Tu madre, la puta de todos tem 2 -12

EL DIA D (continuacion)

CAPITULO IX

EL DIA D  (continuación)

Cuando entramos en el trastero, mi madre estaba inerte. Efectivamente como muerta. Rubén saco del maletín que había dejado escondido, otra ampolla y otra jeringa. La cargó y la inyectó de nuevo.

“Bien ahora tenemos que esperar unos minutos, si no reacciona, utilizaremos el RCP”, dijo Rubén.

Todos estábamos expectantes. Ahora era el momento jodío. Si no reaccionaba, las cosas se complicaban. Rubén la tomaba el pulso a ver si notaba un aumento de pulsaciones. No reaccionaba. Dejo de tomarla las pulsaciones y empezó a sacar de su caja el equipo de RCP. Le pidió a Marisa que la quitara el vestido rápido. Y ella lo hizo.

“Voy a tener que hacerla maniobras de masaje cardiaco. Tenemos que trasladarla a una superficie lisa y rígida”, dijo Rubén.

La superficie más rígida y lisa era el suelo. La levantamos entre Julián, Pablo y yo para bajarla al suelo.

En el momento de levantarla, dio como un pequeño respingo, y empezó a respirar con normalidad y al momento abrió los ojos. Nos vio a todos a su alrededor, y sobre todo a Rubén.

“¿Pero porque cada vez que veo a este hombre me pasa algo?”, pregunto mirando a Rubén.

Rompimos todos con una carcajada, que más por la propia pregunta, era por la relajación de la tensión que habíamos acumulado durante esos minutos.

“Mamá”, la dije, “es una historia un poco larga para contártela ahora. Habrá que esperar a que te recuperes”.

Se dio cuenta que estaba desnuda y buscó el vestido para ponérselo. Marisa la ayudo.

Mi madre no era tonta, y sabía que el estar toda esa gente allí rodeándola estaba directamente relacionado con su droga y los gitanos.

“Bien, Javier, acompaña a Marisa a tu casa, bajarla una muda de ropa interior, y su bolso con la documentación. Vamos a llevarla a que la hagan un reconocimiento de arriba abajo”, dijo Rubén.

“No, no”, dijo ella.

“Si, si, dijimos los demás.

Subí con marisa. En el ascensor, me abrazó, y me dijo,

“Joder Javier, que mal lo he pasado cuando no volvía en sí. Pero me alegro un montón de que todo al final haya salido bien.”

“Gracias, cielo”, la dije, ”casi me da un infarto a mí.

Llegamos a casa y cogimos lo que nos había pedido Rubén. De la muda se encargó Marisa, y yo cogí su bolso asegurándome que estuviera dentro la cartera con el DNI y la tarjeta sanitaria.

Bajamos otra vez al trastero. Marisa la ayudo a ponerse las bragas y el sujetador.

Cuando estuvo lista, la montamos en el coche de Rubén, y nos fuimos hacia el hospital. Rubén había estado hablando con colegas suyos de allí, para que todo fuera lo más rápido y discreto posible.

Fuimos al Hospital, Rubén, Julián, Marisa y yo con mi madre. Ella iba totalmente recuperada en el coche, pero le explicamos que era imprescindible someterla a un cheque médico en profundidad.

“No, no, nada de chequeos. Estoy perfectamente”, nos decía.

Era evidente, que tenía pánico que en el reconocimiento pudieran sacarle su adicción a las drogas.

“Mama, ya te contaremos lo que ha pasado en estos tres días, pero lo que, si te digo desde ahora, es que los gitanos no te drogaban”, la dije.

“¿Cómo? ¿Qué dices de gitanos y droga?”, dijo ella intentando disimular, y a la vez súper sorprendida de que estuviéramos hablando de su secreto.

“Sí, te han estado engañando todo este tiempo para poder mantener relaciones sexuales contigo, y que encima les pagaras, pero como te he dicho ya te contaremos detenidamente”, la dije.

“¿Tu padre sabe algo de todo esto?, peguntó.

“No”, la contesté.

“Y Alba?”, siguió preguntando

“Alba sabe algo. Sabe que se ha ido para apartarla de los gitanos”, la dije.

“Dios Mío”, dijo ella.

Continuó el resto del viaje, con la mirada perdida. Asimilando todo lo que le había dicho.

Llegamos al hospital, y entramos por Urgencias. Rubén bajó del coche el primero y se dirigió a admisión.

De inmediato salió un celador con una silla de ruedas, la sentó y se la llevo.

Rubén nos dijo que esperáramos en la sala de espera, y que nos iría informando.

Yo mientras nos informaban, llamé a Pablo, a ver si había habido novedades.

“No, todo está tranquilo. Sinceramente por la velocidad que han emprendido los gitanos, no creo que se les vuelva a ver el pelo”, me contestó.

“Eso espero, dile Juan Manuel y a Pedro, que si quieren ya han terminado su servicio. Que muchas gracias, y que ya les llamare. Ah, y que no olviden lo dela inserción en prensa.”

“Vale, se lo he dicho, y me ha dicho que, sin problemas, y que no dudes en llamarle si le necesitas para lo que sea”, me dijo Pablo.

“Vale, tío pues luego os veo y os cuento lo que hayan dicho en el hospital”, le dije.

También llamé a Alba.

“Hola, hermanita, ¿qué tal?”, la pregunté.

“Muy bien, acabamos de aterrizar. Esto es muy bonito. Desde el avión hemos visto el Teide. ¿Qué tal Mamá?

“Pues muy bien. Los gitanos han salido por pies, porque encima hoy han venido dos gitanos, uno seguro que, para ti, y ella está ahora en el hospital, que hemos venido para que le hagan un chequeo de arriba abajo, para comprobar que todo está bien”, la dije.

“Joder con los putos gitanos, ¿pero en serio que ella está bien?, me volvió a preguntar.

“Perfectamente. Ya verás el video cuando vengas. Bueno cuando nos den el informe, te hago una foto y te lo mando para que te quedes tranquila, ¿vale?, la dije.

“Muy bien, y muchas gracias Javier”, me dijo Alba.

En las urgencias de los hospitales, se sabe cuándo se entra, nunca cuando se sale. Llevábamos allí casi ya hora y media y nadie nos había informado de nada. Yo ya empecé a ponerme nervioso, así es que le mandé un wasap a Rubén.

“Rubén, todo bien?”, le pregunté.

“Si, si, todo bien ahora en un momento salgo y os cuento. La están haciendo de todo. Va a salir de aquí como una chavala de 18 años”, respondió.

Comunique el comentario de Rubén a los demás. Todos nos felicitábamos del hecho, pero a todos se nos hacía muy larga la espera.

Esta vez Rubén si cumplió, y al rato salió.

“Bueno pues todo está muy bien. Le han aplicado el protocolo de violación, pero sin avisar a policía. Eso conlleva un sinfín de análisis. Por eso la demora. Pero va a salir ya en breve. Hasta un tac abdominal y de cabeza la han hecho. Las analíticas perfectas, sin rastros de ninguna sustancia estupefaciente. No hay duda que no la drogaban con nada, si acaso con el sexo. También he hablado con una compañera, especializada en adiciones sexuales, y me ha dicho que sin estudiar a fondo el caso, el sexo no es malo, y que si quiere sexo hay quedarla sexo, pero dárselo no que tenga ella que buscarlo, que puede meterse en andurriales como estos. Ya veremos cómo atacar eso.”

Le sonó el busca.

“Esto debe ser que ya han terminado. Voy a ver.”, dijo metiéndose otra vez para el área médica de urgencias.

Aun tardó medio hora en salir mi madre, la acompañaba Rubén.

Bueno pues aquí tenemos a la moza. Realmente está en perfectas condiciones. Lo único, que ya hemos estado hablando con la doctora Ortiz, el problemilla con la adicción al sexo, pero como la hemos dicho a ella, eso es de los mejores problemillas que podía tener. Físicamente está perfectamente, y como os he dicho antes, sin rastro de ninguna sustancia estupefaciente.

Vino hacia mí se me abrazó, diciéndome,

“Ay, Javier, me han engañado como a una colegiala, me dijo.

“Tranquila, mami. Ya ha terminado”, la dije.

“Bueno pues si queréis os pido un taxi, que yo tengo que quedarme aun aquí un rato, “dijo Rubén.

“No, no, tranquilo ahora llamo yo a Pablo y que venga a buscarnos. Muchas gracias por todo Rubén”, le dije dándole un abrazo.

“Nada hombre. Nadie se alegra más que yo que todo se haya quedado en nada”, dijo él.

“Cristina, te llamo esta tarde a ver como sigues, ¿vale?, le dijo Rubén a mi madre.

“Vale Rubén y muchas gracias por todo”, le contestó ella.

Llamé a Pablo, y le dije que pasara a buscarnos.

Luego nos fuimos a la cafetería a esperar que llegara. Cuando ya nos pedimos la bebida y nos sentamos, cogí el informe de Alta y le hice una foto.

Mi madre enseguida me preguntó,

“Javier, ¿para que haces la foto?, me dijo

“Para mandársela a Alba, y que sepa que todo está bien”, la contesté.

“¿Es necesario?”, me preguntó.

“Lo es, ella ha estado al tanto de todo, y pese a que acepto irse para no influir en el tema, quiere lógicamente estar informada”, la contesté.

“Me da muchísima vergüenza”, me dijo ella.

“Mama, ella ha visto el video que te grabamos hace dos días en el trastero, está al corriente de todo”; la volví a repetir.

“¿Quien más ha visto ese video? Preguntó.

“Pues los aquí presentes, Rubén, Oscar, Pablo, Fernando y Luis, ah, y dos ex guardias civiles”, la dije. Los mismos que han visto hoy lo que ha pasado en el trastero, menos alba, claro”, la dije.

“Papa, ¿no?”, me preguntó.

“Papa no sabe nada, y a no ser que tu quieras contárselo seguirá así”, la dije.

“No, no, por Dios, el que no se entere. Me moriría de vergüenza, al margen de que se divorciaría de mi”, me dijo realmente inquieta.

“Supongo que Rubén te habrá contado dentro con pelos y señales, como te han hecho creer que te drogaban para follarte, perdón por la expresión, y que encima les pagaras”, la dije.

“Si, si claro que me lo ha contado, y delante de un montón de médicos y enfermeras. Yo no sabía dónde meterme”, me dijo ella.

“Como comprenderás ellos están acostumbrados a cosas aso, y mucho peores. Además, ya eres solo un numero de historial”, la dije.

“Ahora lo que tenemos que hablar es algo más delicado. Nos ha dicho Rubén que debemos controlar tu actividad sexual, fuera de tu relación estricta con papa. Para que no busques en la calle cosas raras como estas,”, la dije.

“Joer, me dibujas como si fuera una puta salida”; me dijo.

“A ver mama, necesitas que te follen duro, como hacia el gitano, y te puedo asegurar que después de los videos que han visto tuyos tienes un puñado de candidatos. O sea lo que te estoy diciendo, es que cuando necesites que te lo hagan, lo digas. Estableceremos si quieres algo en clave, para que no tengas que decir que necesitas que te la metan, pero nada de buscarlo en la calle”, la dije.

“Ayy!! No es normal que una madre este hablando de esto con su hijo”, dijo mirando a Marisa.

“Hazle caso, Cristina, sabe lo que dice, y lo que hace”, la contestó Marisa.

” Bueno lo voy a pensar, Javier, y ya decidiremos algo.

“Te diré que, como tratamiento de urgencia, he pensado, si lo necesitas, en algo para esta tarde”, la dije.

“En ¿qué?”, dijo ella.

“Pues un sitio en que te pueden follar mucho y calmarte la ansiedad y sin que te vean lacara ni tu ver a los que te follan”, la dije.

Marisa lanzó una risa, sabiendo a lo que me refería.

“Eso, no te lo puedes perder, Cristina, y si quieres voy contigo”, la dijo Marisa.

“Tú también haces estas cosas?”, La preguntó.

“Si, yo también tengo mi historia”, le contestó Marisa. “Algún día te la contaré, pero no veas como se portaron los chicos”.

Me apetecía llamar a Alba, para que hablara con mi madre y así lo hice

"Hola bicho ¿qué tal por las Canarias?", La pregunté.

"Bueno pues acabamos de llegar al hotel, estamos deshaciendo la maleta y luego bajaremos un rato a la piscina aquí hace un tiempo maravilloso. ¿Qué tal mamá?", Me preguntó.

"Pues mira te la paso", la dije

.

"No, no" dijo mi madre "no estoy preparada".

Pero yo tenía el móvil en sus manos.

"Hola cariño ¿qué tal? perdóname, en serio, no sabía lo que hacía", la dijo.

"Ya lo sé mamá pero gracias a que estaban Javier y sus amigos que se lo han currado que ni te cuento', la dijo.

"Ya hija ya, me voy dando cuenta, pero quiero que entiendas que el meterte a ti en esto era porque pensé que si no, se acabaría mi suministro. Me engañaron como una pardilla", la dijo.

"Bueno mamá ya está, ya ha pasado. Ahora lo que tienes que hacer es seguir todos los consejos que te den toda la gente que está a tu lado que ha demostrado que te quiere", le dijo Alba.

"Sí hija sí, así lo haré, pero quiero que sepas que tengo muchísimas ganas de darte un beso y un abrazo", la dijo.

"No te preocupes mami cuando vuelva me darás todos los besos y todos los abrazos que quieras", dijo Alba.

"Adiós cariño, pásalo bien", dijo mi madre colgando.

Mi madre estaba a punto de echarse a llorar. La agarré la mano y le dije,

"Ya está mamá, ya ha pasado".

En ese momento apareció Pablo. Se acercó directamente a mi madre y le dijo dandola dos besos en las mejillas,

"Hola Cristina guapa, cuánto me alegro que estés bien, se te ve genial, pero nos ha dado un buen sustillo eh?.

"Gracias Pablo. Gracias a todos otra vez", dijo ella.

"Pablo, estaba pensando en ir esta tarde a ver a Ángel, Marisa ha dicho que se apunta también", le dije.

Ángel era el encargado de sexshop donde estaba el fuckhole.

"Por mí genial tío, pero habría que avisarle para que estuviera hueco", me dijo.

"Vale pues le llamo", le dije.

Me separé un poco del grupo para que no todos oyeran la conversación. Pablo se vino conmigo

"Ángel? hola buenos días mira soy Javier. ¿Te acuerdas que estuvimos allí hace unos cuantos días con una chica, Marisa que la metiste en el fuckhole?", le dije.

"Sí claro Javier cómo no me voy acordar? dime que se te ofrece", me contestó.

"Pues me preguntaba si tendrías hueco esta tarde en el fuckhole para dos", le dije.

"¿Para dos?, ¿Igual de potentes que Marisa?, Me preguntó.

"Bueno una es la propia Marisa y la otra es mi madre que bueno tampoco está nada mal", le dije.

"Joder, que putos pervertidos sois, jajajaja, pero si claro puedo llamar a dos que iban a venir y decirlas que vengan mañana. Además, tengo por aquí teléfonos de clientes que me han dicho que cuando haya chicas nuevas les avise para no follar siempre los mismos coños, así es que puedo avisarles y garantizamos el que haya una buena asistencia", me dijo.

"Genial nosotros seremos 8 ó 9 tíos, entonces bueno a partir de ahí, todo lo que todo lo que sea de más, genial", le dije.

"vale pues si vosotros vais a ser 9 nos vengáis muy tarde para que haya tiempo de sobra para todos", me contestó.

"A qué hora te parece bien?", le pregunté.

"Pues si estáis sobre las 6 mejor así os da tiempo a vosotros y a los clientes que pueda yo localizar", me contestó.

"Vale genial pues a las 6 estamos ahí", le dije, "hasta luego, tío"

Colgué.

"¿8 ó 9?" me preguntó Pablo.

"Si nosotros cinco, los dos de la Benemérita, Julián y Rubén", le dije.

"Ah vale", me dijo, "¿todos querrán?

"Cómo no va a ser la última vez que los necesitemos voy a crear un grupo de WhatsApp incluyéndolos a todos, menos a Pedro, que no tengo su teléfono y que digan lo que sea", le dije.

Y así lo hice cree un grupo de WhatsApp incluyendo a todos qué poco a poco me fueron aceptando la invitación al grupo.

Cuando vi que ya todos habían aceptado y estaban online les comuniqué la quedada de la tarde.

"Hola a todos, he creado este grupo para que estemos todos en contacto a la vez y no tener que ir contando las cosas uno a uno.

Comunicaros que esta tarde a las 18 vamos a estar en Atocha 80 es un sexshop en el que hay una atracción muy divertida que todos los que queráis podréis participar. Podéis confirmármelo por aquí o bien estar allí directamente a las 6 de la tarde".

Caras de sorpresa, de babeos y tres 'vale voy', casi simultáneos de Óscar, Luis y Fernando.

Rubén escribió que si tenía un hueco se acercaría. Julián que contáramos con él, y Juan Manuel, que el sí, y que se lo diría a Pedro.

No sé porque me daba la impresión de que la idea de que había que someter a mi madre a un tratamiento por su adicción al sexo había calado hondo entre todos.

Volvimos con el grupo y las dije mirandolas a las dos,

"Bueno pues esta tarde he quedado a las 6 con un amiguete para iniciar el tratamiento tuyo mami, y como has dichos antes, Marisa he contado también contigo"

Marisa me guiño un ojo y me dijo,

"Bueno pues para no tener que ir en metro como la otra vez vamos todos los que podamos en un coche y así solo pagamos un parking".

Julián nos miraba como diciendo, pero estos cabrones....

"No, Marisa, nosotros somos ya 8 por lo menos harán falta dos coches", la dije.

"Vale pues llevamos el tuyo y el mío", dijo ella

"Si yo voy con mi madre con Pablo y con Fernando por ejemplo y tú con Julián con Óscar y con Luis, ¿vale?"

"Qué os parece si vamos todos a comer a un Burger, invito yo con el dinero que me he ahorrado hoy", dijo mi madre.

Todos dijimos que sí que nos parecía muy bien.

Yo miraba Pablo y me he partía el culo. Tenía cara de salido a tope diciendo, os voy a pegar a las dos una follada esta tarde que va a temblar el universo.

Bueno a fuerza de ser sinceros, yo también lo pensaba y seguro que Julián, aunque no lo manifestaba, pensaba exactamente lo mismo.

Nos fuimos los cinco para un Burger que había de camino a casa. Ya eran casi las dos, y así nos daba tiempo a hacer la digestión antes de ir al sexshop.

Yo les mandé un wasap privado a Luis y Fernando, diciéndoles que íbamos a comer al Burger, que si se apuntaban.

Me dijeron que sí, que nos veíamos allí.

Yo iba sentado delante con Pablo, y atrás Julián entre Marisa y mi madre.

En un momento dado, vi que las había echado los brazos por los hombros. Este estaba calentando motores, y eso que no sabía exactamente lo que haríamos.

Comimos los siete, la verdad es que no volvimos a hablar del tema de mi madre, aunque en el ambiente se notaba una gran expectación por lo que pudiera pasar por la tarde.

Cuando terminamos de comer no eran más de las 3:30, era muy pronto para irnos al sexshop así es que decidimos irnos antes cada uno a su casa para refrescarse un poco, o para echarse la siesta un rato y quedamos a las 5:30 en el portal de Marisa.

Yo me duché nada más subir y me eché un rato la siesta. Mi madre por su parte también se duchó y se cambia entera de ropa.

A las 5:30 estábamos todos en el portal de Marisa, mi madre, Pablo, Fernando y yo en mi coche y esperando a que bajaran ellos para salir para el sexshop.

Bajaron también ellos y le dije a Marisa que me siguiera y que si veía que se quedaba atrás me quedaría esperarla.

No estaba especialmente mal el tráfico en esta tarde de verano y a las 5:50 más o menos ya habíamos aparcado los coches en un parking cercano a Atocha 80.

Salimos los 8 en dirección al sexshop, apenas nos separaban 200 metros de la entrada.

CONTINUARA