¿tu marido te enseño a ser complaciente?

Todo fue casi por casualidad

-          ¿Tu marido te enseño a ser complaciente?

-          Por supuesto… y lo aprendí.

-          Demuéstramelo

-          ¿Qué te gustaría?

-          ¿Qué hacías cuando él llegaba a la noche?

-          Uyy.. depende

-          ¿de qué?

-          El día, la hora, la temperatura…

-          Muy complicado… un día cualquiera, en verano a las 7 de la tarde

-          ¿Te lo cuento o lo hago?

-          Contamelo…no, mejor hacelo..

-          Siii

Entonces comencé a desnudarme, rápidamente cayeron al piso mi pollera, mi blusa, mi corpiño, tarde un poco mas en sacarme la tanga y las sandalias y ya desnuda me acerque a ella y le plante un terrible chupón en la boca mientras mi mano derecha se metía por debajo de su pollera y acariciaba su concha encima de la tanga de encaje.

-          Uf…

-          ¿Te gusta lo que me enseño mi marido?

-          Que… ¿usaba pollera?, dijo entre risas mientras se relamía los labios.

-          No boluda, usaba pantalón y la mano acariciaba su pija, mientras le desbrochaba la bragueta

-          Y después…

-          Fácil, me arrodillaba, sacaba su pija y le daba una mamada de aquellas para que se relajara, cuando acababa en mi boca, me tragaba su leche y lo dejaba tirado en el sillón, allí lo desnudaba y salía corriendo a la cocina a preparar la cena, dejando la puerta de la cocina abierta para que me viera desnuda moviendo el culo cada vez que hacía algo.

Por eso la desnudé rápidamente, volaron por el aire su blusa, su corpiño, su pollera, tanga, medias, zapatos y el empuje rápido al sillón, le abrí las piernas y enterré mi lengua en su concha para chupar su clítoris que ya estaba hinchado y caliente, mientras ella se dejaba llevar por mi impulso.

-          Uf.. uy… pará que me vas a hacer acabar.

-          Eso quiero… sos mi amorcito ahora, es más… quiero ser tu amante permanente… y chuparte esta cocha todos los días…

-          Para calentona… que me voy a desmayar

-          Bien… desmáyate en mi pecho mientras me chupas las tetas…. Ja ja ja

-           Estoy acabandooooo

-          Estabas caliente… me encanta…

Y quedo tirada en el diván.


Creo que debo presentarme… soy Carla, 33 años, viuda desde hace 6 meses, hace 8 meses que no tenia sexo y ella es Catalina (Cata) tiene 39, es morocha como yo, algo mas alta (1.75), bastante delgada y es una preciosura, es divorciada y es la dueña de la zapatería donde trabajo desde hace un año. La verdad es que la quiero muchooo, mucho me ayudo en estos meses con la tragedia y la que me introdujo (les suena la palabrita… ja ja ja ) en el lesbianismo, aunque a mi siempre me gustaron los machos. Y bueno, las personas pueden cambiar.

Ella nunca se me insinuó (yo tampoco), y todo se desencadenò casi en forma casual. Estábamos en el negocio acomodando una partida nueva de mercadería y se hizo tarde, como a las 10 de la noche terminamos con las ultimas cajas y me agradeció el esfuerzo con un beso en la mejilla… bueno, su perfume, la suavidad de sus labios, el contacto con sus tetas debajo de la blusa, no sé, me volvieron loca y me salió del alma, mejor dicho, de la concha, le encaje un beso de lengua como nunca lo había hecho con nadie y:

-          Quiero que me cojas, ahora, ya, vamos al sótano.

-          No… mejor vamos a mi casa, en mi cama vamos a estar más cómodas.

-          Mi departamento esta mas cerca… y no aguanto. Cojeme ahora en el sótano y después te invito a mi casa, también tengo una cama gigante

-          Tenes juguetes?

La pregunta me sorprendió, jamás hubiera pensado que las cosas que estaban pasando sucederían y menos a tal velocidad, ¿Juguetes?, no nunca tuve le conteste sorprendida, mientras acariciaba su espalda por debajo de la blusa.

-          Entonces vamos a mi casa, yo tengo y vamos a pasarla mejor

-          Igual quiero un adelanto,

Nos fuimos a sótano y entre las cajas apiladas nos abrazamos, besamos, le saque la tanga y ella me sacó la mía, con los corpiños desbrochados y las blusas en el suelo nos besamos y acariciamos, me metió tres dedos en la cocha y me comenzó a masturbar y en menos de cinco minutos estaba en medio de un orgasmo feroz, mientras nos besábamos bestialmente y la masturbaba yo también con tres dedos hasta que acabo. Sudando como descosidas nos arreglamos un poco la ropa y enderezamos para la escalera, yo subía adelante y ella aprovecho, me metió la mano por debajo de la pollera, corrió mi bombacha y clavó un dedo en mi virgen culo que me dio un escalofrió de placer que casi me hace caer, las dos entre risas y palabras obscenas cerramos el negocio y apenas vestidas nos metimos en su auto y nos fuimos derecho a su departamento.

Y allí empezó una hermosa historia donde me convertí en la amante de Cata, su esclava de amor y una maquina de gozar del sexo, con ella y (Y esto lo contare en otra ocasión) con su mejor amiga y compañera de cama de muchos años, la “gorda Teresa” a la que conocí meses después cuando paso una semana con nosotras antes de volver a Barcelona.

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