Tu madre la puta de todos tem 2 - 8

Cristina con el psicólogo

Cuando subí, me las apañe para que no me vieran entrar con la bolsa de chuches

Ya casi estaba la comida, mi madre me dijo,

"Javier ves poniendo la mesa?

Estaba tan normal como si la del trastero no hubiera sido ella.

Alba también llegó en ese momento, y me ayudó a terminar de poner la mesa. No nos caracterizábamos por ser unos hermanos muy unidos, pero ahora íbamos a tener que estarlo.

Nos sentamos a comer, mi madre empezó a hablar con Alba,

"Donde has estado", la preguntó.

"Con Marta, hemos ido al centro a ver ropita", contestó Alba.

"Ah, muy bien, oye mañana no porque no puedo, pero pasado a ver si te bajas conmigo al trastero y vemos lo que hay y tiramos cosas", le dijo mi madre.

No me lo podía creer. Estaba dispuesta a entregarla a los gitanos.

"Puedo acompañarte yo, en lugar de Alba", la dije.

"No, no Javier", saltó como con resorte en el culo, "estas cosas son mejor entre mujeres".

"Ya, ya", la dije.

Lo dije en tal tono que me preguntó,

"Te pasa algo?"

"Debería de pasarme algo?", la dije.

"Se me quedó mirando con cara de decirme que coño te pasa?", Pero no lo hizo.

En ese momento sonó mi móvil. Miré. Era Marisa. Me fui a mi cuarto.

"Dime Marisa",

"Hola Javier, ya ha venido Julián, ha estado hablando con Rubén, su amigo y le ha dicho que a bote pronto pinta mal", me dijo.

"Mal?, ¿En qué sentido?", la pregunté.

" Por el sitio donde la inyectan, por tener sexo vejatorio con ella, por pedirla a la hija, cree que el grado de dependencia es muy alto, pero que necesita profundizar más en el tema", me estuvo diciendo.

"Por cierto, comiendo le ha dicho a Alba, que a ver si pasado mañana baja con ella al trastero para ayudarla a ordenarlo. Piensa entregársela", dije yo con voz de angustiado.

"No juzgues a tu madre, Javier, la droga es muy poderosa y ante la necesidad de una dosis, venden el alma al diablo.

Pero de cualquier forma esa información cambia las cosas. Vamos a volver a hablar con Rubén y te cuento."

Tenía movilizado a un puñado de gente. La verdad es que no te das cuenta de lo importante que es tener amigos, hasta que los necesitas. Los amigos de verdad, siempre estarán ahí.

No me apetecía seguir comiendo, así es que me quedé en mi cuarto.

Al rato entró mi madre en el cuarto.

"Javier, ¿qué te pasa?, ¿No vas a comer?, Estas muy raro", me dijo

"No me pasa nada. No tengo hambre eso es todo", la contesté.

"No le digas que te ha roto el corazón alguno pelantrusca?, me dijo haciéndose la graciosa

“Pues mira te diría que sí que lo has definido perfectamente”, la dije con todo el sarcasmo del mundo.

En ese momento volvió a llamarme Marisa al móvil.

¿Te importa dejarme solo que tengo que responder a la llamada?  salió del cuarto refunfuñando como muchas otras veces.

"Hemos hablado con Rubén y aunque está liado nos hace un hueco esta tarde. Vendrá a casa a las seis y me ha dicho que, si podrá ver a Cristina y a Alba", me dijo Marisa.

“Vale a las 5:30 subo y lo hablamos.”

“Antes de subir a casa de Marisa hablé con Alba en su cuarto y le dije que estuviera atenta y que si la llamaba fuera de inmediato donde la dijera.

Lógicamente me preguntó

“Qué pasa que estas tan rarito y con tanto misterio?

“Espero luego poder contártelo todo. Estate atenta al móvil, please”, la dije yéndome.

Cuando llegue a casa de Marisa estaba con Julián y con Óscar esperando que llegase Rubén

Julián me dijo,

“Javier, siento mucho todo lo que estaba pasando y que íbamos a ver si entre todos lo podríamos solucionar”

O sea que él también de alguna manera se estaba involucrando en el tema.

Rubén no tardó en llegar cuando lo hizo

Julián después de saludarle nos lo presento.

Y Rubén directamente me hablo

“Tú eres Javier hijo de Cristina no?”

“Sí, así es, Encantado”, le dije.

Yo soy Rubén …………. y soy psicólogo especializado en adicciones por eso lo de adictólogo. Me han contado por encima el problema de tu madre y pese a ser un problema serio e importante ahora mismo me preocupa más el tema de tu hermana de Alba. ¿Hay posibilidades de hablar con ella?, me preguntó.

Si le contesté, de hecho, la he avisado de que esté disponible porque podría ser que quisiéramos hablar con ella., Le dije.

“¿Pero tú le has contado algo?”, preguntó.

“No, solamente le he dicho eso que si la llamaba fuera donde la dijera”, contesté

“Bien pues llámala, quiero que esté presente en toda la conversación”, me dijo.

Y eso hice Alba no tardo ni 5 minutos en llegar a casa de Óscar.

Se sorprendió mucho al ver a tanta gente. Le presentamos a Rubén cómo psicólogo y empezó a hablar con ella.

“Hola Alba encantado, soy Rubén, psicólogo y voy a intentar echaros una mano en un tema delicado que tenéis entre manos.  Por eso he creído conveniente que desde un principio estuvieras informada y al tanto de lo que ocurre", la dijo

¿Pero que pasa?", preguntó, “te has metido en algún lío?", preguntó mirándome.

"No, el no. Tú madre", le dijo Rubén.

"Mi madre?", Preguntó.

"Si", dijo Rubén.

"Vas a ver un vídeo de esta misma mañana. Te anticipo que es fuerte, pero creo que es necesario que lo veas y que estés al tanto de todo lo que hay. Determinadas cosas hay que verlas y oírlas por una misma."

"No creo que sea buena idea que mi hermana vea el vídeo", le dije.

"No, no, Javier, sea lo que sea quiero verlo", contestó Alba.

Puse el vídeo en la Tablet.

Nada más empezar, ella también empezó.

"¿Qué coño es esto?”, “¿quién es ese tío?”, “¿que la está haciendo, metiéndola alguna droga?

Joder está niña, parecía tonta y se lo sabe todo.

Aquello no fue nada comparado con las caras de sorpresa e indignación, que le puso cuando empezó a ver cómo el gitano se refería a ella.

Cuando terminó el vídeo, se echó para atrás en la silla.

"Qué asco, ¿alguien me puede explicar lo que ocurre?", dijo

"Sabemos poco más que tú, pero si sabemos que tenemos que quitarte del medio, ya ves lo que te ha dicho hoy comiendo", la dije.

"Ah, joder, así estabas tú tan borde. ¿Y estaba dispuesta a entregarme al asqueroso ese?", Esa no es mi madre. Yo ya no tengo madre.

"Alba, tu madre tiene un problema de drogadicción, y por una dosis, se dejaría abrir en canal. No es hora de juzgarla, es momento de ayudarla", la dijo Rubén.

Alba se derrumbó y echó a llorar desconsoladamente. La cogí y me la llevé a la cocina. Marisa se vino con nosotros.

"Cariño", Marisa la abrazaba, "sé que es muy duro, pero como tú decías antes, esa no es tu madre, y aquí estamos todos para ayudarla".

Alba dejo de llorar. Cogió papel de cocina y se secó las lágrimas.

"Que puedo hacer yo?", Preguntó.

"En principio te vas a ir unos días a Canarias", la dijo Marisa.

"¿A Canarias?", dijo ella.

"Si, con una amiga mía. Ahora mismo es importante que estés lejos de todo esto", la dijo.

"Vale", dijo Alba, "entiendo que ayudo más no estando aquí.

Yo también la abracé y la di dos besos

"Alba,  ahora mama nos necesita, tenemos que ser fuertes y hacer lo que sea por ella", la dije.

Asintió con la cabeza, y volvimos al salón.

“¿Mejor alba?, le preguntó Rubén.

“Si gracias, perdón por el numerito”, contestó ella.

“No te preocupes, seguro que te ha servido para desahogarte un poco”, dijo Rubén, “ahora necesitamos saber dese el principio que es lo que la pasó y que está pasando ahora. Si la preguntamos, nos contará lo que quiera, y necesitamos saber todo con pelos y señales. Para ello, quiero llevarla a un estado de hipnosis, donde nos revelará todo lo que le ha pasado y ella no recordará que lo ha contado. Hoy está con la dosis recién inyectada y por lo tanto está tranquila seria más complicado mañana, que ya puede empezar a tener ansiedad”, continuó Rubén.

“Eso que la metían es heroína, ¿verdad?”, peguntó.

“Tiene toda la pinta”, le dijo Rubén.

“Y se lo pinchan en la ingle para que no se vean las marcas”, siguió diciendo Alba.

“Correcto”, dijo Rubén.

Joder con mi hermanita estaba más puesta que yo en esos temas.

“En clase nos ponen muchos videos y nos hablan mucho sobre las drogas, para que aprendamos a identificarlas y rechazarlas”, siguió diciendo Alba.

“Bien, dijo Rubén, ¿crees que podrás hacerla venir llamándola?, preguntó.

“Y si no quiere venir, la traigo de los pelos”, dijo Alba.

Me encantaba que hubiera asumido tan pronto y tan bien, que mama no era así, que estaba enferma y que teníamos que curarla entre todos.

“Una cosa, Rubén, esto de mi madre lo saben otros amigos, que somos la pandilla de toda la vida, y han visto el vídeo con nosotros. Al menos uno me gustaría que estuviera presente, es un tío muy reflexivo que saca muy buenas conclusiones de las cosas”, le dije.

“Si, el Pablito, y muy salido, siempre te mira con ganas de…., “dijo Alba, “y tú también le dijo a Oscar.

Oscar se puso como un tomate, y la dijo,

“Si es que estas muy buena chiquilla”

“Dejemos los flirteos para otro momento. Alba, llama por favor a tu madre”, le dijo Rubén.

Así lo hizo.

“Ahora viene, se cambia de ropa y viene”, dijo Alba.

“Que la has dicho para que diga que si tan rápido?”, le pregunté.

“Tocarle su fibra sensible. Le he dicho que ya sabía lo que te pasaba, y que tenía que venir para verlo”, me contesto.

Ya me había comido yo el marrón.

Yo también llamé a Pablo para que subiera.

“Una cosa, dijo Rubén. Cuando venga Cristina, que solo nos vea a Javier, Alba y a mí. Luego cuando ya entre en hipnosis no hay problema en que estéis todos” Tu Javier, abre la puerta, y cuando entre ella, te quedas detrás de ella. Cuando la hipnotice, se ira para atrás y tendrás que sujetarla”.

Pronto sonó el telefonillo. Contestó Alba.

“Sí, mamá te abro”

Rubén les dijo al resto,

“Venga todos a la cocina, y sin hacer ruido. Serán un par de minutos”

Llamó a la puerta. Como habíamos planeado la abrí y me coloqué, al cerrar, detrás de ella.

Rubén salió al recibidor, y se presentó.

“Hola, eres Cristina, ¿no?”

“Si, ¿y usted es?”

“Yo soy Rubén, y quiero que duermas, la dijo dándole un ligero toque con el dedo corazón de la mano derecha en la frente.”

Como había vaticinado Rubén, empezó a caerse para atrás. La sujeté por los hombros con las manos debajo de las axilas, y el la cogió por los pies llevándola al salón, y tumbándola en un sofá.

“Alba dile a Julián que ya pueden venir.”

Rubén se entretuvo en acomodar a mi madre con cojines, para que estuviera lo mejor posible.

Volvieron todos, incluso Pablo, que había llegado mientras.

Rubén empezó con sus preguntas.

“Hola, ¿me escuchas Cristina?”, la preguntó.

“Sí”, contestó ella.

“¿Te llamas Cristina ………?”

“Sí”

“Qué edad tienes”

“51”

“¿Estas casada?”

“Sí

“¿Tienes hijos?”

“Sí, dos”

“¿Como se llaman?”

“Javier y Alba”

“¿Fumas?,

“NO”

“¿bebes?

“NO”

“Tomas o has tomado sustancias estupefacciones?”

“Sí”

“Cuales?”

“Cocaína, cristal y heroína”

“Cómo empezaste?

“Fue hace ocho años, en una cena con unas amigas, unas navidades. Después de cenar nos fuimos a un pub que había enfrente del restaurante, con la idea de tomar una copa e irnos para casa. Allí estuvimos hablando con unos chicos, que nos invitaron a una copa y nada charlar y nada más. Salimos para irnos para casa y nos encontramos una limosina con dos chicas asomadas a la ventanilla diciendo que, si subíamos a tomar una copa, que estaban patrocinando una discoteca. Dos de las amigas, se fueron porque la que había traído coche, tenía que volver pronto a casa que estaba la madre con el crio pequeño. Nos quedamos las otras dos, y Mirian, me dijo que sí que subiéramos que tomábamos una copa que nunca había montado en una limusina, y que nos íbamos. Yo le dije a mi amiga de irnos, y me dijo que ella subía. Abrió la puerta de la limusina, y entró yo pensé, bueno una copa y nos vamos no voy a dejarla sola, y también entré. Nada más entrar la limusina arrancó. Dentro estaba muy oscuro. Oímos una voz que decía, Pasar gatitas, ir quitándoos la ropa. Yo les dije que pararan el coche y nos dejaran salir. Pero para entonces ya teníamos a las dos chicas detrás, que empezaban a quitarnos la ropa. Al momento ya estábamos las dos solo con las bragas.

Se encendieron las luces de la limusina, que seguía su camino, y había cuatro tíos gitanos, sentados dos en cada lado de la limusina, con los penes fuera, esperándonos. Las chicas nos empujaron a cada una hacia un lado, y los tíos nos cogieron de las manos y nos pusieron directamente a comerles los penes.

Cuando se cansaron nos dijeron que nos quitáramos las bragas y que no sentáramos sobre una de las pollas nos follaron los cuatro a las dos, luego cambiamos de sitio.  Cuando creíamos que ya nos iban a dejar irnos, nos mandaron salir de la limusina, que ya se había detenido. Y salimos desnudas. Nos metieron en una caseta que había allí, supimos con el tiempo que era la cañada real, y allí nos cogieron directamente la filiación.

Después de eso, nos pusieron una goma en el brazo y nos pincharon una sobredosis de heroína, diciéndonos, que, a las cuarenta y ocho horas, necesitaríamos otra dosis ya que la heroína creaba gran adicción y que, al ser una sobredosis, el cuerpo la necesitaría de continuo. A mí me asignaron un camello, Juan de Dios, que sería el que me suministraría e inyectaría la droga. Nos dijeron que nos costaría 50 euros y un servicio sexual al camello.

En algunas ocasiones he sido reclamada para ir a un piso franco que tienen para hacer servicios sexuales a otros gitanos.

“Bien Cristina, ¿te gustaría salir del mundo de la drogadicción?”

“Sí”

Bien ahora voy a contar hasta tres, y despertaras. No recordaras nada de lo que has hablado o lo que hemos hecho.

A esas alturas Alba tenía unos lagrimones que le recorrían todas las mejillas y yo un nudo importante en la garganta.

Rubén me pidió que volviéramos a poner a mi madre en la posición de antes de hipnotizarla, en la puerta. Cuando estuvo así, Rubén contó,

“1, 2, 3, DESPIERTA”

Cristina abrió lentamente los ojos,

“Que ha pasado?”, preguntó.

“Nada, mamá te ha debido de dar un mareo, si no estoy yo aquí, te caes”, la dije

“Habrá sido una bajada de tensión. A veces me ocurre”, dijo ella.

“Seguro, la dije, vete a casa con Alba que ahora voy yo, y si se repite algo así me avisas y vamos al hospital, dije mirando a Alba.

Ala la cogió del brazo, y la acompaño a casa.

Rubén había grabado con el móvil, toda la declaración de mi madre, podíamos oírla 100 veces para aprendernos hasta el último de los detalles.

“El caso de Cristina, es el resultado de operaciones de captación que hacen los camellos, para asegurarse consumidoras, y a la vez especies de esclavas sexuales. Tiene lógicamente, cura, pero hay que diferenciar dos cosas importantes. Por un lado, alejarla por completo del camello. Y por el otro aplicarla el tratamiento adecuado de desintoxicación. Para esto último hay fármacos como

Metadona, Buprenorfina, Naltrexona de liberación prolongada, Lofexidina, que suelen tener unos buenos resultados.

Lo más complicado es como apartarla del camello, sin originar problemas.

CONTINUARA