Trozos de alma

(Continuación de "Despertar" - La historia de Tom&Joseph): me entrego a él… Dándole el último trozo de mi alma que guardaba por precaución… La paranoia me invade y me retiro de golpe enfrentando su mirada. entonces veo... Unas mal hechas pero encantadoras letras dentro de un maltrecho corazón

Yo pasaba por tu vida; y tú no lo sabias

Yo pasaba lentamente, por tu mor, y al pasar

Ponía punto y fin a todo el desengaño

me olvidaba de mi suelo, mi cielo y mi realidad…

Pero ella siempre vuelve

reclama a los cobardes

Y yo tan hombre y tan humano me dejaré seducir

La realidad elegante, con sus matices y contrastes

Mientras de ti me aleje, y jamás lo sabrás…

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No sé en qué pensaba mi abuela cuando le puso ese nombre, seguramente era en honor a su amor por la literatura, pero Agamenón fue, es y seguirá siendo un nombre aterrador… El Sr. Agamenón Ferreira, mi padre, sentado en su sillón, en la sala, completamente a oscuras, pero donde gracias a la luz del día se le ve  desfilando sus contornos, sobretodo el de sus ojos hinchados.

- Siéntate -

Me ordena y yo con el estómago congelado sólo puedo obedecer. Como siempre ha sido.

- Seré breve. Imagino que ya sabes lo que te voy a decir. Imagino que ya sabes lo que te voy a pedir. Así que este momento es sólo para que se te quede en tu cabeza irresponsable que mientras quieras ser “eso” no eres bienvenido en mi casa-

Trago grueso… Se ha enterado. Buscó a mi mamá con la mirada, pero mi papá me grita. Esto es sólo entre en él y yo. Entre el Sr. Agamenón y su hijo Thomas, el maricón que nunca quiso tener.

Mi corazón se tambalea confundido entre las emociones fuertemente bellas y las espantosamente desagradables que ha vivido tan intermitentemente los últimos días, es hora de parar.

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Una cita, tendré una cita con Tom esta noche y ni Miranda ni mis padres podrán arruinar la felicidad más grande que he experimentado en toda mi vida. Miranda no sabe lo que dice cuando trata de ofenderme.

-NO te sigas jodiendo… Y no lo jodas a él-

Quiero hacerme el bruto, el necio, para no entender lo que ella haya querido decir. Lo cierto es que ahora caigo en cuenta de que no tengo dinero ni para invitarle un café. Entiendo; creo que entiendo lo que quiso decir Miranda. No importa, no será necesario que gastemos dinero, si llegásemos a gastar puedo dejar que él pague esta vez. ¿A dónde querrá ir?

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-Me enteré del espectáculo que armaste en esa fiesta a la que fuiste. Todos están hablando de ti. ¿Te parece bonito?-

Mi experiencia me ha enseñado que aunque espere una respuesta es mejor quedarse callado. Aunque quisiera ser valiente por una sola vez con mi padre y gritarle que no me importa si dicen o dejan de decir, al final la gente siempre habla, y si ya se enteraron no hay remedio. Se levanta y me grita justo frente a mi cara mientras me sacude por los hombros.

-¡No entiendo por qué tenías que salir para allá! Buscando lo que no se te ha perdido. Seguramente bebiste, hasta te debes haber drogado como todos los muchachos de hoy. ¡TÚ NO PUEDES HACER ESO! Gastamos miles en tu psicólogo para que lo vengas a joder a estas alturas-

Está verdaderamente molesto. Hace mucho tiempo no lo veía así. Pero… ¿cuando terminará de decírmelo? Papá. Ya se que sabes que soy gay. No le des largas. El mundo se paraliza cuando siento un bofetón.

-¡NO VUELVAS A EMBORRACHARTE! Si ahora quieres vivir una vida de ese tipo, recoges tus cosas y te vas de mi casa-

Se giró dándome la espalda. Esa es su señal universal de “retírate”. Sobándome la mejilla. Aguantando el llanto. Confundido.  Me voy a mi habitación.

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Mierda… No conozco nada de Tom… Lo llamaré para preguntar a donde iremos. Ojalá quiera ir a un bar; de pronto  a una de esas Discos de sólo gays, a estas alturas no tengo excusas para no querer ir… Siempre que no me salga con museos o cosas aburridas… Quizá mi madre pueda darme algo de dinero. ¿Cómo habrá guardado su número en mi móvil? Tom… no… “Mío”… Tampoco… Thomas… Tampoco… ¿Novio?... No. Reviso entrada por entrada y no veo ningún número nuevo. ¿Y todo esto cómo queda? Será que se aparecerá como anoche… Pero si yo lo vi  anotar su número… Me como los sándwiches, me bebo el jugo de naranja… Y no puedo resistirme. La ansiedad me tiene inquieto. Voy a la nevera y me tomo una cerveza… Sólo quedan 5.

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Tocan a mi puerta. Es mi mamá. Trae una compresa fría y me la pone en la mejilla. Me mira con dolor descifrando como me siento. Entonces me calma un poco cuando me dice:

-tranquilo hijo. No sabe nada sobre el muchacho. Alguien le conto que saliste sin camisa de allá, que te perseguían, que te decían cosas. Pero hice que entendiera que participaste de una pelea por haberte pasado de tragos. Era mejor eso a que supiera la verdad.-

Mi madre le ha mentido por primera vez en su vida a mi papá… Esto quizá causa una herida en su profundo sentido religioso… Además de la que yo le causé. Sí, mis padres son mormones… Yo nunca quise… Pero siempre he hecho todo lo que “debo”… Tengo que salir de aquí.

-Por favor quédate en tu habitación… En un par de días se le pasará… Demuéstrale que no tomarás “esa vida” a la que el se refiere. No salgas por unos días, y no lo hagas de noche por un tiempo… Ayúdame a ayudarte hijo…-

La veo secarse los ojos hablándome angustiada… Y sólo puedo aceptar… Me abraza y se retira. Siento el dolor creciendo en mi cara, me miro en el espejo del baño y me noto hinchado. Siento un ligero sabor a sangre,   y al escupir veo sangre. No pensé que fuese tan grave. Mierda… ¿Qué le diré a Joseph?

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12:23, Miranda dijo que llegaban a medio día. Ya me tomé todas las cervezas que quedaban… Lamentablemente no hay más, aún siento que necesito para calmar esta ansiedad. Recojo todo lo que me faltó. Voy corriendo al cuarto de los viejos para echar un último vistazo. El bóxer de Tom, sigue aquí. Que bueno que vine… Reviso bajo la cama, el condón… Reviso las gavetas, el armario, las sábanas, huelo, toco, sacudo… Todo bien. Ahora si no notarán nada extraño. El trato fue que yo me mantenía “estable”, ayudaba en casa y me dejaban quedarme aquí… Ummm… de verdad me desespero cuando ya no tengo nada que hacer. Sin Tom, podía buscar a una chica, a cualquier chica para pasar el rato… Pero en serio, de verdad, estoy enamorado… Con él siento que nada importa. Siento que podríamos pasar la vida entera en silencio, sabiendo lo que el otro quiere, lo que el otro siente, sólo mirándonos, sintiéndonos… Estando con él me siento mejor persona, me expreso mejor, me siento como antes de dejar todo de lado y volverme un mal nacido… Quizá Miranda tiene razón…

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Duchado, en calzoncillos, me recuesto aun sintiendo la hinchazón en mi cara y pensando en mi padre. Un nuevo miembro en mi ametralladora de pensamientos… Joseph, Mamá, Miranda… Papá… Joseph aún no me escribe. Necesito avisarle que no podré estar con él esta noche…

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16:49. Los viejos ya llegaron. Revisaron la casa. Dieron su aprobación, Nos contaron de su viaje. Nos entregaron algunos regalos, a mi, caramelos y chocolates… Para controlar mi ansiedad… Un cofre de madera y una llave. A Miranda, que ya se disfrazó de niña buena, con sus gafas y su ropa mas recatada le trajeron un libro, dos libros, tres libros… Yo jamás podría volver a leer si quiera la mitad de uno. Veo el reloj desesperadamente. Mi madre nota mi ansiedad; quizá en el temblor de mis manos o en mi mirada y me ordena comerme un dulce… Voy a mi habitación, la que en realidad es la habitación de huéspedes que me dejaron ocupar después de que se suponía ya no volvería a esta casa… Me ducho y me recuesto imaginando que Tom piensa en mí…

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Ya lo sé, le escribiré a Miranda… Quizá ella pueda darme el número de “Mío” o darle un mensaje:

>>“Hola Miranda. Disculpa que te moleste ¿Puedes darme el número de tu hermano?”

<<“Hola. Ya deberías tenerlo. ¿No es el número primero y luego lo demás?”

>>“Anoté el mío en su telf. Pero quizá no lo guardé”

<<“O quizá decidió no buscarte. Es una opción”

>>“Por favor dame el número de tu hermano, necesito decirle algo urgente. Dale mi número. O dale el mensaje”

<<“¿Qué ocurre?

>>“No podré verlo esta noche.”

>>”Algo personal”

<<“Ok.”

¿Qué rayos le pasa? Al menos le dará mi mensaje. Que extraño me siento. Discúlpame Joseph…

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20:32… Thomas no llega… Ya estoy vestido, listo. Me puse mi mejor camisa, arreglé mi barba, me puse colonia y espero asomado en mi ventana. Puedo esperar un rato más viendo la luna.

Comienzo a tener pánico sobre si  Tom llegará o no. No puede hacerme esto…

21:15… No lo veo aparecerse… No hay mensajes, no hay llamadas, no hay palomas mensajeras ni señales de humo… Quizá se lo pensó mejor y decidió que no quiere ser ni gay, ni mi novio, ni nadie junto a mí…

Miranda entra sin tocar y la oigo apuñalarme

- Tommy me envía a decirte que no puede verte. Estará haciendo cosas “personales”. ¿Acaso esa no es la excusa que usabas cuando ya no querías  ver otra vez a tus mujeres?-

Me guiña el ojo y me deja sintiéndome como una mierda y como un tonel de soledad y tristeza.

- Te dejo esto, por si quieres seguir con tu novela hermanito-

Me lanza un beso y deja un trozo de papel en la mesa a la entrada de la habitación. Es el número de Tom… Lo arrugo, lo aprieto contra mi pecho…

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Camino de un lado a otro en mi habitación, me mata la desesperación. ¿Qué estará pensando Joseph en este momento? A la mierda mi papá, necesito verlo. No puedo dejar que piense que nuestra cita no me importa. Me olvido de mi mejilla hinchada. Poniéndome un sweater a franjas horizontales en varios tonos de gris y negro, un Jean ajustado y mis zapatos deportivos, me escapo por la ventana y salgo corriendo a casa de Joseph. Me siento libre, no me importa si de aquí a mañana me toca dormir debajo de un puente. Quiero estar con él, y eso haré… Siento el viento bailar en mi cara y jugar con mi cabello, me río estúpidamente cuando soy consiente de mis pensamientos

-viento deja de tocar mi cabello, que sólo “mío” puede jugar con el mientras dormimos abrazados-

Corro imaginando la banda sonora de nuestro encuentro y no sé por qué pienso en una versión de Viva la Vida interpretada por Luka Sulic y Stepjan Hauser… Me detengo en una esquina mientras espero que los carros pasen y veo a una señora con flores esperando el último autobús de la noche. Le compro una rosa blanca… No sé por qué ese color… Y sigo mi camino ya un poco más tranquilo arreglándome la ropa y el cabello…

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21:47… juego con el trozo de papel hasta cansarme… Ya es hora de dormir… No debí ilusionarme tanto… Y menos con un hombre. Maldito marica… No Tom… Yo. ¡Soy un maldito marica! Debí haberme quedado en la calle, pagando todos mis errores… Debí haberme alejado de la sala cuando sabía que los amigos de Miranda estaban ahí… Debí haberme fijado en otro, o debí haberlo cogido yo… Debí… Debí… Debería desaparecerme… Y justo cuando doy media vuelta para apagar el mundo y esta absurda sensación dentro de mí. Oigo su voz

- Joseph-

Gritaba hermosamente vestido en el jardín de la casa.

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Ya esta frente a mí. Sale sin mirarme como suele hacerlo, tengo grabados sus ojos clavados en mí, se apresura sin abrazarme, darme la mano o besarme y yo me limito a seguirlo ya sin música en mi mente. Cuando ya hemos caminado unas tres cuadras nos detenemos bajo un árbol y allí brinca a abrazarme, con fuerza, con mucha fuerza, haciéndome sentir en casa…

-Tom… Pensé que habías decidido no verme ya… ¿Qué te pasó en la cara?-

-Te envié un recado con Miranda, esperé tu mensaje… Pero nunca llego-

-No guardaste tu número, lo busqué por todo mi directorio. Dime qué te pasó-

-MI papá… Una discusión… No importa eso. Cuando estés solo, revisa tus notas-

Y mirándome a los ojos se detiene la conversación con otro abrazo. Ya es demasiado tarde para ir a cualquier lugar, así que esta lluvia de abrazos y silencio es perfecta.

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Lo abrazo de esta manera para no olvidar su cuerpo, para no olvidar su olor, para no olvidar como se siente el pecho teniéndolo entre mis brazos… Miranda tiene razón. La puta de mi hermana tiene razón y sé que lo hace para cuidar a Tom… Para cuidarlo de mí. Y de alguna manera también me cuida a mí. Perdí la universidad y no me importó, perdí el sentido común, la cordura, mi dinero, mi independencia y nada me importó nunca, pero no sé como podría sobrevivir si pierdo lo único que me ha hecho sentir que tengo corazón. Al mismo tiempo, no tengo nada que ofrecerle… No puedo interferir en su futuro… Miranda escribió en su nota:

“Este es el número de Tommy. ¿Sabías que su apellido es Ferreira, que es mormón, que cumple años el 14  de Julio, y que en 4 meses se va a Australia a algo de su religión? Durará algunos años allá… estará también especializándose en Marketing y medios impresos… Pues está a punto de graduarse como publicista… ¿Sabes qué es eso?”

Y aunque sienta que mi corazón se incrusta en mis pulmones y mi estómago… Sé que debo actuar bien por una vez en mi vida.

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Me mira fijamente una vez más, escondidos bajo el cobijo de ese árbol tan oportuno. Su mirada es diferente, brillante, vitrificada… Me toma por la mejilla y besa con suavidad. Apenas rozando mis labios… Nunca me había besado así. Entonces le entrego la rosa que compré y el deja caer una lágrima. Le sujeto la cara pidiéndole que no llore. Tratando de entender lo que sucede. No puede llorar porque llegue tarde. Quizá le preocupa lo de mi papá. Le pido que se reponga, que se quede conmigo. No quiero sentirme solo y le recuerdo que el no lo está.

-Sé que no estoy solo… Tom… Nunca olvides que te amo-

¿Cómo podría olvidar que me ama? Entonces vuelve a besarme con la misma suavidad, mientras me susurra al oído que le haga el amor, para que el tampoco pueda olvidarme. No entiendo lo que me dice, pero me he olvidado del pudor, del miedo, de la vergüenza y de las dudas… Bajo ese árbol mágico, nacido en el centro de aquél lugar, estaría con el hombre de mi vida, por cuarta vez, en nuestro primer día de noviazgo…

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Adorando y sufriendo con el escalofrío de sus besos por mi cuello, me entrego a él… Dándole el último trozo de mi alma que guardaba por precaución… Mientras me besa voy bajando su cierre y le saco la verga dura… Manteniéndolo vestido, manteniéndolo de pie contra el tronco de este árbol… masturbándolo suavemente, queriendo que no llegue al orgasmo jamás. Sintiendo el pecho desbocado. Sintiendo como le doy todo lo que me quedaba en este beso que me deja sin aliento.

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Aprisionándome contra el tronco del árbol, viola mi pantalón con una mano paciente pero muy ágil, sacando mi miembro y masajeándolo suavemente. Siento en sus besos una extraña energía que me embriaga. Siento un ligero aliento a cerveza y a chocolate. Siento que lo amo. Siento que algo pasa… Siento tanto en este momento que comienzo a tener miedo dentro de tanto placer.

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Siento un placer enorme en el dar placer a Thomas, sus escalofríos son los míos, sus gemidos también me corresponden, sus ojos cerrados son el ancla de mi ser…. Sus labios entreabiertos son mi droga… Droga… Finalmente no la superé, ahora soy adicto a él, a un hombre, a su sabor, a su piel, a su sexo, a su semen… Doy una orden a mis rodillas y entonces con mi lengua, compartimos un espasmo terminal…

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La suavidad de sus manos y de su boca son más intensas incluso que su pasión y su fuerza. Mientras me traga largamente con una entrega insuperable, siento que el orgasmo se avecina prematuramente dentro de su boca… Joseph, me corro… Le aviso silentemente entre gemidos y chirridos… El me ignora y siento mi interior estallar… Insuperable… él se mantiene devorándome, como quisiera más de mi semen.

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Terminó muy rápido. Justo cuando quería que durara más. Toda la noche, toda la vida. Me quedo lamiendo su pene, intentando quitarle toda la sal a su cuerpo, hasta que siento como trata de llevarme hacia arriba. Me besa y entonces ahora es mi pene el que saco ágilmente. Tomo su mano y la pongo sobre él… Me sujeta con firmeza mientras me sigue besando con la misma suavidad que yo he impuesto en este encuentro.

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Lo masturbo con ritmo pero con lentitud. Llevando toda su carne hasta la base, apretando contra su ingle lo más que puedo, con firmeza, dejando su capullo descubierto e hinchado. El hace gestos de placer y con los ojos cerrados hace amagos de bajarme. Me hace agachar, y contemplo, de verdad contemplo su pene por primera vez, perfectamente erguido y depilado, de color suave y textura tersa… Con aroma a hombre, y a almendras… lo sujeto y me lo llevo a la garganta, directamente, enguyéndolo como el me ha mostrado que sabe hacerlo… Pero mientras lo hago, reparo en el lugar donde me encuentro. La paranoia me invade y me retiro de golpe enfrentando su mirada.

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¿Qué ha ocurrido. Siento como si quisiera retirarse de mí. Lo veo algo nervioso pero no estoy dispuesto a permitir que este momento se arruine. Necesito que sea el más especial. Necesito que sea memorable para que pueda quedar esta imagen en el capítulo final de nuestra breve historia… Lo detengo con mis besos sin dejarlo protestar. Dejo caer mi pantalón y dándome la vuelta bajo mi bóxer hasta que mi trasero se muestra queriendo anclarlo en mi.

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Me dejo llevar una vez más, por la imagen de sus nalgas perfectas. Soy todo lujuria, todo deseo, todo pasión. Y sin avisarle dejó que mi pene se deslice suavemente en sus entrañas mientras clavo mi cara en su cuello para no gritar de placer.

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Lo siento dentro de mí, Ohh Dios, como disfruto su dureza en mi interior. Un lugar que será solo suyo. Sí, así como  el me llama “suyo”. Siento como me estimula y sorprendiéndome también por mi velocidad, embadurno el árbol con mis semillas… y siento como él se sale de mí…

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Me vuelve a atacar la paranoia. Gente mirándome. Amigos de mi papá quizá. Algún conocido… Me salgo de Joseph y sólo pienso en guardar mi pene adolorido y disculparme por no haber podido llevarlo esta noche lejos de la tierra.

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Tom se comporta de forma extraña, y aunque me haya hecho terminar rápidamente  me siento profundamente insatisfecho. Subo mi pantalón de espaldas a él y lo abrazo sin pretender exigirle más. Lo noto asustado. Y entonces pienso en una improvisada sorpresa.

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Se retira con cara seria después de abrazarme y yo no puedo evitar mirar alrededor… Entonces saca una navaja y lo veo hacer algo contra el tronco del árbol. Entonces la guarda y con su teléfono ilumina aquello que me deja sin aliento y con el corazón apretado. Unas mal hechas pero encantadoras letras dentro de un maltrecho corazón… T&J

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-¿Qué sabes tú sobre mí que te haga estar a mi lado?-

Le pregunté con un poco de esperanza, con hambre de más fantasía. Y la respuesta me abrió los ojos, adorando su ingenuidad pero odiando la certeza en sus palabras

-Nada… Pero no me quiero separar de ti-

Sonreí con algo de auto consolación. Y me ahorré mis palabras ya que me harían sentir peor si las escucho en voz alta. Yo tampoco sabía nada sobre él…

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Nos fuimos. Caminamos hasta su casa. En donde sólo me dio la mano dándome la s gracias con una mirada extraña, esquiva y lejana… Yo lo halé hacia mí y lo abracé fuertemente… Caminé rápidamente y me interné en mi habitación de nuevo por mi ventana. Afortunadamente nadie notó mi ausencia. Aunque ahora… Me siento ausente de mí mismo. ¿Qué acaba de pasar?

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Me recuesto. , resisto las ganas de llorar y recuerdo la petición del hombre de mi vida. Reviso en mi celular, busco la aplicación de notas y veo ahí la primera entrada “leer”… El número de Thomas con una nota. Al parecer su número siempre va con una nota:

Tu tonto, tu hombre, tu sueño… Eso soy, eso seré”

Y entonces empiezo a llorar, como el marica, como el incapaz, como el imbécil que soy

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Puedes irte, y no importa.

Pues la verdad es que te quedas conmigo.

Te quedas en mi piel, en mi mente y en mi alma…

Alma que no tengo, pues vuela contigo.

Te mantendré sobre mis labios aunque viajes a la distancia

Me mantendré en silencio cuando me hables de amor.

Mantendré tu recuerdo, vivo, en el tiempo

Amado, Olvido. Adiós.