Tu mi Cordura Yo tu Locura (Chapter 5)

Historia de Catalina - Chapter 5: Coincidencia o Destino?

La sesión con Ángela me ha gustado, ha sido interesante, sé que puedo tener buen avance con ella. Decidí cambiar la hora de terapia con Ángela a las 4:00 de la tarde, ya que con las clases se me complica un poco. Termine agotada y lista para ir a casa a descansar, salgo de mi consultorio, me despido de mi secretaria y me dirijo a mi vehículo, mientras escucho la radio sale una canción de Adele, me recuerda tanto a Amelia, se cómo Adele es su artista favorita.

-De todas las cantantes tenía que sonar Adele –pienso en voz alta.

La música de Adele me encanta, es también una de mis cantantes favoritas, pero me recuerda tanto a Amelia. Y justo suena “Make you feel my love” la canción que le dedique a ella en el piano justo después de hacer el amor por primera vez. –Tan raro se escucha ahora en mi decir esas palabras “hacer el amor”, que cursi y absurda era en ese entonces–. Me digo mentalmente.

“When the rain Is blowing in your face and the whole world is on your case, I could offer you a warm embrace to make you feel my love”

-Que linda canción, arruinada totalmente para mí al dedicársela a esa perra –grito mientras manejo.

Llego a mi departamento, me ducho mientras escucho algo de música y me relajo en la bañera, luego del baño estoy lista para descansar. Me acuesto en mi cama pensando en el día de mañana, como será impartir las clases. –Lo hare bien? Me odiaran? –. Miles de interrogantes vienen a mi mente. Luego de varios minutos pensando en el día de mañana caigo profundamente dormida.

Mi despertador comienza a sonar, ya son las 6:30 de la mañana, es hora de comenzar la rutina antes de ir a mi trabajo. Sin darme cuenta ya son las 7:10 de la mañana tengo que salir ya de mi departamento para llegar al hospital con tiempo.

En el camino todo normal, mis pensamientos se mantuvieron lejos de Amelia, o de cualquier cosa que me la recuerde.

Llego al hospital reviso mi computador y veo el número de pacientes que me tocara atender el día hoy. –Nada mal comparado con el de ayer–. Trato de concentrarme para que así el tiempo pase muy rápido, al terminar con un paciente llamo al siguiente pero nadie entra y de repente entra Camila a mi consultorio.

-hola Doctora de las Casas –me saluda mientras se acerca y me da un beso.

Rápidamente me levanto y le pongo llave a la puerta.

-hola Cami, como estas? –la saludo devolviéndole el beso.

-muy bien Cata, pensándote mucho nada más –me mira con picardía.

Camino quedando detrás de ella y acaricio su espalda con mi mano de manera muy suave.

-y que piensas Camilita? –le pregunto.

-en muchas cosas –me contesta.

Mi mano baja hasta sus glúteos y le proporcionó una nalgada.

-será en todo lo que hicimos ayer? –me acerco hasta su oreja y se lo digo susurrando.

-si en eso, y en todo lo que seguiremos haciendo –se da media vuelta y queda delante de mí.

Me acerco a ella y comienzo a besarla mientras que con mi mano desabotono su blusa.

-te gusta que te lo haga en mi consultorio? –le digo con tono lujurioso.

-sí, sí, me encanta Doctora, que me lo haga donde usted quiera.

Que me trate con tanto respeto solo me excitaba más, pero de repente escucho que tocan la puerta de mi consultorio.

Rápidamente suelto a Camila, y comienzo arreglar mi cabello y mi vestimenta, Camila hace lo mismo.

-nos vemos luego –le digo casi echándola del consultorio.

-está bien, chao –se despide haciendo un gesto con su mano de despedida.

Al abrir la puerta puedo notar que se trataba de otro paciente, suerte no llegamos más lejos en ese momento, porque de seguro no hubiera podido parar.

El resto de la tarde pasa normalmente, es hora del almuerzo y me sorprende que aún no me haya llamado Xavier, así que me encargo de marcarle.

-Xavi, perdido

-no perdido Cata, pero si ando en un lio, vamos en el almuerzo te cuento, ya estas libre?

-si ya estoy libre, pero Xavi ven solo a almorzar –le digo.

-porque? –ríe. No me digas que ya te cansaste nuevamente de Camilita.

-no, no es eso, solo no quiero mal acostumbrarla –rio.

-eres la peor –me dice Xavier riendo. Bueno, te espero abajo entonces.

Baje rápidamente antes de que Camila pudiera aparecer por los pasillos, por fin llego a la entrada del hospital, y veo a Xavier a lo lejos.

-bueno vamos Catita, te cuento en el camino –me dice mientras me agarra del brazo y me lleva hacia su vehículo.

Ya en su vehículo no dice palabra alguna, estoy tan intrigada por saber qué es lo que tiene que contarme que le vuelvo a preguntar.

-Xavi, que es lo que paso? –le pregunto.

-es sobre Roberto y.. –se callado por un instante.

-y? –le pregunto con desesperación.

-y Amelia –contesta.

Amelia su nombre retumba en mi cabeza. –Porque sigo escuchando de ella, cuando será que me deje de atormentar–.

-qué pasa con ellos –le pregunto de manera apacible.

-es que ella parece que se está quedando en el departamento de Roberto y bueno él no me había mencionado nada de eso.

-y por eso te enojaste?

-si pero fue peor porque yo discutí con ella también el día de ayer y el día de hoy discutí con Roberto.

Xavier pudo verla, muero por preguntarle que como esta, si pregunto por mí, si sigue estando igual de hermosa. –Bata Catalina, no seas patética–. Me contesto yo misma.

-y como fue todo?

-mira recuerdas que yo tengo llaves del departamento de Roberto?

-si claro, recuerdo.

-pues hace mucho no las usaba, porque no iba a su depart, pero el día de ayer tuve que ir porque tuve problemas con la electricidad en mi departamento y fui al de Roberto sin avisarle. Al llegar no lo encontré a él, pero si encontré a Amelia en la sala.

-y porque peleaste con ella?

-porque no la puedo ni ver, la odio Cata, si antes me caía mal imagínate después de lo que te hizo –me contesta furioso.

Paramos un rato la charla mientras estaciona Xavier el vehículo, ya adentro del restaurante pudimos retomar.

-y bueno que le dijiste Xavi?

-le pregunte que hacía en el departamento, y ella dijo que Roberto le permitió quedarse ahí. Luego le dije que no se le ocurra volver a buscarte o hacerte daño. Y no me contesto nada. Solo se levantó y se dirigió a la pieza. Yo después de eso me fui a mi departamento.

Ni siquiera pregunto por mí, ni tenía en sus planes volverme a ver, de seguro por eso no discutió con Xavier cuando le dijo eso.

-no dijo nada más? –lo digo con decepción.

-no, nada más.

-y porque tu pelea con Roberto? –pregunto.

-ese fue otro, que vino en la mañana a mi departamento y me reclamo por gritarle a la huevona esa –frunce el ceño.

-que contestaste?

-pues le dije que ya le había dejado claro a él, que no trago a esa tipa, y que porque no me dijo que ella estaba quedándose con él. Roberto contesto excusándose que no me dijo porque sabría cómo me pondría al enterarme y blah blah. Además luego me dijo que tampoco debo tratar así a Amelia, que es amiga de él, y que además no todo es como parece.

-por qué dijo que no todo es como parece? –le pregunto muy intrigada.

-pues no lo sé mi Cata, pero ya no quiero hablar de eso, quiero olvidar ese mal rato, si?

-gracias mi Xavi –le digo mientras agarro su mano y le sonrió.

-de nada mi Cata, tu sabes que te quiero como mi hermana, te protegería ante cualquier cosa.

-si lo se Xavi, pero no me gusta que pongas en peligro tu relación con Roberto por mí, ya llevan bastante tiempo juntos ustedes dos, y no vale que peleen por problemas de sus amistades.

-si lo se Cata, pero me dio tanta rabia –dice mientras exhala una cantidad de aire por su boca.

-si pero tranquilo, ya mi amor? –le lanzo un beso.

-si mi vida, estaré tranquilo.

-trata de hablar con Roberto.

-si está bien lo hare.

El camarero, se acerca con el menú, no tenemos mucho tiempo ya para el almuerzo así que pedimos lo primero que salga de la cocina.

Toda esta conversación me ha hecho pensar tanto en ella, muero por saber cómo esta, me interesa tanto aun, a pesar de lo que me haya hecho soy una tonta que necesita saber cómo se encuentra.

Xavier nota que mí mirada está perdida.

-Cata, si quieres preguntarme algo, hazlo –me dice mirándome a los ojos.

Él sabe que es lo que quiero preguntarle, así que lo hago sin dudarlo.

-como esta ella Xavier?

-la vi bien, tranquila, no vi nada llamativo.

-sigue estando como siempre?

-ahora tiene teñido el pelo de un color negro bien oscuro, y se la ve un poco más delgada. Lo demás todo igual.

Mi mente comienza a proyectar una imagen de Amelia con el pelo de color negro. –negro! De todos los colores se lo pinta negro, sabe lo mucho que me gusta ese color–.

-y no pregunto nada de mí?

-no Cata lo siento. Pero no debes preocuparte por ella, ya sabes cómo es esa tipa, no vuelvas a caer en sus redes Cata –lo dice preocupado.

-si Xavi yo tengo bien claro eso, pero igual tenía la necesidad de saber cómo estaba.

Cambiamos de tema mientras comemos para olvidar todo lo de Amelia

-y bueno Cata, lista para las clases? –me pregunta entusiasmado.

-uy! Cierto, las clases son hoy, ayer pensé tanto en eso y hoy me olvido –rio.

-huevona despistada –ríe. Si no te digo capaz y ni vas.

-si capaz –rio fuerte. Y bueno no he preparado nada, hoy solo iré a presentarme ante todos y distribuir temas y grupos de trabajo.

-ah! Suerte mi Cata. Y dime ya elegiste que tipo de docente serás? –ríe malévolo.

-tipo de docente? –lo digo de manera pensativa. Interesante, pero no lo he pensado –rio.

-serás la Doctora linda, comprensiva y angelical o la Doctora mala, mandona, y estricta? Cual eliges Catita? –ríe fuerte ante su pregunta.

-ay! Pues no lo sé Xavi, de verdad que ni lo he pensado, supongo que más tarde me daré cuenta que tipo de docente seré –le contesto.

-de seguro serás la segunda –ríe.

-yo creo igual –también rio ante su comentario.

Terminamos nuestro almuerzo y regresamos a nuestros puesto de trabajo, la tarde paso muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos se hicieron las 5:30 de la tarde ya había terminado con la consulta del hospital y mi consulta privada.

Nuevamente mi charla con Ángela me pareció interesante y atrevida de cierta forma en algunos detalles de su historia, aunque veo que no está bien, puedo jurar que ella ve a un punto vacío cuando habla de Paola, me preocupa, tal vez presente alucinaciones.

Sin más que hacer en mi consultorio me dirijo a mi departamento a buscar mi vestimenta para la clase.

Al llegar al departamento voy directo a mi closet.

-seria? O atrevida? –me pregunto en voz alta.

Después de tanto pensarlo opto con vestirme con una falda bastante pegada al cuerpo de color café, cuyo largo me llega a nivel de las rodillas, una blusa color negro de mangas cortas, no abotono todos los botones de mi blusa dejando que se puedan ver un poco mis atributos. Dejo mi pelo suelto, y le añado un toque serio a mi rostro, colocándome los lentes que normalmente debo usar pero no lo hago. Ahora sí, estoy lista para dar las clases.

Me miro al espejo antes de salir.

-seria y atrevida, buena elección, aprobada! –me digo frente al espejo.

Agarro mi cartera y un libro de Psiquiatría de Kaplan que es uno de los que usaremos en las clases.

Ya en el camino a la universidad, paso por la casa de Roberto, y trato de buscar con la mirada a Amelia. –Basta, Catalina–. No la encuentro y sigo mi camino. Después de unos 20 minutos llego a la universidad, estaciono mi auto y me a buscar el salón de clases.

-donde será el salón? –me pregunto en voz alta.

Veo pasando a un estudiante y le pregunto.

-hola, disculpa me puedes informar cual es el salón donde daba clases el Doctor Rúales?

-sí, claro que se. Ven te llevo. –me dice con tono algo morboso.

Mientras camino, puedo notar la mirada de aquel joven, no deja de verme, me incomoda un poco la situación.

-pasa algo? –le pregunto molesta.

-no nada –contesta desviando la mirada.

-falta mucho? –le pregunto.

-no, aquí es –me dice señalando un auditorio.

-ok, muchas gracias.

Me preparo para entrar, respiro profundo y entro.

Puedo ver que son muchos alumnos, las miradas de ellos me intimida un poco, se codean entre ellos como preguntándose quien soy. –De seguro ni se imaginan que yo les daré clases, me veo tan joven–.

Dejo mis cosas en el escritorio y me preparo para empezar.

-buenas noches, señores estudiantes. Pueden hacer silencio –les digo.

No se escucha ni un sonido en la sala al decir esto. –Vaya esto de mandar me está gustando–.

-yo soy la Doctora Catalina de las Casas, el Doctor Rúales, me pidió que impartiera la cátedra de psiquiatría que el solía dar a este curso.

Todas las miradas sobre mí, es algo tan incómodo. Empiezo a caminar alrededor del auditorio viendo y examinando los rostros de todos.

-ya saben cómo es el método de puntación, la nota no se las voy a regalar, tendrán que ganársela. Día a día se tomaran lecciones, pueden ser orales como también escritas, depende de mi ánimo.

Me da risa mientras hablo pero trato de no reírme, por lo visto si soy la Docente malvada. Al recordar el comentario de Xavier sonrió.

-cadi día que tengamos clases habrán exposiciones de un tema correspondiente, no solo los expositores deberán preparar el … –me interrumpe el sonido de la puerta del salón.

No me volteo a ver quién es, miro mi reloj y digo en voz alta.

-porque llega a estas horas?

Escucho la voz de una mujer responder.

-disculpe Doctora, se me hizo tarde –lo dice en tono de arrepentimiento.

-Que no vuelva a pasar –lo digo mientras volteo para ver quién es la impuntual.

Me quedo sin palabras al verla. –Isabella? –. Me digo mentalmente.

Puedo notar que ella está igual de sorprendida que yo, trato de decir algo antes que alguien note mi reacción.

Aclaro mi garganta y continúo hablando.

-siga a su asiento señorita –le digo viéndola a los ojos.

-y bueno donde me quede –me pregunto en voz alta a mí misma. Ah sí claro, en las exposiciones, bueno vamos a dividirnos de acuerdo a la lista que pronto la asignada por el Doctor Rúales me proporcionará, junto con la lista de los temas de clase. Y quien es esa alumna –pregunto mientras busco con mi mirada alguien que levante la mano.

Escucho que alguien contesta en dirección contraria a la que veo.

-yo soy la asignada Doctora –puedo ver a Isabella levantando la mano mientras contesta.

No puedo evitar seguir sorprendida, ahora no solo es mi alumna, sino que es la representante del salón. –Y eso que decías que no la volverías a ver nunca más Catalina–. Me burlo de mí mentalmente.

-muy bien señorita, al terminar la clases se queda un momento conmigo para que me informe los temas –le digo mirándola a los ojos.

Ella agacha la mirada y contesta.

-está bien Doctora.

Paso el resto de la clase dándoles una introducción de la Psiquiatría, camino de un lado del salón al otro, miro a Isabella sin que ella se dé cuenta, está muy linda. Analizo su pelo negro lacio, puedo notar lo sedoso que debe ser, sus labios gruesos de color rosa, sus ojos color café claro, lleva una blusa de color azul oscuro con escote –Escote? interesante–, por encima una chaqueta negra de cuero, unos vaqueros negros ajustados, y unos converse de color negro.

Veo que el reloj marca las 8:00 de la noche, suficiente para una introducción así que doy la clase por terminada.

-bueno muchachos eso es todo por hoy, dejare listo los temas de exposición hoy y se los hare saber pronto.

Una alumna a los lejos pregunta en voz alta.

-doctora disculpe, pero mañana tenemos clases, no tendremos mucho tiempo para preparar el tema.

-mañana yo daré la clase, no se preocupen que no les tomare aun.

Puedo ver a todos salir del salón, y noto que Isabella seguía sentada, trato de que su mirada se ponga en contacto con la mía, hasta que funciona y me sonríe tímidamente.

Una vez que todos se encuentran fuera del salón se acerca a mí.

-aquí está la lista de temas Doctora.

No le contesto sobre lo que me dijo y le hablo de otra cosa.

-pensé que jamás volvería a verte –le sonrió.

-pues ya ve Doctora el mundo es pequeño –ríe.

-si muy pequeño y poco predecible.

Nos quedamos calladas un momento. La veo directamente a los ojos tratando de descifrar su mirada, ella trata de seguir mi juego y no me aparta la mirada, pero luego de un momento la agacha y evita el contacto visual.

-aquí tengo la lista de los alumnos Doctora –murmura.

No sabía que me pasaba con ella, no podía dejar de verla, las ganas de besarla que tenía eran incontrolables. –Si no hubiera agachado la mirada, tal vez lo hubiera hecho–. Busco cualquier excusa para poder pasar un tiempo más con ella.

-qué te parece si salimos de aquí y me ayudas a organizar el orden de las exposiciones para que le informes a tus compañeros –le digo dudosa.

Ella se queda un rato pensando, quisiera leer sus pensamientos por un momento.

-no está bien que salga con mi docente –me dice mientras esconde su cabeza entre sus hombros.

No digo nada, y sola la observo. Hasta que ella vuelve a romper el silencio.

-es que la gente es mal pensada, y que cosas dirán –me dice.

Mi orgullo sale a relucir por el rechazo de la salida.

-no tranquila, si tienes razón, pero no te estoy invitando a salir así que tranquila no pienses eso, es estricta relación entre Maestra y alumna, solo que si tú eres la “asignada del curso”, debería importarte este tipo de cosas. Pero tranquila que si no deseas cooperar buscaremos a otra persona que represente al curso –le digo con cierta arrogancia.

Su cara cambio totalmente, estaba molesta.

-no es eso Doctora, solo que pensé que.. –se queda callada y no dice nada.

-pensaste qué? –le pregunto.

-no nada –murmura. Bueno vamos donde desee para arreglar lo de los temas –me contesta.

-está bien, tienes auto?

-sí, pero no lo traje –contesta.

-no te preocupes vamos en el mío.

Agarre mis cosas del escritorio, me sentí mal por comportarme con ella así, pero no me gustaba aceptar un No por respuesta. Además quería seguir viéndola, escuchándola. –Qué te pasa Catalina? Que te hizo Isabella?

MI LULI TE ADORO, NO TE IMAGINAS LO IMPORTANTE QUE ERES PARA MI :) J

A LOS QUE ME LEEN GRACIAS POR SEGUIR MI RELATO, OJALA LES SIGA GUSTANDO LA HISTORIA. TODA SUGERENCIA ES ACEPTADA. LISNA.