Tu mi Cordura Yo tu Locura (Chapter 1: Scandals)
Historia de Catalina
No quiero abrir mis ojos, trato de desperezarme lo más que puedo, tuve un fin de semana muy largo, solo quiero seguir durmiendo. No me gusto para nada mi sueño. –Porque lo soñé? –.
Saco de mi mente esas preguntas y trato de olvidar aquel sueño, no es justo que aun piense en ella. La mañana es tan tranquila, preparo un poco de café y me siento frente a la ventana observando a la gente pasar, observando sus comportamientos, aun siendo fin de semana siento que nunca dejó de trabajar, el observar y analizar es mi trabajo, es lo que me gusta.
Frente a mi edificio se encuentra situado otro, los mismo vecinos, las mismas caras, los mismo comportamientos cada día, no hay nada inusual, nada que llame mi atención, doy un suspiro y pienso si así es como quiero continuar el resto de mi vida? Viviendo y analizando a otros por mi ventana en un fin de semana. –No lo sé–. Me respondo a mí misma.
Mi celular comienza a sonar, ni uno de mis pacientes tiene mi número privado así que contesto sin preocupación de que sea trabajo.
Es mi buen amigo, Xavier.
-cuáles son los planes para hoy? –me dice en tono entusiasta.
- y debería haber planes para hoy?
-pues claro que si Catalina, es Sábado lo olvidas?
Xavier siempre tan farrero, le encanta los fines de semana de fiestas y bebidas, lo conozco desde hace mucho ya, lo conocí en la escuela de medicina, estudiamos casi toda nuestra carrera juntos, luego al momento de la especialidad tuvimos que separar nuestros destinos, pero nunca perdimos contacto y henos aquí ahora, como siempre tan amigos.
-no, claro que no lo olvido, pero que propones? –le respondo un poco entusiasmada.
-mira vamos a esa nueva disco que abrieron la semana pasada.
-Scandals? –contesto dudosa.
-si esa misma, y que dices? Paso por ti?
Xavier siempre conseguía sacarme del departamento, no es que no me gustara salir, de hecho es lo que he estado haciendo estos últimos dos años desde lo sucedido, pero simplemente hoy no me apetecía salir, pero Xavier cambio mi manera de pensar y me entusiasme por la salida.
-dale Xavi, a las 9:30 te parece bien?
-claro Cata, llegare puntual.
Me muevo de un lado a otro, paseo por cada rincón de la sala de mi casa. –Donde mierda estas Xavier? –. Llevo esperándolo desde las 10:00 de la noche, sabía que llegaría tarde por eso no me apresure en arreglarme, pero ya son las 11:00 y no llega. –Claro la culpa es mía, se lo impuntual que es–. Él siempre llega con su elegante retraso, claro que los retrasos de él son de una hora, por fin el sonido del timbre de mi departamento detiene todos esos pensamientos de odio hacia Xavier.
-qué guapa estas mi Cata-me dice Xavier mientras se acerca a darme un beso en la mejilla.
Solo lo miro con cara de amargura. –Y viene como si hubiera llegado puntual, Ay este Xavier–.
Me mira y hace un puchero con su boca.
-vamos Catita, no te enojes si, se me presento un inconveniente
-qué tipo de inconveniente? –contesto un poco preocupada.
-no encontraba mi gel, sabes que con mi pelo alborotado no salgo –ríe mientras pronuncia esas palabras.
Este hombre siempre ha sido tan narcisista, bueno tal vez se deba a su atractivo, es un hombre alto, con un cuerpo bien definido, su piel de color blanca, con unos ojos café claros; los hombres atractivos son los más metrosexuales, aunque bueno, mas creo que se deba a la condición homosexual de Xavier, es el típico cliché de que hombre atractivo, exitoso y romántico es gay, muchas chicas han estado muertas de amor por él, pero el siempre elige al príncipe.
-ja! Ja! Que chistosito el impuntual –le contesto de manera sarcástica.
-ya pues Cata, vamos que la noche nos espera.
-si vamos, nos vamos en tu coche?
-si en el mío, yo te traigo. Por cierto Cata hoy como que andas en ánimos de cacería verdad? –Me dice mientras ríe con picardía.
-porque, lo dices? –rio un poco ruborizada.
Realmente sabía a lo que se refería, estaba muy provocativa, eso lo hago cuando como Xavier dice, voy de cacería. Mi pelo suelto castaño, el reborde de mis ojos bien delineados, con maquillaje en mis parpados sombreado, que resaltan el color gris de mis ojos -Gracias papá por ese color de ojos-, mis pestañas rizadas, mis labios con un tono poco rojizo, que va muy bien con mi piel blanca, llevo un vestido negro muy pegado al cuerpo el largo me llega al nivel de mis rodillas, parece que mis pechos salen explotando del vestido, mis glúteos bien levantados, llamaran la atención de muchas y muchos esta noche. No me quejo nunca de mi apariencia física, he tenido la suerte de ser bien agraciada. Es gracioso cuando salgo con Xavier la gente que recién conocemos piensa que somos pareja, y lanzan comentarios, como que lindos que saldrán sus hijos, solo rio ante las cosas que dicen.
-estas hecha una mamacita, si no fuera gay tal vez te hago un hijo aquí mismo –ríe de manera descontrolada.
-siempre con tus chistes Xavi –rio mientras le hago una mueca con mis labios. Y si, hoy voy de cacería, vamos a ver que atrapo.
-cuando será que te vuelvan atrapar a ti –lo dice en tono de burla.
-espero que nunca –lo digo seria.
-disculpa por la bromita –agacha la mirada.
-no Xavi, tranquilo vamos a divertirnos sí.
Mientras vamos camino a la disco Xavier pone música para entrar en ambiente, pero mis pensamientos estaban muy lejos, el comentario de Xavier me hace recordar, recordar lo que era antes, cuando no existían días de cacería para mí, pues la verdad la mujer en la que me he convertido ahora no es nada comparada con la mujer un día fui, una mujer que creía en el romance, en el amor a primera vista, una mujer que no conocía el sexo, una mujer que solo hacia el amor. Pero como dicen, siempre llega alguien a tu vida que te la revuelve completamente y eso fue lo que me paso a mí, llego ella, llego AMELIA.
Amelia es una mujer atractiva, de pelo largo que le llega más abajo de los hombros, el color real de su cabello no podría decirlo, ya que ella lo tiño varias veces, ha pasado de ser de color rubio a rojizo, de achocolatado a castaño e incluso hasta negro oscuro, y aun así se veía hermosa con cualquier tinte en el pelo, sus ojos son de color miel, podía ver un brillo en ellos, siempre le decía que tenía ojos de vampiro cuando estaban alimentándose de sangre animal. –Claro referente a los libros de la saga twilight–. Sus labios eran de un tono rosado, y una sonrisa muy linda, hacia un gesto arrugando su nariz cuando reía fuerte, se la veía preciosa, su cuerpo es esbelto, conserva su figura. –De repente la frenada inesperada de Xavier me saca de mis pensamientos–.
-hemos llegado Cata.
-casi que te pasas del lugar.
-si mi Cata, lo que pasa es que venía distraído –dice en tono triste.
-porque? Que paso?
-es que Roberto no podrá venir el fin de semana se le presento un inconveniente.
-ayy, que mal –lo digo con sarcasmo.
-no seas mala onda Cata, ya te dije que él no sabía nada de lo que paso –contesta.
-es su mejor amigo, y dices que él no sabía nada? –retuerzo los ojos de manera molesta.
-bueno si es su amigo, pero no sé, él me dijo que no sabía nada –lo dice de manera dudosa.
-ni tú lo sabes, pero bueno no quiero hablar de eso, si? Ya paso algún tiempo –esbozo una pequeña sonrisa a Xavier para que se sienta mejor.
-si un poco de tiempo ya paso, tan solo dos añitos ya –ríe mientras lo dice.
-huevon pesado –rio. Vamos a ver que nos trae la noche.
Entramos al lugar, el lugar está muy bien decorado, el Dj baila en la parte alta del sitio mientras mezcla las canciones, la gente se encuentra alborotada en la pista, bailando hasta sudar, me acerco a la barra pido el licor que bebo habitualmente.
-me sirve un whisky doble por favor –le digo casi gritando al bartender por lo alto de la música.
-un momento señorita –contesto amablemente.
Xavier se me perdió cuando me acerque a la barra. –Debió encontrarse con algún amigo, siempre se encuentra con alguien–.
Mientras espero mi licor, puedo notar al otro extremo de la barra, a una muchacha, algo llama mi atención en ella, no es su físico, claro si está bonita pero es su mirada, es como perdida, como apagada, me dio la impresión de que no quisiera estar en este lugar, luego que el bartender me entrega mi bebida, camino hacia a ella.
-hola –digo de manera amigable.
Ella me mira directamente a los ojos, podía notar tanta tristeza detrás de esa mirada, mi mente me dice. –Tienes que ayudarla–.
-me llamo Catalina –le extiendo mi mano en manera de saludo.
Ella me devuelve el apretón de mano, pero sigue en silencio, y solo esboza una pequeña sonrisa.
-porque te encuentras aquí sola? Vamos habla conmigo te puedo ayudar –le digo sin apartarle la mirada.
-ayudarme!!! –me contesta en tono sarcástico.
-si me gustaría ayudarte, vamos cuéntame porque te encuentras así.
-no puedes ayudarme –una lagrima recorre su mejilla.
-pruébame, tal vez pueda hacerlo –la miro y paso mi mano por su mejilla secando sus lágrimas.
-ok te probare. Puedes revivir a los muertos? O tal vez tengas una máquina del tiempo. Eso me podría ayudar. Puedes ayudarme? –pregunta con ironía.
Me quedo sin palabras, no sabía que contestarle. –Revivir a los muertos? Máquina del tiempo?, que le ha pasado a esta chica–. Solo puedo mostrar tristeza ante no poder responder como desea sus preguntas.
-lo siento, no se revivir a los muertos, tampoco tengo un artefacto del tiempo –agache mi mirada con sentimiento de culpa.
-no te pongas así, no sabes lo que me pasa, no dejes que te afecte mi manera de tratarte, es que nadie puede ayudarme y eso es lo que quiero hacerles entender a todos –levanta su bebida y la bebe de un solo sorbo.
-a quienes quieres hacerles entender? –le pregunto intrigada.
-olvídalo, no podrás ayudarme.
-tal vez no pueda hacerlo en las formas que lo pides, pero puedo ayudarte desahogándote, ayudarte a ver que hay gente que quiere escucharte y saber lo que realmente sientes, necesitas eso, necesitas sacarlo, sacar de adentro el dolor que claramente estas sintiendo, el dolor de tu corazón –le señalo el lado izquierdo de su tórax.
-y porque motivo querrías ayudarme? No estoy en condición de compensarte ni económicamente, ni afectivamente –evita mi mirada cuando me dice eso.
-porque veo en tus ojos esa tristeza, esas ganas de querer ser escuchada esas ganas de contar tu historia.
-pero cuál es tu condición? Que recibes a cambio? Que quieres de mí? –su expresión es de confusión.
-ninguna condición, solo escucharte, no quiero dinero, no quiero nada físico ni afectivo.
-pude ver cómo mirabas a todas en el bar de seguro buscando chica para tu ligue.
Rio un poco ante aquel comentario, no soy buena ocultando mis intenciones cuando se refiere a mujeres.
-pues sí, vine al bar con la intención de ligar, y me pareces atractiva no lo niego, pero cuando alzaste la mirada pude ver más allá, y supe que necesitabas ayuda, por eso me acerque a ti sin plan de ligue.
-gracias, tú también eres muy atractiva –sonríe tímidamente al decir esto.
-entonces te puedo ayudar?
-que eres tú? Una especie de ángel?
-digamos que mi trabajo es escuchar a las personas y ayudarlas como pueda.
-eres cura? –ríe ante su comentario.
-más bien psiquiatra –murmuro.
-ya veo –responde.
-mira no pienses, que creo que estás loca, ni nada por el estilo, muchas personas malinterpretan, el psiquiatra cumple la misma función de un psicólogo, pero muchísimo más compleja, ya que vemos enfermedades que ellos no, además lo que hace la mayor diferencia es que yo puedo recetar medicamentos.
-si lo sé, pero no quiero que me vean como una loca por ir al psiquiatra, aunque si me sienta como una-sale una lagrima de su mejilla.
-lo ves, necesitas mi ayuda, y estoy dispuesta hacerlo, piénsalo si, te dejare mi tarjeta –saco una de mis tarjeta de mi cartera y se la entrego. Encontraras mi número de oficina, pero deja anotarte mi numero privado –le quito la tarjeta de la mano y apunto mi móvil personal.
Quería que mi trato con ella no fuera solo profesional, quería que me viera como una amiga a la que le puede contar sus problemas, porque era notable que necesitara alguien en quien poder confiar.
-porque me das tu privado, no lo haces con todos tus pacientes supongo.
-no claro que no lo hago, pero tú no eres mi paciente, tu eres mi nueva amiga, la cual me contara su historia.
-gracias de verdad eres muy amable –mira la tarjeta y dice mi nombre. Doctora Catalina De La Casas Rodríguez.
-deja el formalismo, dime Catalina, o Cata como te sientas a gusto –le sonrió. Y tú te llamas? –lo digo con intriga.
-cierto! Nunca te dije mi nombre, me llamo Ángela.
-mucho gusto Ángela, mira si no te sientes a gusto en este lugar puedes marcharte, nadie te tiene que obligar a estar acá.
-sí creo que mejor lo hare, muchas gracias por todo docto... –la interrumpo antes de que termine la palabra.
-nada de formalismo dije –lo digo sonriendo.
-claro –ríe. Muchas gracias Catalina.
-espero tu llamada, realmente espero que aceptes mi oferta de ayudarte, piénsatelo, si?
-si lo hare –me extiende su mano en manera despedida.
-cuídate, te veo pronto –le digo mientras estrecho su mano y sonrió.
Apenas se marcha Xavier se acerca, de manera muy intrigada, comienza con sus miles de preguntas, es tan curioso.
-se te escapa tu presa Cata –ríe de manera eufórica.
-siempre el payasin de Xavier, ja! Ja! –rio sarcásticamente.
-yo po Catita, que paso con esa chica? Vi que estabas muy concentrada hablando con ella que decidí no acercarme, no me digas que te rechazo?
-no Xavi, nada que ver, ella no fue una de mis victimas –tomo un sorbo de mi bebida, que había olvidado de beber cuando conversaba con Ángela.
-entonces? Tu haciendo amigas? No me lo creo –lo dice incrédulo.
-pues si para que veas –le doy un pequeño golpe en el hombro.
-pero te ha gustado esa chica? –me intenta hacer cosquillas con sus manos.
-para Xavi, uy que estas pesado –retiro sus manos de mi estómago. Pues si me ha parecido bonita e interesante, pero va más allá, realmente no intento algún ligue con ella, solo quiero ayudarla.
-paciente nueva?
-más bien amiga nueva –sonrió.
-te ha gustado, picarona –ríe.
-no Xavi, si yo ya no estoy en capacidad de enamorarme, quede hecha un desastre la última vez, lo que menos quiero es amor.
-cambiando de tema, como haces tú para conseguir pacientes en una discoteca yo nunca encuentro pacientes en estos lugares –ríe a carcajadas.
-ya te dije es una amiga, y contestando a tu pregunta tu eres neonatólogo, y no creo que veas a ningún neonato por aquí –rio muy fuerte.
Responde entre risas
-Y que paso catita, se acabó la cacería? Digo, como quedaste fascinada con la chica que acabas de conocer.
-no, para nada, la noche recién empieza Xavi –rio con picardía.