Triste juventud (2)
La dolorosa incursion de Magadalena, pasea por el placer anal.
Estaba Magdalena así, con el culo en el aire, en cuatro patas sobre la cama, el ano expuesto y las nalgas azotadas por el golpeteo, como una perra cualquiera sintiendo el roce carnal de su perro padrastro. El orgasmo q recién había tenido cosquilleaba aun en su entrepierna y todos sus nervios, pero algo mas intimo la llevaba a buscar mas. El viejo estaba endemoniado. La inocente chiquilla estaba exigiéndole mas guerra, se entregaba a su pedazo de piel como una maestra, dándole en el intento mas golpes a su tronco y el contorno de la pelvis. Con ambas manos sujetaba esos dulces pancitos horneados del culo , claros y blandos , enrojecidos por el ritmo de las estocadas q intentaban atravesarle el vientre. Las piernas entreabiertas aun apretaban el pene del maldito violador frustrado, en un roce equitativo de placer ascendente q lo conducían a una furia sexual incontrolable.
La mecánica de la penetración a trote de caballo, saltos y rebencazos q pretenden una y otra vez obtener la sensación más agradable. La monotonía del ejercicio, la rigidez grave del azote repetitivo ululaba como aplauso, con ese ritmo de silla coja, sin que Magdalena recordara q se estaba fornicando a su padrastro. Ni vergüenza ni densidad. La piel se volvía roja de puro contacto, de sudor, de gemidos, de una lujuriosa sensación q se permitía para disfrutar toda la carne del penetrador ciego. Cada centímetro de fluido y carne caliente en sus adentros agolpaba mas su corazón. Todo era una desesperación. Setir como su orificio se expandia a la intromisión dolorosa de esa verga, esa gran verga maldita que la hacia sentir como puta.
Aahh, Ahhh. Su ano se reia de si mismo. Tan cerca del roce generoso, los pelos hirsutos de la cadera del viejo ondoneaban cerca. El padrastro solo queria romperle su tajo, sacarle mas sangre, destriparle la inocencia, calar mas adentro de aquella quiltra, oir sin ver como gritaba, como pedia su instrumento, como deseaba ser herida.
Conchesumaadreee mascullo el viejo. Sabia q el rito de su orgasmo llegaba su punto culmine. Pensò que su mujer llegaria, tal vez no. Cuando uno esta apurado piensa rapido en hartas cosas. Sin meditarlo saco su pene antes acabar, podia embarazar a la cabra, ella torcio hacia atrás su carita pidiendo mas friccion, mas sangre. Le goteaba el coño a Magdalena, eran los fluidos del amor lubricante, de la virginidad olvidada en el coito, del gozo femenino y la penetración hedienta a sexo. Hincaba el culo para q volviera a penetrarla, se iba encima del viejo. Pero el muy astuto padrastro sin aviso, puso en el ultimo aventon de su sexo enhiesto, los veinte centimentros de pene en medio del pequeño culo de la inocente pajarita que solo sintió un vacío enorme que le ardia en todo el ano, como un sablazo, una profunda herida que le partía las caderas mientras arreciaban bombazos calientes y lechosos de semen inacabable mojándole las tripas y confundiendose con el resto, haciéndola reparir de dolor y gozo en algo parecido a un orgasmo, pero disfrutando solo eso en una profunda onomatopeya. Oooohhhh .