Tu mi Cordura Yo tu Locura (Chapter 12)

Historia de Amelia - Chapter 12: Esperanza en un funeral

No sé qué decirle, cualquier cosa que le diga no servirá nada, el me odia.

-a ver, sigo esperando. Tu que estás haciendo aquí en el departamento de mi novio –me dice histérico.

Me levanto del mueble y lo veo directamente.

-Roberto me dejo quedarme aquí, por unos días –murmuro.

-ah si! Tú crees que después de todo lo que hiciste puedes venir acá a interrumpir en la vida de Roberto o la mía. No creí que fueras tan sínica.

No puedo emitir palabra, y aunque diga algo, de que serviría, él sabe casi todo lo que paso, le explique pero nunca me creyó.

-di algo pues. O que vas hacer? robarme como lo hiciste con Catalina. Te digo algo, ni se te ocurra buscarla, o si quiera acercarte a ella.

Mis lágrimas están a punto de salir, no puedo darle el gusto que me vea llorar y mucho menos discutiré con él, no vale la pena.

Me doy media vuelta y me encierro en el cuarto sin decir una sola palabra, lloro en silencio hasta que él se marche.

Trato de opacar el sonido de mi llanto poniendo mi cara contra la almohada, entre llantos me quedo profundamente dormida.

-Amelia, gorda. Estas despierta? –escucho la voz de Roberto detrás de la puerta.

No quiero que me vea llorando, no quiero decirle que las palabras de su novio y el recuerdo son las que provocaron mis lágrimas, lo que menos quiero es causarles problemas.

-tengo sueño Tito, te deje comida lista –le digo sin levantarme de la cama.

-ah, no. Ven a comer conmigo, que te pasa? Escucho tu voz rara, estuviste llorando Amelia, te conozco –me dice regañándome.

-no es nada amor, si? Tranquilo.

No lo escucho por un momento, tal vez se fue a comer y me hizo caso.

De repente escucho unas llaves y el cerrojo de la puerta tratando de abrirla.

-si ves lo que me obligaste hacer –me dice mientras se acerca a la cama.

-no debiste Tito, si estoy bien.

-no lo estás. Ahora dime porque lloras? Que paso?

-no quiero decirte, no quiero problemas –le digo de manera tranquila.

-dime Amelia, debes confiar en mí que paso? –me dice mientras pasa su mano sobre mi mejilla.

Respiro profundo y le cuento lo sucedido.

-Xavier, estuvo aquí y ya se enteró que estoy quedándome contigo.

-y que te dijo?

-pues lo mismo de siempre. Sacándome en cara lo que hice y que no me acerque a ella.

-uy! Este Xavier siempre metiche, ya vera esto no se queda así –lo dice furioso.

-no Tito, no te pongas así con él, mira que no quiero que por mi culpa ustedes tengan problemas, yo me puedo ir a buscar otro lugar.

-pero no debe meterse en eso, si yo puedo hospedar a quien yo quiera, es mi departamento, no el de él. Además porque tiene que seguir tratándote así, le explicamos todo y sigue así.

-pero nunca lo creyó y no creo que lo haga, además yo a él le caí mal siempre y tú lo sabes Tito.

-si pero no le da derecho a tratarte así, tu eres mi mejor amiga, casi hermana, él debe respetar eso. Mañana hablare con él, esto no se queda así.

-si habla con él, pero solo para aclarar las cosas Tito, yo ya decidí que me tengo que ir de aquí, es por el bien de ustedes dos –le digo mientras tomo su mano.

-no quiero que te vayas –me dice agachando la mirada.

-pues yo tampoco quisiera irme, tu sabes que me encanta vivir contigo, pero es por tu bien amor. Igual tu puedes venir a verme cuando desees –le sonrió.

-bueno mi gorda, está bien. Vamos a comer, si? Que muero de hambre –me dice mientras se levanta de la cama.

La cena paso con tranquilidad, a Roberto le encantaron los espaguetis, luego me acosté a dormir, tenía que pensar donde buscar departamento.

Me levanto muy temprano ya que Roberto llevara el carro que uso al taller y tengo que tomar el metro, no puedo llegar tarde a mi primer día de trabajo, sé que no será igual a mi antiguo empleo pero empezare con algo.

Salgo de mi cuarto y me alisto, Roberto aun duerme, le dejo preparado el desayuno antes de irme.

Una vez en el trabajo Agustina se acerca a mí, me cae muy bien esa chica.

-hola chef, buenos días –se acerca y me saluda con un beso.

-hola, como estas? No te has metido en líos aun –le digo riendo.

-no, acaso tú crees que paso castigada –se ríe.

-pues así me pareció ayer.

-no nada que ver, bueno te dejo que ya sonó la campana.

-ok, nos vemos luego –le digo haciendo con mi mano un gesto de despedida.

Veo la hora y son las 8:30 am, aun no llega Alejandro ni Cristina, me parece raro.

Puedo ver que alguien entra y es la directora.

-hola Amelia, como te va en el primer día? –me pregunta.

-bien, todo tranquilo hasta ahora.

-y tus ayudantes? –me pregunta.

-no sé, no los he visto –contesto.

-cómo? No han llegado aún. Apenas lleguen diles que pasen a mi oficina –me dice un poco molesta.

-ok señora directora yo les digo.

Luego de 15 minutos más ellos llegan muy acaramelados, al parecer son pareja.

-hola chef, disculpe la demora se nos hizo muy tarde –me dice.

-no tranquilos, y no me digas chef, me llamo Amelia.

-ok, Amelia –me sonríe. Ya nos ponemos a trabajar.

-un momento, antes vayan donde la directora, se pasó por aquí y no los vio, los espera en la oficina.

-uy! no, si viste Alejo –le dice Cristina regañándolo.

-no tranquila, ya vamos hablar con ella –le dice.

Se marcharon del sitio, miro el mesón y puedo ver lo desordenado que esta, así que me agacho a ordenarlo, de repente una voz llama.

-buenos días! Alguien que atienda?.

Me levanto muy rápido que asusta a la joven.

-hola si disculpa por asustarte, es que estaba ordenando una cosas acá abajo –le digo.

Me pide algo para servirse, así que le indico los platos que tenemos de desayuno.

Una vez que le sirvo su plato, me siento en el otro extremo, mi mente recuerda las palabras de Xavier y recuerda todo lo sucedido –Si tan solo me creyeran–.

La voz de aquella joven me saca de mis pensamientos.

-muy poca gente viene a esta hora? –me pregunta.

-ah! –le digo confundida.

-muy poca gente viene a esta hora al comedor? –me dice casi gritando.

-si muy poca –le digo mientras me levanto de la silla y me acerco a ella. Lo que pasa es están todos en clase –le sonrío.

-ah claro –contesta. Está muy rica tu comida –me sonríe.

-si? muchas gracias –le devuelvo la sonrisa.

No sé qué más decirle, así que digo lo primero que se me pase por la mente.

-supongo que no eres una estudiante fugada de clases? –le pregunto mientras río.

-no –ríe. Nada que ver, vine a dejar unos cuadernos para mi hermana. –me dice.

-y tú a que te dedicas? –le pregunto.

-soy estudiante de medicina –contesta.

Escuchar eso me recuerda a Catalina, solo agacho la mirada, pero ella nota que algo me pasa.

-dije algo malo? –me pregunta intrigada.

-no, no dijiste nada malo, pero la medicina y todo eso de los doctores me recuerda a alguien.

-alguien muy especial? –pregunta.

-si bastante especial, pero lo arruine todo –mi voz comienza a quebrarse. Disculpa es que me vuelven los recuerdos.

-no tranquila, y bueno si esa persona sigue siendo tan importante y especial para ti, debes luchar por esa persona.

-no creo que me perdone nunca.

-amas a esa persona? –me pregunta.

-sí, amo bastante a esa persona, pero nunca se lo demostré y después fue demasiado tarde para hacerlo.

-si amas algo ve por ello, sea lo que sea que hayas hecho esa persona debe escucharte, pero vamos, inténtalo. Eres una persona muy bonita, si no te perdona, esa persona se lo pierde –me dice tratando de animarme.

-muchas gracias, me ha servido de mucho tu consejo –sonrío.

-lo intentaras?

-si lo hare, aunque me cueste, tratare.

De pronto se despide, charlar con ella me ayudo, ahora sé que tengo que hacer que Catalina me escuche, nada pierdo en intentando, total lo que más me importaba ya lo perdí, qué más puedo perder.

Le invito el desayuno como agradecimiento a sus consejos.

De repente ella se da media vuelta.

-cierto lo olvidaba, mi hermana dijo que dejara este carnet contigo. Si puedes entregárselo porfis –me dice apacible.

-si claro, no te preocupes –agarro el carnet, lo miro y no puedo evitar sonreír.

De seguro Agustina tiene algo que ver con esto, insiste tanto en emparejarme con su hermana que la mando para la cafetería.

Luego de unos 10 minutos aparecen Cristina y Alejandro.

-que paso? Les dijo algo la directora? –les pregunto con preocupación.

-si nos regañó, pero solo fue una advertencia para que no ocurriera de nuevo –me dice Alejandro.

-me alegra mucho muchachos, y bueno ahora si comencemos a trabajar –les digo.

La mañana pasa tranquila, me relajo trabajando aquí, en mi anterior empleo pasaba más estresada que nada.

Las campanas suenan y puedo ver como los estudiantes entran empujándose unos a otros, ahora comienza lo estresante. Atiendo rápidamente en la cocina, los platos salen muy rápido, y por lo visto Cristina y Alejandro nunca habían trabajado con alguien profesional, ya que me miraban asombrados.

-de verdad es muy rápida –me dice cristina.

-es que en mi anterior empleo tenía que ser rápida –le sonrió.

-por favor me tiene que enseñar a cocinar así de rico –me dice Alejandro.

-si claro, yo les enseñare.

De pronto Cristina sale de la cocina ante un llamado de una estudiante, y regresa dándome un recado.

-Chef, la buscan –me dice.

-a mí? –pregunto con sorpresa.

-sí, una estudiante.

-ok, ya vuelvo –les digo.

Al salir puedo ver a Agustina sonriendo.

-estaba muy rica la comida –me dice.

-qué bueno que te haya gustado –contesto.

-si me gusto, y a ti te gusto mi regalo? –me dice.

-cual regalo? –le pregunto haciéndome la desentendida, sé que me habla de su hermana.

-el que te mande en la mañana pues –me dice riendo.

-muy graciosa –le digo. Pero si me gusto, me dio buenos consejos.

-consejos? Pero si yo quiero que sea tu novia, no tu consejera –me dice riendo.

-eres graciosa –le digo. Toma, te dejo tu hermana –le digo dándole el carnet.

-bueno, cambia esa cara de seria. Ya entendí que andas en otro rollo –me dice.

-no estoy molesta, me causa gracia tus intentos fallidos –le digo riendo. Pero si es verdad ando en otro rollo y tu hermana me ayudo a animarme para tratar de solucionarlo.

-si es boba Isabella, tenía que tratar de conquistarte no ayudarte a emparejarte con otra –me dice.

-eres única –le digo riendo. Ya bueno anda a clases que tengo que trabajar.

-que vas hacer a la salida? –me pregunta.

-pues tengo que ir a buscar unos departamentos, porque? –le pregunto.

-que chévere, yo te acompaño, tengo un primo que está vendiendo su lugar –me dice.

-en serio? Ya pues, a la salida nos vemos.

-listo, hasta más rato –me dice despidiéndose.

Al terminar mi trabajo, recojo mis cosas, no veo Agustina por ningún lado así que decido marcharme.

De pronto alguien trata de asustarme por detrás.

-buuh –me dice Agustina riendo.

-uy! Casi me infarto –le digo con sarcasmo.

-eres pesada –me dice riendo.

-bueno vamos a tomar un taxi –le digo.

-no, ven tengo el carro –me dice.

-bueno, vamos.

Salimos del instituto y la verdad no tenía ni idea donde buscar departamento.

-tienes algunos lugares vistos? –me pregunta.

-pues no, ni uno –le digo tapándome la cara.

-y como pensabas ir a buscar departamento –me dice riendo.

-pues no sé, hay veía que se me ocurría –rio.

-por suerte estoy aquí para ayudarte.

-la verdad sí, me salvaste –sonrió.

-bueno vamos al departamento de mi primo, te puedo conseguir un buen precio –me sonríe.

Mientras nos acercamos al dichoso departamento, puedo notar que se encuentra cerca del departamento de Catalina.

-no me digas que es por aquí? –le pregunto.

-si estamos cerca, por?

-no por nada.

Por fin llegamos al departamento y está a solo unas cuadras del de Catalina, el destino me está jugando conmigo.

Hablamos con el primo de Agustina, y gracias a ella me lo ofreció a un buen precio, solo tengo que esperar una semana para que él se traslade.

-si ves, que te sirvo de amiga –me dice sonriendo.

-si así veo, muchas gracias Agus de verdad.

Agustina me deja en el departamento de Roberto y decido invitarla a pasar.

-ven te invito a comer algo, como agradecimiento –le sonrió.

-uy si buenísimo, tengo un hambre tenaz.

Una vez en el departamento, comienzo a sacar todo para preparar el almuerzo.

-y dime que te gustaría servirte –le digo.

-pues no sé, cual es la especialidad de la casa.

-pues con lo poco que hay en la nevera diría que podemos hacer un filete, acompañado con papas, se te antoja? –le pregunto.

-sí, se escucha delicioso.

Pasamos entre risas mientras cocinaba, Agustina me contaba de su vida, es muy buena muchacha, algo extrovertida.

-bueno la comida esta lista –le digo mientras pongo los platos sobre la mesa.

-huele delicioso, y se ve espectacular.

-gracias, pero mira qué tal de sabor –sonrió.

Ella se mete una cucharada a la boca y me hace un gesto de aprobación con su mano.

-si está demasiado rica –me dice con la boca aun llena de comida.

Mientras comemos ella comienza hacer preguntas sobre mí.

-y bueno dime, cual es esa historia de la chica de la cual estas enamorada.

-no preguntes eso, no quiero hablar sobre ese tema –respondo.

-pero que paso? Porque te pone mal –me pregunta.

-es algo que pasó y por esa razón esa persona no quiere verme nunca más.

-bueno, no te pregunto más. No quiero que te incomodes –me sonríe.

-mejor háblame de ti, tienes novio?

-sí, si tengo. Llevamos pocos meses juntos.

-estudia en el mismo instituto?

-no, estudia en otro. Lo conocí por una amiga, es su hermano –ríe.

Pasamos el resto de la tarde hablando, hasta que era hora de que ella se fuera.

-me la he pasado genial Amelia, gracias por todo nos vemos mañana.

-chao Agus, hasta mañana –le digo mientras me acerco para darle un beso de despedida.

Al irse comienzo a dejar todo ordenado para esperar a Roberto, no me ha llamado en todo el día, ojala le haya ido bien con Xavier.

De repente escucho que alguien entra, es Roberto.

-hola Tito, como así tan temprano?

-es que ando con una cefalea que siento que me parte la cabeza, por eso tuve que venirme un poco más temprano –lo dice mientras pone su mano sobre su cabeza.

-quieres que te prepare algo? –le pregunto.

-no mi amor, estoy bien. Tranquila. Solo quiero acostarme un rato.

-está bien Tito, y cuéntame que tal te fue con Xavier?

Se queda callado por un momento.

-pues igual –agacha la cabeza.

-no le dijiste que me iría? –me pregunta.

-no, él me dijo que no debemos pelear por los problemas de nuestros amigos y bueno yo le dije que tenía razón, pero primero se disculpe contigo.

-pero Tito como le vas a pedir eso, el jamás se disculpara conmigo.

-es que no debe tratarte así.

-déjalo así Tito, sí. Yo me iré y todo se arreglara para los dos.

-no quiero que te vayas mi amor –me dice mientras hace puchero.

-ya encontré un lugar Tito, en unas semanas me iré –le digo agachando la mirada.

-tan rápido? No sabía que te querías ir –agacha la mirada.

-tu sabes que no quiero pero lo hago por tu bien amor –le digo mientras me acerco para abrazarlo.

-eres la mejor amiga de todas –me sonríe. Bueno me voy a dormir, porque no aguanto el dolor de cabeza.

-bueno mi amor, descansa.

Me daba tristeza ver a Roberto así, sé que es por Xavier, si el tan solo entendiera y dejara su orgullo a un lado, no estaríamos en esa situación.

Paso casi toda la noche pensando y creo que debo hablar con Xavier, hacer una tregua. Ya es muy tarde pero tengo que hablar con él ahora, no esperare ni un minuto más.

Salgo del departamento sin hacer ruido, en el camino pienso cada palabra que le diré a Xavier.

Al llegar me lleno de valor, porque sé que el dirá cosas hirientes pero no me iré sin que me escuche, no le hablare del pasado, le hablare del ahora, y ahora mi Tito está muy triste por culpa de él.

Toco el timbre esperando que no se moleste por la hora.

La puerta se abre, pero no es Xavier quien está parado frente de mí, es Catalina. La quedo viendo con confusión, a veces pienso que la alucino todo el tiempo.

De repente puedo ver como ella cae directamente al piso.

-Catalina!! –escucho los gritos de Xavier.

Rápidamente me agacho donde ella se encuentra y trato de despertarla.

-Catalina, Catalina. Despierta –le digo alterada.

Xavier se acerca rápidamente.

-Cata! Despierta –le dice.

Él toma el pulso de ella.

-está todo bien? –le pregunto con desesperación.

-tu qué haces aquí –me dice furioso.

-dime si está bien –le digo casi gritando.

-si está bien, solo que nos pasamos de copas y al verte de seguro se llevó una impresión –me dice de manera antipática.

-gracias a Dios que no es nada malo, me asuste –le digo más tranquilizada.

-no finjas interés –me dice mientras ríe con sarcasmo.

-no digas cosas que no sabes –le contesto.

-ayúdame a ponerla en el sofá –me dice.

La agarro de sus piernas, sentirla nuevamente, sentirla me eriza la piel.

-gracias. Ahora sí, que haces aquí –me dice.

-vine hablarte sobre Tito.

-qué cosa? No me digas que vienes para que me disculpe contigo? –ríe. Si es así sigue esperando.

-ya párala Xavier, por un momento para. Solo quiero decirte que me iré del departamento de Roberto.

-me parece genial. Lo mejor que ha salido de tu boca.

-también quiero pedirte que dejes de pelear con Roberto por mi causa, quiero pedirte una tregua.

-tregua? Debes estar bromeando –se ríe.

-mira Xavier, yo sé que me equivoque pero tú sabes toda la historia ya. Solo que no me crees. No podrías dejar todo ese pasado atrás, para estar bien con la persona que amas, para hacerlo feliz. Yo soy la mejor amiga de Roberto, casi como una hermana, nos conocemos desde pequeños y él se ve afectado ante toda esta disputa nuestra.

Se queda callado un momento.

-él está mal? –me pregunta preocupado.

-sí, está muy triste. No lo quiero ver así, por eso vine a que pares todo esto, para que estén bien los dos.

-está bien, está bien. Tregua.

-listo, tregua entonces –le digo.

-pero no creas que me olvidare de todo lo que le hiciste a Catalina. Ni que seremos mejores amigos, si tengo que fingir para que Robert este bien lo hare.

-está bien –le digo. Ah y otra cosa Xavier yo tampoco podre olvidar nunca lo que hice.

Como olvidar que perdí a la mujer de mi vida, no se puede. Es algo que recordare siempre para darme cuenta que tuve lo mejor y lo perdí.

De repente suena el teléfono del departamento. Mientras él va a contestar me quedo contemplándola se ve tan bella, no puedo creer que algún día fue mía.

Escucho a Xavier un poco molesto.

-pero como, si hace más de 30 minutos pedimos el taxi –grita Xavier.

Tal vez yo debería llevarla, no permitiré que la deje ir sola en taxi.

-si claro que aún lo neces…–lo interrumpo.

-Xavier yo la llevo.

-estás loca –me dice.

Me acerco a él y le digo mirándolo a los ojos.

-yo la llevo, por favor –le digo.

El me mira dudoso y aleja la bocina del teléfono de su oreja.

-no confió en ti –me dice.

-yo no sería capaz de hacerle daño Xavier, bueno no sería capaz de volver hacerle daño.

Se queda callado, mira a Catalina y luego me mira a mí.

-está bien –suspira. Puedes llevarla. Pero la dejas acostada boca abajo –me dice mientras me da las laves del departamento de Catalina.

Quería saltar de la felicidad, al saber que podre estar un rato con ella, así sea con ella dormida, no me importa. Solo quiero volver a tenerla cerca, por un instante.

-está bien, no te preocupes –le digo.

Me acerco a Catalina y trato de llevarla, pero no puedo yo sola.

-deja te ayudo –me dice Xavier.

-ok, gracias.

Una vez en el auto la contemplo, veo sus labios, su cuerpo, su cabello, si tan solo no estuviera dormida podría ver sus hermosos ojos grises.

Trato de ir despacio, no quiero que este viaje se acabe nunca.

Una vez en su departamento, tomo fuerzas para cargarla, por suerte alcanzo a llegar a la puerta y tomo un respiro.

Abro el departamento y me dirijo hacia la habitación, la habitación que era nuestra. La recuesto sobre la cama boca abajo como me lo dijo Xavier. Observo toda la habitación y tantos recuerdos vienen a mi mente. Una lágrima sale de mi mejilla.

Paso mi mano sobre su frente, acariciándola. Me siento tan alegre tenerla junto a mí.

Me acerco a ella y deposito un beso sobre su frente.

-descansa mi amor –susurro.

Ya estoy lista para irme, me levanto de la cama pero siento como la mano de Catalina agarra la mía.

Me quedo paralizada, sabrá que estoy ahí? –No lo creo, porque tiene los ojos cerrados–.

La escucho que trata de decir algo, pero no puede entender.

-a..me –lo dice entre balbuceos.

Me acuesto a su lado mientras acaricio su cabello. Sin darme cuenta me quedo dormida por un momento junto a ella.

Al abrir mis ojos, es como si me sentiría en mi lugar seguro otra vez, en mi lugar feliz junto a ella.

Tengo que marcharme antes de que ella despierte, me levanto sin hacer ruido y me dirijo hacia el departamento de Roberto.

Son las 3 de la mañana y al entrar puedo ver a Roberto sentado en la sala.

-Amelia, porque llegas a esta hora. Hable con Xavier y me dijo que te habías marchado hace rato.

-es una larga historia. Pero dime ya estás bien con él? –le pregunto entusiasmada.

-ósea hablamos y mañana quedamos de vernos. Gracias mi gorda, no era necesario que fueras  hasta allá a hablar con él pero te lo agradezco –me dice mientras me abraza.

-de nada mi Tito. Espero que de ahora en adelante todo este mejor.

-un momento Xavier me dijo que fuiste a dejar a Catalina al departamento, y llegas a estas horas, no me digas que.. –se queda callado un instante.

-no pienses cosas Tito, si ella estaba muy borracha solo la deje acostada, pero ella dormida no soltaba mi mano y me quede dormida por un instante con ella.

-me imagino como te sentiste.

-solo te digo que fue lo mejor que me ha pasado desde que llegue a Chile.

-gracias por lo que me toca –me dice tratando de hacer cara de enojo

-no mi amor, si no que ya sabes todo lo que amo a Catalina y poder esta junto a ella por un momento me hace demasiado feliz.

-si lo se mi gorda, solo es por molestar. Y bueno ósea no hablaron nada?

-no nada. Aunque voy a tratar de hablar con ella Roberto, estoy decidida a recuperarla, a explicarle todo.

-no quiero que te hagas muchas ilusiones amor, mira que ha pasado tanto tiempo –me dice mientras acaricia mi mejilla.

-si lo se Tito. Bueno mejor vamos a dormir, que mañana tenemos que trabajar.

-si vamos, hasta mañana gordi. Descansa.

Al despertar me levanto con una sonrisa como hace mucho no lo hacía, tenerla por un momento tan cerca alegro mi noche, si tan sola ella pudiera ver dentro de mí, ver todo lo que estoy sintiendo por ella.

Estoy a punto de salir hacia el instituto y Roberto me detiene.

-alto ahí señorita –me dice apuntándome con su dedo índice.

-hola mi Tito, ya vas a trabajar? –le pregunto.

-si amor ya salgo, pero tú vas madrugadora –se ríe.

-es que tengo que preparar algunos alimentos antes de la hora el almuerzo, ya sabes para que no amontone mucho trabajo.

-ah, bueno. Oye te tengo un plan para el almuerzo pero tienes que prometerme que iras –me dice.

-porque siento que es un plan que no me va a gustar –le digo.

-este.. Bueno te diré. Es un almuerzo conmigo y –hace una pausa. Xavier.

-no Tito como se te ocurre, el me ve y me mata.

-ah no, ustedes habían hecho tregua. Además ya le dije a él y accedió.

-en serio? Sin protestar? –le pregunto asombrada.

-si mi amor, sin protestar. Entonces te espero en ese restaurante chino done fuimos la otra vez.

-ok Tito ahí estaré.

Me sorprende tanto la actitud de Xavier, pero sin embargo me alegra, demuestra que está cambiando, así sea fingido sé que a Tito le alegra.

Salgo directo al instituto y una vez en él, puedo ver a Agustina nuevamente en dirección. –Que habrá hecho ahora–. Me digo.

Me acerco hacia donde se encuentra para averiguar en qué lio se metió.

-hola Agus, otra vez en problemas? –le digo sonriendo.

-no, esta vez no –me contesta.

-entonces? Que paso?

-es que hoy me he enterado que una prima falleció y mi mama ha llamado a la directora para que me dé permiso de salir.

-lo siento mucho Agus, hay algo que pueda hacer por ti?

-pues no mucho. Pero si me vendría bien hablar contigo. Te puedo buscar luego que salga de aquí?

-si claro, estaré en la cafetería –me acerco a ella y le doy un beso en su frente.

Mi mente estaba en otro lado, pensando en Agustina, en lo mal que se siente o tal vez no tanto, se nota que ella es una mujer fuerte.

De pronto la veo entrar en la cafetería.

-hola, ya tengo el permiso de la directora –me dice.

-ah, ya te vas? –le pregunto.

-si, después que hablemos un poco –me sonríe.

-bueno, vamos afuera un rato.

Me excuso con mis ayudantes y salgo con Agustina fuera de la cafetería.

-cómo te sientes Agus? –le pregunto mientras paso mi mano por su espalda dándole una señal de consuelo.

-pues, normal. Ósea sé que sonare perversa si digo esto pero es como me siento.

-tranquila dime.

-no me ha afectado tanto la muerte de mi prima. Y me siento mal al ver a todos tristes y yo tranquila, me siento como si no tuviera sentimientos algunos.

-no eran muy unidas?

-no, casi no la veía. Y mi mama quiere que vaya a la casa para ir al velarla, pero no quiero ir. Me enferma un lugar así, me pone mal ver tanta gente triste. No sé si me entiendas.

-has perdido a alguien muy querido? –le pregunto.

-pues si a mí papa –me dice mientras agacha la cabeza.

-lo siento. Yo creo que es por eso que eres así y no es que no tengas sentimientos Agus, si no que todo eso que has vivido por la muerte de tu padre te ha hecho fuerte. Y si no quieres estar en ese sitio lleno de personas tristes, es porque eso vive recuerdos de la muerte de tu padre. Y está bien si no quieres ir, no puedes estar en un lugar donde no te sentirás bien.

-woah, parece psicóloga también, pero si tienes razón, yo a veces pienso lo mismo. Gracias por decirme todo esto Amelia, eres una gran amiga –se acerca y me abraza.

-bueno creo que aprendí mucho de mi ex y ya sabes que puedes contar conmigo para lo que sea Agustina.

-si vendrías conmigo mañana al entierro? Por favor necesito estar con alguien que sepa cómo me siento.

Me parece incomodo ir al entierro de alguien que yo no conozco, después de que yo critico a ese tipo de personas que van a entierros y a funerales solo para fisgonear pero esto era diferente Agustina me necesita y no me negare a ayudarla.

-claro Agus, cuenta conmigo.

-eres la mejor –me vuelve abrazar. Bueno me voy supongo que tendré libre hoy.

-no vas al velorio?

-no creo que con el entierro bastara.

-bueno, cuídate peque, nos vemos mañana –le sonrió.

-tampoco soy tan pequeña para que me llames así –se ríe. Bueno mi chef la dejo para que siga en sus labores. Chao cuídate –se acerca y me da un beso de despedida.

Sigo con mis labores diarios, la hora del almuerzo fue agotadora, solo quería salir de ese lugar Ya!.

Recibo una llamada de Roberto.

-hola mi amor, ya estas libre? –me pregunta.

-si ya estoy disponible, ya nos encontramos?

-si ya Xavier me vino a recoger, te esperamos allá, listo? –me dice con entusiasmo.

-ok mi Tito, ya salgo para allá.

Cuelgo la llamada y me excuso con mis ayudantes por no poder ayudarlos a limpiar este día.

En camino al restaurante, mi mente se hace ilusiones con que Catalina asista a ese almuerzo. –Lo sé es tan fantasioso que Xavier la lleve a un lugar donde yo estaré–.

Una vez en el restaurante puedo ver a lo lejos a Tito y a Xavier, se encontraban en la misma mesa que lo vi aquella ocasión con Catalina.

Me acerco y trato de poner mi mejor cara al ver a Xavier.

-hola –le digo mientras extiendo mi mano para saludarlo.

Él se levanta de la silla y me da un beso de saludo, me deja tan sorprendida su actitud que el parece notarlo.

Hola Tito –le digo dándole un beso.

La mesa queda en silencio por un instante hasta que Roberto rompe el silencio.

-nunca pensé que vería esto –ríe.

-qué cosa? –pregunta Xavier.

-esto pues, ustedes en la misma mesa –se ríe.

-ya hicimos una tregua Tito –le digo mirándolo con cara de querer matarlo.

-así es mi amor, ya hable con Amelia y quedamos en buenos términos.

-me alegra mucho –dice Roberto con una gran sonrisa en su rostro.

El resto del almuerzo pasa sin novedad alguna. Me sorprende que no hayamos terminado matándonos.

Al terminar el almuerzo me voy directo al departamento, Roberto se fue con Xavier, así que me quedaría sola y si les va bien creo que será hasta el día siguiente.

Pasan las horas y no puedo dejar de pensar en ella, Catalina. Sueño despierta imaginándome como sería mi vida ahora con ella, me pregunto hubiera seguido tan fría con ella sin poder demostrarle todo lo que siento? O hubiera dejado todo eso? Tal vez perderla era lo que necesitaba para que fuera una nueva persona, una persona que no le cueste demostrar los sentimientos a la persona que ama.

Me quedo dormida sin darme cuenta, el ruido de mi despertador me despierta, es hora de ir a trabajar.

Noto que Roberto no vino a dormir, supongo que paso muy bien con Xavier. Me alegra tanto que por fin estén solucionando sus problemas.

Veo mi celular y encuentro un mensaje de Roberto del día de ayer.

Mensaje de Roberto:

11:30 pm

-mi amor, no iré a dormir hoy, la reconciliación se puso buena.

Me preparo para otro día de trabajo, al llegar al instituto, voy directo a la cafetería y comienzo a trabajar, no vi Agustina por ningún lado, supongo que no ha venido a clases.

Después del almuerzo, puedo ver que Agustina entra con ropa de duelo y se acerca a mí.

-no pensaste que me iba a olvidar de ti –me dice.

-pues pensé que ya no querías mi compañía –le sonrió.

-no como se te ocurre, es que tengo permiso de no asistir a clases por el duelo, pero te vine a ver para irnos.

-aun me falta un poco para salir, pero deja decirle a los chicos que me cubran.

Otra vez excusarme con ellos, creerán que soy la chef más irresponsable de todas.

Parece que lo entendieron, así que me acerco a Agustina y le digo que estoy lista.

-dime que tienes vehículo –me dice riendo.

-si tengo –me rio. Porque? Pensabas que íbamos caminando.

-pues si –ríe.

-creo que debo cambiarme Agus, no estoy con vestimenta para un funeral –le digo.

-ok, no hay problema vamos para que te cambies y luego vamos al funeral.

Fui lo más rápido que pude al departamento y me cambie de vestimenta mientras Agustina esperaba en la sala.

-listo vamos –le digo.

Llegamos rápido al cementerio, cuando me bajo del vehículo puedo ver a lo lejos a la hermana de Agustina, pero puedo ver que a su lado esta una chica que se me hace familiar. Mientras más nos acercamos puedo notar que esa chica es Catalina y a los lados de ella se encuentra Xavier

Entro en pánico y me detengo.

-qué pasa? –me dice Agustina con preocupación.

-no nada –le contesto.

-porque te has puesto así? Estas pálida.

-no sé, creo que debo marcharme, no es buena idea que este aquí.

-como que no? Ven no seas tímida. Saluda a mi hermana.

Agustina me lleva prácticamente arrastrando hacia su hermana, por suerte Catalina y Xavier se han entretenido con un grupo de personas, espero que no me vea.

-Hola Isa –saluda Agustina a su hermana. Recuerdas a la mejor chef –le dice señalándome.

-si claro que la recuerdo. Que te trae por aquí –me pregunta.

-es mi amiga vino a acompañarme –le dice Agustina.

-sí, lamento mucho tu perdida –le digo a la hermana de agustina.

-bueno hermanita parece que tu polola nos acompaña –le dice Agustina a su hermana señalando a Catalina.

Siento que me voy a caer en ese mismo instante que escucho esas palabras. –Novia? Roberto no me menciono ni una novia, será reciente? –. Miles de preguntas pasan por mi cabeza.

-Agustina por favor. Ya te dije que evites esos comentarios –le dice a Agustina regañándola.

No puedo seguir aquí, siento que las lágrimas saldrán de mis ojos en cualquier momento.

-Creo que me tengo que ir Agus –le digo.

-no pero mira cómo te vas a ir, ni te he presentado a mi hermana –me dice. Deja hacerlo por lo menos. Isabella te presento a Amelia. Amelia ya conoces a Isa.

-mucho gusto Amelia, encantada de conocerte –me sonríe.

Puedo notar como Catalina ha dejado a su grupo de amigos y se acerca donde Isabella, parece aún no notar mi presencia.

-estaba conversando sobr…..–le dice a Isabella sin poder completar la oración.

-que pasa Catalina? –le pregunta Isabella preocupada.

Siento como la mirada de Catalina esta sobre mí, la noto pálida, está igual de sorprendida que yo.

-hola Catalina, nos conocimos ayer recuerdas? –le dice Agustina con tono amigable.

Ella solo puede contestar entre palabras.

-si…re..cuer..do –le dice a Agustina.

Trato de mirarla con disimulo, pero cada vez que la veo me pongo más nerviosa.

-donde están mis modales –dice Isabella. Catalina ella es Amelia, es amiga y chef del colegio donde trabaja Agustina.

No puedo emitir palabra alguna. De repente se acerca Xavier y me mira con asombro.

-disculpen que interrumpa pero préstenme a Cata un momento –dice mientras se la lleva rápidamente.

Tengo la necesidad de hablar con ella, quiero armarme de valor y explicarle todo, de seguro está pensando que la estoy siguiendo. Tengo que explicarle que el verla aquí me ha sorprendido al igual que ella lo está.

De repente Agustina comienza a hablar.

-como que es tímida tu novia –le dice a Isabella riendo.

-Agustina por favor. Ya deja tus comentarios –la regaña.

-ya está bien –le dice con tono de arrepentimiento.

Quiero acercarme a ella como sea. Así que me excuso para ir a comprar una botella de agua.

-ya vuelvo, voy a comprar agua –les digo.

-yo te acompaño –me dice Agustina.

Vamos en dirección donde Catalina y estoy dispuesta a decirle todo lo que siento, todo lo que no le he dicho. Estoy tan cerca de ella, pero de repente el cura indica el comienzo de la ceremonia.

Ella al voltearse se da cuenta de mi presencia, aun me ve como si estuviera viendo a un fantasma.

-bueno ubiquémonos aquí, después tendrás que compra el agua Amelia –me dice Agustina.

Valga la coincidencia me encuentro detrás de Catalina. No puedo evitar verla de arriba abajo, esta preciosa.

Quiero acercarme un momento a ella, pero no quiero que Agustina se dé cuenta, después comenzara con tantas preguntas.

A lo lejos puedo ver como una señora le hace señas a Agustina para que se acerque supongo que es la mama, Agustina no parece notar las señales de aquella señora.

-Agus –le digo susurrando.

-que pasa –me respondo entre susurros.

-creo que tu mama te llama.

-si ya vi, supongo que tengo que ir.

-si ve tranquila –le digo.

Agustina se aleja del lugar y por fin puedo hacer mi movimiento para hablar con ella, noto que se mueve de manera nerviosa.

Me acerco un poco hacia ella y le susurro en el oído.

-Catalina –mi voz se torna nerviosa. Necesito hablar contigo.

No noto respuesta de ella. Lo vuelvo a intentar una vez más.

-Por favor –le digo susurrando.

-ahora no es el momento –me dice volteando su cara para hablarme.

-solo será un momento –le digo tratando de hacer el menor ruido posible.

Puedo ver que Xavier le dice algo al oído. Y después de eso ella se voltea y me contesta.

-te espero en la entrada –me susurra.

Espero que Catalina se marche, para no llamar tanto la atención que las dos salimos al mismo tiempo.

Antes de seguirla Xavier me llama.

-tienes una oportunidad de hablar con ella, no lo arruines más –me dice entre susurros.

-gracias Xavier, pero porque me estas ayudando. –le pregunto confundida.

-no estoy intercediendo a tu favor, pero todos merecemos una segunda oportunidad –me dice.

-te lo agradezco, pero le diré toda la verdad –le contesto.

-es hora que sepa el lado de tu historia, no interferiré más.

Me marcho sin llamar la atención, puedo ver que tanto Agustina como Isabella se encuentra atenta a la misa.

Mientras voy caminando siento como mi corazón retumba, escucho los latidos en mi cabeza, mis manos se encuentran frías.

Me acerco más y más hasta que por fin llego donde Catalina.

Se encuentra de espaldas fumando un cigarrillo. Tengo tantas cosas que decirle pero no puedo emitir palabra.

Hasta que se voltea hacia mí, puedo ver como sus ojos se encuentran a punto de llorar.

-dime, que es lo que me tenías que decir –me dice sin mirarme a los ojos mientras fuma su cigarrillo.

Me quedo callada, siento caer en cualquier momento.

-habla pues –me dice.

Me paso la mano por mi cara tratando de limpiar mis lágrimas.

-no vas a decir nada, me voy –pasa por mi lado dispuesta a irse.

Me volteo rápidamente y la agarró del brazo, siento una corriente por todo mi cuerpo al sentir el contacto de su suave piel.

-espera Catalina –le digo. Si tengo cosas que decirte.

-te escucho –le dice retirando mi mano de su brazo.

-primero que todo quiero que sepas, que yo estoy igual de sorprendida que tú al encontrarme aquí. Yo no sabía ni me imaginaba que ibas a estar aquí.

-pensé que me seguías –me dice.

-no, todo ha sido una coincidencia

-bueno eso era todo? Te creo. Me puedo marchar ahora? –me pregunta.

-no espera. Catalina tenemos tantas cosas que hablar, cosas que no se han dicho. Quiero que me escuches.

Se ríe con ironía.

-no crees Amelia, que ha pasado ya mucho tiempo para que ahora quieras hablar? Ya todo está dicho.

-si tienes razón ha pasado mucho tiempo, y sé que debí volver antes, pero no todo está dicho Catalina, hay cosas que tú no sabes y que debes saber.

-cosas como que? –me pregunta.

La veo directamente a los ojos.

-cosas como que te amé, cosas como que aún lo sigo haciendo y nunca deje de hacerlo –mis lágrimas comienza a fluir.

-amarme? Amelia por dios, tú nunca me amaste. Alguien que ama no haría eso, o no lo recuerdas –empieza a llorar de la ira.

-siempre te amé Catalina, déjame explicarte todo, solo quiero que sepas la verdad de todo, de por qué actué de esa manera, escúchame por favor.

-no quiero escucharte Amelia, por favor. Ya me has hecho suficiente daño, solo quiero poder hacer mi vida nuevamente.

-con ella? Con tu novia.

-no sé que como te has enterado de eso, no es de tu incumbencia. Pero si con ella.

Al escuchar eso, no puedo evitar llorar aún más.

-solo quiero que sepas todo, nada más –digo agachando la mirada.

De repente puedo ver como gente viene en nuestra dirección, Catalina los escucha.

-por favor escúchame Catalina.

-está bien, lo hare. Pero vámonos de aquí, no quiero que me vean llorando.

Me pide que la siga hacia su vehículo, nos subimos y ella pone en marcha el motor.

Llegamos a un lugar solitario, que está cerca del cementerio.

Apaga el motor y suspira.

-aquí podemos hablar mejor, dime –me dice.

-no sé por dónde empezar –le digo sin parar de llorar.

-te puedo ayudar. Mira puedes empezar cuando me engañaste, o porque me robaste todo ese dinero –lo dice con desprecio.

-no te robe nada Catalina –le digo con desesperación.

-ah no? Y todos mis ahorros que tenía en mi habitación se evaporaron o desaparecieron por arte magia? –me dice con sarcasmo. Y justo después de me dejaste sola en el hospital y fuiste a recoger tus cosas en el departamento.

Respiro hondo y le cuento detalle por detalle.

-ese día, que te deje en el hospital, me marche porque no soporte verte así por mi culpa, ver que estas herida por mi traición, me fui como una cobarde, no podía verte a los ojos. Volví al departamento para recoger mis cosas, entre mis planes no estaba irme del país cuando fui a ver todas mis cosas, solo quería irme por unos días con Roberto, para que me ayudara por todo lo que estaba pasando. Al llegar al departamento, puedo ver a la chica con la que me encontraste buscando algo.

- que haces aquí? –le digo.

-no encuentro un pendiente que traje. Se me debió quedar aquí –me contesta con nerviosismo.

Me acerco a ella y noto que lleva los dos pendientes puestos.

-tienes ambos pendientes puestos –le digo con enojo.

-supongo que he visto mal, me marcho –me dice.

-Fui rápidamente a ver las cosas de valor y pude ver que no estaba nada del dinero, trate de ir tras ella, pero arranco rápidamente sin poder alcanzarla. Yo me moría de la vergüenza y de la ira, al saber que por mi culpa te habían robado. Me fui a donde Roberto y le conté lo sucedido, me acompaño al bar donde la conocí pero nadie me daba rastros de ella. Durante un mes la busque, pero no pude encontrarla.

-y porque no me has dicho eso antes? –me pregunta furiosa.

-porque jamás imagine que tu pensarías que sería capaz de robarte Catalina –agacho la mirada.

-jamás hubiera pensado eso de ti, pero antes de ese día también pensaba que jamás me serias infiel, y mira lo que paso. Igual me engañaste.

-si lo sé, lo hice. No puedo excusarme con eso.

-porque lo hiciste Amelia, yo te amaba, daba mi vida por ti, arruinaste todos nuestros planes, fui una tonta porque hubo momentos en los cuales pensé que realmente me amabas como yo a ti –me dice mientras seca sus lágrimas.

Ella sí pudo sentir que la ame, que realmente la ame. Quisiera que sienta que aun la sigo amando.

-no fuiste una tonta, yo de verdad te amé Catalina, solo Dios sabe lo mucho que sufrí al perderte, y lo mucho que sufro ahora al saber que te he perdido para siempre.

-si me amaste como dices, entonces porque Amelia, porque me engañaste? Y con una extraña, que conociste un bar.

-me da vergüenza contarte el porqué de todo, aunque sé que igual no justifica lo que hice.

-que te da vergüenza? Dime –me dice apacible.

Respiro hondo y trato de contarle, lo más horrible que me ha pasado en la vida. La verdad que solo Roberto conoce, ni Xavier sabia esta parte de la historia, no lo quería decir porque me llena de ira pero tengo que confesarme con ella.

-ese día que paso todo, yo fui a trabajar al restaurante, el chef me pidió que hiciera un inventario así que me quede hasta lo último, cuando termine ya todos se habían marchado, él los había despachado a todos temprano.

Respiro hondo y continuo, mi cuerpo comienza a temblar.

-él se aprovechó de la situación y trato de abusar de mi –agacho la mirada sin parar de llorar.

-que –dice Catalina sin poder emitir más sonido.

No puedo verla a los ojos, era la verdad que nunca quise que ella supiera.

-Amelia que te hizo ese desgraciado? Llego a tocarte –lo dice con rabia.

-aléjate de mí Jean Piere, suéltame!le grito mientras hago fuerzas para apartarme de él.

Sus manos pasan por todo mi cuerpo me empuja sobre el mesón y comienza a besarme, siento tanta repulsión, comienzo a llorar desconsoladamente.

-por favor Jean Piere, no lo hagas. Déjame por favorlo digo en tono de súplica.

Puedo sentir como sus manos van hasta mi entrepierna y tomo fuerzas y alcanzo a golpearlo.

-me toco, pero evite que abusara de mí, tome fuerzas y agarre un sartén y le pegue en la cabeza dejándolo tirado en el piso del restaurante.

-porque no me llamaste en ese instante Amelia, yo hubiera ido con la policía.

-Catalina fuiste a la primera persona que llame, pero no contestaste nunca.

Se queda callada por un instante.

-lo siento tanto, siento no estar ahí en ese momento, debí estar contigo –me dice entre lágrimas.

-no es tu culpa Catalina –le digo. Luego llame a Roberto y tampoco me contesto. Quería olvidar todo lo que me había sucedido, no quería recordar nada. Y fue ahí que llegue a ese bar, bebí y bebí y bebí. Luego lo último que recuerdo es a ti viéndome en nuestra cama con otra mujer y tu mano llena de sangre. Yo sé que todo lo que me paso ese día no justifica mi engaño y ojala pudiera decir que lo recuerdo, pero no recuerdo como llego esa chica, no recuerdo ni hablar con ella en aquel bar.

-si tienes razón, lo que te paso no justifica tu engaño. Pero aun así me duele no poder estar para ti en ese momento tan desagradable.

-yo jamás pensé que sería capaz de engañarte Catalina, cuando te vi ese día, fue como que volví en si, como que todo ese licor que estaba en mi salió y volví a la realidad. A la realidad en donde te perdía.

-no sé qué más decirte –me dice.

-quiero que te quede claro que siempre te amé, y aun lo hago, no he podido olvidarte, porque no he tratado de hacerlo.

-porque no viniste antes a explicarme todo esto Amelia, no crees que hubiera sido lo mejor?

-sí, lo sé. Pero.. –me quedo callada un momento. No sé cómo decírtelo.

-dilo y ya.

-está bien, pero no quiero que tomes represalias contra él, sé que lo hizo por protegerte.

-qué cosa? De quien hablas? –me pregunta con confusión.

-yo iba a contarte todo, bueno ósea lo del robo, no quería que pensaras que fuera yo. Pero el, no me lo permitió, me amenazo con mandarme a la cárcel.

-el quien Amelia? Ya dime

-Xavier –me quedo callada.

Ella se queda en silencio por un momento.

-me estas queriendo decir que Xavier lo sabía todo? No te creo Amelia, él no me lo ocultaría.

-es la verdad Catalina, pero no lo culpo, el solo trataba de protegerte de todo el daño que te cause, él no me creyó nunca, siempre pensó que yo te había robado.

-él no tenía derecho a decidir si te escuchaba o no, no lo tenía –lo dice mientras golpea su mano contra el volante.

-no te pongas así con él, yo lo entiendo. Todos estos años ha tratado de protegerte. El realmente te quiere y se preocupara por ti.

-pero no le da el derecho para decidir en mi vida de esa manera, si tal vez él hubiera mencionado algo de tu versión de las cosas, te hubiera escuchado y tal vez –se queda callada.

Continúo su oración.

-tal vez estaríamos juntas –le digo.

-si tal vez –me dice agachando la mirada.

Tomo su mano ella no hace fuerza alguna y la llevo hacia mi corazón.

-siente como late por ti, mi corazón es tuyo. Y sé que fui muy distante contigo, y cuando me di cuenta lo mucho que te amaba me asuste, me asuste de salir lastimada, por eso trababa de hacerme la dura y tratar de ser así contigo. Pero ya ahora lo entendí, que hubiera preferido arriesgarme a salir lastimada que perderte. Y créeme que no hay día que no me duelas, no hay que no esté arrepentida de todo lo sucedido.

Ella solo mi mira con lágrimas en sus hermosos ojos grises.

-porque ahora Amelia? Porque ahora decidiste volver?

-la verdad ya estaba pensándolo hacer hace mucho antes, no me importaba las amenazas de Xavier, pero cuando me fui a Argentina nuevamente, firme contrato con un restaurante muy prestigioso, y cuando trate de terminar el contrato antes de lo previsto pues me amenazaron con problemas legales, no tuve opción por un tiempo, hasta que conseguí un abogado que arreglara mi contrato, y después de eso me obligaron a renunciar a mi cargo.

-y tu novia? –me pregunta mientras quita su mano de mi pecho.

-estuve bastante tiempo sola allá, y si fui a vivir con ella después de que regrese al país, pero solo como una compañera de departamento, ella incluso tenía su pareja. Pero después de un año ella termino con su pareja y comenzamos a salir, aunque ella siempre tuvo claro lo que sentía por ti, y de hecho ese fue el motivo por el cual me termino.

-lo siento –me dice.

-yo no, porque tuvo razón al hacerlo, yo a ella no la ame nunca.

-yo he sufrido mucho por ti Amelia. No te imaginas cuanto pero..–se queda callada por un momento. No estoy dispuesta a volver a sufrir por ti.

Me quedo callada y agacho la mirada. Lloro sin descontrol al escuchar sus palabras, realmente la perdí, lo arruine y perdí a la mujer que más he amado.

Se acerca y me da un abrazo muy fuerte, sentirla tan cerca de mí, poder percibir su aroma, me traen tantos recuerdos, la Amo, la Amo como nunca he amado a nadie.

Nos separamos y nuestras frentes quedan muy cerca, ella pasa su mano por mis mejillas y seca mis lágrimas.

Me mira y me dice

-había olvidado que soy tan débil hacia ti –me dice sin sacar la mano de mi rostro.

Luego de decir esas palabras puedo sentir como su boca se une con la mía, nos besamos con desesperación, mis manos pasan por su espalda, no nos detenemos ni por un instante. No quiero dejar de sentir sus labios.

Me separo un momento de ella.

-te amo Catalina –le digo con respiración entrecortada.

Ella me vuelve a besar, como tratando de recuperar aquellos besos perdidos durante todos estos años, con solo sentir sus labios esta mujer me ha devuelto la vida.

DISCULPEN LA DEMORA, PERO AQUÍ LES TRAIGO OTRO CAPITULO, AUNQUE UNA PERSONA ME DIJO QUE YA NO CONTINUÉ ESTE RELATO NO DEJARE DE HACERLO.

GRACIAS POR SUS COMENTARIOS SIGAN HACIÉNDOLO ME ANIMAN A SEGUIR ESCRIBIENDO.

QUIERO HACER UNA ESPECIAL MENCIÓN A Karla (ID: 1432633) GRACIAS POR TUS COMENTARIOS, ME HAN SACADO UNA SONRISA. ME ALEGRA QUE HAYA SIGNIFICADO TANTO PARA TI, MI RELATO "EN MI MEMORIA". BESOS.****

*"YA NO TENGO COSAS DE AMOR QUE DECIR"***

*IRONIAS DE LA VIDA. IRONIAS DEL AMOR. CERRANDO UN CICLO...-LISNA-.***