Tu madre, la puta de todos tem 2 -13
De nuevo en el sex-shop
CAPITULO X
DE NUEVO EN EL SEXSHOP
Entramos; Ángel nos vio enseguida y salió a recibirnos.
"Hola chicos y chicas yo soy Ángel para los que no me conozcáis, el encargado de este tugurio", dijo.
A Marisa como ya la conocía, y además a fondo, la dio un par de besos diciéndole,
"Hola guapa".
Yo presente a mi madre.
"Ángel te presenta Cristina es mi madre", le dije.
La dio también dos besos y cogiéndola de la mano la hizo dar un giro sobre sí misma diciendo,
"Vaya bombón también de mujer, qué suerte tienes jodÍo", me dijo mirándome.
Le presente también a Oscar, Luis y Fernando, cómo miembros de nuestra pandilla y que no había conocido el otro día.
Marisa también se apresuró a presentar a Julián,
"Ángel, mira te presento a Julián es mi marido"
Ángel puso cara de póker.
"Tu marido, ya, bueno pues nada encantado Julián tienes una mujer preciosa", le dijo mientras chocaban las manos.
"Bueno, ¿estáis todos?, ¿empezamos ya? o esperamos", me preguntó.
"Falta gente, vamos a esperar hasta las seis que es a la hora que quede con ellos".
A las 6 en punto, entro por la puerta Juan Manuel.
Nos saludamos y se le presente también Ángel.
"No viene Pedro? le pregunté.
"No, joder, se ha quedado con unas ganas tremendas, pero tenía un compromiso ineludible en casa", me dijo Juan Manuel.
"Bueno pues entonces sí que estamos todos Ángel, podemos empezar cuando quieras", le dije.
"Vale pues me llevo entonces a las 2 damas y las voy preparando. Echarme vosotros una mirada al mostrador", dijo Ángel cogiendo a cada una por la mano y encaminándose hacia la puerta del fuckhole.
"¿A dónde van?", preguntó Fernando.
"Ahora lo veréis", le contesté.
Al rato, bajo Ángel,
"Ya están listas", tenéis hasta las siete y media para vosotros, luego vendrán los clientes que te dije", me dijo.
"La primera, Cristina, luego Marisa, me dijo,” lo he flipado, se trae hasta al marido. Pervertidos, es poco, suicidas, eso es lo que sois”, me decía entre risas.
"Los valientes, que me sigan", les dije a estos.
Enfile el camino al fuckhole. Con todos detrás, como el flautista de hamelin, con todos los ratoncillos detrás, sin saber dónde iban.
Cuando entramos los siete lo que se encontraron fueron a tres tias, espatarradas desnudas, con las piernas sujetas a la pared, y que solo se las veía desde el ombligo para abajo.
“Joder, ¿esto qué es?, preguntó Julián.
“El cielo, esto es el cielo”, le respondió Juan Manuel bajándose los pantalones.
Excepto Julián, Pablo, Oscar y yo, para los demás los tres coños eran nuevos y podían ser de cualquiera. A mi madre se lo habían visto todos, pero no era lo mismo verlo en un video en una determinada posición que verlo en real de frente.
Todos nos fuimos desprendiendo de los pantalones y calzoncillos y enfilando cada uno a un coño.
Aquello era muy morboso. Solo yo sabía el orden exacto de los coños, y los que conocían el coño de Marisa, no sabían a quién correspondía los otros dos.
Yo me puse con la tercera, la verdad es que tenía un coño muy confortable. Allí nadie usaba condones. Todos fallábamos a pelo.
La primera tanda, Julián se follaba a mi madre, y Juan Manuel a Marisa, la idea lógicamente era ir cambiando y que todos probáramos a todas, así es que nos retiramos y entraron Pablo, Oscar y Luis.
Lógicamente ellas también empezaban a acusar las folladas, y pese a que no podían hablar se las escapaban suspiros y gemidos, que daban pistas de quien era quien.
Llegó Rubén, prácticamente nada más llegar, ya estaba con la chorra fuera, mirando donde podía meterla.
“¿Quién es quién?”, me preguntó.
“Ahí está la gracia”, le contesté. “Ellas no saben quién las folla, y nosotros a quien follamos”
A falta de boca, todos teníamos claro que debíamos pasar por los dos agujeros disponibles de cada una. Coño y culo. Teníamos que tener mucho cuidado con Juan Manuel, en cuanto nos descuidábamos, se nos colaba y bombeaba a alguna por algún agujero. No se las veces que se la metería a alguna en la hora y media.
He de reconocer, que me ponía mucho ver follar a mi madre, y más sus suspiros y gemidos. Yo ya me había follado a las otras dos, Marisa, y la otra chica. Solo me faltaba Cristina. Además, me había reservado la leche, porque quería llenarla a ella.
En cuanto tuve la primera ocasión, me puse delante de ella, y se la metí en el coño. Pensé que la sensación sería distinta a cuando me follaba a las otras, pero no. Era exactamente igual. Yo sabía que era mi madre, pero por lo demás el coño era exactamente igual, las sensaciones las mismas. Sé que puede parecer raro, follarte el coño que te ha parido, pero al margen de la cuestión psicológica, el resto no se diferenciaba para nada.
Cuando noté que me corría, se la saqué del coño y se la metí en el culo. Los gitanos habían hecho bien su trabajo. Aquel ano, estaba totalmente abierto y recibía las pollas con facilidad.
Cuando vi que me corría sin remedio, dije,
“Toma puta, te voy a llenar el culo entero de mi leche”
“Ohhh Javier”, escuché un susurro proveniente de dentro de la cabina, seguido de más suspiros y jadeos e inspiraciones fuertes, que me aseguraron que la perra a la que estaba enculando, se corría al saber quién la enculaba.
Me limpié la polla con los rollos de papel que había por allí colgados. Me salí del cuarto, y me dirigí donde Ángel, por si quería el subir a follarlas.
“Tío, si quieres meter, me quedo yo por aquí”, le dije.
“Claro, Javier, voy a por ellas”, me dijo él.
“Dale caña a la mía. Reviéntala el culo”, le dije.
“Ayyyyyyyyyy, cría hijos para esto, jajajaja. Que cabronazo. Se lo reventaré, si”, me dijo “, subiendo a toda prisa para el fuckhole.
Localicé en su monitor, la cámara del cuarto, para no perder detalle.
El tema seguía como lo había dejado los tres que podían follando coños y culos. Los otros esperando.
Seguí trasteando con la pantalla del control de las cámaras, y me encontré con una cámara que recogía a las tres chicas que estaban en el fuckhole.
Ja, ja, muchas veces según se la metían sus caras eran un poema. Mi madre que ahora la follaba Ángel, se sujetaba y estrujaba las tetas, como si no hubiera un mañana.
Que cabrón el Ángel, menudos festines se pegaba el tío.
Al poco salió Juan Manuel. Bajó hasta donde estaba yo.
“Joder, compañero, que puta pasada. Me he corrido tres veces una vez en cada una. Vamos en mi vida, pero es que eso es una orgía de coños”, me dijo, visiblemente emocionado.
“Mira quien era quien”, le dije mostrándole el monitor donde se veía a las tres mujeres.
Me fijé bien en la tercera mujer. Antes había centrado mi atención en Marisa y mi madre. Aquella cara me sonaba.
“Juan Manuel, quédate un momento aquí, que voy a avisar a un colega”, le dije.
“No te preocupes que no quito ojo yo a la pantallita esta”, me dijo enfrascado viendo a las tres mujeres.
Subí al Fuckhole, y abrí la puerta, busque a pablo con la mirada, y le dije que viniera. Ya había acabado también. Estaba de miranda. Salió.
“¿Que pasa tío?”, me dijo
“Quiero que veas algo”, le dije llevándole hasta el monitor de Ángel.
“Mira esta tía, le dije señalándole a la tercera.
“Coño”, dijo Pablo acercando la cara al monitor.
“Ten cuidado muchacho que te vas a comer el monitor”, le dije Juan Manuel riendo.
“Ostia”, dijo de nuevo Pablo, “esta es Carmen, la vecina de abajo, la madre de Juan, la que dice que trabaja en un despacho de abogados.”
“Y seguro que no miente. Algún abogado ya se la habrá follado”, le dije.
“Pues os digo una cosa, esta para pedir que me la envuelvan y llevármela a casa. Tiene un coñito y un culito muy glotones”, nos dijo Juan Manuel.
Saqué el móvil, e hice una foto de la pantalla, primero que se le viera la cara. También se le veía a Marisa y a mi madre, pero ya las borraríamos luego, Pero me interesaba ahora hacer otra de los coños, para que se viera lo que estaba haciendo.
“Para que quieres la foto?, preguntó Pablo.
“Pues no lo sé, nunca se sabe.
“Si quieres vuelvo a entrar y le hago un primer plano del coño.
“Venga, estas tardando”, le dije.
Pablo se metió de nuevo en el Fuckhole, y estuvo esperando hasta que Rubén terminó con Carmen, momento en que le tiro varias fotos de su coño a diferentes distancias.
Fueron poco a poco saliendo todos. Ya había pasado la hora y media. Ángel, también termino y espero a que salieran todos, para limpiarlas a las tres el coño, y dejarlas listas para los otros clientes que tenían que venir.
Una vez todos fuera, Angel nos dijo,
“Bueno para amortizar a las dos mujeres, las necesito hora y media en el fuckhole, tengo avisados a 10 clientes que querían coños nuevos, más lo que puedan entrar ocasionalmente.
Yo calculo que serán unos 20 en total, si las dejamos dos horas, yo creo que podrá llevarse cada una 250 euros.
“Vale, pues nosotros nos vamos a tomar un refresco a un bar, y volvemos en un par de horas”, les dije a todos.
Así lo hicimos. Las dejamos a las dos trabajando, y nos fuimos a un bar enfrente.
“Hemos flipado, tíos. La primera según estaban a la izquierda, es una vecina de Pablo. Una tal Carmen, de 42 años”, les dije.
“Pues esta como un puto queso. Menudas nalgotas”, dijo Julián, “Oye, tenemos que hacer más quedadas de estas. Que hartón a follar te pegas, jaja”
Bueno, aparentemente todo el mundo estaba contento. Ya les preguntaríamos a Marisa, y a mi madre, que tal les había ido, aunque es evidente que las dos se estaban quedando un buen atracón a follar.
Esperamos pacientemente a que terminaran las dos, con sus curros.
Cerca delas nueve de la noche salieron las dos.
Venían con una sonrisa de oreja a oreja.
“Que tardecita”, dijo Marisa, “Sois unos cerdos nos habéis follado con todas vuestras ganas. La pobre Cristina tiene el coño hinchado de tanta polla”.
Pero la cara de complacencia de ambas, la delataba.
“Es que no os quejareis, os habéis hartado a follar, sin pagar un euro. Menos mal que al menos nos ha dado Ángel 250 euros a cada una”, Siguió Marisa.
“Sí, ya les he dicho yo que tenemos que hacer más quedadas como esta, por dios. He follado más que en toda mi vida”, dijo Julián.
Las dos se rieron, y pidieron un pincho y una cerveza Cristina y una coca-cola Marisa, que tenía que conducir.
Mi madre, que estaba metida en la conversación como todos, de vez en cuando me miraba como diciéndome, vaya enculada que me has pegado cabrón. Y encima me has llamado puta.
Cuando terminamos de tomar los refrescos y los pinchos, nos despedimos allí de Juan Manuel y de Rubén, quedando en que les avisaríamos cuando aquello se repitiera.
“Bueno Cristina, veo que estas genial, que te has recuperado del todo, lo cual me alegra enormemente. Pero ya sabes, cualquier problema me das un toque”, le dijo Ruben.
Juan Manuel por su parte, nos dijo,
“Si, si a mí también avisarme compañeros, pero más suave, que si me vuelvo a correr tres veces en hora y media, muero en el intento.”
Risas y besos para ellas. Nos fuimos a nuestros coches en el parking, y cada uno para casa.
Cuando llegamos a casa, subiendo en el ascensor, mi madre me dijo,
“Asi es que soy una puta, ¿eh?”.
” Mamá, era el momento. Estaba a punto de correrme. Perdóname”, la dije.
“No, no, me he corrido varias veces, pero como esa que te he oído a ti llamarme puta, porque me estaba enculando y que te corrías en mi culo, ninguna.”
La dí un beso en la mejilla, y nos metimos en casa.
CONTINUARA