Tu madre, la puta de todos tem 2- 6

Empiezan a llegar los pedidos Sorpresa en el trastero de Javier

CAPITULO V

COMIENZAN A LLEGAR LOS PEDIDOS

SORPRESA EN MI TRASTERO

A la mañana siguiente, quedamos los cinco en casa de Pablo. Deberían empezar a llegar los pedidos, y podíamos ir haciendo cosas. Oscar tenía que traer los lush, aunque le mandé un wasap, diciéndole que dejara en su casa los de Marisa, y Carla. Así es que se trajo los cinco restantes, y los lubricantes.

Cuando subí a casa de Oscar, me encontré en el ascensor, con una tía, que bueno un escándalo. Se lo dije a pablo nada más verle.

“Oye he subido hasta el cuarto, con una tía que creí que me la follaba en el mismo ascensor”, le dije.

“¿Si?, ¿quién?, preguntó.

“Pues no le he tomado la filiación, pero te diría que una milf, con un par de tetas más que impresionantes, y un culo que agarrarse a ese culo debe ser alcanzar el séptimo cielo”, le dije.

“Ah, sí, debe ser Carmen, una que ha venido a vivir hace poco. Se poco de ella, al margen de las tetas y el culo como tú dices. Tiene un hijo algo más joven que nosotros, se llama Juan, y debe estar separada, divorciada, o lo que sea, porque se ve alguna vez tíos con ella, pero nunca al mismo”, me contestó Pablo.

“Que insinúas que es una putilla?”, le pregunté.

“Hombre, pinta tiene. Siempre va provocando medio enseñando tetas y nalgas. Su ventana del baño da justo enfrente que la mía y he de reconocerte que la he expiado. Una vez la vi con la ventana entreabierta. Y la verdad es que la vi casi todo. Las tetas al natural, parecen aún más grandes que con ropa, y no esta rasurada, tiene un matojo de pelos en el pubis arreglado”, dijo Pablo.

“Que callado te lo tenías cabroncete”, le dije.

“Bueno tampoco hay más que contar. Tendríamos que hacernos amigos del hijo, a ver si por él se puede entrar a la mami”, me dijo.

“Ya me dirás quién es. Con esa madre, le añado al wasap de inmediato, jajaja”, le dije

Fueron legando los otros.

Cuando estuvimos los cinco, les contamos parte de nuestra tarde anterior en el sex-shop. Omitimos por razones obvias los datos de Marisa.

Sacamos todos los lush de sus cajas, sin retirar las bolsitas que los protegía. Pablo trajo un par de prolongadores y pusimos los cinco a cargar en su cuarto. No estaba bien repartirlos por la casa, más que nada por si los veía la madre.

A ver chicos, asignaremos un lush a cada mami. Esto es importante porque tenemos que vincular los móviles con sus lush, y tenemos que saber quién es quién. Por cierto, bajaros la app lovense remote para Android y vamos adelantando algo, pero no intentéis vincular nada, antes tienen que cargar y tarda como una hora.

Mientras cargaban los lush, Fernando y Luis nos fueron enseñando tres bocetos que habían hecho de las invitaciones. Habían copiado un diseño de internet, que sin duda era ir a lo seguro. Traían ya una impresión de papel cuche de 150 g, y le daba una imagen muy pero que muy aparente.

“Os gusta tíos?, les pregunté a Oscar y Pablo.

“Me parecen geniales”, dijo Pablo, “muy realista”

“Por mi parte, también, dijo Oscar.

Pues Ok tíos a las invitaciones, las personalizáis e imprimís. Solo a falta de fecha y hora.

El folleto. Eran un par de páginas con artículos normalitos que hacían bulto y daban consistencia al tema. También les dimos el Ok.

En cuanto a los carnets, habían incorporado el número de teléfono para los juegos de rol, y bueno no parecía que hubiera mucho que añadir tampoco. Seguro que una vez plastificados, quedaban tan monos. Solo ponía el nombre de cada una, pero tampoco era necesario más. Un número de carnet ficticio y a correr.

Llegó el primer pedido.

Recuperamos la lista para chequear lo que teníamos y lo que faltaba.

| CONCEPTO | CANTIDAD | PRECIO | TOTAL | | Chochinil | 1 | 30 | 30 | | Vibrador Inteligente | 2 | 70 | 140 | | Tapón Anal | 2 | 17 | 34 | | Slim doublé duo | 2 | 40 | 80 | | Dolies | 2 | 33 | 66 | | Floguer | 1 | 28 | 28 | | Bolas chinas | 1 | 38 | 38 | | Plug anal | 1 | 33 | 33 | | Consoladores animales | 1 | 50 | 50 | | Ose  No disponible | 1 | 260 | 260 | | Cambiador de voz | 1 | 26 | 26 | | Cámaras de vigilancia | 4 | 35 | 140 | | TOTAL | 925 |

Pues teníamos todo a excepción de las dos cosas de vigilancia las cámaras y el cambiador de voz. El Ose nos ponía que no disponible y sin fecha prevista de entrega, así es que lo olvidamos. Habíamos recuperado 260 euros que nos vendrían bien.

Pablo, indagó sobre el estado del pedido que faltaba.

Daban fecha prevista de entrega hoy o mañana.

Aunque esperaríamos a tenerlo, ya que eran dos cosas fundamentales, podíamos decir que el tema seria rápido, así es que teníamos que empezar a hablar con las mamis, para decirles lo que había.

Terminaron de cargarse todos los lush. Asignamos una legra a cada lush, según la inicial de la mami. M,C, L, F. Uno se quedaría como reserva, por si acaso fallaba alguno.

La app, traía una opción de Únete a tu pareja, que parecía hecha para nosotros, ya que permitía las parejas que quisieras, así es que todos pudimos vincular a todas las mamis con nuestro móvil.

Cogimos el de reserva, y sin sacarlo del plástico, por higiene, le encendimos e hicimos pruebas con él. Lo de la vinculación funcionaba perfectamente y lo más importante, mandaba sobre la acción manual, es decir, si una mami lo ponía bajo y nosotros lo subíamos a máximo, subía sin problemas. Por cierto, si conseguía Carla que se lo metieran en el coño, iba a tener Marisa trabajo con la fregona después de la reunión. Aquello vibraba como la madre que lo pario.

“Bueno, Javier, todo esto lo llevamos ahora a tu trastero. ¿Has traído la llave?, me preguntó Pablo que tenía unas ganas locas de fisgar en mi trastero.

“Si, claro, aquí la tengo”, le dije.

“bien pues vamos a llevarlo entonces. Luis, tú y Fernando podéis ya hacer las impresiones y los plastificados de los carnets, ¿os dan dado presupuesto?

“No, dijo Fernando, “pero con 20 euros tenemos de sobra”

“Vale”, les dije, dándoles los 20 euros, “empezar ya a hablar con las mamis. Pero no lo hagáis a saco, hacerlo de manera casual, como que lo recordáis de pronto, que no vean que tenemos interés en que vayan. Y tan pronto como alguna diga que, si va, lo escribís al grupo, para ir motivándonos.”

Pablo, Oscar y yo, nos fuimos hacia mi casa al trastero, mientras que Fernando y Luis se iban a hacer su trabajo con el material de publicidad.

Llegamos al portal y en ese momento, me llamo mi madre por teléfono.

“Javier, tienes tú la llave del trastero?”, me preguntó con voz angustiada.

“Si, la he cogido porque quería ver si estaba ahí un mando de la consola. Que van a subir Oscar y Pablo a echar un vicio y me haría falta”, la dije lo primeor que se me ocurrió.

“Joder que susto, pensé que la había perdido. Pues no está lo tire, hace ya unos meses”, me contestó.

Yo pensé que el trastero prácticamente estaba inutilizado. Es decir que se usaba de pascuas a ramos cuando había que meter algún trasto. De ahí el nombre, claro. Pero el ansia de mi madre por haber perdido la llave me inquieto.

“Vale, pues entonces ya no tengo que mirar. Ahora mismo subo y te la doy, mientras yo espero a estos.”

Colgó mi madre.

“Tíos esto no me gusta mucho. Mi madre me ha preguntado muy inquieta por la llave del trastero, como si lo usara más a menudo de lo que yo pensaba. Si tuviéramos ya las cámaras, lo tendríamos vigilado, pero me da la impresión de que quiere usarlo de inmediato, yo tengo que subirla la llave, pero vosotros os vais a quedar aquí, mirar”

Les enseñé un recodo que había entre dos trasteros muy cerca del mío. Meteros aquí, estaros callados como putas y tener los oídos bien abiertos. Yo vendré tan pronto como pueda, pero si mientras oís algo sospechoso acercaros con el máximo silencio e intentar meter el móvil por la parte de arriba (había unos centímetros de apertura para ventilación) y grabar lo que ocurre. Si llegara a oíros o a ver el móvil, correr como si no hubiera un mañana y salir de aquí.”

“Buah, espero que la Cristi, no se vea también con el Dompimpon”, me dijo Pablo divertido.

“Chúpame la polla”, le dije, mientras salía del cuarto de los trasteros y subía a mi casa.

Cuando entré en casa, mi madre estaba casi en la puerta esperándome. La di la llave.

“A que venía tanta prisa con la llave del trastero”, la pregunté.

“Es que….. quiero ir de compras, y por saber la ropa que tengo allí”, me contestó titubeando.

“Ah, ¿Vas a tardar?, la pregunté.

“No mucho”, me dijo mientras salía escopeteadas de casa.

Está pasando algo. Era evidente. Y tenía que averiguar que era. En el trastero, nunca se dejaba ropa.

Les mandé un wasap a estos.

“Baja, creo que ira al trastero. Quita el volumen”

Recordé que ya le pasó algo similar hacia unos meses, y que cuando aparecieron las llaves, me hizo hacerle una copia, que dejé en mi pantalón, y cuando las vi, de forma distraída las guardé en un cajón de mi cuarto. Ella no se acordó de pedirme las copias y yo no me acordé de dárselas.

El no saber lo que estaba pasando, si es que estaba pasando algo me consumía. Cogí el otro juego de llaves, y me bajé para el trastero. Cuando bajaba recibí un wasap de Pablo,

“Ya está dentro. No se oye nada”

Bueno no obstante bajo, tensé.

Ya casi entrando en el cuarto de trasteros otro wasap.

“Ha entrado alguien más, pero no hemos visto quien era. Vamos a ver si podemos grabar con el móvil”

Ostias, pero qué coño está pasando, pensé. No, no, ahora no debía entrar, Estaba alterado, haría ruido y no podrían estos grabar. Tampoco podía mandarles wasap, que estaban grabando. No me quedaba otra que esperar que salieran.

Los segundos me parecían minutos. Los minutos horas. Joder tenían dos teléfonos podían desde uno grabar y desde el otro contarme. Pero no había suerte. Cuando ya estaba a punto de liarme la manta a la cabeza y entrar, se abrió la puerta del cuarto de trasteros.

Salió un tío de etnia gitana, muy moreno, el pelo largo canoso, y barba larga, también canosa, sin cuidar. Llevaba en una mano un pequeño estuche negro.

Salió a la calle. Al poco volvió a abrirse la puerta, y esta vez fue mi madre la que salió, con los pelos alborotados, cara de cansada, y lo que me sorprendió aún más manchas en la camiseta que llevaba. Eran manchas de humedad, como babas, o lo que aún sería peor, de leche del tipo que acababa de salir. Cogió el ascensor y se subió a casa.

Entré al cuarto de trasteros. Al fondo estaban Oscar y Pablo, viendo el video. Al verme entrar trataron de ocultarlo.

“A ver?”; les dije

“No, no, Javier. No lo veas ahora. Vamos a dar una vuelta y ya lo veras”, dijo Pablo.

La cara que tenían los dos era de decirme…. La acaban de pegar una follada de muy señor mío.

Les dije,

“Una mierda, les dije. Enseñármelo ahora mismo.”

“No, en serio, es mejor verlo en un monitor, y poder pararlo, ampliarlo, verlo con detalle. Hay alguna cosa que he visto en vivo y ahora aquí, que hay que verlas con detalle”, dijo Pablo.

“Está bien”, les dije, “subimos a mi casa” “No dejamos los lush aquí, que esto está muy concurrido”

Y eso hicimos. Allí subimos los tres con nuestras bolsitas con los lush, y nos metimos en mi cuarto. Mi madre estaba en la ducha. No creo que supiera si estábamos o no en casa. Supongo que se metería en la ducha según subió.

Nadie decía nada, se mascaba la tensión.

Al final Pablo dijo,

“Engancha el móvil al pc, y descarga el video.”

Eso hice. Al final el video duraba casi 20 minutos, y pesaba bastante.

Antes de empezar a verlo, me dijeron que habían empezado a grabar como un minuto después de entrar la segunda persona en el trastero. Que no se oía muy bien, ya que hablaban entre dientes, pero que ellos si lo habían podido escuchar todo bien.

Cuando empieza el vídeo, se ve a mi madre subida en el último peldaño de una escalera que tenemos ahí para las estanterías más altas. Estaba sin ropa de cintura para abajo.

El gitano, la saludo con un escueto

“Hola”

Y ella contesto de igual forma.

La hizo una señal con un dedo moviéndolo para arriba, y mi madre, se quitó la camiseta que llevaba y el sujetador.

El tío, sacó del estuchito que yo había visto, una cuchara, un pequeño soplete de los que se usan en cocina, y una bolsita con un polvo negruzco que echo en la cuchara. También sacó una ampolla de algún líquido, presumiblemente suero, y echo un poco en la cuchara. Le aplicó el soplete. Al momento aquello estaba echando humo. Apagó el soplete. Sacó una pequeña y estrecha jeringa del estuche negro, la cargo con el contenido de la cuchara, se colocó frente a mi madre, con una mano la separó la pierna izquierda a un lado, y empezó a palparle la ingle, hasta que la clavó la jeringa en ella, y la inyectó el líquido. Cuando terminó recogió todo y lo metió en el estuchito.

“Pero que mierda es esta?”, pregunté yo.

El tío mientras lo preparaba, la dijo,

“No seas impaciente, puta de mierda. Ya te inyecto tu dosis, y se te pasa el mono, zorra”

¿Pero esto qué quiere decir que mi madre se droga?, o mejor dicho la drogan y por qué y desde cuándo y con qué y porque ahí, preguntaba.

"Javier, ahora todo son preguntas y no tenemos ninguna respuesta. Si te parece continuamos viendo el vídeo y después intentamos sacar alguna conclusión.

Así lo hicimos una vez que el gitano guardo todas las cosas que había usado para pincharla se desabrochó el pantalón se lo bajo y se bajó también los gayumbos.

Salió a relucir un buen pollón tan negro como el resto del cuerpo del gitano.

Vamos hija de puta empieza a pagarte tu droga.

No podíamos ver la cara bien, pero por los gestos que hacía se veía que la droga que estaba entrando en su cuerpo empezaba a hacer efecto y la tenía como un éxtasis. Con una mano cogió el pollón del gitano y empezó a meneárselo mientras que buscaba su boca y morreaba con él.

El gitano no paraba de insultarla. La llamaba de todo zorra, puta, guarra, asquerosa. Mi madre solo contestaba un sí señor.

Lo estaba flipando. Aquella no podía ser mi madre. El gitano se cogió el pollón y se lo puso mi madre en el coño.

Dime un empujón fuerte y se la metió entera.

"Muy bien cerda cómo te gusta que te follen tus gitanos venga disfruta puta".

Empezó a bombearla con fuerza y ritmo, el gitano la dijo,

"Así zorra quiero ver cómo te corres para mí y ya sabes estamos esperando que nos presentes a tu niña para poder introducirla en este maravilloso mundo e introducirla también nuestros maravillosos pollones.”

"Mi señor tiene que darme algo más de tiempo tengo que ver la forma de hacer eso", le dijo ella.

“No vas a tener mucho tiempo puta como no lo hagas pronto te vas a quedar sin tu suministro el jefe ya está cansado de que le des largas", le decía el gitano fallándola cada vez con más fuerza.”

Venga ahora tu culo guarra; te lo voy a romper hija de puta”, la dijo colocándola al revés.

La puso la polla en el ano y de un empujón se la clavó entera.

“Así cerda tienes unos agujeros muy acogedores, eso te salva.”

Estuvo enculándola aún un buen rato. Diciéndole de todo y repitiéndola varias veces lo de que quería a su hija ya. La final se la sacó del culo.

"Buagg, como siempre saco mi divina polla manchada de mierda tu asqueroso culo. Límpiamela", la dijo girándola y ofreciéndosela a la boca.

MI madre hizo ademan de ir a chupársela, pero él la cambiaba de lugar, para que ella tuviera que ir a buscársela.

“Como te gusta mamar la polla de tu gitano, zorra. Y sobre todo lamer tu mierda. Eres una puerca integral.

Al final la dejó acercarse, con la boca abierta, y se la metió entera en la boca. Mi madre se chupaba con ganas y el gitano se corrió en su boca.

La apretó con fuerza las mejillas, haciéndola abrir la boca y ver cómo se tragaba su leche.

Ella la tragó toda, y mecánicamente volvió a abrir la boca.

El gitano empezó a mearla y mi madre a llenar su boca con los meados del asqueroso aquél y tragándolos.

Pero aquello aún no había terminado. Para mi sorpresa, mi madre sacó del bolsillo del pantalón dinero y se lo dio.

"Pasado mañana a la misma hora", dijo el, "y quiero a tu hija."

Salió el gitano del trastero, mi madre se vistió y salió después.

"Bueno, pues que alguien me lo explique", dije.

Evidentemente ninguno podía explicar que había pasado.

Si hubiera sido un polvo sin más, pues bueno, pero la escena de la inyección, nos había descolocado.

“Yo lo único que te puedo decir, es que la Cris tiene un polvazo tremendo”, dijo Pablo.

“Soy de la misma opinión”, remató Oscar.

“Tíos, ¿podemos ser un poquito serios?”, les dije

“Es que realmente, Javier, yo no puedo decir nada al margen de eso. Me he quedado totalmente descolocado, “dijo Pablo.

“Yo, lo que te diría, Javier, es que habláramos con mi madre. Ella es la persona con la que más confianza tenemos para poder contarla algo así”, dijo Oscar.

“No me parece mala idea”, dijo Pablo.

La verdad es que no podía hablar con mi madre así, sin más, de lo que había visto.

CONTINUARA