Trio en la playa

Estamos en la playa mi mujer y yo, cuando aparece una desconocida.

TRIO EN LA PLAYA

Junio pasado. Luce el sol. Perfecto día de playa para mi mujer y yo. Ella se llama Alba y yo Carmelo; ambos tenemos 32 años.

Decidimos ir a la Cala Descalza, en Cabo de Gata (Almería). Preparamos las cosas, nos montamos en el coche y después de veinte minutos llegamos a nuestra playa preferida. No hay nadie, así que hoy seremos los amos de esta preciosa cala. Ponemos nuestra sombrilla, extendemos las toallas y empezamos a quitarnos la ropa.

Como no hay nadie, yo me desnudo completamente; soy alto, moreno, complexión normal y suelo llevar mi sexo depiladito como hoy; lo hago por la sensación de suavidad que me transmite y porque es más higiénico a la hora de practicar sexo oral.

Mi mujer se quita la parte de arriba del bikini, por si hay visitas inesperadas a la cala; ella es de mediana estatura, rubia y tez blanca; tiene unos pechos preciosos, en su justa medida, muy firmes y con unos pezones que parecen fresitas. A ella también le gusta llevar su sexo depilado, aunque siempre se deja un "bigotito" de pelo. Su culo es redondo y firme.

Nos untamos de protector solar y nos ponemos a tomar el sol.

Después de media hora, el sol empieza a calentar y decidimos darnos un baño. Seguimos solos en la playa. Cuando llegamos a la orilla le pregunto a mi mujer que si no le apetece quitarse el tanga y bañarse desnuda. Ella me contesta que le dá un poco de corte.

Nos metemos en el mar; el agua está templada y cristalina. Allí empezamos a jugar, hasta que consigo quitarle el tanga. Salimos del agua desnudos, pero al llegar a la toalla, se lo vuelve a poner.

Después de un rato, tenemos visita. Es un chica, de unos 30 años. Morena, alta. Se pone a unos 10 metros de nosotros, pues la cala no dá para mucho. Estira su toalla y empieza a quitarse la ropa. Yo estoy atento para ver hasta donde llega. Se queda en bikini. Antes de tumbarse, se dá un baño.

Cuando sale nuestra "vecina" del agua, se unta de protector solar, quitándose la parte superior del bikini. Tiene unas tetas muy hermosas, blanquitas que contrastan con el moreno de su piel; se nota que no suele hacer mucho topless.

Va pasando el día y mi mujer viendo que no hay nadie más que la chica decide quitarse el tanga. Nos bañamos de nuevo. Al salir nos damos cuenta que la chica no deja de mirarnos. Nos saluda y nosotros le contestamos. Yo me corto un poco por la situación. No estoy acostumbrado a que una desconocida se me quede mirando cuando estoy desnudo.

Nos tumbamos en las toallas y yo me tengo que poner boca abajo, ya que la situación anterior ha provocado que mi polla despierte. Mi mujer se ríe.

Seguimos bañándonos, paseando por la playa durante todo el día, completamente desnudos, con la sola presencia de esta chica. Me quedo dormido, y cuando me despierto noto que estoy completamente empalmado. No hubiera quedado en una simple anécdota sino fuera porque cuando levanto la mirada, veo que nuestra vecina de playa está mirándome fijamente. La miro a los ojos, pero no desvía su mirada, al revés, sonríe.

Al poco, la chica se dirige a darse un baño, quizás el último del día, pues ya está atardeciendo. Me quedo mirándola y cuando sale del agua, veo que sale desnuda del agua. Ella sabe que ahora la protagonista es ella, y parece que le gusta serlo. Lleva el chochito recortado, aunque no deja ver sus labios vaginales. Pasa cerca de nosotros, enseñándonos su culito blanco. Cuando llega a su toalla se vuelve a poner la parte de abajo del bikini.

Va cayendo el día, recogemos nuestras cosas y nos vamos. Al pasar junto a ella le decimos "hasta luego", por cortesía.

Al día siguiente decimos volver a la misma cala. Tampoco hay nadie. Directamente nos desnudamos, nos untamos de crema solar y tomamos el sol.

Después de un rato, escuchamos como alguien se acerca. Es la chica del día anterior. Nos saluda con un gesto. Pone su toalla en la arena y empieza a quitarse la ropa. Se quita la parte de arriba del bikini. Se dirige al mar para bañarse. Se para junto a la orilla y para nuestro deleite se quita el tanga amarillo que llevaba puesto, dejando entrever su almejita por detrás.

Sale del agua y nos quedamos mirándola. Hoy lleva el chochito completamente depilado, dejándonos ver su almejita. Nos devuelve la mirada, sin cortarse. Se unta de crema solar y se pone a tomar el sol.

Va pasando la mañana, me quedo durmiendo, pero me despierto porque mi mujer se ha puesto a jugar con mi polla y mis huevos. En ese momento pienso en la chica que hay en la playa. La miro y veo que está tocándose los pechos. Nos observa.

Comienzo a besar a mi mujer, mientras le toco los pezones, que se le ponen duros como piedras. A su vez vuelvo a mirar a nuestra vecina de la playa. Esta vez vá a más, pues sus manos están sobre su sexo. Se está tocando.

La situación hace que mi polla se ponga dura. Mi mujer también está caliente. Se pone de espaldas a la chica, enseñándole su almejita y empieza a chupármela.

La chica se levanta y acerca a nosotros. Se lo digo a mi mujer que me dice "pues que venga, hoy no me importa nada". Cuando está junto a nosotros empieza a tocarle el culo a mi mujer, la cual suspira. Lo recorre entero hasta llegar a su almeja, la cual empieza a acariciar con sus dedos. Mi mujer le dice que siga, que no pare.

Cambiamos posiciones, y empiezo a comerle el chochito depilado a nuestra vecina de la playa. Todo es placer, hasta que mi mujer llega a uno de sus múltiples orgasmos. La chica está cada vez más agitada. Me dice que la folle, para lo cual le digo a mi mujer si no le importa. Su chocho está chorreando, caliente y mi polla entra con facilidad. Mientras, mi mujer la manosea por todo el cuerpo. Al poco le llega su primer orgasmo, grita como una puta loca. Yo le sigo, saco mi polla y me corro en la cara de las dos.

Después de este día no nos volvimos a ver, pero siempre nos quedará el recuerdo de un excitante día de playa.