Tristán 2

Continúa.

Luego de meses de estar tratando de obviar mis sentimientos que cada vez eran más fuertes, decidí por mantener una distancia con Tristán. Alejarme de él parecía la mejor opción. Esto se estaba convirtiendo en un sin sentido. Un sin sentido que cada vez me absorvía con fuerza tal, que empecé a preocuparme con que se estuviera convirtiendo en una obsesión para mi. ¿Qué pretendía con esto? Nunca he ligado con chicos, ni ellos conmigo;¿Cómo detectar las señales? ¿Cómo hacerle saber? ¿Cómo se sentiría un beso de un hombre? ¿Qué pasaría con mi chica?

Afortunadamente, las vacaciones de invierno llegaron más pronto de lo que esperaba, pero no sin que la vida me hiciera saber que esta tentación no se iba a ir tan rápido. Un sábado, justo unos días antes de que terminaran las clases, mi móvil vibró. Iba con mi chica en el coche hacia el cine, así que no le di importancia porque iba conduciendo. Además, no hablaba con mucha gente por mensajes por lo que me resultó extraño. Usaba el whatsapp exclusivamente para hablar con mi chica, o con algún amigo, pero siempre prefería llamar. Al llegar a la Vaguada, un centro comercial de Madrid, luego de estacionar el coche, revisé la pantalla para ver quién era.

El solo ver Tristán Murcia en la pantalla auxiliar de mensajes recibidos, me dio un subidón de adrenalina que no pude disimular con éxito. Una ráfaga de aire frío bajó de mi cabeza hasta la planta de mis pies y mis manos empezaron a sudar de forma incontrolable. Deslicé mi dedo para abrir el mensaje y allí estaba, típico de el. Un mensaje frío, directo y conciso.

-Tio, necesitamos hablar antes de las vacaciones. Puedes hoy?

No sabía a qué se refería con aquél mensaje, y mi mente empezó a maquinar miles de posibles alternativas. ¿Me querría hablar del trabajo? ¿Me delaté alguna vez y no quiere saber más de mi? o ¿Acaso siente lo mismo que yo?

Mi novia percatada de lo que había pasado no demoró en preguntar.

-¿Qué te pasa amor?

Inseguro respondí -Nada, nada, un chaval de la uni que quiere hablarme de un trabajo.

-Pero tranquilo Juandi, no pasa nada, ya hablarás con el.

Y con un beso en la boca sellamos el tema.

Nervioso, decidí ir al baño antes de entrar a la sala por lo que caminé en dirección a el. Al llegar, me detuve en el lavamanos y abrí la conversación. Estaba en línea.Le respondí:

-De qué me quieres hablar?

Inmediatamente respondió.

  • Pues del trabajo de diseño tio. De qué más va a ser?

-No lo se, ahora voy al cine, si quieres te llamo luego de eso.

-Preferiría que fuera en persona, te tengo que enseñar algunas gráficas y no tengo internet en casa.

-Tiene que ser hoy? me pilla mal.

-Si, mañana me voy a Valencia con unos amigos.

-Mmmm, vale pues dime dire y quedamos más tarde tipo 10?

-Perfecto. Pero voy a estar en Moncloa haciendo algunas diligencias, si quieres me recoges allí y luego vamos a mi piso que queda cerca.

  • Vale, cuándo vaya te aviso.

-Ok.

Y así terminó la conversación. No podía contener mi emoción y a la vez mi mente alimentaba la ingenuidad de que probablemente algo pudiera llegar a pasar. No pude prestar atención a la película ni a mi novia. Al salir de allí dejé en casa a Paula y luego me dirigí aceleradamente a encontrarme con el.

Llegando, como le dije, le escribí un mensaje preguntando dónde estaba.

-En moncloa tio, tu?

-Llegando,  por Princesa. (Una calle de Madrid para los que no sepan)

-Vale, en qué vienes?

-Coche. Clio blanco.

-Ok, estoy con un abrigo azul y zapatillas converse grises. Te espero en la parada de autobus.

-Ok.

Al irme acercando lo vi esperándome. Llevaba un pantalón aún más ajustado que los que le había visto, que le marcaban los músculos laterales de los muslos y los de los gemelos. Estaba nerviosísimo. Y aún estando en invierno, decidí bajar la ventana del coche al sentir que mi calor empezaba a empañar las ventanas. Le hice un cambio de luces, y con una seña se acercó y se subió.

-Que tal Juan. Que frio hace, joder.

-Si bastante. Disimuladamente subí la ventana para calmar mis nervios.

-Bueno en la próxima a la derecha y deja el coche sobre Isaac Peral, es más fácil, en mi calle nunca hay parking libre.

-Vale.

Estacionamos y fuimos a su piso. Subiendo las escaleras no podía dejar de notar lo apretado que tenía aquél pantalón. Joder, que culazo se mandaba el tio. Y sus piernas ni hablar. Al abrir la puerta, noté que vivía acompañado, por lo que me dijo, que siguieramos a su cuarto, para mostrarme su ordenador. Acepté saludando a sus compañeros de piso y caminando apresuradamente detrás de el.

Su cuarto era pequeño, una cama sencilla, un armario pequeño, con un escritorio y una silla, todo en perfecto orden. Encendió su ordenador y mientras se iniciaba me dijo que iba al baño rápido. Acepté. Me senté en su cama, un poco blanda para mi gusto, y noté el cajón abierto de sus calzoncillos, dejando notar su buen gusto, todos blancos y grises, con el sexy calvin klein en la mayoría de ellos. Ademas, dos condones, durex azul, resaltaban sobre aquella paleta neutra de colores. Aquello me puso, y mucho, lo que hizo que me sobresaltara al escucharlo entrar.

-Bueno Juan, te muestro para que no te tardes.

-No tengo prisa, no te preocupes.

-Vale. Pero no me quiero demorar, mañana salgo temprano.

-Bueno, dejame ver las gráficas.

Diciendo esto, me acerqué a su ordenador y mientras iba abriendo carpetas noté una carpeta en imagenes, de un hombre desnudo. Inmediatamente el, incomodo con mi presencia abrió las graficas y me dijo:

-Perdona, lamento que hayas tenido que ver eso. A veces tonteo con la cam.

-No te preocupes, no vi bien.

Hubo un silencio más largo de lo normal mientras veía las gráficas, analizando sin éxito su trabajo. Solo podía pensar en aqeullas fotos. Deseaba verlas, pero ¿cómo hacerselo saber? Tristán cortó aquél silencio.

-Bueno, qué tal te parecen?

-Estan bien, pero creo que deberías hacer más.

A lo que el contestó

-Pero tengo más, quieres ver?

-Bueno vale.

Regreso a Mis imagenes, y dudando un poco abrió la carpeta de aquellas fotos. Para sorpresa mia, era el, semidesnudo, en calzoncillos. Una galería de casi 15 fotos, que aumentaban de calibre cada vez más. Podía notar su paquete, su escaso vello que unía su pelvis con su ombligo, enmarcado en un perfecto abdomen. Su pecho fibrados, y unos cuantos cuadros que resaltaban aún más su miembro. No lo pude disimular ni controlar, y tuve un erección que el notó inmediatamente. Avergonzado, y haciéndome el macho, le dije

-Pero qué coño tio? Pon las gráficas esto no me interesa.

-A no? Joder pero tu polla dice algo diferente.

-Qué dices coño- Tratando de cubrir mi erección, que resultaba difícil por el generoso tamaño que presumo tener.

-Mira Juan, he visto como me ves en clase, no lo puedo evitar. Por eso te he citado. Yo te molo, tu me molas.- Me dijo Tristán sin rodeos.

-Joder tio, pero quien te dice que me molan los chicos? Tengo chica, y si te veo en clase es para decirte algo.

Con mucha serenidad, Tristán se puso de pie y acercándose a mi me clavó su mirada, puse su fuerte mano en mi cara y me dio un beso. Un beso que pude evitar, pero que dejé que continuara. Un beso que me hizo temblar. Un beso que hizo que me empalmara como nunca antes lo había hecho. Un beso que era totalmente diferente. Sentir su piel áspera por la barba, sus labios delgados y su lengua, seductora y suave que revoloteó en mi boca mágicamente con una siguiente explosión de mil emociones dentro de mi.

Reaccioné. Lo empujé y sali de su cuarto y de su casa sin decir nada más. Simplemente me fuí. Asustado, felíz, excitado y nervioso. Infinidad de emociones encontradas que tenían mi corazón latiendo a mil por hora. Subí a mi coche y conduje rápidamente a casa con una erección que solo se fue hasta una posterior consolación antes de dormir pensando en lo ocurrido minutos antes.