¿Tu me ves fea? 2

Veinte días después de nuestro fin de semana soriano, abrí la puerta de casa para encontrarme con su cara enrabietada….”Soy profesional, hija, madre, amiga, hermana, pero nunca he sido hembra. Una puta hembra”….un rostro decidido, evidente, bravo…”Enseñádmelo-suplicó-enseñádmelo todo”.

Estas letras las escribo pensando en Jade Rojo, por haberlas valorado.

  • ¿Pero que le has hecho?.

Me encantaba disfrutar de un cortado sin minutero en el “Argel”.

El café, propiedad de un emigrante oranés con cara lánguida y franca sonrisa, era un pedacito

del norte africano, remachado en el castizo corazón madrileño.

Un lugar interesante, donde la cafeína sabía a cafeína y la variedad de menta o té era inagotable para paladar y vista.

José en cambio, más acostumbrado a los locales modelo “Pepe”, con sabor a tortilla mal cuajada, carajillos con tres cuartos de cogñac y suelo entremezclado de serrín y colillas, se revolvía a disgusto entre el acento magrebí del camarero y el olor a hierbabuena.

  • Vero esta….esta….No se cómo coño está.
  • Liberada José – definí, ahogando otro terrón de azúcar en la taza.
  • ¡Coño liberada! – pareció ignorar que varios clientes habían levantado la vista de la conversación o el periódico, para atravesarnos con una mirada agresiva - ¡Ya no la reconozco!.
  • ¿Te busca más que antes verdad? – bajé la voz, intentando hacerle comprender, que la temática de nuestra chanza, era eso, solo nuestra.
  • Al principio si Miguel – reconoció – No sé qué…que le diste macho. Ya me dijo Alicia que en la cama eras un artista. Pero tanto….

Para que negarlo….aquello para mi zigzageante autoestima, fue energético.

  • Me venía la tía que si quería guerra, que si ella hacía, buscaba y cogía lo que quería. Y claro, lo hacía. La mano directa aquí – se miraba el paquete – Y si no era la mano la boca Miguel. Que manera de chupar…!que ansia!. Casi me la mastica.
  • Y claro, no eres de piedra.
  • Por supuesto pero….
  • A ver…tu mujer te desea…te regala una solemne mama…ummmm perdóname me pierdo…¿dónde narices está el problema?.
  • ¡Pues que uno ya no tiene veinte años coño!. No me apetece estar todo el día por la casa, con los pantalones bajados.
  • Ya – comenzaba a estar harto de algo que poco tenía que ver con la incompatibilidad sexual, sino más bien con un egoísmo superlativo – Supongo que se lo habrás dicho ¿No?.
  • ¿Y sabes que me contesta? -  deduje que la respuesta era afirmativa – Pues va la hija puta y me dice que si no la toco, que ya se buscara otro que lo haga. ¡Será cabrona! – miré al dueño, viejo conocido, para tranquilizarlo y que no acudiera a impedir que mi amigo, perdiera todavía más la compostura – Esta zorra se ha buscado uno. Seguro – ratificó enervando la expresión.

“¿Uno?” – pensaba.

  • ¿Tu sabes algo Miguel? ¿Te ha dicho si tiene alguno por allí?. Porque después de lo que pasó….¿habéis hablado aunque sea por teléfono?.
  • ¿Y que te importa?.

Uno, dos o tres….

  • ¿Acaso te extraña?.

¿Por qué le extraña?

Veinte días después de nuestro fin de semana soriano, abrí la puerta de casa para encontrarme con su cara enrabietada….”Soy profesional, hija, madre, amiga, hermana, pero nunca he sido hembra. Una puta hembra”….un rostro decidido, evidente, bravo…”Enseñádmelo-suplicó-enseñádmelo todo”.

  • ¿Esperas que aguarde a que superes tu falta de deseo?.

“Vero somos tan convencionales como el resto”, Alicia respondía desde mis espaldas…..”Entonces exploremos juntos”.

Y lo dijo con tal seguridad, con tal certeza, que no pudimos hacer otra cosa que relamer nuestro deseo, desabrochar nuestros cinturones y gozarnos.

  • Tu mujer apenas pasa de los treinta José.

Fue así como terminé, cómodamente aposentado en el sofá, adoptando la posición más impresentable y machista, con una mano en el mando de la tele y la otra en una jarra de cerveza negra irlandesa….

  • Tu mujer es un ser incomparable plagado de preguntas sin respuesta, una fémina excitante y lo que es mejor para ti…

…sorbiendo a largos tragos, mientras Vero y Alicia, acompasaban sus lamidas sobre mi falo….

  • …excitada.

….llegando incluso a regalarse leves y sobrecogedores besos entre ellas, que llevaron a una corrida jugosa, generosa e inesperadamente, adelantada.

  • Pero con una diferencia José…

Diferencias que marcaba Benito, un compañero de oficina, constantemente cejijunto y malhumorado, amargado por la devoción evangelista de su señora, que le obligaba a una castidad tan beata como innecesaria.

  • …que ahora a Vero le importa una mierda tu opinión sobre sus tetas….

Un Benito algo panzón que, sin embargo, de tan necesitado, accedió a satisfacer mi fantasía de contemplar su fornicio, adoptando una mirada voyeur, cómodamente sentado en un rincón del apartamento…..

  • ….o tus quejas sobre lo mucho que ha engordado el trasero.

…mientras Vero gritaba de puro orgasmo ante las húmedas acometidas de un Benito físicamente orondo, sorprendentemente dotado con aquel miembro exigente y fogoso, capaz de compensar la poca atracción que su físico concebía.

  • Vives añorando los polvos del pasado José….unos polvos que no volverán.

Sentado, viendo como Benito sudaba como un verdadero cerdo, bufando entre las piernas de Vero…unas piernas que le hacían tuerca en la cintura…..

  • Y te están impidiendo disfrutar de los que tu mujer sería capaz de echarte.

….obligándole a hincar duro mientras las manos aferraban el culo para acompasar el ritmo a las exigencias de sus constantes corridas.

  • Tu sabes algo Miguel…¿tiene otro?. ¿Lo tiene?.

Tenía uno y unos cuantos….los que encontró en el “Fragancias”.

  • José….tu mujer te ama.

Un local swinger a cuya visita se apuntó en cuanto Alicia le confesó que habíamos decidido satisfacer nuestra curiosidad y dar el paso… ….”solo para ver, sin hacer nada”.

  • La pregunta es si la amas.

Mintiéndonos a nosotros mismos porque cuando los tres, acojonados, bebíamos nuestras respectivas cervezas, en un rincón del local, maravillosamente atendidos por los propietarios, catábamos la mercancía con ojos de niño en juguetería, queriendo abarcarlo todo teniendo solo diez dedos.

  • Porque si la amas…¿qué te asusta?. Te lo diré yo.

Los diez dedos de aquel juvenal que con apenas dieciocho años, no abarcaban el culo de Vero, mientras este lo montaba con ansia dominante, sin fisuras.

  • Lo que te ocurre es que, de repente has desatado a tu sumisa mujer, descubriendo que ella te considera esposo, padre, amigo y compañero….pero no macho exclusivo.

Un imberbe humildemente musculado, al que el aire de prepotente se le borró, tragando saliva, en cuando Vero le arrancó la ropa a bocados, para devorarlo como una piruleta, ansiosa, deseosa, consiguiendo que dudara si esa mujer en apariencia recatada, era en realidad, demasiada mujer para su falo.

  • Aquí estás dándole vueltas a si Vero te necesita para satisfacer su sexo….el sexo que tu no le das porque dices que los pechos le cuelgan.

Y el chico entusiasta, incrédulo y con los ojos en blanco, tratando inútilmente de retener su corrida mientras ella, Vero, renacida Vero, redescubierta Vero, desempolvada Vero, lo galopaba con rapidez turgente, sabedora de que aquella lucha estaba ya ganada…”córrete chaval, córrete…lléname con tu lechecita”….

  • Tu sabes algo Miguel ¡cuéntamelo!.

…y el chaval se la daba, derritiéndose a gritos como helado en agosto mientras Ali, en cuatro, me la devoraba con fruición y un titán, corredor bursátil, insulso conversador pero magníficamente dotado, la taladraba con dulzura pero solidez en la sala conjunta, donde todas las manos, suspiros, pubis, cejas fruncidas, pies enhiestos, muslos palpitantes, gritos, líquidos, miradas sutiles, uñas ensangrentadas, miedos, atrevimientos, desvergüenzas y orgasmos eran de ninguno, eran de todos.

  • No sé nada José – mentí – No sé nada.

Aquella noche en el “Fragancias”, Vero me observaba, con agradecimiento, recuperándose sobre el pecho jadeante del aun no veinteañero.

Vero, aun sin su corrida, le daba igual porque buscaría su placer donde fuera, con quien fuera, porque le apetecía, porque le daba la gana y sobre todo, porque se lo merecía.

Vero renacida, prometió en silencio, guiñándome un ojo, que mi polla sería la siguiente en recibir su visita.

  • Salvo que tienes dos opciones. Ahogarte en tus miedos….o unirte a nosotros.