Tu mi Cordura Yo tu Locura (Chapter 4)

Historia de Catalina - Chapter 4: Encuentros Fortuitos.

Escucho la respiración de la persona que llama, estoy ansiosa, asustada, una mezcla de emociones.

Vuelvo a repetir lo anteriormente dicho.

-Alo?

Hasta que por fin escucho la voz de una chica del otro lado de la línea, definitivamente no es Amelia. –Pero eso me alegra o me entristece? –.

-alo, si buenas noches, hablo con la doctora De Las Casas? –pregunta de manera insegura.

-si con ella mismo, buenas noches. Quien le ha dado este número? –pregunto educadamente.

-usted me lo ha facilitado, tal vez no me recuerde pero hablamos anoche en Scandals.

Me había olvidado completamente que le dije a Ángela que me llamara para quedar con su terapia, por suerte llamo.

-si Ángela, como estas, claro que te recuerdo y no me trates de usted –rio. Y dime aceptas mi ayuda? –pregunto entusiasmada.

-para eso llamo, para aceptar tu ayuda.

-qué bueno, de verdad me alegra tanto poder conocerte más y ayudarte.

-eres tan amable, gracias. Cuál es el protocolo a seguir? –pregunta curiosa.

-bueno es simple, solo tienes que venir a la dirección de mi tarjeta, es mi consultorio privado, pero ven pasada las 6:00 de la tarde que no hay nadie en mi consulta –le explico.

-si está bien, tengo que llevar algo?

-no, por el momento no. Si tengo una norma, pero no sé si la aceptes.

-y cuál es esa norma? –responde intrigada.

-yo grabo todas mis sesiones de terapia, es algo que después te podrá ayudar a ti también –contesto.

-me pongo en tus manos, si crees que me ayudara está bien.

-bueno te espero mañana, descansa, y gracias por confiar en mí, no te defraudare –le digo de manera amigable.

-gracias a ti Catalina. Hasta mañana, descansa –se despide.

Sé que puedo ayudar a Ángela, ella solo necesita ser escuchada, y que la entiendan yo puedo ser esa mano amiga que la ayuda a salir de su tristeza.

Me relajo un poco en mi cama mientras veo la televisión, hago zapping por un rato, hasta que por fin encuentro una buena película que ver “500 Days of Summer”, el personaje de Summer me recuerda tanto a Amelia, una persona egoísta que solo piensa en ella. –Pero será que dejas de pensar en ella por tan solo un momento? –. Me digo regañándome mentalmente.

Sin pasar mucho tiempo, me quedo profundamente dormida, vuelvo a tener esas pesadillas. Amelia aparece en el departamento reclamando su parte, hasta en mi sueños es sínica, pero que tendría que reclamar?, si ella no puso ni un peso. Luego trata de seducirme, en el sueño me sentía como la primera vez que la vi y caigo rendida a sus pies. –No despierta, Esto es una pesadilla Catalina–. Me levanto exaltada, puedo notar que estoy empapada de sudor. –Solo fue un sueño, una pesadilla–. Me digo en voz alta.

Salgo de la cama por agua, casi caminando como sonámbula llego a la cocina, busco un vaso, todos están sucios para mi mala suerte, busco en las repisas de la cocina y agarro un vaso sin ver, justo tenía que ser el vaso que le regale a ella por su cumpleaños, uno con una foto de las dos, que dice te amo, no recordaba ni siquiera que lo tuviera, pensé haber botado todo lo que me recordara a ella.

-Deja de atormentarme –grito mientras lanzo el vaso contra la pared, destrozándolo en mil pedazos.

Vuelvo a la cama, y trato de dormir plácidamente las pocas horas que faltan antes de ir al trabajo. Esta vez lo puedo lograr.

Mi alarma comienza a sonar, y siento que solo pasaron cinco minutos desde que cerré mis ojos. Hago un ruido de molestia mientras me desperezo. –Porque carajo tiene que pasar el tiempo tan rápido cuando dormimos!–. Comienzo a rabiar mientras me levanto de la cama.

Empiezo mi rutina habitual antes de ir al Hospital, ir al baño, ducharme, ir en toalla por el departamento mientras mi cuerpo se seca completamente, prepararme algo de desayuno, luego procedo a secar mi pelo, voy a mi armario y elijo mi vestimenta para el día, claro no me complico mucho en buscarla ya que sea lo que sea que lleve tendré que llevar la bata encima.

Estoy casi lista para salir a mi trabajo, agarro las llaves de mi convertible y me dirijo al hospital. En el camino paso por la casa de Isabella, y esta vez puedo verla a lo lejos, no se encuentra sola, puedo verla con otra chica mientras suben a un vehículo. –Quien es esa chica? Y porque carajo me importa? Basta Catalina! Basta! –.

Una vez en el hospital, me comienzan a llegar los registros de los pacientes que tendré que ver en el día. –Woah! Veinte pacientes, no me imagino cuantos llegaran a mi consulta privada–. Comienzo a leer las historias clínicas totalmente desanimada, simplemente no me siento con ganas de atender tantos pacientes hoy.

De pronto recibo una llamada de Xavier

-hola mi amor, que tal tu consulta?

-horrible Xavi, ya tengo veinte pacientes registrados en el sistema, quince por consulta y los otros cinco en sala.

-entonces no te gustara mi llamado –lo dice mientras ríe.

-ay! No me digas, más trabajo?

-no mentira mi vida, no te asustes –ríe. Es solo para preguntarte si almorzamos juntos.

-si mi Xavi, está bien, y tú que tal? Como están esos neos?

-pues también esta feo esto, hay cuatro ingresos en la sala, y dos de ellos están bastante complicados, pero ya sabes Cata que en el hospital los días Lunes son de terror, hay que corregir los errores del fin de semana –ríe.

-si pues eso lo tengo muy claro, lo peor de la semana es el maldito lunes! –rio.

-cierto Cata antes de que me olvide, la enfermera de Neo, Camila, la recuerdas?

-claro que la recuerdo –rio con picardía. Que pasa con ella?

Como no recordarla si fue mi juguete sexual por un tiempo en las salas vacías del hospital.

-ay! Picarona, por supuesto que la recuerdas si fue una de tu lista –ríe a carcajadas.

-ya pues Xavi, que pasa con ella?

-ah pues que me pidió venir almorzar con nosotros, está bien?

-bueno si, no tengo problema alguno.

-ok Cata, te llamo cuando salga de acá para ir a comer.

No me molesta que Camila nos acompañe, todo lo contrario, me agrada la idea, hace meses que no tengo nada con ella, y es un buen momento para recordarla. Camila es una enferma del área de neonatología de Xavier, la conocí gracias a él, claro que en un inicio fue algo inocente, nunca imagine poder ligármela, ya que ella es supuestamente heterosexual, casada y con hijos. Pero en una noche de fiesta con los demás compañeros del trabajo, estuvimos conversando y bebiendo y una cosa llevo a la otra, pasamos varios meses haciendo de las nuestras en el hospital, fueron pocas las veces que lo hicimos fuera del establecimiento. Tuve que dejar nuestras prácticas sexuales, porque ya lo había hecho varias veces con ella y no quería que se acostumbrara, ella lo acepto sin ninguna objeción, pero por lo visto ahora quiere recordar nuestros encuentros fortuitos.

Un llamado a la puerta me saca de mis pensamientos.

-pase –grito mientras me acomodo en mi silla.

Es el Doctor Rúales jefe del área de Psiquiatría del hospital, un hombre ya senil, que aun insiste en trabajar y no jubilarse, además es profesor en la Universidad Católica. –No entiendo cómo puede hacer tantas cosas este abuelito–.

-bueno días Doctora, como esta? –me saluda mientras toma asiento.

-buenos días Doctor Rúales –le digo mientras extiendo mi mano para saludarlo. Estoy bien y usted? Como así visitándome? ­–le pregunto muy curiosa.

-mi visita tiene un motivo en particular.

En mi mente solo pienso. –Espero que no sean esas conferencias, que pereza preparar otra vez una charla para todos los del hospital–.

-dígame Doctor, en que puedo ayudarle?

-Doctora la considero la mejor psiquiatra de este hospital y la más actualizada también, es por eso que he venido hacerle una propuesta.

-y cuál es esa propuesta Doctor?

-quiero ofrecerle mi puesto como catedrático de Psiquiatría en la Universidad Católica, ya que debido a mi edad no puedo con el ritmo de trabajo que llevo y debo dejar las clases, porque el puesto aquí en el hospital aun no pienso dejarlo.

Me quedo analizando mi situación, mis horarios, no quiero decirle no al Doctor Rúales, porque sé que cuando él se retire del Hospital me dejara a mi como jefa del Área de Psiquiatría. –Eso lo sé–.

-y que dice mi Doctora? –me preguntan de manera entusiasta.

-si Doctor, acepto su propuesta, solo dígame cuando tendría que dar las clases.

-ya Doctora, mire este es el numero de una de mis alumnas, ella le podrá informar mejor sobre los horarios de clases, yo le entregare la lista de temas para que pueda impartir y preparar las clases.

-de acuerdo Doctor, y su alumna se comunicara conmigo?

-si Doctora, le voy a dar su número para que se comunique con usted, igual usted tenga guardado el de ella, para que sepa que es ella cuando trate de contactarla. Anótelo

-ok Doctor –lo digo mientras agarro mi celular para guardar el número que el doctor me dicta. Y como se llama la chica –pregunto.

-no se Doctora –sonríe. Yo solo la guarde como alumna –ríe un poco fuerte.

-ay Doctor –rio. Bueno entonces esperare la llamada de ella.

-si Doctora, ella en la tarde se comunicara con usted, ya le pasare su número para que la llame y la mantenga informada, es muy responsable ella.

-bueno mi Doctor, gracias por esta oportunidad –extiendo mi mano para despedirme de él.

-gracias a usted Doctora –me devuelve el apretón de manos. Sé que hará un buen trabajo, usted es muy joven pero tiene mucho conocimiento y sabe lo que hace.

-muchas gracias por la confianza. Cuídese Doctor, que tenga lindo día –lo digo mientras me levanto de mi silla para abrirle la puerta.

-igual para usted mi Doctora, pronto le hare llegar los temas de clases. Hasta luego.

Definitivamente estoy sorprendida, no hubiera imaginado dar clases en la universidad, nunca me llamo la atención, pero es una buena oportunidad de hacerme conocer un poco.

Luego que el Doctor salió de mi consultorio, comenzaron a llegar los pacientes, uno por uno, parecía un mañana interminable, hasta que por fin mi celular suena y sé que llego la hora del almuerzo, una hora para poder relajarme.

-Catita, sal que te esperamos en la entrada.

-ya Xavi, ya salgo –le digo muy entusiasmada.

Salgo casi corriendo del consultorio, estaba exhausta y aún faltaban más de 5 pacientes. –Que día!–.

Al llegar a la entrada lo primero que noto es a Camila. –Woah, que cuerpo–. Me digo mentalmente. Siempre me ha gustado verla con su uniforme blanco. Me acerco y la saludo dándole un beso en la mejilla, casi puedo rozar sus labios.

-hola –me dice toda sonrojada.

-hola Cami, como estas? –me rio con picardía.

-yo estoy bien por si acaso –dice Xavier entre risas.

-que eri chistoso Xavier, me has hecho reír –rio a carcajadas.

-si ya sabes cómo es el Xavier de gracioso –dice Camila mirando a Xavier con enojo.

-ya tranquilas fue una bromita –dice Xavier riendo. Y bueno vamos a comer, que me muero de hambre.

Fuimos en el auto de Xavier hacia un restaurante cerca del hospital, es un restaurante de comida italiana. Al llegar elegimos una mesa bien privada, para poder hablar tranquilamente. Me ubico justo a los lados de Camila mientras que Xavier se encuentra frente a nosotras.

-y bueno chicas, que van a ordenar? Pide lo que quieras Camila, que Catalina paga –me ve y comienza a reír.

-en serio Xavi? –lo digo sarcástica. Ósea tu solo invitas a almorzar, pero que paguen los invitados? –rio.

-ya tranquilos, cada uno se paga su plato y punto. Xavier tu invitas el postre –ríe.

-mejor me voy al baño, antes de que ustedes me dejen sin un peso –dice Xavier mientras se levanta de la mesa.

-oye Xavi! –lo llamo antes de que ingrese al baño.

-que paso? –pregunta exaltado.

-que te ordeno? Mira que aquí demoran no podemos llegar tan tarde.

-tranquila Cata que ya somos tratantes, no nos dicen nada –sonríe. Y buen pídeme unos Canelones –me dice mientras se vuelve a retirar.

Me quedo a solas con Camila, y puedo notar como me mira y me sonríe.

-y esa sonrisa?

-no nada.

-el que solo se ríe de sus maldades se acuerda –le digo guiñándole el ojo.

-pues no me estoy riendo, estoy sonriendo, es distinto –contesta.

-apuesto que recordaste cuando lo hicimos en un restaurante –sonrió mientras levanto la ceja.

-oye Cata, que cosas dices, baja la voz –se sonroja mientras lo dice.

-que tiene de malo, nadie está escuchando y tampoco nadie está viendo –le digo con voz seductora. Y dime si no era eso lo que recordabas y reías? –le pregunto.

-si era eso, contenta! –me responde.

-pues sí, muy contenta –le contesto. Sabes podemos hacerlo otra vez –le digo mientras que con mi mano acaricio su pierna por debajo de la mesa.

-Cata para por favor, mira que Xavier puede venir en cualquier momento –responde en tono de súplica.

No me detengo y me acerco más a ella, con mi mano trato de separar sus piernas, pero esta pone resistencia, hasta que por fin acaricio su sexo por encima de su ropa interior, mientras hago esto llega el camarero a pedir la orden.

-buenas tardes señoritas –saluda educadamente el camarero. Cuál es su orden?

No dejo de tocarla y le doy mi orden al camarero.

-me trae una lasagna mixta y unos canelones para mi otro amigo –contesto tranquilamente.

-de acuerdo. Y usted señorita que va a ordenar –le pregunta a Camila.

Ella solo muerde sus labios, su cara esta toda roja, me causo gracia por un momento. Mis dedos quieren sentir su sexo completamente desnudo, así que muevo hacia un lado su ropa interior, meto un dedo despacio y comienzo a jugar con el alrededor de su clítoris. Ella da un brinco de la silla al sentir mi dedo dentro de ella.

-ey! Cami? Que vas a ordenar? –le pregunto mientras sonrió con malicia.

-eh la lasagna de pollo estaría bien para mí –contesta nerviosa.

-ok señoritas, en un momento les traigo su orden.

El camarero se retira y Camila comienza a suplicar que pare.

-ya Cata por favor, para que nos pueden ver –me suplica.

-estas toda mojadita, sé que te excita el peligro –le digo con voz de lujuria.

No me contesta nada, solo puedo notar como su respiración esta mas agitada, quería seguir torturándola así pero puedo notar que a lo lejos viene Xavier así que tuve que parar.

-me sigues –le susurro mientras saco mi mano de su sexo.

-ah? –me contesta confundida, no había notada que Xavier se acercaba.

Nos acomodamos y Xavier parece no notar nada.

-y vos que encontraste Narnia en el baño? –rio a carcajadas.

-no pesada –ríe. Es que me llamaron del hospital por un paciente nuevo y estaba dándole unas indicaciones al médico de turno. A poco me extrañaste Catita –me mira y se ríe.

-uy, si! No te imaginas lo mucho que te extrañamos –me rio.

Camila también ríe ante mi comentario

-chistosas ustedes, en que andarán –dice Xavier.

-en nada pues Xavi –contesta Camila.

-bueno voy al baño –lo digo mientras me levanto de mi silla.

Me alejo un poco de la mesa, me volteo y le hago señas a Camila. Entro al baño esperando que no se acobarde y me siga. –Estoy a mil, la deseo ahora mismo–.

Luego de poco tiempo puedo notar que la puerta del baño se abre y es Camila. No espero mucho y me lanzo sobre ella, arrinconándola a la pared. Beso su cuello y vuelvo a su boca, ella clava sus uñas en mi espalda.

-te voy a hacer mía aquí mismo –le digo entre jadeos.

Puedo escuchar que viene alguien al baño así que la agarro y la llevo dentro de un retrete. La tengo de espaldas contra mí, subo la falda de su uniforme hasta sus caderas, ella comienza a quejarse.

-shhh! –le digo mientras mi mano tapa su boca.

Quito la mano de su boca y la inclino hacia delante de tal manera que siento sus glúteos pegados contra mi sexo, con una mano la sostengo de su cintura acercándola más a mí y con mi otra mano libre, comienzo acariciar su clítoris muy rápido.

Mis dedos no paran de jugar dentro de ella, dejo su clítoris y comienzo a introducir dos dedos en el interior de su sexo, puedo sentir sus fluidos en mis dedos, y empiezo a moverlos fuertemente.

La persona que ingreso al baño se va dejándonos sola nuevamente a mí y a Camila.

Camila se acerca a mí y entre gemidos me besa.

-voy acabar –me dice gimiendo.

-acaba, córrete rico –le ordeno.

No tardó mucho en acabar en mi mano.

Nos arreglamos rápidamente ya que Xavier llevaba como quince minutos esperándonos.

-deja que yo voy primero –le digo mientras enjuago mis manos.

-bueno, ojala Xavier no haya notado nada –me contesta preocupada.

-no tranquila, ese huevon es despistado –contesto para tratar de calmarla. Bueno te espero en la mesa –le digo mientras abro la puerta del baño.

De camino a la mesa pude notar la mirada de Xavier, de seguro se había dado cuenta, él no es nada bobo.

-también encontraste “Narnia” en el baño? –me contesta enojado.

Solo rio ante su comentario

-perdón debo decir también encontraron “Narnia” en el baño, porque la otra tampoco salió –ríe un poco con sus palabras.

-ya pues Xavi, no te pongas molesto –le contesto haciendo puchero.

-es que tu si eres antojada Catalina, como se te ocurre hacerlo aquí.

-hacer qué? De que hablas Xavi? –le pregunto haciéndome la desentendida.

-tan huevon no soy Cata –ríe. Si pude notar cuando llegue del baño la cara de Camila, y luego se fueron las dos al baño –sonríe con sarcasmo. Que más claro que eso? Solo falto que me dijeran “Ya venimos vamos a Culear” –ríe muy fuerte.

Rio de manera descontrolada ante las palabras de Xavier.

-si ya, está bien! Pero no se te ocurra decir nada en frente de la Camila, que estaba preocupada de que tú notaras algo.

-no tranqui Cata, que tú sabes que soy una tumba –me dice guiñándome el ojo. Y bueno mejor shh! Que ya viene hacia acá.

Camila se sienta en su silla, tiene una sonrisa de oreja a oreja, no es buena fingiendo que no pasó nada.

-y la comida? Nada que llega? –pregunta Camila a Xavier.

-no nada, pero ya debe de salir, es buenísima vale la pena tanta espera –contesta Xavier.

Después de unos diez minutos más llega el mesero con los platos respectivos.

-se ve delicioso –digo a todos.

-vamos a degustarlo –dice Xavier mientras mete una cucharada en su boca.

-y que tal esta Xavi? –pregunta Camila.

-muy bueno –lo dice mientras hace una señal de aprobación con su mano. Oye cierto Cata, tu celular sonó como cuatro veces cuando estabas en el baño.

-de verdad? Y quién era? –le pregunto.

-pues no sé, no vi.

-casi ni me avisas –le digo regañándolo.

-pero es tu culpa pos Catita, porque te demoras tanto en el baño –me dice riendo.

Puedo notar el cambio de la cara de Camila.

-no pues pero igual hubieras avisado –lo miro con cara de enojo. A ver vamos a ver quién era –lo digo mientras saco el celular de mi cartera.

Pienso que puede ser Amelia, su recuerdo aun me atormenta. –Sera ella? –.

Abro el registro de llamadas con algo de temor y veo que tengo cuatro llamadas de la alumna que me nombro el Doctor Rúales, luego noto que tengo un mensaje de texto del mismo número.

Mensaje de Alumna:

Hola Doctora buenas tardes, soy la chica que le menciono el doctor Rúales, la llame pero supongo que debió estar ocupada, le escribo para avisarle el día que comenzamos las clases con usted, será el día de mañana a las 7:00 de la noche en la universidad. Mañana le entrego la lista con los horarios de clase que usted impartirá, también tengo los temas que debemos ver este parcial. Muchas gracias hasta mañana, que tenga lindo día.

Bueno por lo visto ocuparía algunas de mis noches esas clases. –Aun podre llamar al Doctor Rúales y declinar su oferta? –. Me digo a mi misma.

-y bueno Cata, quien era? –pregunta Xavi.

-una alumna, bueno mi nueva alumna –rio.

-alumna? Tu enseñando? –ríe fuerte. Serán clases de educación sexual acaso –comienza a reír a carcajadas.

-que eri pesado Xavier, para que sepas, estás viendo a la nueva docente de Psiquiatría de la Universidad Católica –lo digo sonriendo.

-ya? En serio? –pregunta incrédulo.

-si en serio –le contesto.

-y cómo así? Quien te ofreció un puesto como docente?

-el Doctor Rúales, porque se retira de la universidad.

-ah!, qué bueno mi Cata, tenemos que celebrarlo –me dice entusiasmado.

-muchas felicidades Cata –me dice Camila mientras toma mi mano para felicitarme.

-gracias Cami –le digo sonriendo.

Estamos listos para irnos, durante el camino hablamos sobre cómo será dar clases en la universidad. Xavier siempre con sus bromas de que me ligare a todas mis alumnas, y Camila solo sonríe. –De seguro le molesta un poco esos comentarios–.

Llegamos al hospital y nos despedimos, cada uno fue a su respectiva área de trabajo. Nuevamente tenía que atender más pacientes, y esperar que fueran las 3:00 de la tarde para salir.

El tiempo paso de lo más lento, veo el reloj a cada instante, los pacientes siguen entrando y saliendo por la puerta de mi consultorio hasta que por fin es mi hora de salida. –Libre del hospital–.

-ahora a mi consulta privado –digo sin entusiasmo.

Agarro mis cosas y justo antes de poder salir del consultorio entra Camila y cierra la puerta con llave.

-Camila! Ho.. –me interrumpe con un beso.

Me empuja contra la pared y comienza a besar mi cuello mientras que con sus manos desabotona mi blusa, dejando expuesto mi brasier.

-qué haces Cami? –le digo entre jadeos.

-te devuelvo el favor del almuerzo.

-no tienes que hacerlo, ya voy de salida –le digo.

-no me demoro mucho –me lo dice mientras se acerca a mi boca y tira de mi labio inferior muy suavemente con sus dientes.

Saca mis pechos del brasier sin retirármelo, y comienza a chuparlos y tirar de ellos con sus labios, mientras que su mano baja hasta mi sexo sobre mi vestimenta.

-vamos a quitarte tu pantalón –me dice mientras me mira con lujuria.

Me desabotono mis vaqueros y ella me los retira, luego baja hasta mi sexo coloca una de mis piernas sobre su hombro y mueve mi panty hacia un lado sin quitarla, pasa su lengua sobre mi clítoris de manera circular y de arriba abajo. Mis manos agarran su cabello llevándola más hacia mi sexo, puedo escuchar cada vez más el sonido de su lengua y la rapidez con la que se mueve dentro de mí.

-ah! Más rápido Camila, que ya me voy a correr –digo entre gemidos.

Ella comienza a mover su lengua de manera descontrolada, pone sus manos sobre mis glúteos y los agarra muy fuerte llevándome más a ella, hasta que por fin mis gemidos le hacen saber que logro su cometido.

-te ha gustado? –me pregunta mientras limpia su boca de mis fluidos.

-si me ha gustado, sabes usar tu lengua –le digo riendo con picardía.

-quisiera seguir repitiéndolo, ya? Como los viejos tiempos.

No quiero que sea algo seguido, no quiero mal acostumbrarla. –Aunque no estaría mal tener sexo de vez en cuando en trabajo–. Pienso.

-si está bien Cami, pero ya sabes, sin sentimientos, solo sexo –le digo mientras abotono mi blusa.

-claro, no te preocupes que yo entiendo, además me conviene.

-si porque eres hetero tu –lo digo riendo sarcásticamente.

-si soy hetero –lo dice enojada.

-sí, bien hetero que eres tu –se lo digo mientras la agarro de la cintura y la pego a mí para besarla.

-eres una tentación –me dice mirándome a los ojos.

Nos besamos un rato, pero recuerdo que voy tarde para mis consultas privadas. Me despido de ella y salgo del hospital.

Mi celular comienza a vibrar y veo un mensaje de Xavier por Whatsapp.

Mensaje de Xavier:

Doctora de las Casas, por favor si ya desocupo a la enfermera Mendoza, podría mandarla al área de neonatología, que se fue hace veinte minutos y no aparece. Gracias. Atentamente el Doctor García.

Este Xavier siempre sale con cosas, me hizo reír. –Como sabe que Camila estuvo conmigo? Es brujo–. Lo llamo para averiguarlo.

-hola huevon pesado –le digo riendo.

-que es esa manera de expresarse con un colega Doctora –ríe.

-ya pues distinguido colega, disculpe mi vocabulario. Dígame Doctor porque piensa que la licenciada Mendoza estuvo conmigo? –digo con ironía.

-claro mi respetada Doctora, porque la licenciada dijo que iría a su consultorio a pedirle una medicación para su abuelo. Y como ve ya paso mucho tiempo desde que se fue.

-déjeme comentarle Doctor que la licenciada se fue a su respectiva área de trabajo hace unos cinco minutos.

-ok muchas gracias Doctora por su amabilidad, y dejar a la licenciada cumplir con sus labores en el área de neonatología, se le agradece –cuando dice esto ya no puede aguantar la risa.

-por un momento me pareciste educado Xavi –rio.

-tú también lo pareciste –ríe fuerte. Oye Cata pero que estas en celo tú? Deja de fornicar en cualquier lugar –ríe a carcajadas.

-que eres pesado Xavier, ya chao! Que me dirijo a mi consultorio.

–Bueno –ríe. Pero aun así me amas –me tira un beso por el teléfono.

-si te amo porque eres un papasote –rio. Ok mi Xavi más tarde te marco. Chao.

Llego a la consulta tenía solo tres pacientes agendados. El primero con tendencias Suicidas, el segundo con TOC, y el ultimo con Bipolaridad. El tiempo en mi consultorio pasa de manera rápida y sin darme cuenta termine con los tres pacientes, justo un poco antes de las seis de la tarde. –Ojala el tiempo fuera así de rápido en el Hospital–.

Estoy a punto de irme, y mi secretaria pasa a mi consultorio con novedades.

-Doctora, hay una joven que dice que tiene cita con usted. Le dije que no estaba en la agenda, pero me dijo que usted le indico que podía venir hoy a esta hora.

Claro cómo olvidar a Ángela, rápidamente le contesto a mi secretaria.

-si Michelle, déjala entrar por favor –le digo.

Ángela entra a mi consultorio y le sonrió, ella me devuelve la sonrisa.

-Ángela como estas, que bueno que hayas llegado puntual.

-casi olvidas que venía –sonríe tímidamente.

-no como crees, si recordaba que venias, lo que no recordé fue decirle a mi secretaria para que te dejara pasar sin ningún tipo de problema –me excuso.

-y bueno como comenzamos? –me pregunta.

-solo se tu misma Ángela, cuéntame tu historia, soy tu amiga, solo cuéntame todo lo que paso y los hechos que nos trajeron aquí.

-está bien –me contesta un poco nerviosa.

-ya está grabando la cámara. Y bueno Ángela, cuéntame tu historia.

LULI OTRO RELATO PARA TI, OJALA YA NO ESTES MOLESTA Y LO LEAS. A PESAR DE LAS DISCUCIONES TE ADORO. :-*

SALUDOS PARA LOS POCOS QUE ME LEEN, DEJEN SUS COMENTARIOS Y SUGERENCIAS. GRACIAS...LISNA.