TRIVIAL FOREPLAY ( el desenlace del juego)
Creí que hasta aquí había llegado el juego, porque ya lo que nos pedía el cuerpo era una buena sesión de sexo. Pero no fue así. El juego continuaba.
Tercer y último relato de la serie llamada TRIVIAL FOREPLAY
Mariano quería ser el primero y ya se había bajado su calzoncillo hasta las rodillas. Sería fácil acertarlo porque tenía muchos pelos también en las nalgas. Seguía, como casi todos, con la polla erecta, aunque a los demás se nos quedaba morcillona, no tan tiesa como a él. Yo no entendía como podía permanecer tanto tiempo empalmado sin que le dolieran los huevos. Era una bolita de pelos de la que salía una polla cortita y cabezona, mas clara que el resto de su cuerpo (sería por el numeroso vello que lo cubría).
Digo que Mariano quería ser el primero, pero mi tío lo sujetó por el hombro y me señaló a mí para que iniciase la prueba. Mariano le puso una cara guasona y cogiendo la mano de mi tío se la llevó a su polla, mi tío se la agarró y así, cogido de la polla, lo retiró del lado de mi primo.
Me acerqué a mi primo que estaba de rodillas con los ojos tapados por el antifaz y me bajé los calzoncillos hasta los tobillos. Con una buena erección, me di la vuelta. Mariano y mi tío no dejaban de observarnos, claro, así que me toqué los huevos varias veces antes de abrirme las nalgas y acercarme a la cara de mi primo José. Cuando sentí su cara pegada a mi culo me doblé mas hacia delante y me abrí todavía mas mis nalgas, aunque ya mi primo había puesto sus manos en mi culo y lo abría también. Sentir la lengua humedeciendo toda mi raja y queriendo colarse en mi agujero era una sensación sumamente placentera, joder, me tenía en sus manos para hacerme lo que quisiera, su lengua no paraba de relamer mi ósculo y yo tenía ganas de que me introdujeran lo que sea por el culo. Cuando su boca se retiró me quedé huérfano de placer.
Mariano se colocó en mi lugar. Ya definitivamente en pelota, había abandonado su calzoncillo en algún lugar y presentaba su culo a la experta lengua de mi primo. Mientras mi tío se acercó a mí y antes de que me hubiera guardado la polla, me la cogió y se pegó a mí.
–¿Te ha gustado, verdad? ¿No te habían comido el culo antes? A mi me pone loco, y luego que me ensarten una buena polla, como ésta que tengo en mi mano.
Yo no contesté a nada, tan solo dejé que me sobara la polla. Me dejó y se dirigió a que su hijo le comiera el culo también. Mientras le pasaban la lengua por su ano, Mariano se le acercó y le puso la polla en la boca y mi tío empezó a chupársela mientras lo agarraba de las caderas.
Creí que hasta aquí había llegado el juego, porque ya lo que nos pedía el cuerpo era una buena sesión de sexo. Pero no fue así. El juego continuaba. Mi primo empezó a decir el orden en que nos había comido el culo y acertó. Pasamos nuevamente a los dados. Nuevamente la puntuación mas baja fue la de Mariano que seguía desnudo y ya no volvería a ponerse el calzoncillo, porque la prueba le pedía que se lo quitara.
Mi primo leyó: “Abre tu culo y deja que los demás jugadores pongan su pene en la entrada de tu ano. Debes acertar el orden en que lo hacen”
Así que Mariano se apoyó en el espaldar de la silla, No quiso ponerse el antifaz, -Yo cierro los ojos y no miro. Si total estáis tras de mi. Pero antes de estar preparado fue a su habitación y volvió con un frasquito, se echó algo en la mano y luego se lo llevó al culo donde lo refregó. Supongo que vaselina o algún tipo de lubricante.
Mi tío se bajó su calzoncillo azul y lo arrojó lejos. Así desnudo observé que en su pubis sí tenía bastante pelo, en contraste con su cuerpo. Su polla también era corta, pero sin duda la mas gruesa de todos nosotros.. El capullo rosa clarito tenía forma de corazón. Se la iba meneando hasta colocarse tras Mariano y poco a poco la fue colocando a la entrada de su ano, luego, intentó introducírsela, aunque parece que no lo consiguió a la primera. Volvió a meneársela un poco y nuevamente lo intentó. Hasta donde llegó esta vez no lo sé, pero su pelvis estaba totalmente pegada al trasero de Mariano y se movía repetidamente sin despegarse de su trasero. Después de unos minutos sacó su nabo, cogió una servilleta para limpiárselo y le indicó a su hijo que era su turno. José tuvo que clavársela bien adentro, porque Mariano gritó, aunque echó hacia atrás sus manos y agarró a mi primo José de sus nalgas para que no se despegara de él. Dolor y Placer. Suelen ir unidos. Cuando José se la sacó se limpió en su mismo calzoncillo y yo ocupé su lugar.
Antes Mariano había vuelto a ponerse esa crema incolora que sería un lubricante. Mi nabo detectó todos los líquidos que pudiera tener Mariano entre sus nalgas nada mas pasárselo por la raja. Era como si los demás se hubieran corrido, aunque no creo, sería el lubricante. Mi polla buscó su ojete y empecé a introducírsela despacio, poco a poco, pero sin dejar de presionar. Mariano se doblaba sobre la silla y con sus manos trataba de tocar mi polla entrándole dentro. La sensación de que mi polla iba introduciéndose dentro de él y que iba abriéndole el culo conforme la metía dentro hizo que se me pusiera como un hierro ardiente. Luego, una vez bien dentro, empecé a moverme lentamente, pero noté que me venía y no quería todavía, así que se la saqué y dí por terminada la prueba.
-¡Joder! ¡Qué gustazo! ¡Tres pollas me han follado! Esto no me lo hubiera yo imaginado de ninguna manera cuando esta tarde llegasteis.
Al darse la vuelta observé que su pito había perdido gran parte de su erección y ahora intentaba sacar la cabeza de la selva oscura que era su pubis.
-Pues vamos a la última, la pena es que no me va a tocar a mí. –dijo Mariano.
Mi primo fue el primero en coger los dados, yo me quedé mirando a mi tío que estaba un poco serio y dije:
-Creo que por una vez podíamos romper las reglas del juego y dejar que la prueba la pase mi tío que no ha tenido suerte esta tarde de ser el protagonista de ninguna prueba.
Mariano y mi primo José miraron a mi padre, luego me miraron a mi y dijo Mariano:
-Pues si ninguno se opone, la última prueba es para mi amigo José Manuel. Y a continuación empezó a leer:
“Última prueba también del sentido del gusto. Con los ojos tapados tienes que probar el semen de los demás concursantes y acertar el orden en que te lo dan a probar”
-Bueno, bueno, esto ya es otra cosa. – dijo mi tío. Pero atentos, eso de darme a probar, yo lo interpreto como que yo os tengo que sacar la leche. Así que quietecitas las manos. Y pásame el antifaz, hijo.
Se sentó, desnudo, con las piernas abiertas y el sexo erecto goteando líquido preseminal, los huevos apoyados en el asiento y sus manos en sus rodillas. Mariano se acercó y le refregó la polla por toda la cara, intentando que se le pusiera tiesa. Mi tío José Manuel la atrapó con la boca y se la introdujo casi entera, la chupaba con ansia. Mariano movía sus caderas follándose la boca de mi tío y éste aguantaba con sus labios apretando su tronco hasta los mismos pelos . -¡Ya me corro, me corro! -gritó Mariano, pero ni él ni mi tío hicieron el menor intento de apartarse. Cuando Mariano se retiró su polla estaba totalmente floja. Mi tio se quitó el antifaz y escupió el semen acumulado en su boca sobre sus genitales y se refregó su polla y huevos con la leche de Mariano.
-Venga papá, ponte el antifaz otra vez, da mas morbo.
Y mi tio se lo puso para acoger la polla de su hijo. Ésta sí que le costó tragársela, era bien larga, como 19 cm calculo yo y tuvo varias arcadas, aunque se la metía entera y luego repartía la saliva que le provocaba con su lengua por todo el nabo de su hijo. Le estaba también tocando los huevos y se los agarró para chupárselos. Uno de ellos se lo metió en la boca y se le notaba en su mejilla izquierda. Subía y bajaba por la polla de su hijo con los labios bien apretados y mi primo empezó a mover sus caderas agarrando las orejas de mi tio.
–Toma chupa, chupa, te voy a ahogar con mi leche –decía sin gritar.
Mi tio asentía y seguía chupando. Cuando mi primo soltó un quejido supuse que se estaba vaciando en la garganta de su padre. Éste, desde luego, hacía el gesto de tragar y cuando mi primo retiró su polla mi tio seguía chupando y pasando la lengua por las gotas de semen que todavía asomaban por la cabeza de su nabo.
-Faltas tú sobrino. –me dijo y se quitó el antifaz.
Me estuvo sobando y sopesando los huevos y la polla antes de chuparla.
–Buena polla sobrino, saldrás a la familia de tu madre, porque mi hermano la tiene recortaeta como yo .
Y sacaba su lengua y me ensalivaba los huevos y todo el largo de mi polla. Luego empezó a hurgar en mi agujero con la punta de su lengua y por fin decidió tragársela. Hasta el fondo de su garganta a la primera, la escupía fuera y volvía a tragársela entera, así varias veces, en una de ellas me estremecí porque noté sus dientes y era algo que me daba repelús, pero solo fue una vez, cuando ya la tenía bien ensalivada empezó el movimiento arriba y debajo de su boca con los labios bien apretados en mi capullo. Al rato habló:
-Fóllame .
Y empecé a moverme. Yo sabía que a este ritmo me iba a correr pronto, pero, ¡qué coño! llevaba toda la tarde empalmado y ya no podía mas. Aceleré el ritmo y le dí varios golpecitos en la cabeza. Me miró y entendió que estaba a punto de regarlo. Así que me agarró bien la polla y, con su mano, la meneó rápidamente al tiempo que retiraba un poco su cara. Me corrí sobre sus mejillas, sus labios, ojos, pelos y todas las partes de su cara. Una corrida como hacía tiempo no recordaba. No me soltó la polla aunque mi cuerpo se estremecía. Ahora, con toda la cara llena de mi corrida empezó a chuparme nuevamente mi glande y a saborear mi semen. No sé si me harán otra comida de polla igual alguna vez, pero de las que había tenido, ésta era sin duda la mejor.
-¿Te ha gustado sobrino?
Decía al tiempo que se levantaba y empezaba a menearse su nabo.
-¿A que mi hermano no te ha hecho nunca algo parecido? Pues el muy cabrón la chupa también muy bien. Muchas veces nos hemos dado gusto uno al otro cuando jóvenes y no tan jóvenes. Y seguía meneándosela.
-¿Y tú has probado la leche alguna vez? Yo lo miraba sin contestar .
–Seguro que la tuya sí, pero ¿quieres saber a qué sabe la leche de tu tio?
Y me empujaba por los hombros para que me agachara. Así lo hice y mi cara quedó a la altura de sus huevos y su mano,que se movía rápidamente apretando su nabo.
–¡Abre la boca sobrino!
Y empezó a echar salpicones de semen por todos lados. Alguno cayó sobre mi pecho, otros en mi cara y alguno en mis labios que me relamí y así probé la leche de mi tio. El mismo sabor ácido y pastoso de la mia. Al levantarme me apretó a él y me besó en la boca.
Estábamos los cuatro derrotados, desnudos, con las pollas flácidas y sentados en torno a la mesa de juegos. Mariano preguntó que si queríamos comer algo y mi primo dijo que fuéramos a su casa que su madre había dejado una tortilla de patatas y bistecs de pollo empanados. Pero mi tio dijo que mejor fuéramos los jóvenes por la cena y nos la comíamos allí, que no tenía ganas de vestirse.
Mi primo y yo nos colamos el pantalón y descalzos y sin camisa nos fuimos a su casa y trajimos queso, tortilla y pollo. No nos cruzamos con ningún vecino. Mariano tenía bastantes cervezas en su casa (ya nos lo había avisado). Al llegar nos volvimos a desnudar y así, desnudos y con las pollas flácidas y bien relajadas dimos buena cuenta de la cena. Todos teníamos buen apetito.
–Si alguien se queda con hambre a lo mejor le podemos dar entre todos otro buen biberón –comentó Mariano y empezamos todos a reir.
-Esto hay que repetirlo –dije yo.
-Sí, pero dame tiempo a que yo ponga las reglas del juego que se me ocurrió esta tarde. –dijo mi tio. Se va a llamar “AMOS Y ESCLAVOS”.
Y me dije a mí mismo que no me perdería ese juego por nada del mundo. Quizás invite también a mi padre a que juegue, al fin y al cabo, como decía mi tio, “estamos entre hombres y somos familia.”
Fin de este relato en tres capítulos.