Tu corazón en la frente 5
Todos tenemos un amor, un tiempo para dar, un siglo. Estamos solos otra vez o siempre como en el princiopio..Dame tu mano, vuela conmigo... seremos soledades y cuentos compartidos... A. Filio.
Tu corazón en la frente 5
- Alicia, la jefa quiere verte en su oficina.
- Ok, ya voy.
- Ve ahorita. Anda de un humor de perros.
- Buuuu eso es siempre.
- Jajaja ve mejor.
- Bueno
¿Qué querrá esta mujer? ¡Joder! el martes me dijo que fuera a verla y no me aparecí por su oficina en toda la semana. Seguro es por eso, pero no creo que el humor de perros sea por mí. Mejor me apuro, no vaya a ser que le dé por morder si me demoro mucho.
Quizás se peleó con el marido o novio, no sé pero de algo tiene que venir ese mal carácter. La mujer, siendo honesta, es guapa, puede llegar a ser amable incluso, bueno eso me han contado por fuera, porque aquí es "Cruela" para casi todos. ¡Ohhh! Quizás se enteró de que le puse ese apodo y me va a despedir. Con la mala suerte que he tenido últimamente no me extrañaría. Mejor toco a la puerta antes de que sea peor.
- Adelante.
¿Me mandó a llamar, usted? Sí. Creí que había sido clara al decir que te quería hablar. * Sí, lo fue, pero hubo mucho trabajo y me olvidé. * ¿Te olvidaste? * Sí, lo siento. * Está bien. De todas maneras sólo quería comunicarte que, desde mañana, tienes que ir a la clínica de Chillán Viejo, conmigo. * ¿Qué? ¿Por qué? * Porque no hay nadie que tome las muestras. * Pero ¿Por qué yo? * Porque yo lo quiero así ¿Tienes algún problema? * No, pero * Entonces te veo mañana por allá. * Pues será algo difícil no sé donde es. Nunca he ido. * En ese caso, tendrás que averiguarlo, pero mañana te quiero a las 8 en punto allá. No me gustan los retrasos, Alicia. Te advierto. * Está bien. La veré mañana entonces, pero primero dígame ¿hasta cuando será este cambio? * Por el tiempo que sea. * Ok ¿eso es todo? * No. Tu horario es de 8 a 7 de la tarde. * Ok. * Puedes retirarte. * Gracias.
¡Mierda! De 8 a 7 de la tarde. Eso es demasiado. Aparte de que es injusto, no sé qué se ha creído esta mujer ¿Qué demonios le hice? ¿Por qué carajo tengo que ser yo la que vaya con ella? Seguro se esta vengando por todas las impertinencias, que según ella, le he hecho desde que llegó. Aggggg No quiero ir a esa clínica y menos con ella ¡Queda a la cresta del mundo! Es un castigo, pero quizás sea mejor para mí trabajar más. Bueno, ya veré, quizás no sea malo después de todo y estoy especulando nada más, pero el que sea con ella, no me gusta. No me gusta nada
- ¿Qué quería la jefa?
- ¡Darme un sape!
- ¿Qué?
- Un golpe bajo, Mary.
- ¿Qué te hizo? Te violó acaso que vienes con esa cara.
- ¡No digas estupideces! Me dijo que desde mañana iré con ella a trabajar en la otra clínica.
- ¡Noooooooo!
- Sí ¿Por qué demonios tenía que ser yo la que fuera?
- Te dije ayer tú le gustas. Mi olfato no me falla.
- Te dije que no inventaras. Esa mujer no es capaz de sentir.
- No te creas he visto como te mira cuando viene por aquí.
- Y yo te he dicho que esa es sólo figuración tuya y además, sabes muy bien que las observaciones de ese tipo no me gustan.
- ¡Ya verás! Mañana, cunado estés sola en la clínica con ella me darás la razón. Por algo te quiere a ti allá y no a mí.
- Lo peor del asunto, es que no tengo idea de cómo llegar.
- Jajajja eso fácil, mujer. Sólo tienes que tomar el colectivo 22, te deja en la entrada.
- ¿Serio? Le digo mientras me quitaba la chaquetilla y me ponía mi suéter.
- Sí. Yo he ido, recuerdas, el año pasado.
- ¡Verdad! Pues bueno, mañana veremos. Ahora me voy a casa.
- Bueno ¿Hoy si intentarás hablar con Alejandra?
- Chao, Mary... Dije sin responderle.
- Chao, preciosa.
¡Hablar con Ale! Es lo que más quiero. Extraño escuchar su voz, pero desde que pasó lo del beso no me ha vuelto a dirigir la palabra. Se ha limitado a decir lo justo y necesario y si no, usa notas pegables. Me las deja en la puerta de mi cuarto o en el refrigerador pero no se olvida de mí, lo que de alguna manera me calma un poco la ansiedad por saber si está bien y logra hacerme sonreír, pero ¡De alguna manera tengo que saberlo! Debo intentar hablar con ella ahora que llegue de su trabajo, quizás me responda y no haga lo de siempre, sólo mirarme de reojo para luego seguir hacia su habitación. Eso es realmente desesperante, no logro robarle más de dos palabras por día y eso a veces, porque hay otras que no logro ni eso.
Mmmm... Son las 6 de la tarde casi. Se me fue el tiempo entre la oficina de la jefa y el parloteo de Mary. Alejandra llega a eso de las 6:30 o más tarde. Tengo el tiempo justo para llegar y ducharme antes de abordarla. Es mejor estar fresca, de mente y de cuerpo, no quiero joderla. A veces puedo ser muy impulsiva y todo puede terminar en un desastre aun mayor.
Me encaminé hacia el paradero de colectivos para llegar más rápido a casa, el autobús, aparte de oler mal, se demora una infinidad y es preciso que llegue rápido. Me monté en el auto y cancelé al chofer. No pude evitar que, en el trayecto, mis pensamientos vuelen dentro de mi cabeza. Me abstraigo por completo cuando eso pasa y a menudo me pierdo, jajja pero esta vez estaba atenta a las calles, miré bien por donde iba manejando el chofer y al cabo de 10 minutos ya estaba a dos cuadras de mi casa.
Al bajarme me percaté de que el auto de Alejandra no estaba. Respiré profundo mientras buscaba mis llaves en mi bolso al llegar a la entrada abrí la puerta y entré. Dejé mi bolso en el suelo, las llaves en la mesita y me encaminé a mi cuarto. De camino corrí las cortinas para que entrara la luz, bueno el cielo estaba nublado y negro, pero algo se iluminaba la sala.
Entré en mi habitación y me desvestí camino al baño. Entré en la ducha y el agua helada cayó de golpe en mi cabeza, me quejé un tanto, pero me apresuré en asearme y salir de ahí porque, de lo contrario, me moriría de hipotermia ¡Maldita manía la mía de ducharme con agua helada habiendo caliente! No tengo remedio, me dije a mí misma mientras cubría mi cuerpo con una toalla.
Al sentarme en la cama para secarme el cabello un poco, sentí la puerta de la calle. Di un salto y salí a ver si realmente era ella o sólo eras alucinaciones mías me la encontré en la sala. Se giró a verme y yo sólo me quedé parada ahí mismo, a medio camino, con mis ojos pegados en ella.
Hola. - Le dije. Hola. - Me respondió desviando la mirada. * ¿Estas bien? * ¿Por qué lo preguntas? * Hace dos días que no te oigo decir más de lo que estrictamente debes decir y me preocupa el no saber de ti. * Estoy bien. * ¿Me lo juras? * Me dijiste que es malo jurar. * ¿Me prometes que estás bien? - Cambié mi pregunta y me fui acercando a ella. * No puedo hacer eso. * ¿Por qué no? * Yo prefiero no hablar de lo que me pueda pasar o no. - Respondió parándose. * ¿Tiene que ver con el beso que me diste? - Sigo caminando hacia ella. * ¡Todo lo que me pasa tiene que ver con ese beso! - Estalló al fin. * Entiendo. * No lo entiendes. Tú prefieres que me olvide que pasó, que volvamos a ser lo que éramos antes y eso ya no puede ser. - Me reprocha. * ¡Yo no prefiero que lo olvides! - Digo levantando algo la voz. * Tú dijiste que no tenía por qué significar algo. * Porque pensé que era eso lo que tú querías. No porque sea algo que yo desee - Se quedó en silencio, pero yo continúe - Estoy conciente, Alejandra, de que el beso pudo hacerte sentir cosas, pero eso no significa que ese sentir sea algo que desees hacer una realidad. * ¿Qué me estás queriendo decir con eso? Me pregunta levantando la cabeza. * Que ese beso me movió el mundo, pero que no estoy segura de que ese mundo se haya movido para ti también. - Confieso con el fin de saber qué siente. * Se movió mucho, se movió. * ¿Por eso evitas mirarme? ¿Porque te da pena? ¿Vergüenza Quizás? * No. No es por eso que te evito mirar, hablar o estar más de 5 minutos contigo en la misma habitación. * No entiendo entonces explícame, por favor. * Es lo siento. No puedo es mejor que lo dejemos así. * ¡No quiero dejarlo así! Quiero saber quiero que me digas. * ¡No puedo, Alicia! Dejémoslo así ¿quieres? - Dice haciendo el ademán de irse. * ¿Por qué no? * Porque ¡Joder! Tengo miedo de no controlar estas ganas * ¿De qué? Dime - Dije casi en súplica. * De besarte, de sentirte como aquella vez de no poder detenerlo. * Ale ¿Por qué no te das cuenta? ¿Por qué demonios te es tan difícil mirarme como mujer? * Darme cuenta ¿de qué? * Te quiero, no como amiga sino como mujer desde hace tanto que ya no sé como dejar de hacerlo. Es más fuerte que yo, pero he sabido mantenerlo en silencio porque sé que no es algo que tú sientes también, pero me besaste y * ¡Te amo! desde la primera vez que te vi besar a mi hermano y sentí el impulso de alejarte de él, desde que te escuché sonreír con él la primera vez que te sentí gemir con él en tu habitación, deseé ser yo quien estuviera haciéndote el amor no él. Me sentí arder, la rabia me carcomía y fue entonces que pensé en irme de aquí. No podía decirte nada, el hecho de sentir este amor por ti, una mujer, ya era lo bastante turbador como para intentar quitarle a mi hermano la novia y traicionarlo * Te amo, desde el mismo instante en que te vi con tu primer novio serio y deseé que fueran mis manos las que te recorrían, desde aquel día en que por accidente te vi desnuda no conseguí quitarme tu imagen sonriente por meses, cada vez que tu hermano intentaba estar conmigo me abstraía, no podía, sentía que te faltaba, que no debía ¿Qué podías pensar? Me preguntaba y me iba. Lo alejaba de mí. Porque ahora estabas tú y comprendí que siempre habías sido tú, que siempre serás solo tú.
El paso que dimos ambas a la vez para acercarnos y el espacio que aún faltaba para unir nuestros labios, no fue una excusa para lograr separarnos. Sus manos me tomaron el rostro con una ansiedad que nunca le vi, las manos le temblaban, mi corazón galopaba sin descanso, pero el impulso que dio para pegarse a mi pecho, me lo dijo todo. Sería mía esta vez, no sé si por siempre, pero tengo la certeza que por en este momento lo es
Al despegarse un poco de mí, pude sentir cómo la toalla caía a mis pies. Se me olvidó por completo el hecho de quedarme desnuda ante ella. Me importaba más que siguiera besándome, que siguiera insistiendo en morderme los labios y que sonriera cuando me quejé de ello. No fueron más de 10 minutos los que estuvimos paradas en medio de la sala, no fue más que eso lo que me llevo a retroceder para llegar al sillón más cercano y se fue sacando la chaqueta en el camino mientras yo me ocupaba de quitarle el pantalón. La blusa voló en cuanto la sentí sentarse en mis piernas, al igual que el sujetador
- Te necesito, Ali - Le escuché murmurar.
- Y yo a ti. - Le susurré al oído.
Bajé mis manos por sus brazos hasta su cintura, llegué a su cadera y subí por su espalda, la vi con los ojos cerrados esperándome. Acerqué mi boca a su cuello, lo besé con cuidado, a paso lento no quería perderme de nada, tenía su piel en mis labios y me encantaba, me contagiaban sus escalofríos y me quemaban sus suspiros mientras mis dedos jugaban en su espalda desnuda
Subí una de mis manos hacia su cabello acercándola a mi rostro, la otra bajó hasta sus muslo y deslicé mis dedos por aquella piel que se me hacía tan suave, con delicadeza, apenas rozándola, toda, hasta su rodilla al tiempo que sus brazos me rodeaban el cuello y su frente se pegaba a la mía no resistí mucho la tentación de tener su boca tan cerca mío como para no besarla.
Me enredé con mis labios en los suyos, simplemente labio a labio hasta sentir cómo su lengua me mojaba los labios, sus dientes por momentos me mordían, me succionaban y me gustaba, me fascinaba por el sólo hecho de que le gustara a ella mis dedos recorrieron su pantorrilla, luego subieron nuevamente hasta su muslo y se fueron a ubicar en su cadera mientras seguíamos besándonos ahí con su vientre rozando mi estómago en el sillón.
Se abrazó a mis caderas con sus piernas, sus pechos hicieron contacto con los míos en un instante, el estremecimiento nos recorrió a ambas por igual y, antes de oírla suspirar, ya estaba deslizando mis labios por su cuello hacia su oreja, tiraba de ella entre mis labios para luego seguir descendiendo por su cuello besándolo un poco más antes de llegar a su hombro y morder mucho muy suave mis manos ahora subían y bajaban por su espalda desnuda en un trayecto que llegaba hasta el inicio de sus nalgas Se le ponía la piel de gallina cada vez que con un dedo rozaba aquel inicio sin ir más allá.
Se dejaba hacer por mí, por mis manos y mis labios la sentía suspirar, con su respiración agitada y su cabeza inclinada hacia atrás aún sentada en mis piernas y con sus brazos atrapando mi cuello aquella imagen de ella así terminó por derretirme y me llenó de ganas.
Cuando mis labios llegaron a sus pechos, mis manos apretaban sus nalgas con poca fuerza, la sentía alzarse cada vez que lo hacía, sus caderas comenzaban el vaivén de adelante hacia atrás al mismo tiempo que mis labios succionaban sus pezones alternándolos uno a uno gemía despacio mientras tiraba de su pezón entre mis dientes, se sacudió al sentir una de mis manos escabulléndose por su vientre para llegar a su sexo encendido
A mi olfato llegaba su aroma y mi mente divagaba entre un millón de pensamientos libidinosos que no hacían más que excitarme. Sentí el gemido ahogado de su boca cuando mis dedos entraban en sus bragas y rozaban sus labios vaginales, seguí más allá y llegué a su entrada sin intentar penetrarla y de pronto se alejó.
Se levantó de mis piernas, soltó mi cuello y el corazón me dio un vuelco sin más. Levanté mi rostro para verla y la vi parada frente a mí, casi desnuda, con la piel brillante y una sonrisa encantadora que terminó por contagiarme cuando la vi quitarse lo que quedaba de su ropa interior
Me levanté del sillón, la tomé de la mano y caminamos desnudas hacia su habitación. No estoy segura si las gotas que bajaban por mi espalda eran consecuencia del calor que sentía o por mi cabello que aún estaba mojado, de todas maneras, el hecho de que ella caminara así a mi lado me impedía pensar demasiado. Sólo pensaba en que ella estaba aquí, conmigo y me seguía, desnuda
La puerta de su habitación se cerró detrás de ella. En medio de la oscuridad busqué el interruptor, pero no me dejó. Cuando la sentí abrazarse a mí por la espalda me olvidé de ello y sólo me concentré en el escalofrío que me recorrió el cuerpo... me volteé para verla, pero no pude, la oscuridad era casi total, sólo acerqué mi boca a la suya, mientras tomaba su cara entre mis manos la besé por mucho tiempo y al cabo de un rato comenzó a moverse, la seguí en el trayecto sin despegar mis labios de los suyos
Caímos en la cama, ella encima de mí y la abracé pegándola a mí. Su cara estaba en mi cuello, su respiración estaba agitada, la mía era imposible de controlar. No pasó ni un minuto, cuando sentí su boca deslizarse por mi cuello, se alzó en sus brazos, puso sus codos a cada lado de mi cuerpo, mientras me besaba podía sentir el roce de sus pechos en mi piel y me excitaba tanto la simplicidad de ese contacto que presionaba con mis manos sus caderas al mismo tiempo que suspiraba
Se dejó caer a mi lado. Me ubiqué frente a ella y su boca se acercó a mí con audacia, no podía ver nada claramente, pero me excitaban demasiado sus manos en mi cuerpo, me recorría las caderas con la yema de los dedos y yo la seguía en los suspiros mientras nos besábamos. Mi mano jugaba entre sus nalgas, el movimiento de nuestras caderas era casi urgente aun cuando el vaivén de ambas era lento me mordió el hombro, yo escondí mi rostro en su cuello y su vientre se acercó peligrosamente al mío Fue casi instintivo, cuando ambas deslizamos nuestras manos libres hacia el sexo de cada una.
Me aventuré en su monte de Venus, lo sentí cálido y para cuando ella acarició el mío mmm, yo podía apreciar entre mis dedos su humedad y me sentí mas excitada al recorrer su sexo, ambas teníamos una mano en el sexo de la otra, los movimientos de caderas provocaban que el balance de nuestros pechos se hiciera seductor, se rozaban entre si mientras ambas nos penetrábamos mutuamente y su vientre se rozaba con el mío casi inadvertidamente
Sus gemidos eran apaciguados, los ahogaba en mi hombro, nuestras piernas estaban unidas, sus muslos ejercían presión en mi mano por minutos mientras entraba en ella una y otra vez sin descanso, sus gemidos se volvieron más urgentes, sus movimientos más rápidos y mis dedos más ágiles y precisos cada embestida la sacudía, se estremecía al sentir como mis dedos dentro de ella se enroscaban... alzaba las caderas cada vez que los movía dentro y rozaba sus paredes vaginales.
Ambas nos movíamos con urgencia, de un lado a otro, de arriba hacia abajo con desesperación, nuestros cuerpos estaban empapados en sudor, resbalaban... el calor me abrazaba el vientre cada vez que sus pezones hacían contacto con mis pechos, una corriente me recorría cada vez que se balanceaban de arriba hacia abajo mientras la seguía penetrando con mis dedos, sus paredes vaginales se abrían para mí y se cerraban a la vez, atrapaba mi mano en su entrepierna un instante para luego soltarla y seguir gimiendo cada vez más, conforme era el mete y saca en su sexo
Sus dedos dentro de mí me enloquecían, su respiración agitada me quemaba y el sacudir de nuestros cuerpos me prendía cada vez más mientras sus dedos no me daban descanso de pronto su agitación se hizo mas fuerte y mis dedos la penetraron con más fuerza, con entereza sus gemidos se hicieron más audibles, fuertes al igual que los míos, le mordí el hombro al percibir como aquella sensación de cosquilleo que se formaba en mi vientre se hacia mas fuerte, comenzaba entre mis piernas para luego subir hasta mis pechos e inundar mi mente de placer y bajar de nuevo explotando maravillosamente en el lugar donde empezó junto con ella que en un grito casi inaudible sucumbió conmigo...
No me había percatado de que estábamos tomadas de las manos aún, nuestros brazos estaban aplastados por nuestros cuerpos, pero al quitar mis dedos de dentro de ella y ponerme boca arriba a su lado nuestras manos estaban entrelazadas, sus dedos presionaban los míos y me volteé a mirarla
Nada habíamos dicho en todo el acto y no sabía bien si debía hacerlo ahora. Quería saber qué pasaba por su mente, el significado de esto para ella, pero no me atreví y así deje pasar el tiempo, cerré mis ojos y sólo me quedé en silencio y al cabo de unos minutos la sentí moverse otra vez por mi cuerpo