Trio interrracial (2)

La culminación de la mejor sesión de sexo que nunca he tenido. Dos negros, mi marido y yo ......... Gracias a todos los que me habéis hecho llegar sus comentarios elogiosos y que han tenido la paciencia de aguantar una primera parte con menos acción de la esperada.

Se recomienda logicamente la lectura de la primera parte, básica para conocer y entender el desenlace de esta historia, así como las motivaciones de los protagonistas,

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Al llegar a la habitación, Jose se quedó en recepción tratando de extraer de una maquina una bolsa de hielo, mientras yo subía sin esperarle, pues necesitaba darme una ducha que me enfriase del enorme calentón que aun llevaba encima. Me desnudé y ,metiéndome bajo el agua, dejé que su frescor fuese bajando grado a grado mi ardor, pero era misión imposible ……. La imagen en mi mente de la enorme verga del negro no me dejaba ni respirar; estaba muy sofocada y temblorosa, por lo que enjabone mi cuerpo muy lentamente tratando de atenuar mis pulsaciones, pero al ver que Jose se demoraba en venir, cerré mis ojos y empecé a acariciarme mis pechos, retorciendo con fuerza mis pezones, hasta hacerme daño; luego baje una de mis manos hasta el sexo y lo sentí caliente y húmedo, comenzando a acariciarme el abultado clítoris, primero suave, muy suave y luego fuerte, muy fuerte …………..  furiosamente, imaginándome que lo que me frotaba era esa enorme polla que colgaba entre las piernas del negro ……… No pude evitarlo y comencé a correrme, gimiendo como una loca, obligada apoyarme en la pared de la ducha para no desplomarme.

Después de relajarme unos minutos, salí de la ducha, sequé mi cuerpo y lo cubrí de crema perfumada; abrí la puerta del baño y salí a la habitación. Me coloque algo de ropa de la que me había quitado, concretamente el tanga y las medias, para después echarme en la cama y descansar un poco mientras volvía Jose, que debía haberse ido a buscar el hielo a Islandia, de lo que tardaba. Mientras el sueño me invadía, recordé nuevamente la imagen de cómo me había comido esa enorme polla en la discoteca y de cómo me alegraba y arrepentía al mismo tiempo de no haberle permitido follarme allí mismo.

Tras lo que me parecieron solo unos instantes dormida, un ruido alteró mi descanso y al abrir los ojos mi sorpresa fue enorme: Frente a mi, sentado en la cama totalmente desnudo estaba Sean, el negro con cuyo recuerdo acababa yo de masturbarme. Me miraba fijamente mientras se masturbaba lentamente, apuntando con su impresionante polla hacia mí, como un enorme cañón que crecía poco a poco. Solo la había visto en la penumbra, pero ahora con toda la claridad de mi habitación vi confirmada mis sospechas y, porque no decirlo también, mis esperanzas: era una enorme verga, gorda y larga, llena de venas que la hacía aun más impresionantes y que surgían de dos enormes testículos, que se balanceaban al ritmo de su masajeo. Al principio me asusté un poco e intenté taparme con la toalla, pero la presencia de Jose en la habitación me tranquilizó.

  • Tranquila nena. He ido a buscar a nuestros amigos y les he explicado nuestra fantasía. Saben que si tu no quieres, no habrá nada que hacer. Se vestirán e irán a otro lado, así que depende de ti lo que quieras hacer.

El plural me sorprendió, pero lo aclaré rápidamente al ver que, algo más allá, el otro negro terminaba de despojarse de su ropa y me mostraba su cuerpo fuerte y musculado, dotado de una polla también grande y gorda, que en cualquier lugar hubiera sido impresionante, pero que en aquella habitación era “solo” la segunda en tamaño.

Estaba claro que José había decidido por mí, me había evitado tener que elegir compañero esa noche, porque eran los tres para mi, mi marido y los dos negros. No pude articular palabra por la vergüenza y por el temor que me inspiraba la situación, más de lo que había  imaginado en mis sueños más húmedos y calientes; no bastaba con una sola, sino que tenía a mi disposición dos enormes vergas negras para mi solita y que, si yo quería, las disfrutaría toda la noche …….. y ellos disfrutarían de mi.

Antes que pudiera arrepentirme de lo que estaba a punto de hacer, los dos se acercaron hacia mi, arrancaron la toalla de mi mano, dejando mi cuerpo desnudo frente a sus ojos, me levantaron y se juntaron conmigo, cada uno por un lado, de forma que los tres cuerpos se convertían en uno solo, mientras sentía como sus bocas comenzaban a besarme y sus manos me acariciaban. Tener dos negros esculturales abrazándome, eso sí con mucho cariño, sin ninguna violencia,  mientras me besaban con suavidad hizo que cediese mi temor, lográndome excitar de nuevo con fuerza. Sus manos recorrían toda mi anatomía, mientras sus bocas hacían lo mismo, devorando mi cuello, mis orejas, mis pezones ……. Mientras sus enormes pollas se apretaban cada vez más grandes contra mi pubis y mi culo …… estaban volviéndome loca y ellos lo notaban.

Comenzaron a hablarme al oído, calentándome con sus palabras, de contenido crecientemente sexual y animal: “Eres preciosa nena, tienes unas tetas divinas, estoy deseando saborearte ………. Mira que dos pollas tienes para ti princesa, te vamos a hacer gozar de verdad, te vamos a follar como nunca, te vamos a montar como animales hasta saciarte ……..”  Yo ya estaba a mil; me sentía como una estrella de una película porno …… así que simplemente me dejé llevar, sintiendo como sus manos recorrían mi sexo, desde delante y desde detrás, a veces desde los dos lados al unísono. Volaba de pasión y calentura, ansiando ya probar esos enormes falos y ser por una noche la más viciosa de las mujeres, la perrita de aquellos dos sementales.

Poco a poco me fui soltando y me animé a tocarles, comprobando de esta manera que ninguno de los dos me había mentido respecto de la medida y dureza de sus penes; sabía, como toda mujer caliente que se precie, de la fama de los hombres negros, aparte que los había visto muchas veces en películas y fotos, pero la verdad era que la realidad superaba en mucho a la ficción: cuando las tuve en la mano comprobé que eran como rocas de duras y de un grosor increíble, pero sorprendentemente suaves de textura. Sentí como palpitaban cuando comencé a masturbarles muy lentamente, haciendo que crecieran aun más, mientras oía como me animaban a  seguir haciéndolo, pidiéndome que no parara de masturbarles. Cuando los dos estuvieron casi completamente empalmados, me llevaron  a la cama, me sentaron en ella y se colocaron frente a mi, dejando sus pollas a la altura de mi cara, a mi disposición ……… por supuesto que entendí lo que querían y como la hembra obediente que había decidido ser esa noche, comencé a lamérselas y chupárselas, alternando mi boca de una a otra.

La verdad es que me costaba un enorme trabajo, sobre todo al inicio, meterme aquellos enormes troncos en la boca, porque no la tenía acostumbrada ese grosor. Jose está muy bien dotado para un hombre blanco, pero su polla era de un tamaño muy inferior a la de aquellos dos sementales. Pese al esfuerzo que me costaba hacerle, me esmeré en mi trabajo, con animo de hacerles gozar, buscando su placer. Las besaba suavemente la punta, forzando con mi lengua su abertura, dejando que mi lengua jugase en torno a ellas, hasta que me la metía hasta donde podía en la boca, sin dejar de acariciar sus enormes huevos, sintiendo como el aroma de sus pollas me embriagaba, me excitaba, me volvía loca …… Más de una vez junte sus dos vergas en mi boca y, aunque lógicamente no podía metermelas así, me excitaba sentir como se tocaban entre ellas, pugnando por abrirse hueco y penetrar en mi boca, hasta la campanilla …….

Conseguí amoldarme a la situación y durante un rato alterné la boca entre las pollas de ambos, mientras me deleitaba oprimiendo sus enormes huevos, duros como piedras, que imagine, producto de su contenido en leche caliente y espesa, que pronto tendría en mi …. Dentro de mi, sobre mi, ummmmmmmm. Estaba salidcon la cas, que imagine, productrrumpir la mamada, acariciaban ya mi humedo mes huevos, duros como piedras, que imagine, productísima, más aun cuando sentí como sus dedos, sin dejarme interrumpir la mamada, acariciaban ya mi húmedo y caliente sexo, haciéndome estremecer.

Jose, mientras tanto, giraba a nuestro alrededor con la cámara, tratando de no perderse ni una imagen de lo que sucedía con su mujer, a la que dos enormes negros estaba a punto de follar como bestias. Ni el ni yo acabábamos de creernos que estábamos “metidos en faena”, en medio de una orgía impresionante, en la que dos sementales me iban a  montar a la vez, como había visto más de una vez en las películas porno que tanto nos gustaban.

Era impresionante notar como crecían aquellos enormes cilindros de carne ardiente, así que decidí no dejarlas escapar ni un momento y así, mientras chupaba una, masturbaba la otra …… y así, sucesivamente, turnando mi boca entre dos vergas, que si no hubiera tenido delante en ese momento, nunca hubiera creído que pudieran existir.

Sean (que era con el que había estado en el almacén de la Disco y que tenía la polla levemente más grande y gorda que Mike) hizo que me recostará en la cama y m abrió las piernas, colocándose entre ellas para comenzar, ¡!!por fin!!!! a lamerme el sexo como un perrito. Siempre me ha encantado el sexo oral y mi marido lo hace muy bien, pero sentir esa lengua grande en mi clítoris y como, luego, se introducía hasta donde podía en mi vagina, me estaba haciendo delirar como nunca, mientras sentía como Mike chupaba mis pezones, estrujándolos con sus manos, mientras yo no dejaba de masturbarle.

¡Que barbaridad! ¡Que forma de chuparme el sexo! Como movía su lengua y como sabía presionar las zonas más sensibles de mi anatomía ……  Sean me estaba volviendo loca, haciéndome olvidar que también agarraba la enorme polla de Mike, quien pronto me recordó su existencia, pidiéndome que volviera a masturbarle, bajando y subiendo el prepucio en torno al enorme mástil, que casi no podía abarcar con mi pequeña mano. Sean me absorbía el clítoris y los labios del sexo con sumo deleite, alternando besos, sorbidas, presiones y pequeños mordiscos que me tenían al borde del infarto …… ello sin olvidar que sus manos, de vez en cuando, exploraban mi húmeda cueva, con esos dedos largos y gruesos que casi llenaban mi interior.

Después de unos minutos de gozar terriblemente con esa lengua, Sean se levantó de golpe, y apuntó su estaca a la entrada de mi coño, jugueteando unos momentos con ella, frotándola por mis labios vaginales, dándome una serie de golpecitos muy sensuales y excitantes, como si estuviera llamando educadamente a la puerta ….. Yo, a esa altura de la sesión, no aguantaba más y estaba a punto de suplicar que me follasen de una vez, cualquiera de los dos. Necesitaba ser penetrada en ese mismo instante, así que agradecí ver como el negro agarraba un reservativo de talla XXXL y se lo ponía: mi marido al ver lo que iba a ocurrir se acercó a mi, sin dejar de grabar, me beso y muy tiernamente me dijo al oído:

  • Tu mandas amor ¿Quieres sentir ya esa enorme polla dentro de ti? Aun puedes echarte atrás, porque cuando la tengas dentro ni tu ni yo podremos pararles.

  • Siiiiii, diles que me follen por favor, quiero sentirla dentro, bien dentro –le respondí, salida como nunca lo había estado, jadeando como una perra en celo que anhelaba un macho, o mejor dos, en su interior.

  • Señores, -dijo Jose dirigiéndose a los negros- hacedla gozar como nunca.

No tardó el negro en aceptar la invitación. Se dió lubricante en la mano y empezó a frotarme la vagina, preparándola de esta manera para que me penetrase aquel tronco de carne que palpitaba en la entrada de mi sexo. Me estremecí como una por el contacto frio del gel y la certeza que había llegado el momento de que había llegado el momento de la verdad que dicen los toreros, el momento en que me iban a ensartar con esa enorme verga que deseaba tener dentro, pero que, al mismo tiempo, me causaba terror imaginarla abriéndose paso en mi vagina, como un buldozzer fuera de control, rompiéndome, destrozándome …….  Sean no se hizo ya esperar y apoyó la cabeza de su pene en al entrada de mi vagina, haciendo fuerza para meterla; al ver que le costaba penetrarme, porque mi sexo no acaba de dilatar lo necesario para acoger dentro aquella enorme tranca, el otro negro apoyó las manos en mi pubis y abrió lo más que pudo mis labios vaginales, consiguiendo, de esa manera, que esa cosa enorme comenzara a deslizarse dentro de mí, haciéndome sentir como si me estuvieran literalmente partiendo, mientras entraba centímetro a  centímetro, gramo a gramo, al mismo tiempo que Sean se dejaba caer sobre mi ……. ¡Nunca había sentido nada a igual!, ……. Siempre he sido una mujer estrecha de formas, pero de sexo flexible, a la que no costó tener dentro juguetes sexuales de variados tamaños, pero aquella polla me estaba destrozando literalmente y solo la extrema excitación conseguía aplacar el dolor que me causaba esa enormidad dentro de mi, esa sensación de romperme, de estallar, de morirme de gusto y dolor.

Empecé a gemir primero y luego a  gritar, sintiendo como mi vagina rebosaba de carne negra caliente; me la metió a fondo, todo lo que pudo, hasta chocar contra el fondo de mi vagina, como si quisiera partirme, disfrutando con mis gritos enloquecidos, mientras les oía hablar entre ellos, como en un sueño …

  • Dale Mike, dale …… esta deseando esta puta que la montes ……….

  • Toma perra, toma …….. hoy te vas a hartar de macho –me dijo Mike, mientras comenzaba a bombearme por detrás, chocando su pubis contra el mío, señal inconfundible de que entraba hasta la empuñadura del estoque.

Tenía la sensación que la polla de Mike llegaba hasta mi estomago de la profundidad de sus embestidas, intensas y controladas, haciéndome gozar de verdad. Era un follador muy experto –noté desde el primer momento – pués me bombeaba de inicio despacio, con suavidad, metiéndola lentamente, dejándome sentir cada centímetro de la misma en mi interior, empapando mi coño, cada vez más dilatado y adaptado a las dimensiones de tan enorme verga que me estaba volviendo loca ….. me adapte a las embestidas de Sean, apretando con fuerza mis piernas en torno a  su cuerpo. Todo esto, además, bajo la mirada de mi marido, que lo grababa todo; se había desnudado y con la mano libre se acariciaba su polla completamente erecta, más grande que nunca la había visto, pero lejos de las dimensiones de los sementales negros. El morbo que me daba ser la perra de otros hombres delante de mi marido era inmenso, increíble ……. Me corrí varias veces seguidas aullando de placer, sin cortarme nada, sin que me importase que me pudiesen escuchar otros clientes del hotel. No pude dejar de imaginarme cuando me vieran en la piscina al día siguiente y comentasen entre ellos “Esa es la que gritaba ayer, la de los dos negros ……”, “No me extraña que no pueda cerrar las piernas del todo, la debieron poner mirando a Cuenca ……”

Sean me dio la vuelta para poder penetrarme poder detrás, como a una perrita, posiblemente la postura que más me gusta, comenzando a embestirme como un toro, con fuerza creciente, dándose cuenta de cómo mi coño ya estaba enteramente adaptado a sus dimensiones. Mike se puso frente a mi y me introdujo su polla en la boca, de tal modo que por fin tenía dos enormes penes tanto por delante como por detrás, Jose ya no pudo aguantar más y colocando su cámara de video en un trípode, se situó junto a Mike, permitiendo que yo pudiese degustar las dos pollas con mi boca, donde ambos se turnaban en entrar y salir., mientras Sean no dejaba de martillearme por detrás.

Es increíble sentir que eres la destinaria de tres pollas al unísono, de tres hombres fuertes que quieren obtener de ti todo el placer posible, extrayéndote todo el jugo, pero que, al mismo tiempo, deben hacerte gozar de un modo increíble, para compensar que estas sola frente a ellos y que necesitas mucha fuerza y determinación para aguantar una sesión de sexo como esa, una sesión donde, solo si gozas como una perra, tendrás el aguante suficiente para satisfacer a los tres, para llevarlos al paraíso, para extraer hasta  la última gota de leche de ellos.

Así estuve, como una perrita a cuatro patas durante un buen rato, sintiendo esa enorme verga en mis entrañas, mientras un polla negra y otra blanca se turnaban en ocupar mi boca, que pasaba de una a otra con avidez, degustando sus diferentes formas y sabores, pasando mi lengua por toda su longitud hasta llegar a sus testículos, que note, en ambos casos, llenos de leche a rebosar, leche que, sin excepción, iba a ser toda para mi. Me hubiera encantado agárraselos con la mano y apretárselos, como se que le encanta a mi marido cuando se la chupo, pero la postura de perrita no me lo permitía, ya que necesitaba toda la fuerza de mis brazos para aguantar los embites de Sean, completamente fuera de control, penetrándome como una bestia, mientras me agarraba con fuerza el culo, con sus grandes manos, a al vez que me lo palmeaba, como haría un jinete con su yegua, golpeándola con la fusta mientras la monta …………

Mi marido, excitado como un animal con al escena, volvió a retirarse para seguir grabándolo todo, dejando que fuera Mike el que ocupase mi boca, mientras su amigo seguía follándome, sin admitir cambios de postura. Mike le había propuesto varias veces pasara a ocupase de mi coño, pero Sean era tajante

  • “Esta perra es hoy mía y quiero montarla hasta hacerla gozar”. ¿Verdad nena?, me preguntaba a mi, palmeando mi culo mientras embestía con más fuerza.

  • Si, si, lograba contestar yo a duras penas, dame más, dame más …….

Las embestidas de Sean era tan intensas que cada vez me costaba más poder chupársela a Mike; se la chupaba como podía, mientras Sean no dejaba de machacarme con su mástil, haciéndome perder la cuenta de las veces que me había corrido y solo llevaban montándome unos diez minutos. No se como lograba que me entrase la polla de Mike en la boca, porque también era enorme, dura como una roca y de una anchura y longitud tremendas, solo superadas por la enorme verga que me ensartaba por detrás y que estaba volviéndome loca con cada embestida, cada vez más fuerte, rápida y profunda.

Me montaron en esa postura durante unos minutos más, en lo que me corrí un par de veces más; afortunadamente Sean, que era finalmente humano, dejo su puesto a Mike, de tal forma que las pollas intercambiaron sus agujeros, permitiéndome recuperarme un poco, mientras se intercambiaban de posición. La única que no cambiaba era yo, pues seguía como una perrita, a cuatro patas sobre la cama, con las dos pollas bien dentro de mi, volviendo a gritar de gusto mientras un nuevo orgasmo me arrasaba. La polla de Mike era algo más ligera que la de Sean, pero en todo caso era una tranca también descomunal, la segunda mfolalndo dos sementales negros  no debe ser facil acepno es, ni mucho menos, un eyaculador precioz,coño de carne, sin dejar ni uás grande que había tenido dentro de mi. Mike era, en mi opinión, tan buen mejor amante como Sean; se movía de un modo delicioso, buscando con su polla cada recodo, cada pliegue, rotando su polla sin estar solo pendiente de meter y sacar. Era un auténtico Dios del Sexo!!!!!! Vaya follada que me estaban dando esos dos salvajes –pensé- esos dos deliciosos salvajes, que parecían que no se iban a cansar nunca de follara  su perra y esa perra, que era yo, aunque exhausta, no deseaba que parasen hasta haber obtenido el precio de su trabajo, en forma de dos buenas  corridas de leche ardiente.

Después de empalarme ambos durante un placentero rato, Sean se recostó en la cama boca arriba y me obligó a montarme sobre él, por lo que aproveche para hacer algo que me encanta y que, si no me equivoco, gusta a cualquier hombre que ha tenido la suerte de estar conmigo: masturbarme con su verga dura, como una perrita, apoyando mi coño sobre ella, sin llegar a metérmela, mientras me froto el clítoris contra la enorme extensión de carne negra …….. me muevo como una verdadera perra en celo, encantada  de sentir el grueso tronco contra mi zona genital, mientras veo la cara de satisfacción del hombre bajo mi cuerpo, orgulloso de su fuerza, de lo excitada que estoy y, sobre todo, del  efecto que causa sobre una mujer como yo tener a sus disposición una verga de ese tamaño, dura, grande, gorda, larga, gozosa …. Ummmmmmmmm Solo aguanto poco tiempo así, porque es una tortura, así que enseguida tuve la necesidad imperiosa de volver a tener la vagina llena de verga negra nuevamente, así que esta vez soy yo quien se abre un poco de piernas y, suavemente, agarrando con la mano el tronco negro, me dejo caer introduciéndome centímetro a centímetro esa maravilla de la naturaleza, hasta sentirla toda dentro, muy dentro, colmatando mi coño de carne, sin dejar ni un resquicio sin llenar.

Subía y bajaba como podía, tratando de adaptarme al enorme falo, que, en esa postura, me llegaba aun más dentro si eso era posible, sorprendida de la profundidad de mi coño, capaz de acoger esa monstruosidad; no podía creer que me estuviesen metiendo esa tranca, porque cuando me la metía por detrás solo la sentía, pero no veía; pero ahora, aparte de sentirla, la veía en toda su magnificencia, por lo que solo pude aumentar el ritmo de mi cabalgada hasta casi saltar sobre ella, mientras veía la cara de extremo placer de Sean, disfrutando de verdad, lo que me hizo crecerme en mi cansancio, que empezaba a ser intenso.

José se colocó nuevamente frente a mi, lo que me permitió agarrarle su polla, dura también como una roca, con los huevos palpitantes, preso de un excitación como nunca había sentido y que no podría resistir demasiado sin vaciar sobre mi su carga de leche; no debe ser fácil ver como a tu mujer se la están follando dos sementales negros, ya sea porque quieres matarla, ya sea, como era el caso, que te ponga como una moto verlo, ver como gritas de gusto, como te estremeces con cada embestida, como las dos grandes vergas entran y salen sin piedad ………. mientras ella te mira, entre suplicante y viciosa, sin dejar de dar y recibir placer.

  • ¿Te gusta amor? ¿Te gusta? –me pregunta con la voz entrecortada por al excitación, mientras me acaricia la cabeza, como si fuera una perrita, animándome a seguir con la mamada que le estoy dando.
  • Me encanta cariño, me encanta ………. Me vais a matar de gusto entre los tres, pero …….. será una muerte increíble. Ummmmmmmm, no sabes como follan estos dos bestias amor, me están dando bien fuerrrte ………
  • Chúpamela cariño, chúoamela así – me grita Jose, follándome la boca  como si de mi sexo se tratase, metiéndome su dura polla hasta la campanilla.
  • Para, para amor, me vas a ahogar …… suplico sintiendo que me ahogo con la polla de Jose tan dentro de mi boca.
  • Para un momento Jose, para –añade Mike- ha llegado el momento de la merienda y de preparar un buen sándwich …… donde tu chica sea nuestro jamón.

Mike se puso a mis espaldas y apoyó su cuerpo contra el mío, mientras me acariciaba las tetas y besaba mi cuello (cosa que me fascina), obligádome con su peso a inclinarme hacia delante, haciéndome caer sobre Sean, cuya polla tenia bien clavada en mi sexo. Al sentir el contacto de la polla de Mike a la entrada de mi culo, volvieron a mi los miedos que había tenido al comienzo de la sesión …… pero también unas ganar irrefrenables de que Mike me enculara ya con su enorme verga. Creo que mi marido leyó mi pensamiento, porque acercándose a mi me dijo al oído:

  • Vaya tranca que tiene Mike, nena. ¿Vas a poder aguantar a ese animal en tu culo? Si no lo deseas dímelo y le paro ahora mismo ….. aunque me va a costar hacerlo.

  • No lo se amor, no lo se ……… Por favor -gemí extasiada-, no les dejes hacerme daño, por favor ……. Pero por favor que me la metan ya, estoy deseando ……. Quiero tener esas dos pollas dentro de mi ya.

Mike, ajeno a nuestra conversación, conversación comenzó a prepararme el agujero, mientras yo seguía ensartada en el rabo de Sean; me excito sobremanera sentir los dedos grandes del negro recorriendo mi pequeño agujero, con una buena cantidad de gel lubricante, comenzando a dilatármelo poco a poco; en ese momento pensé que era imposible que mi culo se dilatase tanto como para acoger esa enorme verga y que me iba a romper como me la metiera con fuerza. Concluida su labor, apoyó la cabeza de su glande en mi agujero y comenzó lentamente a ensartarme su enorme miembro centímetro a centímetro, adaptándose a las embestidas de Sean, que no paraba de rellenar el otro agujero con su bestialidad.

Me volví loca de excitación al sentir como la enorme polla iba entrando y como Mike lo hacía con sumo cuidado, casi con dulzura, aunque ello no evitaba que sintiese que era imposible que mi culo acogiese en su interior ese enorme tronco de carne. Me encanta el sexo anal, pero ese día no podía dejar de pensar en que una polla tan grande me iba a destrozar, me iba a partir en dos …… había leído más de una historia de mujeres desgarradas por amantes con penes enormes o amantes “poco cariñosos”, así que no podía evitar estar aterrorizada mientras aquel monstruo iba poco a poco entrando dentro de mi, pero estaba tan sumamente salida y Sean me estaba dando un repaso tan intenso por el coño que no pude poner objeción alguna  a que Mike me enculase al mismo tiempon

Sin embargo, el placer que comencé a recibir superó todo lo esperado. Obviamente sentí que me lastimaba al principio cuando aquella enorme verga se hizo espacio en mi estrecho orificio, aun más pequeño de lo normal al estar constreñido por la polla de sean que ocupaba mi sexo … Por suerte, mi ano rapidamente se dilató. Así que el placer de la enculada que me estaba dando aquel semental superó con mucho el dolor de la penetración. No podía creerme, sino fuera por el reflejo que veía en el espejo de la habitación, que fuera yo la que estaba situada entre dos enormes negros que metían sus grandes pollas en mi, al unísono y con una coreografía bien ajustada, de tal modo que no se obstaculizaban en ningún momento uno a otro, haciendo que ambas trancas entrasen con suma suavidad.. ¡!!!!!!! Increible, me estaban dando el mejor repaso sexual de mi vida!!!!!!!

Poco a poco ambos aumentaron la fuerza y velocidad de sus embestidas, haciéndome gritar como una perra, sin control, logrando que me corriera una y mil veces:

  • Así, así, así ……. Que besstias sois, que bestias ……….

  • ¿Te gusta nena?, ¿Te gusta? –me preguntó Mike, eres un pedazo mujer nena, que placer me das, que placer ……………..

Era impresionante sentir como mi culo quedaba totalmente abierto y expandido cada vez que el negro sacaba su gruesa polla, mientras el otro, debajo mío, se movía de manera incomoda, tratando de evitar que las fuertes embestidas de Mike no lograsen expulsarle de su “cueva”. Sentía como las dos vergas me llenaban de placer e imaginé que ellos también estaban gozando, porque rugían y gemían, arriba y abajo, mientras sus copiosos sudores se mezclaba con el mío. Yo hacía mucho tiempo que había perdido el control de mis misma, pasando a gritar y jadear como una loca, sin importarle que pensarían mis vecinos de habitación, que imaginé pegados a la pared medianera escuchado el jaleo; a la mañana siguiente José me recordó como jadeaba enloquecida a los dos negros pidiéndoles que me dicen más fuerte, que me rompiesen, que me destrozasen con sus pollas, que quería ser su puta, su perra durante toda la noche ……………. Pero toda mujer que haya probado un sándwich coincidirá conmigo que no hay nada similar y que el placer que recibes, sobre todo con dos amantes como los míos, no tiene igual. Me imagine lo que debía estar grabando Jose, como mi culo debía parecer un “autentico bebedero de patos” cuando Mike retiraba su polla y dejaba, por unos instantes, de taladrarme con él.

José que no perdía detalle de la follada que estaban dando a su mujercita, se acercó a mi y comenzó a besarme. Al sentir la lengua de mi marido dentro de la boca y ver que disfrutaba viéndome empalada por los dos sementales, me sentí la más puta de las mujeres y perdí completamente la compostura, o lo poco que me quedaba de ella, deshinibiéndome del todo …… comencé a decirle frases completamente sucias al oído, cosas que nunca me hubiera atrevido a  decir antes de esa sesión. ¿Te gusta ver como me follan estos dos sementales cariño? ¿Te excita ver a tu mujercita bien llena de carne negra? Me encanta ser la perra de estas dos bestias cariño ……. ¿No te apetece metérmela en la boca y rellenar mi tercer agujero? Al ver como se iba calentando insistí aun más, mientras le masturbaba con fuerza, hasta que no pudo más…………... Colocó su polla en mi boca permitiendo que me la tragarse hasta la empuñadura mientras absorbía, con las pocas fuerzas que me quedaban ….. no aguantó mucho y casi de inmediato eyaculó en mi boca, mientrae le oia gritar de gusto y excitación. Echó tanta leche caliente que casí me ahoga con su enorme corrida, que no se como conseguí tragar, sin dejar de un momento de acoger como una buena perra a mis dos sementales negros, que seguían taladrándome sin pausa alguna y a los que no quería molestar, manchándoles con la corrida de Jose.

Pero mi líbido seguía a tope, así que, una vez terminada la corrida de mi marido, seguía estando salida como una perra sin control, así que retome mi conversación con los negros, a los que ponía como motos verme tan salida, tan salvaje: ¡Folladme cabrones, folladme!, ¡no paréis, no paréis! ……. ¡Quiero me rompáis con vuestras pollas, que me cubráis de semen, que me destrocéis! …… ummmmmmmm, ya tendría tiempo mañana de avergonzarme al recordarlo, pero hoy era mi momento y estaba liberada de cualquier atadura.

Era impresionante verme reflejada en el espejo viendo como aquellos dos sementales salvajes me montaban sin cesar, cambiando de postura, de tal modo que podía estar boca abajo o boca arriba, con Mike detrás o delante, con Sean en mi culo o en mi coño, pero ……. Siempre, siempre, siempre con sus dos enormes pollas dentro de mi, rellenando mis dos agujeros hasta reventar de carne negra. ……… Llegué a pensar que nunca se correría,, que eran incansables y que lograrían matarme de placer y cansancio, porque no parecían dejar de tener ganas de taladrarme con sus enormes vergas, siempre duras y fuertes.

Era impresionante sentir dos pollas dentro de mi al unísono, sentir como se compenetran en entrar y salir, sentir como parecen acariciarse a través de la delgada membrana que separa mi coño de mi culo, notar como me dilatan de un modo deliciosamente doloroso. Hoy todavía, varios meses después, parece que aún las siento dentro de mi …… ummmmmmmm, aún creo notar sus embites contra su culo, sus palmadas constantes en mi trasero, jaleándome como una yegua al galope, como una yegua montada en el páramo por dos sementales incansables que me hacían correrme continuamente, en una especie de orgasmo constante, logrando que gritase y gritase sin control.

Al escucharme gritar como una posesa y estremecerme en medio de ese orgasmo eterno que me arrasaba, Mike alcanzó el sumun de excitación al que todo hombre llega en algún momento y saliendo de mi coño, retiró rapidamente su preservativo, se colocó frente a mi, que en ese momento estaba boca arriba, sobre Sean,  masturbándose con fuerza,  mientras gritaba como un animal:

  • Te voy a cubrir de leche nena, tengo los huevos a punto de estallar ……

  • Dámelo, dámelo todo cabrón,- contesté mientras sentía como Sean me daba aún mas fuerte por el culo- dámelo todo encima, lo quiero ya, ya, yaaaaaaaa

  • Toma, toma, tómala toda perra ………… grito Mike mientras se combaba por la fuerza de la corrida y me soltaba sobre el cuerpo un chorro enorme de semen blanco y caliente, posiblemente la mayor descarga que había recibido jamás de un hombre.

Mike no deja de masturbarse mientras varios chorros caen sobre mi estomago, mis tetas, el cuello y, finalmente la boca, donde Mike se exprimió hasta la última gota de su leche, que degust como ﷽﷽﷽﷽e.po. suplicar que me follasen de una vez, cuaqluiera de los dos. acitras é como el mejor manjar sobre la tierra.  Ese jugo caliente y viscoso me supo a gloria, porque era mi premio, mi premio por haber conseguido satisfacer a ese semental hasta hacerle llegar al placer ……. Y todavía me quedaba el segundo de los potros, el que había demostrado estar un escalón por encima de Mike por su fuerza y aguante ………. y al que parecían aún quedar aún ganas para seguir montándome como una perra.

Sean estaba aún como una moto, así que siguió embistiéndome como un poseso. Me dio la vuelta y, colocándome a cuatro patas sobre la cama, me metió su enorme verga de un solo empujón en el culo, completamente dilatado por la sesión de intensa follada que estaba recibiendo y que acogió sin mas problema el grosor de aquella verga, que, para mí, era el atributo de un Dios negro como era Sean, un hombre que me estaba dando el mayor placer que había recibido jamás y que me estaba haciendo perder el sentido, el norte, la compostura …… y posiblemente hasta la cordura.

Era increíble Sean. Aquella profunda e intensa enculada se prologó aún mas de 6 u 8 minutos, donde el semental lo dio todo, poniendo la máxima intensidad en cada embestida, como si fuera el primer polvo que echaba esa noche y la primera mujer que catase en su vida.  Recordé que había estado en Irak hasta unos días antes y que seguramente en las noches en el desierto solo pensaba en pillar una mujer como yo y darla un repaso como el que me estaba dando, en encularla con esa fuerza con la que me embestía ahora y que con la que estaba a punto de romperme.

Volví a correrme nuevamente. ¿Cómo podía seguir haciéndolo después de la paliza que llevaba encima? Pues así era, porque me corrí aun varias veces en esta sesión de enculada que me volvió, por su calidad e intensidad, aún más loca de lo que ya estaba. Sean era un amante excepcional, que me enculaba con enorme fuerza, pero sin resultar en ningún momento violento, logrando que el enorme dominio que en ese momento tenía sobre mi fuera una experiencia deliciosa. Sentirme la perra de ese enorme semental negro me volvía loca, me mataba de placer saber que yo también le estaba satisfaciendo y que por cada gramo de placer que el me daba yo le devolvía lo mismo, moviendo mis caderas en torno a su verga, dejándome encular como una perra sumisa, aguantando sus palmadas en mi culo sin protestar, gimiendo, corriéndome aullando de placer para que el macho que me montaba se sintiese reconocido, orgulloso de follar una mujer como yo.

Esta perra, que es lo que era yo en ese momento, estaba completamente orgullosa de haberse entregado completamente a ese semental, a esa bestia que me follaba con fuerza y al que había permitido que me hiciera suya; nunca se lo he contado a mi marido y le va a sorprender leerlo ahora, pero en ese instante me sentí que era propiedad de Sean, su perra, su yegua, su puta ….. su mujer. Lo siento pero era así, en esa habitación solo estábamos yo (la perra) y Sean (mi macho), porque todo lo demás no importaba nada de nada. endome  porque todo lo demalr una mujer como yo.testar, gimiendo, corriendome

No podía más, estaba a punto de rendirme y de suplicarle que parase de una vez, de rogarle que dejará ya de embestirme, porque no podía más. Estaba agotada, dolorida y el correrme se había convertido ya en algo doloroso ……. Me había destrizado, dominado y sometido. Sentí que me había domado, que ya no podía más y que necesitaba pedirle a mi jinete que pararse de montarme y me dejase descansar o me iba a matar. Sean parecía no cansarse nuca y me embestía enloquecido, palmeándome con la mano mi culo enrojecido que me ardía de los golpes y las enculadas ….. Sin embargo hasta sementales como Sean acaban por cansarse, así que sentí verdadera alegría cuando noté los primeros estremecimientos, como las embestidas de Sean se volvían irregulares, sus bufidos de placer más fuertes…… No había duda, iba a correrse y además rápidamente, así que feliz con ello me preparé para recibir sus descargas. Comencé entonces a rotar mi culo en torno a  su enorme cilindro, como si quisiera animarle a soltarlo todo, mientras le decía , ya casi sin voz

  • ¡Dámelo todo, dámelo! ¡lo quiero todo dentro, muy dentro!

  • Toma puta, toma puta, me estas volviendo loco de gusto ……. Oía jadear a Sean, que, a duras penas, continuaba embistiéndome.

  • ¡Quiero esa leche dentro de mi ya!!! ¡Es mía, mía!!! ¡me la he ganando yo!!!!

Seguí animándole con mis gritos hasta sentir como los chorros de Sean llenaban el preservativo en mi culo, mientras yo, con esas últimas embestidas volvía a correrme, mientras sentía como aquellos enormes testículos se vaciaban en mi interior, hasta la última gota, mientras Sean, completamente agotado, se estremecía, sintiendo la fuerza de los trallazos de leche que salía de su interior. Sean cayo sobre mi, haciéndome sentir su peso y corpulencia. Debía estar agotado, pero yo estaba destrozada, no podía más, había llegado a mi ultimo aguante después de haber sido follada por aquellos dos sementales negros, que me había follado con una intensidad increíble.

Conseguí salir, como pude de debajo de Sean, y colocándome frente a los dos negros, me arrodille frente a ellos y sumisamente, como una perrita agradecida, les limpie con la boca todo resto de semen que quedará en sus vergas ya semi-flácidas, mientras ellos acariciaban mi cabeza con cariño, agradecidos también por haberlos logrado extraer hasta la ultima gota de placer. Me sentía como una reina del sexo, después de haber superado, y con nota, la prueba de las tres pollas, sobre todo las de los sementales negros que me había montado durante casí hora y media, dejando mis tres agujeros entumecidos y doloridos, sobre todo el trasero que  notaba completamente abierto.

Mientras yo me acurrucaba en la cama, exhausta y agotada, vi como mis sementales se vestían y despedían de Jose, tratando de convencerle para verse al día siguiente y ver la película que había grabado de la sesión. Oí como quedaban en hablar mañana y como Mike comentaba a Jose la posibilidad de hacerlo en su habitación, mientras me daban un nuevo repasito. Mi marido les contestó que por ese viaje estaba bien, que ya solo me follaría él.

Sonrío mientras me duermo, contenta por la reacción de Jose, pero también sabiendo que Mike y Sean me han descubierto un mundo increíble y que más tarde o temprano volveré a dejarme someter por uno o varios sementales. Las perras somos así ...........