Tú, mi debilidad

Eres el dueño de gran parte de mis deseos.

Tú, mi debilidad.

No soy mujer de grandes pasiones. Nunca voy en busca de lo que quiero por que rara vez lo sé. Me adapto a lo que surge, digamos que soy un pez más arrastrado por la marea de lo cotidiano. Ni siquiera soy lo fiera y segura que aparento, aún que tú eso ya lo sabes.

Lo sabes por que mi plante se hace añicos con tu cercanía, me sacas de mis casillas, me reduces, me empequeñeces, me intimidas como nadie.

¿Me sueles preguntar que me gusta de ti?

Una vez más y de forma definitiva te responderé. Me gusta tu intento de seriedad, tu plante, tu mirada delatora, tu paz, tu corrección de puertas para fuera, tus esfuerzos y tu gusto.

Me gusta tu voz, tu prepotencia innata, tu olor, tus ganas, tu atención, tu impaciencia, tu mala hostia y el poco cariño que regalas dosificándolo.

Me encanta tu cuerpo, ese plante de King Kong , esa boca preciosa, voluntariosa, hacendosa, tu espalda, lo acogedor de tu pecho, tus erecciones de bienvenida bajo tu pantalón negro.

¿Cómo no voy a enloquecer con todo eso? Eres la fantasía más reiterada en mis momentos X, no me hace falta evocar recuerdos ni hechos, con sólo tu imagen un escalofrío me recorre, mi espalda se arquea, los pezones se me enhiestan y algo en la profundidad de mi sexo manda señales para ser estimulado con urgencia.

Con estos antecedentes tienes media guerra ganada, cuando quedo contigo llego con la respiración entrecortada, tensa, agitada, en un estado difícilmente descriptible. Cuando vienes hacia mí, me dan ganas de salir corriendo, si fueses cualquier otro te cogería y te jamaquearía como a un trapo (como dice la canción), pero tú me paralizas, me alejas de mi yo.

Te acercas, me besas, me escapo, me atrapas, me resisto, me fuerzas, me tocas, allá vamos.

Estoy ardiendo, tan pronto como acabes de manosear mis pechos, cuando puedas separar tus labios de mis pezones, que se saben deseosos, me liberarás de mis pantalones y comenzarás a acariciarme bajo mi tanga. Mi humedad te inundara los dedos y tú, chulo, me sonreirás orgulloso de tu hazaña comentando lo mojadita que vengo.

Muero en deseos de comerte pero, siempre me inmovilizas con tu cuerpo, te araño la espalda, te clavo mis uñas, te agarro ese culazo, te imploro que me des de lo tuyo. Suele ser cuestión de segundos que me facilites el acceso, a veces no te puedes hacer el duro.

La acercas a mi boca, que delicia poder tenerla ahí, recorrerla con mis labios humedecidos, atraparla en el calor de mi boca, barrerla con mi lengua y disfrutar de ese sabor sublime que me da tu humedad.

Me pone a mil engullirla entera, que tu capullo se enganche detrás de mi campanilla, atragantándome, dejándome sin oxígeno y llenando mis ojos de lágrimas. Tu gemido y tu gesto placentero me compensan eso y mucho más.

Ahora crees que te toca a ti tomar la revancha con tu cabeza entre mis muslos, pero no puedo, ¡métemela ya por favor!, dame aun que sólo sea esa satisfacción, concédeme ese deseo ya tendrás tiempo a jugar con él después. Mata esa necesidad de sentirla dentro que me hace perder el sentido. No quiero tu lengua, no quiero tus dedos, híncamela, hazme perder mi estrechez con tu polla, así lo gozo mucho más.

No sé que es lo que te pone así pero, comienzas a follarme con furia. Toma, toma, toma y toma sólo te falta añadir "putita" para un toque más drástico. Siempre tienes atenciones para todos, tu boca para mis pechos, tus deditos para mi culito, para mi clítoris… eres todo amor. No tardas mucho en relajar el ritmo y yo siempre quiero más.

En ese momento te arrancaría la piel a tiras pero, sólo puedo arañarte y soltar algún azote sin saña. Si me lo permites te la voy a volver a chupar, la tomo entre mis manos está siempre encharcada, durísima. La recorro enérgicamente hasta el fondo y masajeo con mi mano y con mi lengua un poquito más abajo. ¡Que caras desencajadas, que espasmos y esos gruñidos!...

Me agarras del pelo con fuerza pero, no hace falta que me fuerces, soy tu zorrita voluntariosa, lo que me sobran son ganas de hacerte cualquier cosa. Voy a picarte a ver si tengo suerte y me sueltas una bofetadita, ummm, son mucho más morbosas que tus crudelísimos mordiscos.

Ya te has picado, me sacas con violencia, arrebatado y me pones a veinte uñas, me encanta así desde atrás, me azotas, agarras mis caderas con fuerza, me da a fondito… que delicia, ojalá no parases nunca.

Tírame del pelo hacia ti, que mi cabeza se recline hasta el punto de respirar con dificultad, no tardaré en llegar y lo sabes. Frenas y te detienes en mi culito, mojas tus dedos y comienzas a estimularlo.

No se pararte, eres la única persona que ha accedido así a él, no puedo darte una negativa, sobre un colchón soy tuya al 100% quiero que gocemos al máximo, no te voy a poner límites.

Me cuesta relajarme, me hace daño, por momentos mucho daño, pero sólo tienes que estimularme un poco, calmarme como tú sabes, acaríciame, introduce tus deditos en mi coñito o dime cualquier cosa en bajito. Ya puedes seguir. Poquito a poco me vas invadiendo, aprieto los dientes, dale con cuidado, sé que es cuestión de tiempo empezar a disfrutarlo. Y a tu lado hasta ese dolor es excitante, es una sensación primitiva sentirse como la hembra que está ahí para que la goces.

Cuando ya está toda dentro y embistes, dolor y deseo compiten ventajosos, me repliego, resisto. No puedo verte pero, siento como lo disfrutas, puedo adivinarlo. Me encanta, dale sin piedad que es todo y sólo tuyo. Tócame o deja que me toque, ahora si que ya no aguanto más, está palpitante se contrae no puedo retrasarlo más y un orgasmo bestial se apodera de mí. Vuelvo en mí y siento un calor inusual, chorreante, invasor, ya me has rellenado, has descargado todas tus tensiones en mi culo dolorido. CABRÓN. Me recuesto sobre tu pecho, te acaricio,¡que relax!.

Tengo mil fantasías contigo que seguramente quedarán en el tintero, no se cuando será el fin de la aventura, si habrá otra llamada para repetir, si habrá ganas. A tu lado no hay ningún tipo de certeza. Sólo una de cal y otra de arena y esa no es la gracia, esa no es la clave del éxito al menos para mí. Pero ya no me obsesiono, dame lo que quieras darme cuando tu quieras.

Antes o después acabará, te cansarás o quizá sea yo, que con los pies en el suelo por fin me eche una pareja que no me atraerá como tú, que no sabrá hacerme gozar como tú, pero que me deseará y me querrá para él sola. Y así se invertirán las tornas y la deseada volveré a ser yo, la que no arriesga nada por que no siente, la que nunca va a perder. Es menos auténtico pero, es que a mi, como a ti, me gusta tener la sartén por el mango.