¿tu de vuelta?
Espero les guste
Era una noche como cualquier otra, sin nada de novedoso, un día de escuela maravilloso, me encantaba poder estudiar por fin lo que me apasionaba, teatro. Cada día era tan sublime poder aprender leer memorizar interpretar, ser cualquier individuo, me preparaba para el trabajo, claro trabajaba de noche en un bar, preparando los cocteles que se servían, no podía quejarme mi trabajo también me encantaba. Me arreglaba el cabello y dando los últimos detalles de delineador me vino a la mente; hacia tanto que no la pensaba, sonreí melancólicamente. Tome las llaves del auto y Salí. Me tranquilizaba el manejar me hacía pensar con serenidad.
Cuando llegue al bar y estacione el auto, sentí el clima cálido, si sería una buena noche lo presentía, el ambiente estaba rico para celebrar. Caminaba repitiendo mentalmente las cantidades y recetas cuando escuche una risa, me pare en seco para lograr identificarla nuevamente, en efecto el eco de su risa inundo mis sentidos mi respiración se volvió entrecortada. ¿Acaso estaba ahí? ¿Después de tanto tiempo ella estaba ahí?
Me dio miedo comprobarlo y seguí mi camino me aliste y fui a mi lugar de trabajo, contaba con 26 años de edad , pero estaba tan nerviosa como una niña de 16 así como cuando la conocí y me cautivo con su sonrisa haciéndome prisionera de tal sonido hasta ahora.
La noche iba fenomenal animada divertida y con bastante trabajo. El reloj marcaba las 3:15 am cerraríamos tarde. Los meseros me cantaban las comandas uno que otro cliente me pedía su bebida en barra.
-Me preparas un Tom Collins por favor- dio una voz muy sensual – entre las comandas y la música solo percibí aquello
-por supuesto, dame un segundo- Vaya sorpresa que me lleve cuando mire al cliente, solo sonreí, esperaba con todas mis fuerzas que la oscuridad cubriera mi identidad ante ella- aquí tienes.
Y antes de que diera media vuelta me pregunto
- ¿eres Marcela Zúñiga cierto?
Sonreí inconscientemente como tonta, por dios ella recordaba mi nombre
-Así es
-¿Te acuerdas de mí?
-Claro - dije sin poder reprimir el entusiasmo- eres Ivana Cuenca, la instructora de yoga en la preparatoria- ella rio complacida, por dios el sonido de su risa erizo mi piel inundo mi mente.
- Gracias por recordarme oye…
-necesito dos perlas una piña 3 Martini 2 mojitos un shot de tequila por favor, ahora vuelvo- me canto la comanda el mesero.
-disculpa, me encanto encontrarte nuevamente Marcela, ten una grandiosa noche.
Quería preguntarle tantas cosas, ¿aun seguiría casada? ¿Quién eran sus acompañantes? ¿Recordaba nuestra mini aventura? Uff...
-igualmente Ivi- diablos la había llamado como en los viejos tiempos, note algo de interés en su mirada cuando escucho esto- disfruta la velada
La vi alejarse con un dejo de satisfacción en la cara, la vi perderse entre la multitud y yo trate de concentrarme nuevamente en mi labor.
En efecto, eran las 6:30 había sido una excelente noche, sábado por la mañana, terminamos el trabajo, me despedí de mis compañeros y camine hacia el estacionamiento cantando
- tarde húmeda que cobija dos siluetas andan a solas se deslizan a media luz, sombras en la intimidad. Se entrelazan sentimientos que desatan con la cadera calavera con calavera bailan en la oscuridad en busca del amor, me pierdo en tu calor amor. Si fuera por mi vida yo no me salvaría adicta a tu sabor, tu miel me embriagaría- saque las llaves del auto era una mañana algo fría para ser de primavera, encontré las llaves y trate de cerrar un poco más la chaqueta con la intención de abrigarme introduje la llave y escuche un ruido la incertidumbre me invadió quería descubrir que había sido, aun el cielo estaba oscuro, quite el seguro y guarde las llaves en la chaqueta, comencé a caminar el sonido se hacía cada vez más fuerte, parecían tacones golpeando el suelo y entonces ahí estaba ella, sentada en un escalón con la mirada algo cansada pero su sonrisa igual de radiante
-bou-dijo levantándose y acercándose a mi-jeje hubieras visto tu cara marce, jaja
-pe… pero ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabias que este es mi auto?
-jaja muy fácil solo quedan autos de los empleados y decidi esperar a que la chica guapa de cabello largo de aspecto sexy saliera a su auto y bingo-dijo guiñando el ojo- bueno en realidad no sé qué hago aquí, debería haber llegado a casa, Camila esta al cuidado de mi madre; pero necesitaba hablar contigo oh no sé qué pasa en realidad- tambaleándose hasta recargar su cabeza en mi hombro-estoy algo mareada y confusa ¿Qué le ha puesto a mis bebidas?
-licor, soda, zumos hielo fruta solo eso-dije en un tono algo serio, ella aún estaba ebria.
-que seriedad querida marce, haces que se me erice la piel de deseo-dijo deslizando sus manos por mi chaqueta. ¿Pero qué diablos…? Fue todo lo que pude pensar, se abalanzo a mí y me beso sin más. Cuando reaccione Retrocedí un paso con una mirada de admiración
-¿Qué ocurre? ¿Por qué haces esto Ivana?- volvió a acercarse a mi acorralándome entre mi auto y ella.
-por favor Marce, sé que tú también me deseas. Y hace unas horas cuando te vi no pude resistir las ganas de hablarte, iba a proponerte que nos fuéramos pero un mesero me interrumpió y después el valor se fue así que me aleje, por favor-comenzó a besarme apasionadamente enredo sus dedos en mi cabello y pego sus caderas a las mías – llévame a tu casa Marce, no sabes cuantas noches te he deseado, cuantas veces he imaginado que es contigo con quien tengo sexo
Temía que alguien me viera en esa escena y ella no entendería de razones, así que le ofrecí que subiera al auto, mi plan era llevarla a tomar un café que se le bajara la borrachera y entonces sí que se marchara a casa. ¿Sexo? Solo sexo sin más preámbulos así lo dijo
-marce por favor llévame a tu casa-decía mientras me acariciaba la pierna hasta llegar al muslo derecho, sensación que me provoca estremecimientos
-vamos a que se te baje la borrachera ¿aceptas? Después haremos lo que quieras
-pero…
-oye te quiero en tus 5 sentidos-dije tomando su mano que aún se posaba en mi pierna y llevándola a mis labios la bese.
-está bien marcela vayamos.
¿En qué diantres me estaba metiendo? La situación exacta era que tenía a una borracha antigua amante mía en el asiento del copiloto, quizás cuando estuviera en sus 5 sentidos no recordaría lo acontecido, y se avergonzaría de todo, si así solía ser ella la recordaba así. Nos estacionamos en una tienda de servicio 24 horas y compre 2 cafés, agua y unos cigarrillos, ella espero en el auto.
-toma –dije al abrir la puerta del auto y estirando la mano hasta ella.
-Gracias, eres muy amable como siempre-sonrió melancólicamente- ¿Qué habría sido de nosotras si no hubiese tenido miedo Marce?
-Jajá- reí sonoramente aunque la verdad me dolía demasiado ese tema aun - No lo sé Ivi yo era una adolecente de 16 y tu una instructora muy joven, pero ya no importa ahora tienes una bebe muy hermosa, has vuelto tus sueños realidad, tienes una academia y…- tome un sorbo de café para bajar el nudo que se armó en mi garganta- Y además encontraste el amor
-Si… tengo mi academia a mi hermosita Camila y estabilidad
Los minutos pasaban y ella volvía a ser la persona correcta y retacada de siempre, me gustaba como fuera: atrevida y salvaje o tranquila y al margen, los temas fluían y fluían hablando de lo que hacíamos ahora reíamos de vez en cuando y nuestras miradas se gritaban lo que ya sabíamos, sí; que nos deseábamos más que nunca, el tiempo voló, me entere de que aún seguía casada, que la academia iba de maravilla que su hija tenía ya 6 años y Emanuel se había convertido en un chef exitoso que viajaba demasiado y casi no se veían. Yo le conté que vive con 2 personas que hice una especialidad que ahora trabajaba en ese bar porque por estudiaba teatro, por fin.
-Oh no puede ser, el tiempo ha volado son 9:30am ¿quieres que te lleve a tu casa?
-No Marce, en realidad quiero ir a la tuya, hace unas horas no es que estuviera perdida en el alcohol solo que me dio más valor.
¿Que debía hacer? Ella estaba es su juicio y me deseaba así como yo a ella