Trio diferido

Historia real de como ingresamos al mundo de fantasía con una manera especial de hacer un trío (difiriendo la presencia de uno de los participantes), con una infidelidad permitida...

TRIO “DIFERIDO“

Nuestra historia es cien por ciento real, y aunque es la primera vez que escribo (con la ayuda de Gerald –mi esposo-), espero que les guste y estaré atenta a sus comentarios, lo que me animará o no para volver hacerlo.

Somos una pareja con mas de 20 años de casados. Mi marido tiene 46 años y yo llevo 43. Hemos tenido una buena vida en general, con una situación económica estable gracias al ejercicio profesional de mi esposo. Tenemos tres hijos fabulosos, quienes actualmente en sus universidades, nos han dejado la mayor parte del tiempo solos. Sexualmente siempre tuvimos una actividad plena y sin miedos, ávidos por explorar todo lo que sentíamos que nos pudiera dar placer, venciendo miedos o tabúes que una sociedad tradicional, conservadora e hipócrita nos había inculcado, hasta el convencimiento de que “en el sexo todo está permitido si es de mutuo acuerdo”. Así, aunque creo que en algún momento caímos en cierta rutina, generalmente hallábamos algo que nos encendiera de nuevo.

Hace algunos años, no sé si 5 o 6, comenzamos a jugar hablando de nuestras experiencias sexuales pasadas, lo que lejos de molestarnos, mas bien nos ponía extremadamente calientes, haciendo que nuestros encuentros sexuales sean mucho mas intensos con esos “relatos”.

Recuerdo que mientras teníamos sexo fantaseábamos con la presencia de uno de nuestros compañeros anteriores, o con la idea de vernos teniendo relaciones con ellos o con algún desconocido. Al principio lo hablábamos solo cuando teníamos algún grado de alcohol en el cuerpo (creo que para culparlo si es que alguno de los dos se molestaba), para posteriormente hacerlo en todos nuestros encuentros. Estaba claro que nos enloquecía la idea de un “intercambio”, entonces, luego de conversarlo mucho, de un sexo espectacular con mucho placer, decidimos que debíamos “vivir nuestras fantasías”.

La decisión era firme y no la poníamos en duda, por lo que mi marido se encargó de ajustar los detalles para ponerlo en práctica. La búsqueda para ese “primer intercambio” fue difícil y decepcionante. Por nuestra situación social no podíamos considerar nuestra ciudad, viajaríamos a la capital. Por internet solo hallamos propuestas vulgares y no sinceras, con excepción de una que resultaba muy interesante pero había que desecharla por ser personas de nuestra ciudad.

La “calentura” iba en aumento, y no sé si por temor o por otra cosa, no llegamos a dar ni un paso para concretar nuestro sueño. Entonces lo reconsideramos: no es fácil concretar un intercambio, tal vez debemos iniciar con un trío.

Fue mi marido quién sugirió que la primera vez lo hiciéramos H-M-H, en donde él sea uno de los participantes (yo lo deseaba íntimamente aunque no me animé a contárselo). Nuevamente él se encargaría de hallar a esa persona. Poco tiempo después, decepcionado de no hallarlo, me pidió que fuera yo quién lo busque, a lo cual me negué rotundamente, aunque la idea del trío me encantaba. Buscando una solución a estas dificultades se nos ocurrió la idea de un “trío diferido”. Esto significaba que cada uno conseguiría una pareja sexual por separado y el día convenido para un encuentro con ellos, mi marido o yo (dependiendo quien salía) esperaríamos en casa para un relato inmediato y detallado de todo el sexo que traíamos.

Recibí el privilegio de ser yo quién iniciaría, creo que Gerald tenía recelo de iniciar él por miedo a mis celos que matarían nuestra fantasía. Ciertamente había algo de verdad en eso, me fascinaba la idea del momento del sexo, pero el proceso de la conquista era algo que me molestaba un poco. En cambio pensar en yo escoger, y jugar con quien quisiese (nos dimos la libertad absoluta para decidir con quién, el día, la ocasión y todo lo demás omitiendo inclusive el nombre para no generar ningún roce y matar la fantasía), me excitaba tanto que mojaba mi interior cada vez que lo consideraba. Comencé a barajar posibilidades y decidí no buscar a un nuevo compañero, pues el coqueteo y la conquista me pondrían probablemente en evidencia, y tenía miedo de originar algún comentario en mi grupo social. Además mi trabajo se desarrolla principalmente en casa y no cuento con compañeros de trabajo o con la oportunidad de conocer permanentemente gente. Tendría que ser alguien con quien ya hubiese tenido sexo anteriormente, así se facilitaba todo el proceso, pensé, y así fue, que una llamada bastaría para concretar un encuentro.

Hablé con José con quien había vivido una relación y un sexo pasional cuando era soltera y con quién me había encontrado furtivamente algunas pocas ocasiones cuando casada (espero que eso sea el motivo de otro relato que les ofrezco escribir). Gerald conocía mi historia de soltera, no de mis infidelidades, éstas fueron descritas con todo detalle los días siguientes a la concreción de este trío durante sesiones de intenso y espectacular sexo con él.

José (quien está actualmente casado con una amiga) en seguida se sintió encantado con mi insinuación (o debo decir propuesta?) y comenzó a llamarme e insistir para que nos encontráramos. Yo le había ofrecido que esperaríamos a que mi marido salga de la ciudad en alguno de sus viajes de trabajo para que pueda venir a casa. Gerald planificó que tendría que ser así, sin que mi “nueva” pareja tenga la más mínima idea de éste plan, ni mi esposo  la persona con quién la llevaría a cabo.

Yo estaba encantada con la situación, tenía la “autorización” de mi marido, y volvería a tener ese sexo delicioso con José para disfrutarlo sin ningún temor.

Mi calentura llegaba a su máximo, Gerald a cada momento insistía que concretara nuestra fantasía (creía que no estaba decidida y como no le había comentado, no tenía idea de todo lo que había avanzado!!!) y aproveché uno de sus viajes de trabajo para hacer “una prueba”. Quería estar segura de que me sentiría bien, que realmente disfrutaría como lo recordaba, que José sería el buen amante que siempre fue. Si todo salía bien, programaría un nuevo encuentro con el conocimiento de Gerald, o si no, buscaría otra opción y de ésta no se enteraría nadie.

La “prueba” fue espectacular!!! José vino a mi casa en la mañana y desde que cerré la puerta me mostró cuanto estaba deseando este encuentro. Realmente no había perdido ninguna de sus habilidades y sentí cada una de sus caricias volviendo a recordar ese pasado de sexo tan placentero que habíamos vivido. El primer orgasmo me lo sacó con una felación maravillosa que creo que no me lo había dado antes, estaba desesperada y le rogaba que por fin introdujera su delicioso pene en mi súper húmeda vagina. Ese momento me hizo delirar de placer y en pocos minutos tenía mi segundo orgasmo cuando él se corrió dentro de mí llenándome de ese semen que antes solo se quedaba en el preservativo. Estábamos exhaustos, pero teníamos toda la mañana con la casa a nuestra disposición y la aprovechamos a cada segundo hasta que, algunos orgasmos después nos despedimos con la promesa de volverlo a repetir pronto (mis encuentros anteriores fueron esporádicos y bastante espaciados en el tiempo). Estaba decidido entonces, el “trío diferido” incluiría a José y Gerald se enteraría como lo habíamos planificado.

El día de la reunión de fin de año en la oficina de mi esposo, le comuniqué vía celular, que ya había concretado una reunión con mi amante anónimo hasta ese momento para él. Recibió la noticia encantado, pues había pasado algún tiempo desde que decidimos vivir nuestra fantasía, y había llegado a pensar que yo daría dado un paso atrás (no sabía de mi encuentro de “prueba”). Me ofreció no asistir a la fiesta de su oficina, o salir en cuanto yo lo llamara para en la cama escuchar mi relato. También me gustaba la idea de alejarlo pronto de las “resbalosas” de sus compañeras.

Me pidió que le cuente todo el proceso de la conquista y los detalles que hasta ese momento se produjeron. Como estaba cerca de su trabajo, fui hasta él para explicarle todo lo que me preguntó. Al verlo, confirmé lo que ya sentí en la comunicación telefónica: tenía una excitación extrema que se expresaba en su cara y en todo su cuerpo. Primero le pregunté si quería continuar, que yo pararía todo si así era su deseo, pero estaba ávido por conocer los mínimos detalles, me abrazaba y me hacía sentir su erección intensa lo que obviamente me hizo reaccionar en seguida. La “cita” ya me tenía caliente, y la emoción de Gerald me puso a mil. Cerramos la puerta de la oficina y comenzamos a tener sexo de inmediato, su pene erecto latía y entró con mucha facilidad en mi hirviente vagina. Le relataba que había concretado con mi pareja, para que me recogiera en la tarde e iríamos directamente al motel. Gerald reaccionó de inmediato, con más excitación si cabía en ese momento me dijo:

-       Es decir que no es la primera vez que te encuentras con él?

-       Por qué?

-       Porque van a ir directamente al motel, eso significa que ya han tenido sexo previamente…

Nos encontrábamos tan excitados, y, no quería que esto salga fuera de los acuerdos que habíamos convenido, entonces no había espacio para la mentira, por lo que respondí:

-       Es cierto, la cita es con un ex amante y su nombre por ahora quisiera mantenerlo reservado, temo que eso mate nuestra “locura”, pero insisto, si te molesta lo detengo todo.

-       Noooo!!!!, estamos en la puerta de cumplir esta fantasía, no me molesta, no me importa quién es, por favor sigue adelante.

Nuestra relación permanentemente ha sido buena, yo lo amo mucho, y lo que estaba pasando lo habíamos planificado juntos, nada más es que él me dio la libertad de que escogiera con quien, en qué momento y como se daría todo. Entonces le conté de mi encuentro de “prueba”, de lo bien que me sentí y de lo segura que estaba de continuar. Mientras le relataba todo esto terminamos en un orgasmo “de campeonato” y decidimos que debía continuar e irme ya a preparar para mi cita. Su última petición fue emocionante: recuerda que para tu regreso no debe haber paso previo por una ducha, así sería si yo estuviese presente…!!!

José acudió puntualmente al sitio de encuentro, sin embargo, todavía la tarde tenía algo de claridad por lo que me sentía observada, así que entré en su auto algo nerviosa y en la parte posterior, pidiéndole que apurase el paso.

Una vez en el interior del motel por fin estaba relajada. José reconoció en seguida que estaba vestida y maquillada como para una ocasión especial y su galantería culminó con un beso profundo que humedeció mas mi vagina, la misma que fue explorada por sus dedos de inmediato. Qué emoción!!! Tenía nuevamente a mi amante a disposición, sin la angustia de tener que inventar una excusa para mi marido, con la lujuria y ese “no sé que” de su autorización, así que me entregué totalmente a la pasión. Tome su verga en mis manos al tiempo que me él me desvestía totalmente y le pedía que me la introdujese con prontitud, pero me solicitó  mas bien que me recostara por que añoraba lamerse mi vagina, haciéndolo de tal manera que consiguió mi primer orgasmo muy rápidamente. Ahora sí, le rogaba que su verga llene mi vagina!, que me haga gozar como tantas veces lo había hecho en otras ocasiones, comenzando así un traqueteo que me llevó hasta el cielo al sentir como descargaba toda su leche en lo más profundo de mi ser. Extasiados descansamos unos minutos mientras nos abrazábamos y comentábamos todas las veces que deberíamos repetirlo, por mi parte además, estaba enloquecida con la idea de llegar a relatarlo todo y quería apurar mi retorno porque estaba segura que Gerald tendría esa excitación extrema que me mostró en la mañana y me daría muchísimo placer. Comencé entonces haciéndole sexo oral a su pene algo flácido, y aunque José no entendía mi apuro (recuerden que no sabía y no sabrá nada de el plan con mi esposo) reaccionó en seguida con una erección intensa en mi boca. Lamia su verga latiente por todos los lados, entraba hasta mi garganta y salía rápidamente hasta que delirante me pidió parar porque estaba listo para introducírmelo nuevamente. Me coloqué en posición de perrito (en 4) lo cual lo enloqueció aun mas y metió su delicioso y bien erecto miembro (pidió permiso inicialmente para hacerlo por el ano, pero eso es exclusivo de mi marido) llevándome nuevamente a un orgasmo fabuloso cuando por segunda vez su leche quedaba toda desbordando de mi vagina.

Estaba lista para regresar, vía SMS me contacté con Gerald para que me recogiese en un punto acordado en 30 minutos, aunque José insistía en quedarse una hora más, llegué puntual y sola obviamente en un taxi hasta donde me esperaba ya mi esposo.

Como me imaginé, mi marido emanaba lujuria, su excitación se sentía en todo el auto y creo que inclusive hasta alguna distancia, me preguntaba con mucha minuciosidad todos los detalles mientras me llevaba nuevamente al motel. Detenidos en un semáforo, me insinuó que tenía cierta sospecha de que esta historia era solamente para sacarlo de la fiesta, mi respuesta fue llevar su mano hasta mi vagina para que sienta la humedad producida por mis cogidas recientes. Emocionado al comprobarlo inmediatamente lamió y relamió sus dedos emborrachándose de excitación. Tan solo ver ese espectáculo me llevó a una sensación tan placentera que no la había sentido jamás. Tuvimos que serenarnos y postergar estos juegos para que pueda conducir adecuadamente y llegar más rápido a nuestro destino.

Se podrán imaginar la llegada al motel!!!. Me recostó inmediatamente y casi arrancó mi ropa para prenderse en una succión hermosa a mi vagina con una exploración exhaustiva buscando las huellas dejadas por mi amante reciente…sentía como llegaba al infinito y exploté en un orgasmo espectacular mojando todo el rostro de Gerald como pocas veces me había pasado. El por su parte henchido de placer, luego de succionar todo lo que pudo, metió su verga grande y  latente (les puedo asegurar que tiene un tamaño muy respetable, de lo mejor que me ha tocado palpar!!!) en mis genitales que parecían regocijarse  con esta nueva envestida. La verdad, no encuentro todas las palabras para describir la maravillosa noche de sexo que pasamos, mojando la cama varias veces con mis orgasmos y admirada con la cantidad de veces y el poco tiempo de espera que mi marido necesitaba para una nueva faena (sin uso de tabletita azul alguna!!!). A la mañana siguiente estaba exhausta, no recuerdo claramente cuantas veces lo hicimos, cuantas veces mame su pene o cuantas veces moje su cara y me extasié viéndolo relamerse mis fluidos.

Estábamos felices de haber cumplido nuestra fantasía, y si hubiese sabido todo lo que iba a gozar, y todo lo que siguió después, ya que continuamos teniendo por lo menos tres sesiones de sexo diarias recordando aquel día, hubiésemos puesto en práctica este “trio diferido” con muchísima anterioridad.

Nuestro matrimonio ha mejorado muchísimo, él es más cariñoso día a día y por mi parte yo me siento más enamorada de ese hombre maravilloso que me tocó por esposo. Al compartir con ustedes nuestra historia, espero que sirva para alentar a aquellas parejas a dar los pasos necesarios para que  vivan sus fantasías, a nosotros nos ha ido tan bien que ya estamos planificando nuevos encuentros y nuevas “locuras” que tal vez les relate en una próxima ocasión.

MARTHA