Tu madre, la puta de todos 8
Una inocente merienda de amigos, desvela los secretos mas íntimos de la madre de uno de ellos.
CAPITULO IX
CONVERSACIÓN CON MARISA (continuación)
“Bueno, veréis, la historia es larga”, comenzó Marisa.
“Oscar, tráete unas palomitas”, le dije.
“¿Tienes para hacer, mama?”, la preguntó inocentón.
“Que es broma hombre”, le dije. “Sigue Marisa.”
“Pues eso, se remonta a mis años de juventud, yo tenía una pandilla como puede ser la vuestra, en la que había chicos y chicas. Aquella pandilla con el paso de los años, se fue separando, pero yo seguí en contacto con uno de los chicos, Manuel, con el que me unía y me unió durante años una gran amistad. Desde ahora os digo, que solo fue eso, amistad. Jamás hubo sexo ni nada parecido entre nosotros. Era una amistad pura, aunque pueda parecer mentira.
Yo me eché novio, me casé, pero nunca perdí el contacto con él. Quedábamos una o dos veces al año, aunque nos contábamos las penas por wasap o teléfono. No tengo que deciros que Manuel, no le caía nada bien a mi marido, a tu padre”, dijo mirando a Oscar,” Se pensó que en él tenía un rival, yo creo que nunca ha creído que no hubiera ni hubiera habido nada con él. Cada vez que le decía que quedaba con él, porque excepto hasta el tema que nos incumbe, siempre se lo dije, estaba luego unos días sin hablarme o haciéndolo de mala gana. Hace cinco años, hablando por teléfono, me dijo que se estaba pensando embarcar en un proyecto, pero que le hacían falta 250000 euros para ponerlo en marcha y que claro que estaba teniendo problemas con los bancos, porque no se lo daban o al menos no en su totalidad, porque le hacían falta avalistas. Y como una idiota, caí.
No quiero decir que me engañara o me estafara o nada similar, pero nunca debí hacerlo. Quedamos un día en el banco, y yo me presenté como avalista con mi nómina, y las escrituras del piso. También le habían avalado previamente los padres. Le dieron el crédito. Al principio él fue atendiendo sus pagos. A los tres años, yo vivía sin acordarme apenas de aquel aval. La verdad es que ya hacía unos meses que no hablaba con Manuel, pero un día recibí en casa una carta certificada con acuse de recibo, de la entidad bancaria. Cuando la abrí, me quedé de piedra. Me comunicaban que el titular del crédito estaba en paradero desconocido, y que había una deuda pendiente de 135000 euros, a la que, como avalista, tenía que hacer frente.
Aparentemente los padres de Manuel, habían desparecido con él, así es que me encontraba sola con un marrón del que no iba a poder salir.
Hablando con la entidad, me dijeron que tenía que pagar 2500 euros mensuales, cantidad que ni de lejos podía pagar. Me amenazaron como siempre con quitarme el piso, etc, etc.
No podía decírselo a mi marido, me hubiera matado, y decidí resolverlo por mi cuenta, pidiendo un crédito personal e irlo pagando a plazos. Me lo negaron por falta de avales, y ahí fue donde apareció Dompimpon, como decís vosotros. Y esa es la historia de cómo me metí en este fregado.”
Oscar cogía del hombro a su madre, intentado consolarla. A mí me hubiera gustado más cogerla de las tetas, pero bueno, cada uno es como es.
“¿Y no te extraño, que un tío altruistamente te ofreciera darte el dinero, y encima con mejores condiciones que el banco, sin conocerte de nada?”, la preguntó Pablo.
“Claro que me extraño, pero yo estaba totalmente angustiada. Con ese dinero podía liquidar la deuda de esa entidad, como en realidad hice, y quedarme solo con lo del hombre aquél”, respondió Marisa.
“Y como empezaste en la prostitución, directamente anunciándote en Pasión”, la pregunté.
“No, no que va. Intenté buscar un trabajo por la tarde, de administrativa, es lo que entonces sabía hacer. Pero estábamos en la falsa salida de la crisis. Pagaban una mierda. No tenía para cubrir ni la mitad de la mensualidad. Así es que recordé el oficio más viejo del mundo, me armé de valor, y me metí en internet, buscando sitios de prostitución en Madrid. Todos me llevaban al polígono Marconi en Villaverde. Vi fotos de como vestían las chicas allí, y para allí que me fui. Me coloque en una esquina del polígono que no había nadie. Y a esperar.”
“Y cómo vestías?”, la pregunté.
“Bueno, por las fotos y por la lógica, supuse que sería de las más mayores que habría allí, así es que tuve que arriesgar con la ropa. Ese día paré en un chino, y cómprela ropa más pequeña que encontré, faldas que malamente me tapaban el culo, tangas de las más baratas que encontré, tops, súper ajustados y cortos, medias de rejilla a medio muslo, zapatos de tacón muy maluchos, pero bueno se trataba de ligar, también un bolsito con clínex, condones, y una botella de agua. Me cambie allí, en el propio polígono. Deje mi ropa en el coche, y todo lo que llevaba de valor, incluida la alianza. Y puse las llaves del coche sobre una de las ruedas. No sé en qué película lo había visto, pero funcionaba. No tardó ni cinco minutos en parar un coche. Me dijo algo así, como Hola guapa, no te había visto por aquí, antes, ¿Eres nueva?, le dije que sí, y me dijo genial me gustan las novedades. ¿Cuánto por un completo? No tenía ni idea, así es que le dije, si quieres me pruebas, y luego me pagas según te haya gustado. Le encantó la idea.
Sube me dijo. Subí y se alejó hasta un descampado que había fuera del polígono. Lo primero que hizo fue ponerme a mamar, y luego me la metió por todos los agujeros. Yo con el culo flipe, nunca me la habían metido por ahí, pero aguanté bien. El tío se corrió dentro de él. Y me llevó otra vez donde me había cogido. Me dio 30 euros. Me sentí genial. Aquel día volví a casa con 150 euros, después de cinco servicios, no se me había dado tan mal y pensé que, con 10 días de trabajo, cubriría lo que tenía que pagar al hombre.
Pero no todo podía ser tan bonito. Al día siguiente apareció un chulo, y me dijo que estaba en su territorio y que tenía que darme una paliza para que aprendiera, conseguí convencerle de que me follara, y que le daría todo el dinero dela recaudación de ese día. Acepto. La verdad es que me enseñó algunos trucos. Otro día me robaron, otro día me dieron de verdad una paliza, ¿te acuerdas Oscar aquel día que vine como un cristo y que dije que me había caído por las escaleras del metro?”
Oscar asintió con la cabeza.
“Pues realmente, me habían dado una paliza dos tíos. Pero no para robarme. Me dieron la paliza y me follaron, y me pagaron 75 euros cada uno. Pegaban por el placer de pegar, y doy fe que se empalmaban al hacerlo. Otra vez me dejaron totalmente desnuda, sin zapatos ni nada, a bastante distancia de donde tenía el coche. Tuve que ir allí tapándome literalmente con cartones. Otras veces tuvimos que salir corriendo porque venían los municipales, y encima el chulo se llevaba un 45 % de lo que hacía.
Aun así, sacaba bastante más que trabajando de administrativa por la tarde, podía pagar la mensualidad, y aún me sobraba algo de dinero. Pero no podía seguir así. Aquello no terminaría bien. Así es que hable con una chica con la que a veces compartía sitio, y me contó que estaba deseando poder independizarse, no pertenecer a ningún chulo que se llevara su dinero, y estar más segura. La propuse alquilar un piso a medias, y ejercer allí las dos. La sonó a música celestial. A la semana siguiente ya teníamos el piso, y aunque nos llevamos clientes del polígono, teníamos que buscar más, y por eso nos anunciamos en Pasión. Y desde entonces trabajamos allí. Sacamos para pagar el alquiler, para comprar bebidas, condones, ir a la pelu, comprar los test de ETS, lencería…. Y pagar la mensualidad, y tener algún capricho. Así es que bien.”
“Bien, la dije, ¿ósea que te gusta lo que haces? Por cierto, ¿qué es el test de ETS?, la pregunté.
“El test de Enfermedades de Transmisión Sexual, son unos kits para test rápidos de 20 minutos de hepatitis B, hepatitis C, gonorrea, sífilis, clamidia, Trichomonas, Candida albicans y VIH1/2(anticuerpos y antígeno p24 Me lo sé de carrerilla. Pero este es caro nos salen por 250 euros, aunque compramos cada 3 meses. Es lo que nos duran haciéndonoslo una vez a la semana.
En cuanto a si me gusta o no, ¿qué otra opción tengo?”, me contestó Marisa.
“Pero imagínate que la tengas, la opción me refiero, ¿Seguirías ejerciendo?”, la pregunté
“Evidentemente no, eso no le gusta a nadie, pero en serio que no tengo otra opción, queda aún mucho por pagar.”
“Bueno te tenemos que reconocer, que los del Loob de ayer lo provocamos nosotros, hicimos saltar la alarma de incendios para que salieran todos y ver quien estaba contigo”, Le dijo Pablo.
“No me jodáis que me seguisteis e hicisteis saltar la alarma vosotros”, pregunto ella sorprendida.
“Si”, la dije, “te seguimos al centro comercial. Yo no te conocía cuando te cambiaste de ropa, y luego al Loob. Pablo quería entrar en el hotel para haber podido grabar quien estaba contigo, pero era jugarse la cabeza, así es que se nos ocurrió haceros salir a todos. Así, conseguimos ubicar a Dompimpon, ver que le dejabas junto a las cuatro torres, y luego en el video, comprendimos que era él, quien estaba detrás de todo. Bueno realmente después de revisar el contenido de la tarjeta del zapato, que fue donde el tipo realmente se le identifica. También vimos las lindezas que te hizo cunado no pudiste pagarle.”
Oscar estaba como en un partido de tenis, mirando a su madre y a nosotros, sin entender casi nada de lo que decíamos.
“Bien, creo que la mayoría de las preguntas y dudas están resueltas. Ahora Marisa, necesitamos información. Que nos puedes contar del tal Manuel, tendrá apellidos, donde tenía la empresa, familia, a que se dedicaba la empresa, lo que sepas”. Dijo Pablo.
Marisa nos facilitó la información que tenía, que no era mucha
Nombre y apellidos, edad, teléfono móvil, la dirección de donde tenía la empresa, se dedicaban a la creación de moldes en acero, lo que conllevaba mucha mecanización y justificaría el importe de la inversión.…
Lo fuimos apuntando todo.
“Ahora de Dompimpon. Todo lo que sepas,”, le dijo Pablo.
"Se llama Jorge........ ......, es el presidente de ,..............., una empresa de nuevas tecnologías, con implantación mundial, según leí en internet. Tiene 53 años, no se me ocurre nada más", contestó Marisa.
"Y un buen rabo", apuntille yo.
"Sí, eso también", dijo ella.
"Sabes si está casado?", preguntó Pablo.
"Debe de estarlo. Lleva alianza", contestó," al igual que la mayoría, por no decir todos, de los que me trae para follarme".
"Por cierto, ¿esas folladas son ‘de gratis’? o de alguna manera descuentan tu deuda?, siguió Pablo.
"No me ha dicho nada sobre eso. No sé, pero no creo."
"Tienes idea de cuántas veces te han follado? Nosotros llegamos a contar 25 sesiones, pero en algunas había 6 tíos, en otras 5, ...."
"Han sido muchas más. Sobre todo, el año pasado era prácticamente una cada semana, y como mínimo 3, de ahí para arriba".
"Pongamos cuarenta por año a una media de cuatro, que es lo que más vimos en fotos y videos, estaríamos hablando de 160 servicios. Seguramente sea gente de pasta, y pueda pagar 100 euros por servicio. Estaríamos hablando de 16000 euros por año. Llevas así año y medio, algo más, podríamos decir que te deben 30000 euros si esos euros los deducimos de la deuda estaríamos hablando 80000 euros, que pese a ser un pastón, sin duda es una cantidad más negociable."
"En que estáis pensando", preguntó Marisa.
Yo, particularmente, no estaba pensando más que en ser el servicio 161, y a ser posible, gratis, la materia gris la ponía Pablo.
"Si de algo nos dimos cuenta en el Loob, es que esa gente no quiere para nada publicidad, cuando vieron que sonaba la alarma y que eso traería a bomberos y policía municipal, salieron por pies. No querían que les pillaran con una puta, con perdón"
"No te disculpes, lo soy", dijo Marisa con naturalidad.
"Mamá", dijo Óscar.
"Es así, hijo, a la fuerza, pero lo soy"
"Supongamos", continuó Pablo, "que hablamos con Dompimpon, y le decimos que hemos depositado la información gráfica en una caja de seguridad en una notaría, con órdenes precisas de que si alguno de nosotros, en especial tu Marisa, sufre cualquier tipo de percance, aunque sea pegarse con una farola en la calle, manden esa documentación a los medios y a la policía. Ahí ya no estaría en juego solo la reputación de Dompimpon, sino también del resto de los folladores. Y que sólo permaneceremos quietos, si se olvida para siempre de Marisa y de su deuda"
"Guau", dijo Marisa, "creéis que funcionaría?"
Pablo se encogió de hombros.
"Le falta consistencia", dije yo.
"A que te refieres?", me preguntó Pablo.
" Creo que debemos tener más datos personales de Dompimpon, datos como donde vive, datos de la mujer, de los hijos si tiene..., lo ideal sería tener también datos de los otros, pero eso solo con la cara, se me antoja más complicado"
"Son muy cuidadosos cuando se desnudan, no dejan nada a mi alcance", dijo Marisa.
"Lo ideal, sería pillarles por los huevos a todos o al menos a unos cuantos", continúe, "supongamos, Marisa que en la próxima quedada, que sea en un hotel accesible, tipo NH, cuando estén en plena follada, reciben una visita.
Unos encapuchados, que a punta de pistola, les obligan incluso a follarse entre ellos, y todo bien grabado. Al margen, se podría fotografiar sus DNI para tener sus datos"
"Estás loco", dijo Marisa.
"No tanto, Marisa, la idea de la alarma del Loob fue suya, y resultó limpia y efectiva. La que expone ahora, habría que trabajarla, pero podría funcionar. Nos es nada complicado colarse en ese tipo de hoteles, y tú Marisa, sabes con antelación, el día la hora, el sitio, la habitación, y hasta el número de comensales, ¿no es así?", dijo Pablo.
"Joder, estáis puestísimos, es tal y como has dicho", dijo Marisa.
"De comensales?, preguntó Óscar.
"Realmente, Dompimpon, cuando cita a tu madre, le indica el número de folladores, que llama comensales", le dije.
"Que hijo de puta", dijo Óscar.
Todos le miramos cómo diciéndole. Quien fue a hablar...
Se había hecho muy tarde, el marido no tardaría en llegar.
Decidimos continuar mañana.
Marisa, se levantó, estaba emocionada, tenía hasta los ojos llorosos. Se abrazó a Pablo y a mí, y nos dio dos besos a cada uno. Pero no fueron dos besos de saludo, de cumplido, fueron dos besos de corazón. Y de corazón, fue también el contacto con sus tetas en mi pecho. Nunca me había abrazado, claro, y ahora había notado perfectamente sus dos tetazas presionándome.
Oscar, protestó,
"Para mí no hay besos y abrazos?
"Claro, tonto”, le dijo Marisa cogiéndole del hombro y uniéndole al trío. "No sé cómo podré agradeceros vuestra ayuda"
Yo creo que sí, que Marisa tenía muy claro como agradecérnoslo, y que sabía que antes o después nos fallaría a los tres, o por lo menos a Pablo y a mí.
“Pues siento chulearte, Marisa, pero vamos a tener que movernos con el coche, y estamos tiesos, para gasolina y esas cosas”, le dijo Pablo.
“Entiendo”, dijo Marisa. Cogió el bolso sacó dos billetes de 50 euros y se nos los dio. “Pero, sobre todo chicos, no hagáis nada que os ponga en peligro, y si os hace falta más dinero me lo decís.”
El pisito con la otra puta, debía de funcionar bien. Se la vio en el bolso un buen puñado de billetes, y seguro que solo tendría ahí lo último ganado.
“Ya pueden empezar a temblar esos pollas flojas”, dije yo viniéndome arriba.
Nos bajamos los tres a nuestro rincón favorito. Tuvimos que contestar a un sinfín de preguntas que nos lanzó Oscar, aunque se negó a ver las fotos y los videos de la madre.
“Bueno, tíos tenemos que organizarnos, porque espero, Oscar, que estés con nosotros”, dijo Pablo.
“A muerte, tíos, aunque no sé por qué no contasteis conmigo desde el principio”, dijo Oscar.
“Oscar, era un tema muy delicado, y corríamos el riesgo de columpiarnos, pero en cuanto tuvimos la certeza de nuestras sospechas, te lo dijimos”, dijo Pablo.
“Ya, ya”, dijo Oscar.
“Bueno a ver, ¿qué hacemos?, le pregunté a Pablo.
“Si, os parece, mañana por la mañana iremos donde tenía la empresa el tal Manuel. Quizás algún vecino pueda darnos noticias de él. La gente no desaparece, así como así”, dijo Pablo.
“Hombre, ya estarían en su momento, investigando los del banco. Si ellos que tienen todos los medios del mundo no sacaron nada, no lo vamos a conseguir nosotros”, dije yo.
“Correcto, Javier, pero durante este tiempo, ha podido dar señales de vida, y a los del banco que ya tienen su crédito saldado, les importa una mierda”, me contestó.
“Vale pues a las nueve, mañana, nos vamos para allí”, Les dije.
Nos subimos cada uno a nuestra casa. La verdad es que, si lo pensabas fríamente, la historia de Marisa, era para coger al tal Manuel de los huevos, y arrancárselos a tirones. En que fregado la había metido a la pobre mujer.
Me duché, cené algo y me metí en la cama, pensando que el día siguiente nos depararía, sin duda, novedades en el tema.
CONTINUARA