Tu cara

Bueno, el que nunca se haya enamorado de quien no debe que tire la primera piedra.

Te veo la cara, cara de niño, mientras sujeto tu cuello con fuerza y te traigo hacia mí. Frente a frente, con los ojos cerrados, te digo que te quiero apretando los puños.

No te enamores de mí así, sin miedo.

Recuerdo algo sin saber bien qué es, algo de cuando nos conocimos. Dijiste algo como me gustas, algo como no me molesta que me mires.

Desnudo.

El recuerdo es fuerte y se queda en la boca del estómago. Está aquí mientras te beso. Tengo las entrañas líquidas, revolviéndose.

Blanco, suave. Siento la misma obsesión que sentí entonces. Veo los pliegues de tu abdomen, veo la forma de tu pecho, casi femenino, suave y blando. Siento la obsesión por tu carne.

Ahora aquí, todo es un sueño mezclado con memoria. Tus labios unidos a los míos… me siento resbalar dentro de ti. Estoy en un sueño que me devora, cayendo en tu vientre abierto.

Te toco despacio, primero la sien y el cuello, luego los hombros y la espalda. Soy un cristal a punto de quebrarse, temblando, gimiendo, recorriéndote con la yema de los dedos.

Te acercas a mí y yo murmuro algo con mis labios aprisionados en los tuyos, con las lenguas enredadas, Por favor, por favor, con los ojos cerrados, llenándose de lágrimas, Tócame, tócame.

Si te enamoras de mí me quiebro y muero.