Tu madre, la puta de todos tem 2 -15

Juego de rol - final

CAPITULO XII

EL JUEGO DE ROL - FIN

Dejé ahí el tema con Alba. Nos estábamos metiendo en un barrizal, que no sé yo como íbamos a salir.

Al día siguiente, hablé con Carla, para ultima un poco los detalles de la reunión. También la comenté parte de lo que me había dicho Alba, a lo cual ella se rio a carcajadas, diciendo que las chicas jóvenes, son así. Muy exageradas.

La Reunión al día siguiente era a las 6 de la tarde. Quedamos una hora antes, para hacer todos los preparativos, e irnos antes de que empezaran a llegar las mamis.

Ayudamos a Oscar a colocar las cámaras. Una en el cuarto de baño, como habíamos dicho, y las otras tres en el salón para tener todo cubierto. Y evidentemente el amplificador de señal para poder verlo desde mas distancia.

En el lush de cada una, pusimos su carnet, y quitamos la inicial que habíamos puesto cuando los vinculamos a los móviles.

También preparamos las dosis de chocholin, aunque en esta ocasión preparamos solo tres ya que, a Marisa y a Cristina, no hacía falta darles nada. Las dijimos que su misión, era incitar. Que cuando recibieran el lush, no dudaran en ponérselo y en probarlo, a ver si eso animaba a las otras.

Pusimos un mantelito que compramos en los chinos, para poner todos los productos delante de las asistentes. Carla los puso con cierto gusto y arte. Se me acercó al oído, y me dijo,

“¿No viene Alba?”.

“En principio no habíamos contado con ella. ¿Crees que debe venir?”, la pregunté.

“A ella la encantará la hará sentirse mayor, y ver que contáis con ella. No la defraudéis ahora. Esta muy quedada con toda vuestra historia”, me dijo como queriendo decirme, Invítala, si o si.

La llamé al móvil, y la dije que no tardara en venir, y que se trajera a mama.

“¿En serio voy yo también?”, me preguntó.

“Claro en eso quedamos ayer”, la dije. Mentira piadosa.

“Vale pues ahora vamos”, se la notaba ilusionada con la idea.

No había problema, habíamos hecho carnets de más por si alguno se estropeaba, o algo así, y además había también un lush de más.

Decidimos darle también a Alba su ración de chocholin. No sabía en qué plan vendría y cuanto más liberada estuviera mejor.

Marisa, debería aplicar la dosis a cada refresco o bebida. Habían traído también unos sándwich y canapés, para picar algo mientras duraba la reunión.

Pues ya estaba casi todo listo. Solo falta que llegaran las mamis.

Repasamos el escenario una vez más. Carla estaba colocando unas toallitas de papel en cada sitio. Por si acaso. La verdad es que iba a ser una autentica pena no poder quedarse, pero tocaba irse ya.

En un principio, pensamos en meternos todos en el cuarto de Oscar, y desde allí seguir todo por los móviles, pero no teníamos seguridad de que no hubiera que salir a algo y nos pudieran ver.

Así es que como con el amplificador podíamos seguir lo casi desde la calle, decidimos irnos moviendo por los descansillos de las escaleras, la única condición era estar lo más callados posibles, y atentos al ascensor y las puertas de los pisos desde donde nos podían ver.

Nos pusimos en el descansillo superior.

Las primeras en llegar, fueron Alba y mi madre. Luego Marta, Laura y por último Fátima.

Ya estaban todas. Marisa las fue presentando a Carla, que después de los dos besos, la daba a cada una un folleto y el lush.

Cuando ya las tuvo a todas sentadas, Marisa las preguntó sobre si querían beber algo, y todas dijeron que sí, algunas un café y otras un refresco. Bien, todas recibirían su dosis de chocholin.

Carla les explicaba el lush, con el suyo en la mano, les fue explicando para que servía y lo que producía, Marta, y Laura, tenían risa nerviosa, supongo que imaginándose eso dentro de su coño.

Fátima parecía que se había metido un palo por el culo, Estaba rígida como una vela, sin pestañear casi y con cara de decir qué coño hago yo aquí. Con ella, el chocholin, era nuestra única esperanza.

Marisa, trajo las bebidas. Le fue poniendo a cada una la suya. Bueno era cuestión de esperar, si aquello hacía efecto, seguramente se empezarían a mostrar mucho más participativas.

Mientras Carla comenzaba a dar explicaciones de los otros productos. Mi madre y Alba, miraban sus lush, con cara de lo pruebo ya y punto. Pero se contenían ante la pasividad de las otras.

Todas iban con faldas, no porque fueran preparadas para pegarse allí una follada de espanto con algún aparatejo de aquellos, sino simplemente por cuestión de calor.

Marta, sin duda por efectos del chocholin, se empezaba a subir un poco la falda, como si quisiera liberar el calor que emanaba de su coño. Laura también se abanicaba de vez en cuando con la falda.

Incluso Fátima se había dignado a dejar su posición erguida y separa un poco las piernas.

Al cabo de un rato de seguir explicando los productos, Carla dijo que hacían un descanso de 15 minutos. Que, si alguna quería probar el lush, era el momento, y que ella comprobaba que lo hacían bien.

Marisa, fue la primera en decir que si, que ella, y ni corta ni perezosa, se quitó el tanga delante de todas, y se metió el lush.

Carla aprovechó el voluntariado de Marisa para explicarles las diferentes funciones de la antena y sus diferentes posiciones. Marisa, estaba ahí toda espatarrada, con la antena roja saliendo de su coño.

“Mirar es la diabla”, dije yo. “Tiene un rabo rojo”, todos rieron la tontería.

Carla ya estaba accionando con el mando. Lo puso en posición 1, y le pidió a Marisa, que explicara lo que sentía.

“Una suave vibración. No es desagradable”, dijo ella.

“Y ahora?”, la preguntó Carla subiéndolo al dos.

“Ufff”, dijo Marisa, “ahora la vibración es mucho más intensa, como si te la estuvieran metiendo a toda velocidad”

“Chicas y solo estamos en el dos. ¿Alguna más quiero probarlo?”, preguntó Carla.

“Yo”, dijo mi madre, levantándose también el vestido, quitándose las bragas, y metiéndose el lush. A las dos las había entrado de miedo, osea que ya estaban bien mojadas las dos.

“Yo también” dijo Marta siendo menos exhibicionista que Marisa, y mi madre, pero igualmente quitándose el tanga, y metiéndoselo. También la entró como si nada.

Carla las puso a las dos el nivel dos para que las tres estuvieran en el mismo nivel. Ya las tres empezaban a jadear y tocarse por encima de la ropa.

Laura, dijo, venga no me voy a quedar mirando, Se quitó la braga y se lo metió. La entró sin ningún problema, aunque esta no la estábamos viendo el coño. Carla también se lo puso al dos.

“Fátima, te animas?”, la preguntó Carla.

“Es que me da mucha vergüenza, que pensara la niña de nosotras”, dijo mirando a Alba.

Alba se giró hacia ella, separó las piernas, y enseñó su coño con el rabo rojo saliendo de él.

“Me lo he puesto la primera sin que lo vierais”, y lo tengo al tres.

Que fuerte, le estábamos viendo el coño a mi hermana. Ella, claro, no sabía que había cámaras.

Fátima terminó de decidirse con eso, se giró en contra de las otras, pero poniéndose sin saberlo de frente a una de las cámaras. Se quitó el tanga, y se lo metió.

A otra que le estábamos viendo el coño. Fernando decía, si no lo veo no lo creo.

Tenía un coñito también muy majo, la buena de Fátima.

Con todas con el lush metido, Carla empezó a subirle las intensidades con los mandos.

Las llegar a 4, todas estaba arqueando el cuerpo con los ojos cerrados, y tocándose el pubis, y salidas perdidas.

Carla las decía,

“Chicas disfrutar el momento, En el sexo cada momento es único. No viviereis otro igual. Sentir el placer en vuestro coño, sentiros muy guarras. Sentir vuestras tetas. Tocároslas.”

Y la hacían caso. La escena era de película porno.

Al llegar a cinco, Marta y Laura, se arquearon tanto que fueron resbalando de las sillas, y terminaros las dos tiradas en el suelo, retorciéndose como auténticas posesas. Ahora si les veíamos el coño a las dos los vestidos los tenían por debajo de las tetas.

Fátima estaba menos efusiva, pero también se retorcía como una campeona, y ya no se preocupaba de taparse el coño.

Ahora que las tenía a todas absortas, miro a una de las cámaras, e hizo un gesto, como ahora vosotros., que controláramos nosotros los lush, y así lo hicimos cada uno empezó a jugar con el lush de su madre.

Yo les dije, bajarlo, que se relajen hasta el dos, por ejemplo. Cuando veamos que están relajadas lo subimos al cinco.

Y eso hicimos, empezaron a relajarse Marta y Laura empezaron a subirse a las sillas otra vez. Cuando ya casi estaban les dije,

“Ahora”,

Subimos todos al cinco. Las que estaban en la silla, botaban en ellas, Marta y Laura, se dejaron caer otra vez, y se retorcían en el suelo.

“Bajarlo al tres”, les dije.

Un instante.

“Subirlo al seis”

Mi madre, se quitó el vestido, y saco las tetas del sujetador, se las apretaba con fuerza, mientras cerraba las piernas todo lo que podía.

Marisa y Alba hicieron lo propio. Joder, estábamos viendo a Alba en cueros. Nos faltaban manos para tocarnos la polla y controlar el lush.

La alarma de los móviles se disparó. Nos estábamos quedando sin batería.

Pero bueno, ya no lo necesitábamos.

Habíamos dado a las mamis, la oportunidad de vivir su propia sexualidad.

De explorar su cuerpo, de descubrir placeres hasta ahora desconocidos, y en muchos casos prohibidos.

Solo nos quedaba, volver para casa, y despedirnos hasta la próxima…….

O HASTA SIEMPRE