Trío inesperado para un joven pintor
Maite y yo entramos en la habitación, el olor a pintura era muy intenso, iba quedando menos para acabar. El chico que pintaba los marcos de las puertas, no tendría ni 20 años, no era muy alto, pero era musculoso y muy guapo.
Maite y yo entramos en la habitación, el olor a pintura era muy intenso, iba quedando menos para acabar. El chico que pintaba los marcos de las puertas, no tendría ni 20 años, no era muy alto, pero era musculoso y muy guapo.
Llevo tiempo queriendo hacer un trió y mi mujer estaba dispuesta, o eso me había dicho.
Vi como Maite se quedo embobada mirando al joven pintor, le llame la atención y le costo centrarse. Se molesto porque me reí.
Salimos al pasillo y le dije: Montemonos el trió con el, ahora
– Ahora? Aquí?
– Si
– Su jefe no viene hasta la tarde.
– Estas loco?
– Venga, a ti te gusta y quiero ver como te follas a un chico tan joven.
– Joder, que emoción. ¿Y que hacemos?
– Déjame a mi.
Entre de nuevo a la habitación
– Como va todo?
– Bien.
-¿Hacemos un descanso?
– Bueno.
Conversamos sobre como iba la obra hasta que yo cambie de tema.
– ¿Tienes novia?
– No
– Pero ¿Te gusta follar?
– Claro como todo el mundo
– Yo cuando tenia tu edad me las follaba a pares.
– Yo también. No creas.
– ¿Y como te gustan?
– Con muchas tetas
– ¿Te ha gustado mi mujer? Ella las tiene grandes
– Pues,… Si esta bien
– Quieres que la convenza y nos la follamos mientras descansamos
El chico se quedo paralizado
– ¿Si o no?
– Pues bueno
– Espera aquí
Tarde poco en volver con Maite que entro risueña. Le dio dos besos y le pregunto como se llamaba
– Manuel dijo el chico muy airado, observándola de arriba abajo.
– ¿Y la tienes muy grande? Manuel
– Si, muy grande
Maite le echo mano al paquete, el chico ya la tenia dura y ella se alegro
– Vaya, veo que te alegras de verme
Tardamos poco en estar desnudos los tres, mi mujer se saco la camisa y el sujetador muy rápido y el chico entro directo a sobarle y chuparle las tetas, mientras ella le terminaba de quitar el mono de trabajo.
Vaya polla tenia el chico muy larga y fina, dura como una varilla de hierro.
Antes de que me diera cuenta, y sin ningún preámbulo, mi mujer se había apoyado en la pared y el chico se la metía por detrás, ella gemía y le pedía que le agarrara las tetas, yo a penas la tenia morcillona y me ponía a tono contemplando a Maite como una perra en celo recibiendo embestidas del chaval. Corajudo y potente golpeaba sus nalgas alimentada por su gemidos, cada vez mas altos al tiempo que le apretaba las tetas con fuerza.
– Joder que tetas.
– ¿Te gustan?
– Follame mas fuerte, follame.
Mi polla estaba dura y yo con ganas de actuar. Aparte al chico y le dije que se tumbara. El suelo estaba cubierto de papeles que protegían la tarima. El chico se tumbo con el pene como un mástil, ella se puso sobre el que lanzo de nuevo las garras sobre los melones, chupándolos y mordiendo los pezones
– Dos pollas, cariño
– Despacio por el culo por favor
Me puse detrás de ella y le lamí el ojete metiendo uno de mis dedos mientras ella muy despacio se metía por el coño la polla del muchaho. Apunte certero y con cuidado se la metí por el culo.
– Dos pollas, que ricura.
Maite quedo estática mientras los dos nos movíamos lentos, pacientes hasta encontrar el ritmo.
Hubo un momento donde todos gemíamos. Diferentes gritos y sensaciones, tetas moviéndose como campanas al viento: puta, quiero mas, me encanta, follame, voy a dejarlo todo dentro, … los aromas a sexo y las palabras de los tres acabaron con el olor a pintura.
Creo que fue Maite la que se corrió primero, note un bajón y relajación en su comportamiento, estaba agotada y satisfecha, pero yo fui quien solo la leche dentro de su ano, un buen chorro a presión.
– Quiero correrme en tus tetas.
El chico se incorporo y se masturbo delante de sus tetas hasta que salio el semen que impregno los melones de mi mujer.
Sonó el timbre todos nos vestimos rápido, era el jefe del chico.
– ¿Como va el trabajo?
– Bien respondió mientras intentaba asimilar lo que había pasado
– Esto va muy lento. Los señores no estarán contentos contigo
– No se preocupe, lo esta haciendo bien. Estamos muy contentos
– Si muy contentos dijo mi mujer con una sonrisa libidinosa, mientras recogía sus bragas disimuladamente del suelo.