Tu madre, la puta de todos 7

Una inocente merienda de amigos, desvela los secretos mas íntimos de la madre de uno de ellos.

CAPITULO VIII

CONVERSACIÓN CON MARISA

Tardó bastante rato Oscar en contestar.

“Hola tío, que pasa no sabemos nada de ti ni de Pablo. ¿Estáis husmeando hasta debajo de las piedras?, fue su contestación.

“Pablo, yo creo que deberíamos decirle a Oscar lo que hay. Primero porque es su hijo. Segundo porque es nuestro amigo de toda la vida y tercero porque quizás necesitemos su ayuda en algún momento, y si no se la quiere follar, que no se la folle, jajaja”

“Por una vez, estoy de acuerdo contigo, jajaja. La única duda que tengo es si decírselo a él antes, decírselo a la vez que, a Marisa, o preguntarle antes a Marisa si se lo decimos o no”, me contestó.

“Yo creo que a la vez que Marisa no, no sabemos cómo reaccionará, y si se pone en plan dramático será peor para Marisa. Preguntarle a Marisa, diría que no y el resultado sería el mismo. Yo optaría por decirle a grandes rasgos lo que pasa, que vamos a hablar con su madre y que, si quiere o no estar presente”, le argumenté.

“Sí, tienes razón hay que hablar con él. Pregúntale donde está”, me dijo Pablo.

Le mandé un wasap y se lo pregunté. Esta vez me respondió de inmediato.

“Estoy jugando a la consola, ¿subís y echamos unos vicios?”, me respondió.

“No, baja tú. Tenemos que hablarte de un tema delicado y no queremos que haya por ahí orejas”, le dije.

“Vale tío, ahora bajo”, me dijo

“Bueno, pues baja, así es que a ver como se lo decimos sin que se nos derrumbe”

Al momento estaba abajo. Los saludos de rigor, manos, puños y cualquier día un choque también de pollas.

“Hola, tíos, ¿qué pasa?, preguntó.

“Oscar”, comenzó Pablo, “tenemos que contarte algo que no solo no es fácil para nosotros contártelo, sino que tampoco va a resultar para ti agradable oírlo. Por eso nos gustaría que nos escuches todo lo que tenemos que decirte, sin interrumpirnos, y luego ya sacamos conclusiones”.

“Vale tíos, me tenéis en ascuas”, dijo con cara de preocupación.

Caminamos hasta lo que llamamos el “muro de nuestras lamentaciones”. Un rincón entre bloques, donde podíamos estar tranquilos lejos de oídos inoportunos. Nos sentamos en el suelo, como siempre. Oscar se puso enfrente nuestro.

Hubo unos segundos, que parecieron horas, de absoluto silencio. Pablo me dio un codazo, era evidente que quería que empezara yo.

Pensé que empezaría y acabaría casi a la vez.

"Óscar, creemos que tu madre se prostituye", le dije.

"Joder, Javier, eres único diciendo las cosas con tacto. Verás Óscar", trato de decir Pablo, pero le cortó Óscar.

"No, no. Yo lo sabía, bueno, mejor lo intuía", dijo.

"Y eso?", Preguntamos Pablo y yo casi al unísono.

"Hará poco menos de dos años, una noche que ella estaba en el ordenador, entré a preguntarla sobre la ropa para el día siguiente, y aunque cerró la ventana del ordenador, me dio tiempo a leer Pasión, ya sabéis, la web esa de putas.

Me pregunté que buscaba mi madre en aquella web. Es que se había vuelto bollera o es que buscaba a alguien.

Me picó la curiosidad y entre. Nada tías impresionantes que las estarías follando todo el día, pero nada que me llamara especialmente la atención. Quizás, había sido mera curiosidad de ella, o había ido a esa página desde cualquier otra que te redirigen, sin preguntar.

Pase varias páginas hasta que la vi. La verdad es que en principio no la reconocí. Pasé la página sin fijarme en ella, pero algo me hizo volver hacia atrás. A ella no se la reconocía tenía la cara difuminada y un cuerpo con unas bragas y un sujetador no es muy fácil de identificar sobre todo si no estás acostumbrado a verlo así todo el día. Pero el pasillo dónde estaba, ese sí que no se me difumino.

Ponía 3 fotos más. Pinche en ellas y si efectivamente, había res fotos más en distintos sitios de la casa incluso en una no había difuminado bien la cara y si la conoces, la conoces.

Como supondréis me quedé a cuadros no sabía qué hacer pensé en contárselo a mi padre, en contároslo a vosotros, en llamarla a ver qué decía pero me dio muchísima vergüenza, así es que lo dejé pasar, por eso, como comprenderéis no me ha sorprendido lo que me habéis dicho", nos dijo cabizbajo esquivando la mirada.

Oscar es el más grandote de los cinco, casi, 1,90 de altura y no sé lo que pesaría, pero se había cultivado durante varios años en el gym, y está literalmente cuadrado. De los que es mejor tenerlo como amigo que como enemigo.

Ver a un tiarrón así hundido psicológicamente, no era un plato fácil de digerir.

"Sí Óscar" dijo Pablo" pero creemos que el tema va más allá. Creemos que tu madre está siendo extorsionada"

"Extorsionada, cómo, por quién" dijo Óscar muy sorprendido.

"Eso es algo, Óscar, que solo nos puede contar ella y estamos dispuestos a hablar con ella. Por eso hemos querido antes contártelo a ti por si tú también quieres estar presente", le dije.

“Joder tíos yo creo que me moriré de vergüenza y ella también, pero sí claro, quiero estar presente, quiero saber qué es lo que realmente está pasando", contestó Óscar.

"Vale pues solo falta que una de las tardes que no vaya,... bueno, que no vaya a follar, porque ni piscina ni sale con las amigas. Queda por ahí con tíos, nos avises y subimos los dos y hablamos con ella los tres*, le dijo Pablo.

"Pues eso lo vamos a saber ahora mismo la llamo y solucionado", dijo Oscar.

Y eso hizo la llamó y le pregunto si iba a estar por la tarde en casa porque quería subir con los colegas a jugar a la play y la madre le dijo que sí que se iba a estar pero que no le importaba que subiremos.

Así es que como dijo aquel esta tarde se montaba el lío.

Quedamos a las cinco. Suponíamos que la conversación con Marisa, nos iba a llevar unas cuantas horas, y tampoco teníamos todo el tiempo del mundo. Había que acabar antes de que llegará el marido.

La verdad es que yo apenas pude comer visualizando a cada instante la conversación con Marisa. Supongo que a los demás les pasaría lo mismo.

A las cinco en punto, hora torera, estaba como un clavo en el portal de Óscar, con mi Tablet bajo el brazo, esperando a Pablo.

No tardó nada en llegar.

"Hola, ¿preparado?", me dijo.

"No, pero creo que ya no hay marcha atrás", le dije llamando al telefonillo.

"Sí", contestó Óscar.

"Nosotros", le dije.

"Subir", dijo él.

La tarde prometía, aunque esperaba que obtuviéramos algo más que monosílabos.

Subimos. Nos esperaba en la puerta. Saludos de rigor. Pasamos los tres y nos sentamos en el comedor.

Bueno pues allí estábamos los tres como tres pasmarotes.

"La llamamos?", Preguntó Pablo.

No hizo falta, apareció Marisa a saludarnos cortésmente como siempre.

"Hola chicos, ¿no ibais a jugar a la play?", nos preguntó.

"Ya, sí, pero hemos preferido hablar", le contesté.

" Ah, vale entonces no os molesto, os dejo charlar", dijo Marisa haciendo ademán de irse.

"No, espera Marisa, realmente queremos hablar contigo", le dijo Pablo.

"Uhy", dijo Marisa, aparentemente divertida," me preparo un café y estoy con vosotros. Si queréis algo decirlo", dijo yéndose a la cocina.

Nos quedamos los tres esperando que volviera, callados. La tensión se cortaba con cuchillo. Por cierto, Marisa estaba tremenda, con una camiseta a medio muslo, y unas sisas importantes, como para arrancársela, y follarla contra la mesa sin parar, en vez de hablar con ella.

Pero no tocaba eso.

Vino con su café, y se sentó con nosotros.

"Bien chicos, vosotros diréis, de qué queréis hablar?", nos preguntó sin imaginar la que se le venía encima.

"Pues Marisa, la verdad, el tema no es sencillo", la dije.

"No me digáis que Oscar ha hecho alguna trastada con alguna chica", nos dijo ella expectante.

"No, Marisa, queremos hablar contigo de..... de...."

"Vega arranca Pablo", dijo ella.

"De ..... DOMPIMPON"

Si a alguien le gusta el tema paranormal, al mirar a Marisa, estábamos ante un espectro. Se había quedado pálida, blanca, empezó a hiperventilar. Por un momento pensamos que la iba a dar un ataque de ansiedad.

“Respira hondo, mama, estamos aquí para ayudarte, relájate, y respira hondo”, le dijo Oscar.

Ella lo hizo y poco a poco fue recobrando el color, la respiración normal.

“¿Dónde habéis oído ese nombre?, dijo con una voz de ultratumba.

“Realmente, no lo hemos oído, lo hemos leído en tus conversaciones de Skype”, la dijo Pablo.

“Habéis entrado en mi Skype”, preguntó ella alterada.

“No, no, ya te contaremos, pero empecemos por el principio. Javier, cuenta”, dijo Pablo.

Ya me había pasado el muerto. La mirada de Marisa, se fijó en mi cara. Estaba convencido de que si tenía alguna oportunidad de follarla en cuanto le contara como lo descubrí se habían esfumado.

“Bueno todo empezó cuando me diste la otra tarde, estos dos pinchos con las películas de Harry Potter. Si los ves ahora en el ordenador, veras que hay eso, precisamente eso, las películas de Harry Potter. Pero me extraño que las tuvieras en dos pinchos, cabían perfectamente en uno, y el que no las hubiera metido en uno, era señal inequívoca de que antes había habido algo más en el pincho. Así es que, te ruego me perdones, pero mi curiosidad pudo más que mi educación y decidí ver que es lo que habías borrado del pincho donde estaban las primeras 6 películas.”

Marisa con los ojos como platos, me preguntó,

“Eso se puede hacer? ¿Se pueden recuperar datos borrados?

“Bueno al menos se puede intentar, y eso hice yo. Tardó un mundo, bueno mejor una noche, ¿pero quieres ver el resultado?”, la pregunté encendiendo la Tablet.

“Por favor”, dijo ella.

“Por favor, ¿sí? O por favor no, la pregunté

“Sí”, contestó ella.

Abrí la carpeta, maximicé la primera foto, y lo puse en modo presentación.

Las fotos iban pasando. Marisa con las manos en los ojos, si querer verlo, pero sin perder detalle.

“Qué vergüenza, chicos, que vergüenza”, decía

Oscar, con los ojos como platos, no perdía detalle de las fotos.

“Vale, vale chicos, ya he visto bastante”, nos dijo ella.

“También hay videos, por si quieres verlos…”, la dije

“No, no gracias. Los tengo en la mente”, dijo Marisa.

“¿No los vemos?” dijo Oscar. “Perdón, perdón no se en que pensaba”, dijo mirando a su madre.

“Tu estarás cansado de verlos, so guarro”, le contestó ella.

“En serio que no. Lo estoy viendo a la vez que tu”, dijo Oscar.

“Oscar se ha enterado de todo esto, hoy. No hemos querido meterle en el tema, hasta que no hablásemos contigo, y no, no le hemos enseñado nada”, dijo Pablo.

“Gracias chicos, un detalle por vuestra parte. Ahora querréis que me espatarre y follarme todos, ¿no?

“Hombre, no estaría mal”, dijo Pablo, “pero como te ha dicho antes Oscar, estamos aquí para ayudarte, no para follarte. Aunque bueno ..”

“Calla Pablo, que te pierdes”, le dije.

“Bueno realmente al ver las fotos, pensamos que te estabas prostituyendo. En el fondo teníamos la esperanza de que, entre los folladores, estuviera tu marido, y fuera algún tipo de juego que os montabais, pero no lo vimos”, la dije.

“No, él no sabe nada”, contesto Marisa.

¿Te acuerdas que al día siguiente te vi en el portal cuando te ibas a trabajar?, la seguí diciendo.

“Claro, fue ayer”, dijo ella

“Bueno pues eso, realmente, veníamos a tu casa a ver si encontrábamos algo más, que nos dijera realmente a que te dedicabas. Engañamos a Oscar con una mentira piadosa, el Juego del Husmeo”, dije mirándole, “y nos dedicamos un buen rato a husmear, a fisgar entre tus cosas. Nuevamente te pedimos perdón.”

“¿Y encontrasteis algo?”, preguntó inquieta.

“Supongo que sabes que sí. Sino no estaríamos aquí. Miramos en tu ropa interior, por cierto, unas tanguitas y bragas que bueno, impresionantes. En tu mesilla, vimos los consoladores, pero lógicamente aquello no era determinante de nada. Nos costó, pero al final lo encontramos. En el armario, abajo, al final en una caja de zapatos, dentro de un zapato. Supongo que no hace falta que te diga lo que había”, la dije.

“No, no, lo sé muy bien”, dijo ella.

“Coño, yo no me entero de nada”, dijo Oscar.

“Perdona, Oscar, déjame seguir, le dije. “En tu ordenador, vimos un fichero donde se guardan las conversaciones del Skype. Pudimos descifrarlo, y así llegamos al bueno de Dompimpon. También encontramos una hoja de Excel, con una serie de cifras sin conceptos. Creo que lo mejor es que veas esta pizarra, la dije abriendo la pizarra policial que habíamos creado. La foto es un poco explicita, pero nos motivaba según íbamos creando la pizarra.”

A Marisa se le salían los ojos de las orbitas.

“Estoy flipando”, dijo.

“Pues anda que yo…”, dijo Oscar.

“Bueno vamos a hacer un breve resumen”, dijo Pablo. “Los hombres que aparecen en la pizarra, son los folladores de tu madre, en las fotos. Alguno se repite en varias de las sesiones, aunque hay uno que predomina, que creemos que es Dompimpon. Las cifras que figuran ahí creemos que corresponden a un crédito que le dieron a tu madre, ella fue a pedirlo a un banco, se lo denegaron, el bueno de Dompimpon, se ofreció a dárselo. Marisa, por favor, corrígeme si no estoy en lo cierto”

“Vais bien, contestó ella”

“Tu madre, realizaba pagos mensuales de 1500 euros para saldar la deuda con Dompimpon. Por lo que vimos en el video que encontramos en el zapato, y la hoja de Excel ha realizado 18 pagos de 1500 euros, supongo que ahora será alguno más. Que suponen 27000 euros pagados. La deuda ascendía a 135000 euros. Suponemos que, según nos dijiste esta mañana, por eso se anunciaba en Pasion.com, para poder ir pagando las mensualidades sin desestabilizar la economía de casa, ni que se enterara tu padre. Con 30 servicios al mes a 50 euros tendría cubierto el pago. ¿Sigo bien?”, preguntó Pablo a Marisa.

“Clavado, estoy atónita de como habéis reconstruido todo”, dijo ella con cara de pasmá.

Cuanto más se relajaba, más se apoyaba en la mesa, y más dejaba ver sus tetas por la sisa de la camiseta. Pero Pablo, la iba a tensar otra vez.

“Ahora para dar cuerpo a todo esto hace falta que nos cuentes para que querías los 135000 euros”

“Puff, ¿en serio queréis que os lo cuente?, dijo Marisa, poniéndose a la defensiva.

“Bueno, si no quieres contarlo, lo entenderemos, estás en tu derecho, pero entonces terminaremos aquí nuestra ayuda. Para tratar de ayudarte, necesitamos saber cómo se originó todo esto y a que nos enfrentamos”, la dijo Pablo.

“No, no, os lo cuento, realmente es la primera vez que se lo voy a contar a alguien, y necesitaba hacerlo, además, creo que os lo habéis ganado, y muchas gracias chicos por vuestra discreción.”

Estaba hasta los eggs, de que se refiera a nosotros como chicos. ¿Es que no se daba cuenta que nos tenía ya tres días en una erección continua?

CONTINUARA