¿Tú cómo te diviertes?
En una disco un novio se pelea como de costumbre, mientras su novia disfruta de unas dulces vacaciones.
¿Tu como te diviertes?
¡¡Por fin!! El primer Sábado de Semana Santa, volvía a Calpe después de pasar tantos días en San Vicente, sin ver a mi familia y amigos más cercanos. El Sábado enseguida se fue confeccionando para que fuera un día distinto, para que fuera un día mítico, pero en ningún momento pensé que fuera un día que jamás en la vida olvidaría. Eran las 22:ooh de la noche, y me reunía de nuevo con mis colegas de Calpe, que hacía tanto tiempo que no veía, no era sólo que no los veía, sino que hacía mucho que no coincidíamos todos, siempre faltaba alguno por distintas circunstancias. Todos juntos decidimos ir a comer a un sitio donde poder comer bien, no sólo de calidad, sino de cantidad, nos daba igual la economía entre comillas, porque como todos sabéis somos jóvenes y no podemos gastarnos 60 euros en la cena. Así que fuimos a un restaurante en Benidorm donde hacían pollos rebozados, y a nosotros nos encantaba comer allí. Nos encantaba comer pollo porque es sano, encima en una caja de esas hay muchas piezas y nos ponemos las botas, a un precio correcto, y como grandes hombres que somos nos enguarramos un montón. Luego decidimos ir cerca de la playa de Benidorm, a un lugar escondido donde mis compañeros pudieran beber sin tener que pagar mucho dinero por cada copa y sin que la policía pudiera amonestarlos por beber bebidas alcohólicas en zonas públicas. Allí estuvimos hablando y contando anécdotas graciosas mientras ellos iban pillando el punto que necesitaban para poder desinhibirse en las discotecas de la playa. Eran las dos y media, yo empezaba a bostezar, ya que empezaba a tener frío y a estar cansado de no hacer nada y por fin se animaron a ir a las discotecas. En la playa fuimos a una discoteca que ya conocíamos de ir otras veces, entramos y enseguida buscamos un sitio donde poder bailar, hacer el mono y reírnos un rato. Nos pusimos cerca de la barra, al lado de una columna que hay en una de las esquinas de la pista de baile. Enseguida me animé a dar mis primeros pasos de bailoteo, y al momento mis acompañantes me siguieron riéndose de los movimientos que hacíamos, porque la verdad que eran un poco ridículos, pero de esta forma conseguía romper el hielo con esos colegas que piensan que bailan peor y suelen quedarse de pie inmóviles como estatuas. Al pasar dos o tres canciones, la calor del ambiente iba en aumento, mis colegas fueron a la barra a pedirse una copa, yo prefería quedarme allí en el sitio esperándoles. Me recliné apoyando la espalada en una columna y di un vistazo a mi alrededor. Me fijé que el local estaba a tope, había tanto chicos como chicas, solteros y solteras, parejas. La verdad que me sentía bastante cómodo en un lugar que no era mi casa. Entonces miré hacia la barra mirando a mis colegas, y me fijé que al lado había un grupillo de chicos que iban con unas pintas un poco macarras. Si ya se, no se puede juzgar a las personas por la imagen, pero si es cierto que cada uno se viste un poco por como se siente, y a través de la ropa se trasmite el carácter de cada individuo. Estos iban con la cresta en el pelo, lleno de cadenas de oros en el cuello, con camisetas sin mangas ajustadas que hacían lucir su escultural cuerpo, junto con unos vaqueros rotos y unas botas enormes. Estos chicos no iban solos, iban con un grupito de chicas que estaban al lado de ellos, pero ellas estaban bailando más alegremente. La verdad que me sorprendió un poco, ya que ellas no eran del mismo estilo que ellos. Pero tampoco fue enorme la sorpresa, porque estos chicos suelen conseguir a todo tipo de chicas, y suelen tratar a las mujeres como trofeos, y la verdad que estas chicas eran un gran trofeo, eran todas muy guapas, con mucho arte bailando y trasmitían mucha alegría con la cara, ya que no paraban de reír. Cuando salí de mi estado de perplejidad admirando esos monumentos, volví a la barra y vi como empezaba una discusión entre un chico que había llegado hace poco a la barra, y otro tipo del grupito éste, que me daba mala espina. Mis colegas estaban volviendo cuando de repente vi volar un puñetazo de un chico del grupito musculoso que fue a chocar contra la nariz del chico que acababa de llegar. La Seguridad del local intervino con velocidad sacándolos del local, pero la discusión no terminó en esa actuación, en el paseo continuó el intercambio de golpes voluntarios y con fuerza. La discoteca se quedó vacía en cinco segundos, saliendo todos a ver dicho espectáculo, que parecía que les divertía. Yo por el contrario no me emociono al ver como dos individuos se hacen daño. Me quedé tranquilo en mi columna, viendo como mis colegas también salían a la calle a ver como acababa tan emocionante actuación. La barra no se había quedado vacía, había gente pidiendo, y gente conversando tranquilamente. Al final de la barra encontré a una chica muy guapa sentada apoyada sobre su brazo con cara de cansancio. Era una de las chicas que iba con el grupo de musculoso. ¿Por qué no había salido a preocuparse por sus amigos? La intriga y la atracción que me produjo su cara tan dulce, me impulsaron a acercarme a ella a preguntarle. - Hola. ¿Por que no has salido a ver que ocurría con tus amigos? - ¡¡Estoy harta de que siempre que salimos a divertirnos, mi novio y sus amigos tengan que liarla!!.- me respondió un poco mal humorada. - Te comprendo, a mi tampoco me gustan nada las peleas, lo veo de animales solucionar las cosas con golpes y sobretodo fastidiar la fiesta a los colegas que van contigo, a tu contrincante y a ti mismo. - La verdad que sí, pero parece que tengan que demostrar su masculinidad a través de la fuerza y siempre van como si fueran los reyes de la calle.- Me siguió comentando. - ¿Pero que ha pasado?.- le pregunté yo. Sin ser consciente, había conseguido romper el hielo con una chica que me atraía, estaba ahí hablando con ella y no estaba nada nervioso, no me temblaba la voz, me sentía super cómodo, a pesar de que la conversación no era muy agradable, pero ella con su dulce voz la hacía entretenida, además de que ninguna de sus palabras quedaba sin significado. - Pues que se ha acercado un pavo a pedir a la barra, y mi novio al girarse se tropezó con él, con lo que acabó derramándole medio cubata. Mi novio no podía ser de otra forma, que reaccionó de forma violenta exigiéndole que le invitará a otro cubata, el chico se negó diciendo que es que no tenia ni un chavo, y mi novio le soltó una ostia.- Me narró ella ya más tranquila. - Pues la verdad, si que es tonto el motivo. Yo creo que como tú decías no podía dejarse humillar y claro ha reaccionado de esa forma. Bueno creo que va a ser mejor que me vaya, no vaya a ser que tu novio me vea y también quiera desahogarse conmigo.- Le respondí. Mientras terminaba la última frase pensaba, "madre mía, que cotilla y cobarde he parecido", al dar el primer paso alejándome de ella, me volví y le dije. - ¿Qué tal si te vienes a bailar conmigo a continuar con la fiesta? Mis amigos también han salido fuera.- Ella aceptó con una sonrisa, y nos fuimos al centro de la pista. ¡¡Madre mía!! No sabía si era correcto o no lo que estaba haciendo, si me estaba metiendo en un lío enorme, o que. Pero realmente estaba disfrutando con el movimiento de aquella rubia que medía aproximadamente uno sesenta, y tenia un cuerpazo muy bien formado (seguro que en un análisis de sangre le salía 0 grasas en el cuerpo). Sonó una canción de reggaeton, y ella sin cortarse un pelo se arrimó a mi con total confianza y empezamos a movernos al ritmo de la canción, mientras yo situaba mi pierna derecha, entre sus dos piernas, contoneando nuestros cuerpos haciendo movimientos circulares, todos ellos muy sensuales. Al acabar la canción se acercó y me gritó al oído intentando que la oyese. - ¡Hey! no bailas mal, eh. Le respondí con una sonrisa, y le dije, -Hago lo que puedo, pero la verdad que comparado a ti parezco un muñeco de madera.- Sonrió y continuamos bailando. Estuvimos dos o tres canciones más bailando y vi como mis colegas volvían a entrar en el local. Al verme bailando con tal hermosura, me guiñaron el ojo y se quedaron a un lado sin acercarse mucho, pero siempre controlando. Yo continué bailando con ella, me sentía súper cómodo y como no iba a intentar nada, porque ella estaba emparejada me sentía más tranquilo. Normalmente estaría sudando y nerviosísimo pensando en qué decir, qué hacer, para intentar conquistarla. Estaba disfrutando de aquella situación, cuando por un momento pensé en su novio. - ¿No te preocupa tu novio? hace mucho que salieron a la calle.- Me interesé susurrándole al oído. Creo que sintió cosquillas al hablarle tan cerca de su oído, porque noté un escalofrío en su gesto, y me respondió.
- No, lo normal es que por liarla no le vuelvan a dejar entrar en el local y se hayan ido a otro sitio donde puedan liarla.
- Si quieres, puedes ir con ellos, no te preocupes por mi.- Le sugerí, deseando que negará esa opción. Me contestó con un leve movimiento de la cabeza dándome una respuesta negativa, alegrándome la noche. En ese momento ella se dio la vuelta dándome la espalda, y se acercó rítmica a mi hasta que su culo encontró un impedimento en su camino, no era otra cosa que mi cuerpo excitado. Al notarlo ella comenzó a moverse de un lado al otro, provocando una situación muy excitante, por lo menos para mí. Llevaba ya dos horas aproximadamente bailando con ella, y la sentía como una amiga ya normal. Así que me atreví a sugerirle si salíamos a la calle. Ella no lo dudó un instante, y salimos a dar un paseo. Me contó que era de Madrid, que había venido con los colegas a Benidorm de fiesta esa Semana Santa y que la verdad que le había gustado mucho el sitio, que la playa le encantaba, el solecito... Yo como de costumbre, enseguida la interrumpí y le animé a dar un paseo a la orilla del mar, argumentándole que por la noche eso era muy relajante; escuchar como las olas del mar nos visitaban y se iban de nuestra costa. Nos recorrimos la playa entera, algo que hice por primera vez, porque nunca había tenido la oportunidad de estar en esa playa tan grande. Cuando llegamos al final, ambos decidimos descansar recostándonos en la arena, mirando al cielo. El cielo estaba repleto de estrellas, provocando que aquella situación fuera aun más brillante, mientras las olas seguían haciendo ese sonido tan relajante. Cuando le dije.
- Hace una noche preciosa.
- La verdad que sí, y más si se disfruta con una persona tan especial como tú. Me dejó anonadado esa respuesta, estuve en silencio pensando que decir. Cuando por fin encontré la frase perfecta para dicha situación, e intentar hacerla volar a través de mis labios, noté como otros labios me los sellaban. Empezó a besarme, a lo que yo respondí con un poco de indecisión. Me estaba besando una chica impresionante, que realmente me atraía y me apetecía besar, pero en ningún momento soñé con la posibilidad de que eso pudiera suceder. Cuando me di cuenta, que no estaba durmiendo, que era real, le respondí de forma apasionada. Después de un rato besándonos, ella se levantó ágilmente, cogió un puñado de arena y me lo tiró al cuerpo, y se fue corriendo al interior del mar. Confuso, me levanté y me di cuenta que ella en el agua había tirado su pantalón a la orilla del mar, y estaba moviendo por los aires su camiseta de tirantes. Lo pensé dos segundos, y me tiré a la "piscina" me despujé de mi vestimenta y entré corriendo al agua. Estuvimos en el agua jugando, apoyándose ella en mi espalda intentando hacerme ahogadillas, pero no podía, yo me echaba hacia atrás y acababa ella perdiendo.
En un nuevo intento de ahogarme por la espalda, le cogí de los brazos, y con un rápido movimiento de cadera me puso de frente a ella, y comencé a besarla.
Con sus piernas rodeaba mi cintura, y yo la aguantaba con ambas manos sujetando ese prieto trasero.
Entonces se volvió a soltar empujándome contra el agua.
Cuando salí del agua escuché que me gritaba.
¡¡Te he ganado!! ¡¡Te he ganado!!
Pues ahora te vas a enterar, esto no va a quedar así.- Le respondí yo simulando un estado de enfado irreal.
Entonces empecé a correr detrás de ella y ella hizo como que huía, pero las olas no le dejaban correr mucho. Fue fácil alcanzarla y en vez de cogerla por los hombros como ella hacía, la cogí de las caderas cuando ella me daba la espalda pasando mi rodilla entre sus piernas y elevándola un poco, consiguiendo que se sentara sobre mi pierna. Justo en el momento que se acomodó fue cuando me atrevía a acariciarle con el dedo corazón y anular de mi mano derecha por encima de su tanga que tapaba tan deseado manjar. Ella al notarlo tuvo un escalofrío de nuevo.
¿Qué haces guarrillo?- Me dijo con cara picarona.
Pues darte tu merecido, porque nadie después de ganarme sale vivo.
¿Te crees un caballero de la época medieval?- como burlándose de mi respuesta.
Me creo que como continúe no vas a poder continuar esta conversación.
En ese momento cerró los ojos, y dejó de responderme, y disfrutaba de aquel dulce masaje. La verdad que si me había trastocado aquella respuesta caballero, pero cuando la vi a mi merced, si llegué a sentirme como con poder suficiente para dominarla como yo quisiera.
Tu caballero en estos momentos va a desenvainar su gran espada, y tu vas a sufrir todo su poder.
No por favor, no te aproveches de una amable campesina.- Siguió vacilándome con lo del mito medieval, pero sin poner ninguna resistencia.
Ahora apartaré tu tanga a un lado, y me suplicarás que te clave mi espada hasta lo más profundo.
Si, por favor, mátame ya, o me matarás poniéndome tan caliente.
Desde esa misma posición dentro del agua ella sentaba sobre mi rodilla, aparté mi rodilla un poco a la derecha mientras la sostenía por los muslos traseros para que no sumergiera la cabeza bajo el agua y coloque mi espada apoyada su trasero. Como pude me baje mi calzoncillo y se la fui metiendo desatecito, mientras escuchaba.
¡¡Quieres meterla ya!!
Me encanta ver a las chicas en mi poder y ser yo quien decide cuando dar placer y cuando no darlo. Empecé a un ritmo tranquilo, en un mete saca, mientras ella volteaba su cara para besarme en los labios. Poco a poco fui incrementando el ritmo hasta que ella dijo.
¡¡Dios, me voy!! No pares, eh
Entonces incrementé la fuerza de mis envestidas, y noté como ella se desplomaba sobre mis piernas, como si estuviera muerta. Entonces la saqué y me preguntó.
¿Tu has llegado?
No, ¿imagínate que a los 9 meses tienes un bebe que sale con traje de buzo?
Entonces note como su mano empezaba a mover su mano de arriba a bajo muy despacio, mi compañero de juergas estaba a punto de desenfundar cuando le dije:
Vamos a fuera, que prefiero que me acabes de matar tu a mi de otra forma,
Jajaja, ¿cómo desea morir el señor?
Mientras salíamos a la arena, se asomaban los primeros rayos del sol, y nos sentamos en la arena y comenzamos a ver tan bonito paisaje. Cuando ni corto ni perezoso le dije.
¡Campesina, aun no he muerto! Así que te ordeno que me limpies el sable.
Ella volvió a soltar una carcajada, y bajando mis boxers vio como de un salto salió mi espada de nuevo. Y con cara de no desagradarle la situación, empezó a lamer con esa sabrosa lengua la punta de mi espada, bajando muy despacio por todo el tronco hasta llegar a los huevos. Ahora si me estaba matando de placer, notaba un placer que hacía tiempo que no recordaba esa situación era genial. Volvió a hacer el mismo camino pero en dirección contrario, y cuando llegó a la punta, se la introdujo entera en la boca, y comenzó a entrar y a salir con gran velocidad, mientras se ayudaba con la mano derecha. La verdad que no tarde mucho en desenfundar, y ella cuando sintió el primer disparo en su boca se aparto un poco, pero enseguida, todo lo que cayo en mi abdomen, lo limpio chupándolo sensualmente, subiendo poco a poco por mi pecho, hasta llegar a mis labios y acabar con un efusivo beso.
Me había olvidado por completo de todo, de mis colegas, del novio de mi compañera, y de que el mundo aunque me pareciese a mi que se había detenido, seguía su ciclo. Los turistas más madrugadores empezaban a llevar sus sombrillas lo más próximo del mar que podían, pero ninguno miraba hacia nosotros, porque estaban acostumbrados, ya que no éramos la única pareja que estaba allí.
Nos sentamos en la arena, a ver como terminaba de amanecer, y a recoger poco a poco la ropa que había tirada por la arena, cuando al ver el móvil me di cuenta que tenía 10 llamadas pérdidas, y un mensaje de texto que me informaba que mis amigos habían vuelto a Calpe. Ella también miró su móvil, pero no me dijo nada. Eran las 7 y media cuando nos vestimos, y le dije que fuéramos a desayunar antes de ir a casa. Ella accedió muy amablemente, y nos fuimos a una cafetería que había en la playa donde habíamos pasado toda la noche. Nos sentamos en la terraza, y enseguida vino un camarero, al que le pedimos un Cola Cao, un zumo de naranja, y unas tostadas para comer. Estábamos allí sentados mirándonos a los ojos, recordando todo lo que había pasado esa noche. Quien me iba a decir,¿qué esa noche iba a ser tan emocionante y sobre todo tan especial? Como una chica que nunca había visto me iba a dar esa alegría que necesitaba y pensaba ya enterrada bajo kilos de sufrimiento. Mientras pensaba estas cosas, escuché un sonido que escapó de su boca. - Gracias por hacerme pasar estos momentos, va a ser un viaje que jamás olvidaré. De nuevo había conseguido dejarme sin palabras, ¿cómo una persona tan dulce podía estar con un chico que su respuesta más inteligente es un puñetazo? Fui a responder diciéndole todo lo que me había conseguido transmitir, que era mucho más de lo que mis palabras podrían describir. Y sonó en la radio. -"¡Última hora!, En Benidorm en una conocida discoteca de la localidad, se produjo una discusión entre unos jóvenes de entre 20 y 23 años, que acabó con la vida de uno de ellos, con 6 heridos graves y 4 con heridas leves. Sabemos que seis de los jóvenes causantes de dicha trifulca eran de Madrid que habían venido a Benidorm de vacaciones y que uno de ellos por desgracia es el fallecido." Al oír eso mi compañera se quedó pálida, una lágrima nació en esos ojos azules y viajó por toda su mejilla hasta morir en su boca, fue la primera de muchas que siguieron su camino. Mi cara no era muy diferente de la suya, y cuando me acerqué a animarla, ella se levantó de la silla con un movimiento brusco, y se fue corriendo. Yo me levanté de la mesa, pero pensé que era mejor dejarla ir. Ciertamente había sido un día que hasta hoy no he podido olvidar. Fue todo como un sueño, pero por desgracia no lo fue, porque si lo hubiera sido aquel chico no hubiera fallecido, y yo no hubiera conocido a una chica que apareció un día en mi vida, y ese mismo también desapareció.