Tú me has abandonado
No puedo dejar de notar La sedosa suavidad de mi piel La dureza de mis nalgas, La generosidad de mis muslos, Y el olor de mi sexo Que te ansía tener
Cruzo los brazos y camino
Y luego desando mis pasos
Enciendo un cigarro; lo apago.
Enciendo otro y ya estoy
Soñando entre tus brazos.
Y luego de un manotazo destruyo el ensueño
Al recordar que me has abandonado
Sabrá Dios si serás feliz
O si la penitencia la lleves en el pecado
Quiero respirar; abrir la ventana,
Ponerme en marcha,
No quiero dar cabida a sentirme triste
Y luego una vocecilla perniciosa
Me recuerda:
¡tú me has abandonado!
Mortifico mis carnes ansiosas
Con una ducha de agua fría
Y después, al secarme
No puedo dejar de notar
La sedosa suavidad de mi piel
La dureza de mis nalgas,
La generosidad de mis muslos,
Y el olor de mi sexo
Que te ansía tener
La tristeza se mezcla al coraje
¡idiota, baboso; cenutrio!
Te detesto tanto como te amé ayer
Y luego reconozco que no es cierto
(te quiero como nadie te ha de querer)
Y entonces enciendo un nuevo cigarro
Casi enseguida lo apago
Y desando la senda que tanto desee recorrer