Tu madre, la puta de todos tem 2 -10

El dia antes del dia d

CAPITULO VI

EL DIA ANTES DEL DIA D

Al día siguiente, me levanté pronto. Tenía muchas cosas, que hacer. A las once con el tío de Luis. Había que esperar que llegaran las cámaras, y colocarlas, hablar con Rubén y contarle lo que pensábamos. También comparar con Pablo la idea de Alba a ver él que opinaba. En fin, prometía ser también un día intenso.

Vi una vez más el vídeo antes de levantarme. Empezaba a ponérmela dura. Aquel descubrimiento me había quitado toda la tensión que había acumulado.

Fui a la cocina. Observe a mi madre. Estaba totalmente tranquila. No había ningún indicio de mono. Estaba como siempre, con su bata entreabierta, que sacaba a Pablo de sus casillas. Le mande un wasap.

Por si quería subir a desayunar. A los cinco minutos estaba en casa.

Entró en la cocina,

“Hola Cristina, buenos días, ¿Qué tenemos para desayunar? “, la dijo.

El cabrón no le miraba la cara, tenía la mirada fija en su raja, y mi madre se dio cuenta. Pero no solo no hizo nada por que no se abriera la bata, sino que forzaba la postura para que se le abriera aún más. Cogimos los desayunos y nos fuimos al comedor.

“Tío, que ya la has visto todo lo que hay que verla. Córtate un poco.”, le dije.

“Lo de las drogas me cortó un poco, pero si no es así, sigue usando igual de follable que antes, aunque se la meta el gitano. Todo es cuestión de lavárselo bien. Venga a ver ese video, que como sea de tu misma opinión, la meto en el baño para lavarla el coño, jajajaj”, dijo Pablo.

En ese momento se levantó también Alba, que, para más tortura para Pablo, vino con una camiseta de tirantes, empitonada, y un pantalón cortito, que era poco más que una braga.

“Hola, albita, guapa, me voy a tener que venir a vivir a esta casa”, le dijo Pablo.

“Hola, salido”, le dijo ella, ¿“que has pensado algo más?”, me preguntó sentándose a mi lado.

“Mira”, la dije avanzando el vídeo hasta el momento en que se supone que la droga.

” En ningún momento, se ve que el tío cargue la jeringa con lo que tiene en la cuchara”.

“Cierto, dijo ella. ¿Ves?, tenía yo razón”, dijo orgullosa.

“Es que fue ella anoche la que me llamó la atención sobre el tema”, le explique a Pablo.

“Ya decía yo que tu mente no podía pensar tanto. Tenía que ser obra de una mente inteligente”, la decía Pablo sin dejar de mirarla las tetas.

“¿Quieres que me quite la camiseta así me ves mejor las tetas?”, le preguntó.

“Si, si, si”, dijo él.

La respuesta de Alba fue contundente. Le hizo una peineta. Resultaba evidente, que mi madre, estaba pagando 50 euros cada dos días, porque un gitano la follara.

Apareció por allí mi madre, y Pablo, cambio sus miradas a la raja de la bata. Yo le di con el codo a Alba, para que observara las reacciones de mamá con las miradas de Pablo.

La verdad es que se la veía totalmente lozana, con un color inmejorable, ni un signo o síntoma de degradación. Pero siguiendo ejerciendo de calientapollas con Pablo. Se le sentó enfrente, justo enfrente, y aunque yo no tenía la visión de Pablo, si vi por la altura de la apertura de la bata, que Pablo tenía que estar viendo hasta la marca de la aguja donde le pinchó el tío.

Pablo me mandó un wasap,

"Tío, la estoy viendo todo el chochazo"

"No jodas", le contesté, mientras dejaba que Alba leyera también el mensaje.

"Bueno, para ser más exactos, me lo está enseñando. En la cocina llevaba braga o tanga, y ahora se lo ha quitado", matizó Pablo.

Alba ponía caras entre la sorpresa y la incredulidad.

"Que putón se ha vuelto", me escribió Alba.

"La prefiero putón a drogata", la contesté

"Toma y yo", me contestó ella.

"Bueno Pablo, y que te parece la niña que se nos va de viaje a Canarias", le preguntó mi madre a Pablo.

"Ah, no sabía, acaba de venir, y no me ha dado un beso ni nada", dijo Pablo sonriente.

"Esta chica que carácter con lo majo que eres. Ya te lo doy yo", dijo levantándose y plantándole dos besos en las mejillas, y haciendo que el cambio de una mejilla a otra, dejará sus labios a escasos dos centímetros.

"Estoy flipando", me puso Alba, "no sé corta ni estando nosotros aquí".

"Si, estoy a punto de decir que si molestamos tu y yo nos vamos", la contesté.

"Bueno, quizás solo me voy yo, porque tú antes diciéndole si te quitabas la camiseta....", La escribí.

La cabrona, se dio media vuelta, poniéndose de espaldas a nosotros, se subió la camiseta hasta el cuello, diciéndome,

"Javier, mira a ver si tengo algún grano en la espalda, me pica mucho".

Empecé a recorrerla la espalda con la yema de los dedos. Cada centímetro de piel que la recorría era directamente proporcional a lo que me crecía la polla.

Miré de reojo a Pablo, solo le faltaba sacársela y cascársela. Yo decidí extender un poco más la exploración hacia los costados, llegando a tocarla la base de las tetas. Alba dio un pequeño respingo, pero la cabrona no sé apartó ni se cubrió la espalda.

"Eh chicos!, Controlaros que hay ropa tendida", dijo mi madre.

"Uhy, uhy, aquí veo unos granitos, mira Pablo, A ver qué te parece a ti."

Antes de acabar la frase ya estaban las manos de Pablo en la espalda de Alba.

Y ella se dejaba manosear, ¿estábamos asistiendo a una competencia entre madre e hija?

Sonó el móvil de Pablo. Todo el erotismo y morbo se la situación se lo cargo el puto móvil.

Pablo contestó, y Alba se bajó la camiseta girándose nuevamente hacía nosotros.

Ahora no estaba empitonada, ahora sus pezones eran de astas de un miura que amenazaban con atravesar la camiseta y embestirnos sin piedad.

Supongo que igual que nuestras pollas.

Pablo me dijo,

"Ha llegado el pedido"

Nos despedimos y fuimos a por las cámaras, además ya en nada tenía que ir a casa de Luis a hablar con su tío.

Nada más salir de casa, Pablo me dijo,

"Joderrr, tío, si no llega a sonar el móvil a estas dos nos las cepillamos hoy. Que dos zorrones, casi me estalla la polla".

"Si, parecían dos hembras en celo cortejando a los machos para una buena cópula. Recogimos el paquete, efectivamente eran las dos cosas que faltaban, las cámaras y el cambiador de voz.

Cogimos dos cámaras y nos fuimos a mí trastero.

La verdad es que solo había que disimularlas y sincronizarlas con los móviles.

Elegimos una posición intermedia para los dos una que enfocará directamente a lo que sin duda serían las manos del gitano queríamos confirmar que había trampa en lo que la inyectaba.

La metimos dentro de una caja de cartón que había en una estantería lateral. Ahora solo consistía en sincronizar el móvil vía bluetooth con la cámara y asegurarnos que la visión era la correcta.

Conecto rápida y fácilmente. Comprobamos que el ángulo de visión era el que aproximadamente el que queríamos, sería importante porque por ella veríamos cuando mi madre entraba en el letargo, y también comprobamos el alcance que tenía la cámara.

Por supuesto dentro del trastero dónde se escondieron Óscar y Pablo conectaba perfectamente y fuera con todas las puertas cerradas costaba bastante más sacar una imagen nítida y continua del trastero, pero podíamos permanecer dentro del cuarto de trasteros, sin que el gitano nos viera.

La otra cámara la pusimos en la parte inferior izquierda, mirando hacia arriba la idea era ver perfectamente el momento del pinchazo y el posterior folleteo. La sincronizamos igualmente.

Deberíamos accionar nosotros las cámaras antes de que mi madre bajara al trastero.

Eran casi las once, teníamos que irnos a casa de Luis para hablar con su tío. A Rubén le llamaría después de conocer la opinión del ex miembro de la Benemérita.

En el camino, recibí una foto de Alba. Era un tanga, con un gran manchurrón blando en el centro, en la parte del coño, y un texto que decía

“Pablo, mira como me has dejado cuando me has tocado.”

Le pasé el móvil a Pablo.

“Mira como la tienes”, le dije.

Pablo lo miro y dijo,

“¿Sera puta? Mira cómo se pone la guarra con solo tocarle la espalda.

“Tío, te está vacilando, esto no puede ser flujo”, le dije.

La mande un wasap buscando una imagen del negro del wasap, y la dije,

“Mira como se ha puesto Pablo de ver tu foto”

La respuesta un sinfín de emoticones y stickers descojonándose.

“¿Qué coño le has echado al tanga?, la pregunté.

“Leche condensada”, me dijo

“Y el tanga era usado?”, la pregunté.

“Si”, me contesto

“Pues déjalo así, no lo limpies que cuando llegue ya me lamo yo toda la leche condensada”, la dije.

“Pero que guarros sois todos”, me contestó.

Mas risas, y más tonterías.

Cuando llegamos donde Luis, su tío ya estaba en su casa.

Hizo las presentaciones de rigor.

Le puse el vídeo a Juan Manuel, a la vez que le iba explicando la "declaración" de mi madre hipnotizada, así como las conjeturas que habíamos hecho posteriormente de que todo era una cuestión sexual.

"No me extraña que todo sea sexual, la señora está de muy buen ver", me dijo Juan Manuel.

Se veía que las escenas de mi madre follando, le estaban gustando bastante.

También le conté toda la trama que habíamos urdido para deshacernos de los, cada vez más teóricos camellos.

"Buff, a mí se me escapa todo ese tema médico o científico, lo que, si os digo, es que el hacer que piensen que está muerta, es la mejor forma de librarse de ellos, al margen de que paralelamente se puedan abrir líneas de investigación, para terminar con su actividad, totalmente ilícita. Pero también quiero que entiendas que en caso de que algo saliera mal, con lo que me has contado, tendría que denunciaros", me avisó.

"Ya, ya, pero nada va a salir mal, pero en caso contrario tendremos que cargar con las consecuencias", le dije

"Bien, ¿y qué es lo que quieres de mí?", preguntó.

"Básicamente un poco de decorado. No creo que el gitano sé que por aquí cuando, como es previsible salga despavorido al ver que no respira, pero por si acaso, un o un par de uniformes de la guardia civil, nunca vienen mal", le dije.

"En eso no hay problema, yo puedo con un compañero venir y darnos una vuelta por la casa evidentemente sin intervenir a no ser que fuera estrictamente necesario, y eso sí, viendo que la señora está bien", me dijo Juan Manuel.

Vale, también nos gustaría una pequeña nota de prensa, informando sobre el hallazgo de un cadáver en unos trasteros, y que la guardia civil, está investigando un posible homicidio con violación, ya que testigos aseguran ver salir a un gitano a la carrera del lugar de los hechos.

“Bueno vivimos en una sociedad en que los fakenews, están a la orden del día. Sé quién puede filtrarme una notica así a la prensa, tanto digital como de papel. Me debe varios favores.

“Hemos puesto un par de cámaras en el trastero, para tener constancia en todo momento de lo que pasa. En caso de que viéramos que el tema se desmadraba en cualquier sentido, poder intervenir. Estaremos nosotros cinco, más el psicólogo, el padre de Oscar, yo creo que, con gitano, ya podremos si es necesario.”

“Si, quieres yo puedo estar también. En caso de que haya follón un uniforme siempre impone, y aunque ya no tengo arma reglamentaria, tengo esto”, dijo Juan Manuel sacando del cinturón una taser. No suelta balas, pero suelta una descarga eléctrica, que inmoviliza a un elefante”

“Una pistola laser, como mola”, le dije.

“Sí, no es muy legal, pero si hay que usarla, en ese momento la ilegalidad importa una mierda”, dijo Juan Manuel, con toda la razón del mundo. Acercaros a una casa de electrónica, bueno más bien que electrónica de componentes para móviles, y comprar un amplificador de bluetooth, no son excesivamente caros, y aumentan el rango de distancia hasta 70 metros. Con los profesionales, se consigue mucho más alcance, pero con la gente que me has dicho que va a haber, supongo que no podréis estar todos metidos donde los trasteros”, dijo Juan Manuel.

“Genial idea”, le dije, “y por supuesto que, si quiere estar, será bienvenido”. “Hemos quedado a las 10:30. Ayer fue sobre esa hora, aunque no sé si será siempre a la misma hora. Tampoco sé cómo la comunicará que tiene que bajar. Supongo que algún mensaje de wasap o algo así. Y eso es algo importante, porque tenemos que activar las cámaras manualmente. Yo estaré al loro a cuando salga de casa, les mandare a estos un aviso para que las activen. Se tardan 5 segundos, y ya estarán dentro del cuarto de trasteros. Por lo que mientras sale de casa, llama al ascensor, sube y baja, debe de darles tiempo de sobra de hacerlo. Antes habrá venido Rubén, el psicólogo, la habrá hipnotizado unos segundos, para inyectarle el fármaco que debe provocarle el aletargamiento momentáneo. Son muchas cosas a tener en cuenta, pero creo que las tenemos todas controladas”, le dije.

“Joder, chavales, sois la ostia. Seguro que seríais unos buenos policías”, dijo Juan Manuel.

Nos despedimos de él, quedando para el día siguiente. Ahora teníamos que hablar con Rubén y buscar el amplificador del bluetooth.

De camino a la tienda, hablé con Rubén, le conté a la conclusión que habíamos llegado, después de ver veinte veces el video y analizar el estado de mi madre. También le dije lo que me había dicho Juan Manuel. Se acojono un poco por el aviso que nos había dado, pero le alegro mucho nuestra opinión sobre que realmente no se drogaba, y que realmente si podía tratarse de una adicción al sexo inducida por lo que ella creía que era droga. Que sin duda sería la mejor de las noticias, pero que no veía conveniente cambiar nada de lo planeado. Quedamos para el día siguiente a las 9 de la mañana en el portal, para revisar los trasteros, dejar sus equipos e hipnotizar a mi madre.

En la tienda, encontramos el equipo amplificador. No era el más barato, pero bueno sería mejor. Fuimos de nuevo a los trasteros e instalamos el amplificador. No resultó fácil que se reconociera todo entre sí, las cámaras con el amplificador y los móviles, pero al final lo conseguimos, y comprobamos que efectivamente, con todo cerrado, podíamos seguir todo desde el descansillo del primer piso sin problemas.

También le propuse a Pablo, hacer un simulacro de conexión de las cámaras, subiéndome yo a casa, mandándole el mensaje, el activándolas, y yo haciendo el recorrido que al día siguiente haría mi madre.

CONTINUARA