte de su entrenamiento.

Cogí la correa de cuero negro y eslabones metálicos y la enganché a la argolla del collar de Moira, tiré de ella para hacer que diera una vuelta completa alrededor de la chica, la hice parar frente a ella, dándole la espalda para que tuviera una vista perfecta de sus nalgas. Levanté el vestido y dejé el culo perfecto de Moira a la vista, la tela del tanga apenas cubría su coñito, estaba mojado... debía tener el coño empapado.

-Acabo de comprarle unas bolas chinas y un juego de plugs anales para empezar con su dilatación - dije- quiero empezar cuanto antes.

-Amo... - dijo Moira con voz temblorosa- el culo... es que...

La chica me miró, esperando mi respuesta.

-¿Nunca has jugado con tu culo Moira?

-No amo, bueno... alguna vez un dedo para probar... pero nada más...

-Pues es hora de empezar.

Abrí el paquete ahí mismo, ante la atenta mirada de la chica, me dirigí hacia ella.

-¿Quieres ver?, será bueno para su entrenamiento, -dije- a lo mejor te estoy entreteniendo, perdona.

-No no, -dijo rápidamente- adelante, quiero verlo.

En ese momento el dependiente se acercó a la puerta y la cerró, nadie nos molestaría.

De un tirón bajé el tanga de Moira hasta sus rodilla, tiré de la cadena hacia abajo, hasta que su cara toco el suelo, sus pezones se endurecieron de nuevo al notar el frío de la baldosa. Pisé la correa para evitar que se moviera y comencé a desenvolver el paquete de plugs para sacar el primero. Se lo enseñe y su mirada se descompuso.

Lo acerqué a su entrepierna y lo usé para recorrer su coño empapado recogiendo sus flujos, recorría sus labios en círculos introduciendo la punta en su vagina para después, apretando un poco llevar su humedad a través del perineo hacia su ano. Moira inconscientemente lo contraía una y otra vez al notar la punta presionando para entrar.

Introduje un poco el plug en su coño, que estaba completamente abierto y deseoso de ser penetrado. Sujetándolo para que la parte más ancha quedase justo en la entrada de su vagina, abriéndola al máximo, Moira se movía buscando ser penetrada y gemía suavemente, con la respiración agitada.  De nuevo lo coloqué en su ano, ya más relajado, y metí la puntita, de nuevo Moira lo contrajo y pegó un gritito.

-Vaya Moira... parece que estás desobediente.

Un azote fuerte dejó mi mano marcada en su nalga.

-Perdón Amo.

Mire a la chica a los ojos,

-¿Quieres ayudarme?

-¿Ayudarte? -dijo saliendo de su asombro. Su piel pálida se tornó roja- vale...

-Quiero que le metas estas bolas que he comprado para ella- Dije dándole las bolas chinas- pero muy despacio.

Mientras las abría use lubricante sobre el plug para poder meterlo, Moira estaba casi en paralelo al suelo, su culo elevado y sus piernas tan abiertas como le permitía el tanga. Las bolas comenzaron a entras en su coño y noté como se relajaba para facilitar la entrada. Aproveché el momento para ir metiendo poco a poco el plug.

-Parece que se las quiera tragar... está chorreando - dijo la chica asombrada a la vez que la primera entrada como empujada hacia adentro.

Apreté más el plug mientras la segunda bola empezaba a entrar, Moira daba grititos y apretaba las manos notando como la parte más ancha le abría el culo completamente.

Un último grito de Moira y un último empujón y el plug atravesó completamente el esfínter entrando y dejando el ano dilatado. Pude ver que las bolas también habían entrado y la chica estaba embobada acariciando los labios de Moira mientras su coñito se dilataba y se contraía espamódicamente, goteando. Mi amigo el dependiente se pajeaba tranquilamente contemplando la cara pegada al suelo de Moira, con los ojos cerrados y la saliva escurriéndose por las comisuras de su boca

-Joder... está empapada... y yo también -dijo la chica- que ganas de estrenar el juguete...

-Moira, dale las gracias a esta chica.

-Si... Amo... - contestó entre jadeos- muchas gracias por meterme las bolas.

-Uff... joder que cachonda me ha puesto esto...

-Quizá le puedas dar las gracias de otra forma, -dije- La hemos entretenido y no ha podido estrenar su juguete. Deberías ocuparte de eso Moira.

Me giré hacia la chica.

-¿Quieres que Moira se encargue? me parece que te debe un orgasmo después de lo mucho que has hecho por ella, no estaría bien que te quedases con las ganas.

Moira alzó la cabeza del suelo un poco

-Amo... yo nunca...

-Silencio Moira -dije- tienes la lengua muy suelta, vamos a darle un uso más adecuado.

La chica me miraba y miraba el coño todavía palpitante de Moira.  Pensando, decidiendo... le di la correa y me agaché para subir el tanga de Moira y dejar todo en su lugar, aproveché para pasar un dedo por su coñito terminando en el clítoris y presionándolo. Moira gimió

-Si quieres privacidad puedes ir con Moira a una sala, aquí hay algunas para vips como yo. Aunque lo mejor sería que yo sujetase la correa, no tiene permiso para correrse y no quiero que se despiste.

Por toda respuesta la chica me miro, me dio la correa de nuevo y dijo:

-Qué coño...

Se quitó las zapatillas sin desatarse los cordones y con un solo movimiento se quitó los pantalones y las bragas dejando a la vista un coñito con un pelito fino y muy cortito sus labios quedaban ocultos, pero se notaba la humedad de su excitación. Se tumbó en el sueño usando los vaqueros como almohada y abrió completamente las piernas ofreciéndose

Guie a Moira hacía el coño de aquella desconocida y con un tirón a la cadena hice que hundiera su cabeza entre sus piernas.

-Cómele el coño Moira, haz que se corra.

La cabeza de Moira comenzó a moverse de arriba a abajo mientras la chica, con los ojos cerrado y la espalda arqueada, lanzaba suspiros de placer que poco a poco se fueron convirtiendo en gemidos. La respiración ahogada de Moira se mezclaba con los sonidos del coño chorreante siendo lamido. Las manos de la chica sujetaron la cabeza de Moira obligándola a hacer movimientos circulares, ahogándola entre los líquidos de su coño y la presión de sus muslos; atrayéndola como queriendo ser penetrada.

Las piernas de Moira temblaban, entre el esfuerzo de mantener la postura y el deseo de tocarse, de correrse... con su propia correa le di unos azotes que la hicieron temblar todavía más. Levanté de nuevo su vestido, el tanga se había metido entre sus labios hinchados y la base del plug se movía con las contracciones del cuerpo de Moira.

Le hice una seña al dependiente, que seguía con la polla en la mano, para que se colocase detrás de Moira, observando todo el espectáculo.

La chica comenzó a gemir y agarró a Moira del pelo apretando las piernas.

-Joder si... sigue Dios... Me corro

Moira ahogada intentaba escapar del agarre haciendo movimientos cada vez más bruscos.

-Vas a hacer que me corra hija de puta.... me corrooo

Emitió unos gritos como aguantando la respiración se agarró los pechos con furia... clavándose los dedos y finalmente en un rugido gutural se arqueó agarrando la cabeza que tenía entre las piernas temblando con los espasmos del orgasmo.

En ese momento chorros espesos de semen aterrizaron sobre el culo y las piernas de Moira.

La chica relajó su agarre y Moira recuperó su aliento.

-¿Me puedo correr Amo por favor? ¿me puedo tocar?

-No - dije tirando de ella para poder besarla y saborear aquel coño.

-No he terminado - dijo la chica respirando agitadamente - quiero más.

Se acercó a donde había dejado su juguete y lo abrió sin miramientos. Volvió a la posición en la que estaba y se quitó la camiseta, dejando al descubierto un sujetador blanco que pronto siguió a la camiseta. Tenía unos pezones pequeños y rosados y unos pechos firmes.

Inmediatamente tiré de la cadena e hice que Moira los lamiera. No podía disimular como estaba disfrutando, lamiendo con ganas, disfrutando metiéndoselos en la boca, mientras la chica encendía el aparato y lo metía entre sus piernas.

Tiré de Moira hasta ponerla cara a cara con la chica, se besaron compartiendo saliva... flujo... deseo...hasta que se puso a 4 patas, estimulando su clítoris desde abajo y dejándonos una panorámica perfecta de su coño húmedo y abierto y de su inabarcable culo.

Coloque a Maria detrás, para que comenzara de nuevo a comer ese delicioso y jugoso coño. Moira no perdió ni un segundo, la chica se retorcía de placer mientras aumentaba la velocidad y la lengua de Moira jugaba haciendo círculos en la entrada de su vagina metiendo a veces la puntita y a veces la lengua completa, como queriendo penetrarla.

Desde mi posición note que la chica tiraba de mi hasta colocarme frente a ella.

-Quiero tu polla... me la quiero comer cabrón.

Me desabroché la cremallera y saqué mi polla, dura como una piedra, colocándola en sus labios. Comenzó a besar mi glande, a recorrer los pliegues con la lengua, lamiéndomela de abajo a arriba, hasta dejar dentro solo la punta que apretaba con la lengua.

-Moira, esta es la primera parte de tu castigo. Tu castigo por que Lola no ha sido lo suficientemente rápida hoy. No podrás correrte ni podrás disfrutar de mi polla.

Como si fuera una señal mi polla comenzó a ser devorada, entrando completamente hasta el fondo, hasta la garganta, hasta sentir una pequeña arcada.

La velocidad del vibrador aumentó de nuevo, acercándose al máximo.  La chica contraía las piernas sintiendo el placer en oleadas y apretando son sus muslos la cara de Moira contra su coño. Mi polla ahogaba sus gemidos moviéndose desde sus labios hacia su garganta.  Sus ojos cerrados y su lengua apretando la base de mi polla. La lengua de Moira en su coño moviéndose sin parar Su respiración se agitaba y comenzó a gemir desde la base de su garganta. El sonido del vibrador en su coño alcanzando la velocidad máxima, convirtiéndose en un sonido húmedo, sus ojos abriéndose, su boca apretándose y abrazando mi polla mientras sus piernas perdían fuerza con los estértores del orgasmo... su vientre se contraía, no quise sacar mi polla. Los movimientos incontrolables de su boca y su lengua ahogando los gritos de placer me hicieron estallar lanzando chorros de semen directamente en su garganta y notando como no podía evitar tragarse algunos, agarré su cabeza para vaciarme completamente dentro...

Cuando pudo recobrar el control se separó de mí, se acercó a Moira y la besó... Lo que quedaba de mi corrida paso de la chica a Moira con un beso húmedo y Lascivo.

-Trágatelo Moira.

No dejó ni una gota, buscaba con su lengua entre los labios de la chica para no perderse nada...

-Gracias Amo.... Amo ¿me puedo tocar por favor? ¿me puedo correr?

-Por supuesto que no Moira.

Me dirigí al dependiente

-Pon todo esto en la cuenta de Lola, luego te pagará. -señalé a la chica- lo suyo también.

La chica estaba usando sus braguitas para limpiarse la cara y la humedad de su coño, me miró y me las dio.

-Vaya... gracias, creo que voy a usarlo mucho... y sin duda voy a recordar esto cada vez que lo coja. -Le sonreí- Toma, quizá puedas ponérselas algún día y recordar esto... a lo mejor le quedan un poco grandes.

Las cogí y las miré, eran unas braguitas casi infantiles, de algodón, blancas, con un lacito y un poco de encaje en el elástico.

-Tengo otros planes para Moira, pero serán perfectas para Lola si no te importa.

-Para Lola entonces.

La chica comenzó a vestirse, su visión mientras se ponía los vaqueros directamente sobre su coño, con sus tetitas blancas todavía libres era un espectáculo. Acabó de vestirse y tiré de Moira para atraerla hacia nosotros. La chica la usó de apoyo, de asiento, para ponerse las zapatillas.

Nos despedimos de ella, que se quedó hablando con el dependiente y continuamos nuestro camino, antes de salir quité la correa y abroché el botón que cerraba un poco el escote de Moira, aun así era bastante revelador. Moira caminaba con dificultad al principio, la posición continuada sobres los botines habría dejado sus piernas agarrotadas, se movía un poco incómoda, como queriendo colocar bien lo que llevaba dentro... el plug, las bolas...

Llegamos a vuestra casa, y al atravesar el portal del edificio me giré hacia ella y le puse la correa de nuevo. Una vez en el ascensor tiré para ponerla a cuatro patas, al salir del Ascensor Moira tiraba queriendo llegar cuando antes, avergonzada. Tiré para obligarla a ir mucho más despacio y una vez en la puerta le hice contar hasta 10 antes de entrar, podía notar su nerviosismo, su miedo. Cuando por fin entramos le acaricié la cabeza,

-Muy bien Moira

-Gracias... Amo

-Hoy te has comido tu primer coño, y desde luego lo has disfrutado, eres una perrita, así que te vamos a tratar como una perrita.

-Amo, ¿puedo ir al baño?

-Todavía no. Quédate quieta.

Me dirigí a la cocina y cogí un cuenco que llené de agua del grifo. Lo llevé a donde Moira esperaba y lo puse frente a ella.

-Bebe, perrita - dije mientras tiraba de la correa.

Moira no sabía qué hacer, noté que se quedaba como de piedra, comprendiendo finalmente que la dominación, no es solo sexo. Tiré de nuevo de la cadena y agachó la cabeza, saco la lengua y dio dos lametazos confusos, se inclinó un poco más y acercó los labios, bebió hasta dejar el cuenco a la mitad.

-Muy bien -dije acariciando su cabeza- eres una buena perrita.

-Gracias Amo

-Vamos a quitarte ese vestido, ponte de pie.

Comencé a desabrocharle los botones despacio, cuando llegue a su ombligo su piel se había puesto de gallina al notar mi contacto, seguí hasta que llegue a la altura del tanga y simplemente deje que el vestido se deslizara hasta el suelo. Vergonzosa colocó sus manos cubriéndose las tetas, me hizo gracia.

-Quítate el tanga.

-Sí Amo.

Su coño estaba rojo e inflamado, los labios estaban húmedos y rosados, el clítoris visible... pude ver la cuerda de las bolas chinas asomando.

-Hora de cambiarte el plug, pega la cara al suelo y eleva las caderas. Abre el ano con tus manos.

En esa posición, con el plug todavía insertado hice una foto y te la mandé.

-Lola, mándame una foto igual en menos de 5 minutos.

Tardaste 3, pude ver como la jaula contenía una erección que comenzaba a crecer, las bragas por tus rodillas sin duda estarían manchadas.

Enseñe a Moira lo que le iba a poner, un plug metálico, solo un poco más grueso que el que llevaba puesto, pero rematado en una hermosa colita de pelo negro a juego con su color natural. Sus ojos se abrieron como platos, pero no se inmutó.

Me coloqué detrás de ella y comencé a tirar poco a poco del plug que tenía puesto, Moira se quejaba con grititos bajos, se mordía el labio entre el dolor y el placer que le producía al tirar y empujar para dilatarle el ano. Por fin comenzó a relajarse a la vez que aumentaba la excitación. sus gemidos dejaron de ser de dolor, escupí para facilitar las cosas, continué con el movimiento hasta que noté que se relajaba por completo, estaba follándole el culo con el plug, su esfínter dilatado, y lo estaba disfrutando. Su coño se contraía y dejaba escapar gotitas que caían al suelo.

-¿Amo me puedo correr?

-No - dije continuando.

Su respiración se aceleraba de nuevo, y su coño estaba tan abierto que casi podía ver las bolas en su interior. Era el roce del plug con las bolas y su vaivén dentro de su cuerpo lo que la estaba llevando al orgasmo.

-Amo por favor...creo que no puedo frenarlo...

-NO

-Amo... me viene... Ahh... Amoooo por favor, Amo...

-NO

Su abdomen se contraía preparándose para el orgasmo que ya estaba comenzando, su coño dejaba caer flujo con cada contracción.

-Amoooooooo... me estoy empezando a correr... ahhhhh.

Paré en seco sacando de golpe el plug. La impresión hizo que un chorro de orina escapara al no poder mantener el control mojando aún más el suelo. Su ano se dilataba y se contraía siguiendo los espasmos de su coño, tan cerca... tan cerca del orgasmo...

-Amo por favor...

-¡NO!

Me dirigí al cuenco de donde había bebido y eché el agua que quedaba sobre su cara. La sorpresa corto el orgasmo, aunque todavía tardó unos segundos en controlar la respiración.

-Amo por favor, necesito correrme, haré lo que sea... por favor.

-Harás lo que te ordene -dije inflexible- y lo que te ordeno es no correrte.

Me coloqué detrás otra vez, le di unos merecidos azotes que contó y agradeció. Finalmente le dije:

-Eres una perra, una perra en celo que va chorreando y pidiendo polla, y como tal serás tratada´.

Introduje la parte metálica del plug en su ya dilatado ano y me alejé para ver a mi perra, chorreando, con su culito en pompa.

-Limpia lo que has ensuciado, pero hazlo como lo que eres, usa la lengua.