Tu novia 3
La entrega de tu novia es cada vez mayor, pronto descubrirás cuál es tu verdadero lugar.
Después de enviarte el video acompaño a Moira a vuestra casa, es hora de dar un paso más. Es un paseo largo, pero quiero que Moira camine siendo consciente de lo que ha pasado, quiero que se sienta sucia... que se sienta puta. -Agacha la cabeza Moira, -digo sin mirar- y camina dos pasos detrás de mí, necesitas empezar el entrenamiento cuanto antes... -Si Amo, gracias Amo. Llegamos a tu casa y dejo que Moira me guíe. Es una urbanización moderna, se nota que en el fondo vienes de buena familia, por supuesto Moira no trabaja, eso explica que esté con un cero a la izquierda como tú... En cuanto entramos en tu casa y Moira cierra la puerta me giro para mirar directamente en sus ojos. Veo un poco de miedo... -De rodillas Moira, -digo en tono firme- ahora. -Si Amo. -Tu posición cuando me veas será esta, de rodillas, siempre. Cuando yo camine me seguirás a 4 patas, como la perra que eres. - La gravedad de mis palabras entró en Moira de un modo casi físico - vamos a ver tu casa. Comencé a caminar mientras ella me seguía, la falda ajustada y los zapatos de tacón le dificultaban los movimientos. Empecé por la cocina, que estaba a la derecha de la entrada, no era demasiado grande, estaba recogida y limpia, y al fondo podía ver un pequeño tendedero, cubierto con lamas que permitían ver, pero que no te vieran. A la izquierda y frente a la cocina el salón comedor se extendía hasta un ventanal doble. Al ser un tercero entraba mucha luz. Una mesa de comedor de madera daba paso a un gran sofá al final del salón. Enfilé el pasillo y pasé por un baño de cortesía y un segundo pasillo a la derecha que desembocaba en la habitación de invitados, de tamaño mediano. Al otro lado, compartiendo pared con el salón estaba la habitación principal. con baño en suite y vestidor. al entrar pude ver que sobre la cama descansaban todas las opciones que Moira había descartado para ponerse esta mañana. Vestidos atrevidísimos compartían espacio con faldas y blusas, una miríada de braguitas y tangas completaba el espectáculo. Moira de rodillas me miraba avergonzada. Le brillaban los ojos como si fuera a llorar. Me acerqué a la cama y observé su ropa interior, la mayoría eran braguitas normales, de algodón, lisas o con un poco de encaje, alguna que ese corte tipo brasileño que tanto me gusta. Cogí el tanga más escueto que encontré, de hilo y con la parte frontal de encaje. -Moira, desnúdate y pocte esto, solo esto. -dije colocándole el tanga en la boca- recoge este desastre, te espero en el sofá. La dejé con el tanga en la boca y me dirigí al salón, saqué el móvil, tenía varias llamadas perdidas tuyas. te escribí un mensaje. -Quiero que vayas a recoger un encargo antes de venir a casa, está a tu nombre, Lola. Encárgate de pagarlo. - Te envié la dirección - y otra cosa, hoy no comas, tengo una sorpresa para la cena. Poco después apareció Moira, a cuatro patas, con el tanga puesto y nada más. Sus pechos colgaban y se movían al vaivén de sus pasos, le hice rodear la mesa de centro para observar su coño apenas cubierto por la tela del tanga. -Quieta Estaba de espaldas a mí, sin poder verme, me levanté y coloqué mi mano en la parte de atrás de su cabeza, presioné hasta que sus labios tocaron el suelo, su culo quedó en pompa totalmente expuesto. Me saqué el cinturón, una correa de cuero que doblé en dos. No vio venir el primer golpe... gritó. -Amo.... Otro golpe resonó... -Silencio, zorra. Al tercer latigazo pude ver como su coño se habría, como empezaba a brillar, lo presione con el cinturón, y la escuche gemir. -Serás perra... ¿Eres una perra Moira? -Si Amo... soy una perra. El cuarto provocó un grito que parecía más de placer que de dolor, noté como su ano, que no podía ocultarse con el hilo del tanga, empezaba a contraerse. Me levanté y fuí a su habitación, abrí varios cajones hasta que encontré lo que buscaba dentro de una caja en un cajón del armario. una fusta de fantasía... cuerda negra... unas esposas ¿de terciopelo?, un par de consoladores, nada escandaloso, no me extraña que no fueras capaz de satisfacer a Moira... Cogí todo y fui al salón. Lo primero que hice fue atar sus brazos a la espalda, tal y como estaba el peso quedaba apoyado en sus labios y en sus rodillas. Empecé con un nudo simple por encima de los codos, otro por debajo de estos y los uní, luego bajé con las cuerdas hasta las muñecas y las até también. Decidí parar ahí por el momento. Me senté de nuevo -De rodillas. -dije mientras hacía que la fusta mordiente la parte baja de su espalda- vamos. El tiempo que había tardado y la posición fueron suficientes para que no pudiera levantarse a la primera. Le di otro latigazo y se retorció hasta que consiguió ponerse de rodillas. Se giró hacia mí, entonces pude ver sus pechos en detalle por primera vez. Sus pezones pequeños, puntiagudos. Sus areolas eran grandes, ovaladas y cubrían casi un tercio de sus senos. Ella notó mi mirada y bajo su cara avergonzada. -Eres preciosa putita, - dije- ahora acércate. -Si Amo. Se acercó de rodillas, visiblemente incómoda con los brazos a la espalda. Sus pezones apuntaban un poco hacia los lados y el tanga eran tán pequeño que podía ver el comienzo de su recortado vello púbico. Cuando estivo a mi altura le dije acercándome a su oído. -Chúpamela, esclava. De nuevo su mirada se iluminó y su boca buscó mi entrepierna, tuve que ayudarla a bajar la cremallera, lo que le hizo ganarse un fusta. -Gracias Amo... Tuve que usar la fusta de nuevo porque no conseguía sacar mi polla. cuando por fin la tuvo delante de su cara no se pudo aguantar, se abalanzo a devorarla con ansia... con hambre... -Amo, por favor, fóllame, necesito tu polla dentro de mí. No puedo pensar en nada más desde ayer... Agarré a Moira por su melena morena con fuerza, forzando su posición. -Una esclava no pide Moira, -dije -acepta lo que le quiera dar su dueño. chupa. Me miro con miedo de nuevo, con los pezones durísimos y la respiración entrecortada. -Lo siento Amo, gracias... Buscaba mi polla con desesperación, abrazándola con su lengua, metiéndosela hasta casi el final de la garganta. Presionando con sus labios mi capullo evitando perderla en el último segundo recolocándola con su lengua. Cada vez que se la metía hasta el fondo yo empujaba un poquito más... pronto la saliva de mi zorrita empezó a escapar por las comisuras de su boca al provocarle arcadas... su maquillaje empezó a correrse por su cara al escapársele las lágrimas. Agarré la parte de atrás de su cabeza y presioné mi polla contra su garganta, ahogándola... ella intentaba liberar sus brazos inútilmente luchando por respirar, tiré de su cabello apartándola de mi polla y empezó a boquear respirando... abriendo la boca para tratar de llevar aire a sus pulmones. Escupí en su boca y volví a empujar su cabeza contra mi polla. Moira trataba de tragarse mi polla y de respirar cuando se lo permitía... con mi mano libre apreté uno de sus pechos, retorciendo su pezón hasta que emitió un grito. Me miró totalmente entregada... pidiéndome con su mirada que le diera lo que estaba deseando. Toqué su coño con mi pie y empezó a frotarse como una perra en celo, mojando mi zapato... apretaba las piernas moviéndose, buscando su segundo orgasmo del día, frotándose desesperada. -No te puedes correr- dije Los gritos y los gemidos se mezclaban en su garganta y el esfuerzo de aguantar hizo que apretase la mandíbula, haciendo que su lengua presionase mi polla. Aparté mi pie, agarré su cabeza con ambas manos y me corrí violentamente vaciándome en su boca. Mi corrida se escurrió entre sus labios cuando aparté la polla para dejarla respirar. Moira apretaba las piernas conteniendo un orgasmo a duras penas. -Trágatelo. Lo hizo sin dudar. Con mi polla todavía dura recogí lo que se había escapado por su cara y se lo dí, se lo tragó con deseo dejándome la polla limpia Besé su frente, sus ojos y sus pechos, regalándole un mordisco en los pezones. Moira recuperaba poco a poco la respiración. -Gracias... Amo... Hice una foto de su cara, descompuesta... el maquillaje, las lágrimas, su saliva... estaba preciosa. Te la envié. Recogí la fusta y le di unos golpecitos en cada pecho, acercándome a los pezones, acariciándolos.Moira estaba tan sensible que empezó a acelerar de nuevo su respiración... baje la fusta acariciando con ella su cuerpo y la metí bajo su tanga. La muy puta abría las piernas y se inclinaba para sentir el roce cerca del clítoris. -Amo por favor... voy a correrme... no puedo aguantar... amo -gritó- me corro... AMO... En un solo movimiento saqué la fusta de entre sus piernas poniéndome de pie y le dí un latigazo del revés en su nada derecha, cortando los estertores del orgasmo incipiente. La levanté tirando de las cuerdas, apenas podía mantenerse de pie después de estar tanto tiempo con la posición forzada, pude ver un charquito ahí donde coño había estado chorreando. Puse su cara frente a la mia y le escupí de nuevo. -Zorra... -dije mientras empezaba a desatarla - ahora limpiaras eso, ya sabes como. -Si Amo. Se puso a 4 patas y empezó a lamer sus flujos ofreciéndome otra vez la vista perfecta de su culo. Hice sonar la fusta contra sus nalgas hasta que el suelo quedó limpio. Su coño completamente abierto, hinchado, empapado... pedía polla. En su lugar cogí las bolas chinas que había en la caja y se las metí, entraron con una facilidad asombrosa. Mira con los ojos cerrados gimió de nuevo, se ganó otro fustazo. -Vete a la ducha Moira, pero ten cuidado. No quiero accidentes, no quiero que te corras. Sácate el tanga y dámelo. Mira obedeció, se quitó el tanga de espaldas a mi, poniendo en pompa ese culo magnífico, hilillos de flujo marcaban sus mulos... me dio el tanga empapado roja de vergüenza y excitación. Me lo llevé a la nariz... -Hueles a perra en celo. Vete a la ducha. -Si Amo. La vi alejarse, moviéndose con sensualidad, mientras con su tanga empapado en mi mano pensaba en lo que te tenía preparado para esa noche...