Trio deseado con mi mujer

Por fin conseguí realizar la fantasía de ver a mi mujer con otro hombre

Voy a contarles mi historia que puede que aburra a algunos pero que estoy seguro que a los que comparten mis fantasías les ayudará a  hacer realidad las suyas, ya que después de muchos años y con la inestimable colaboración de un amigo conseguí hacer realidad la mía y disfrutarla plenamente con mi pareja.

Somos una pareja con 25 años de matrimonio y dos hijos adultos a nuestras espaldas, empezamos muy jóvenes a salir y por lo tanto no teníamos experiencia de relaciones con otras personas, pero ya en la época de novios  me excitaba mucho cuando en cualquier situación de descuido de mi mujer, bien por llevar una falda corta o un escote generoso, descubría el deseo en las miradas de otros hombres al contemplar fugazmente esas braguitas o ese sujetador que se exponían inocentemente.  Desde siempre nos hemos tenido mucha confianza, cuando estás tantos años con una misma persona o la tienes o simplemente no estás. Yo, al percatarme de esas situaciones siempre se lo comentaba, -Mara, he visto como te mira el escote  el camarero cada vez que viene a dejar un plato, desabróchate otro botón que me da morbo, a lo que ella siempre respondía guardando el debido recato y abrochándoselo, hay que decir que tuvo una educación muy religiosa desde pequeña y el tema del sexo y  el jugar con su cuerpo eran tabús para ella, de hecho, nunca se había provocado un orgasmo masturbándose.

Tenemos una pareja de amigos que ya lo eran desde antes de casarnos, Pedro es amigo mío desde la niñez y es una persona de máxima confianza, siempre hemos salido juntos los cuatro, desde novios hasta la actualidad en que seguimos disfrutando de nuestra amistad.

Este amigo es un hombre muy simpático y dicharachero, aparte de  muy atractivo para las mujeres y bastante atrevido a la hora de hacer comentarios picantes a  todas las chicas  pero más si cabe a las de confianza. Pedro y yo solíamos juntarnos regularmente a tomar cañas y a charlar como buenos amigos y en alguno de esos momentos en los que el vino te suelta la lengua yo le comentaba que me ponía a cien al ver a mi mujer siendo observada por otros, incluso a veces en mis fantasías pensaba en otros hombres acariciándola por todo el cuerpo lo que causaba en mí una enorme excitación, en ese momento descubrí que mis pensamientos no eran fruto de ninguna rara enfermedad puesto que él me confesó que le pasaba exactamente lo mismo y que su mayor fantasía sería participar en una orgia y contemplar a su mujer  al ser penetrada por otro hombre, situación que provocó que nos propusiéramos intentar conseguir convencer a nuestras mujeres a dar ese paso, cosa que yo veía prácticamente imposible, pero…

Solíamos ir algunas veces a la playa juntos, muy cerca de nuestras residencias existe una playa que tiene una zona nudista y siempre procurábamos ponernos cerca para poder contemplar el panorama y alegrar un poco la vista, cuando íbamos solos Mara y yo, nos instalábamos en el límite de la zona nudista y yo siempre insistía en que  hiciese top-les a lo que ella se negaba por miedo a que la viese algún vecino o conocido, pero bajo la promesa de que yo vigilaba por si aparecía alguien de nuestro entorno para avisarla y que se tapase, al final conseguí que lo hiciera, para mí aquello fue un triunfo, Mara siempre ha tenido unos pechos preciosos de un tamaño ideal y muy proporcionados lo que llamaba la atención de muchos de los chicos que paseaban por la playa y se paraban a contemplárselos disimuladamente cosa que me gustaba mucho y compartía con ella.-Mira este como te mira las tetas, y aquel y este otro, yo notaba que no le disgustaba la situación y cada vez tenía más confianza y oteaba menos el horizonte en busca de conocidos.

Le comenté a Pedro que mi mujer hacia top-les en la playa y el cada vez que nos juntábamos a cenar o salíamos juntos no paraba de pincharla, -Eh, Mara, no se te ve la raya del bikini, que pasa ¿haces top-les en la playa? ¿Si enseñas las tetas en la playa porque no me las enseñas a mí?, mi mujer siempre intentaba torear sus comentarios pero un día que se había tomado dos vinitos de mas y ante la insistencia de Pedro en ver sus tetas le dijo,- si quieres verlas venid a la playa con nosotros y tendrás la ocasión como todos los demás. En cuestión de segundos, quedamos en ir al   domingo siguiente juntos a la playa. Cuando nos quedamos solos le dije a mi mujer, - Como voy a disfrutar viendo a Pedro, ya me lo imagino, no te va a quitar  el ojo de encima, a lo que ella respondió, -lo lleva claro si piensa que voy a hacer top-les delante de él. Yo le dije  no era justa, que había quedado y tenía que cumplir su palabra, pero  pasaron  los días sin que yo dejara de insistir y sin que ella  cambiara de postura. Cuando llegó el día esperado habíamos quedado de vernos allí, nosotros llegamos un poco más temprano y cuando nos quitamos la ropa veo que estrenaba bikini, pero un bikini con un tanga que apenas tapaba el vello púbico y dejaba el culo completamente al aire. Jo le dije que me encantaba y ella acto seguido se quitó el sujetador y se quedó solo con el minúsculo tanguita, le comenté si quería que la avisase cuando llegasen nuestros amigos y me dijo que sí. Cuando les vi llegar, se lo dije y ella no hizo caso por lo que insistí y al final se dio la vuelta y se quedó boca abajo, se instalaron a nuestro lado y Pedro tendió su toalla pegada a la de Mara haciendo el comentario de rigor alabando su culo y  piropeándola  continuamente, yo no paraba de observarle y el no le quitaba el ojo a mi mujer esperando que hiciese cualquier movimiento que descubriera sus pechos, yo pensaba que tendría alguna artimaña preparada para poderse tapar pero en el momento que decidí salir de dudas y propuse ir a nadar, mi mujer se levantó lentamente  con toda la parsimonia del mundo hacia mi amigo y con las tetas a cinco cm. de su cara dijo – me apunto, os venís?

Aquella situación dio mucho que hablar, entre la pareja, yo no paraba de comentarle el gustazo que me había dado y ella también reconocía que le había excitado el momento exibición que había protagonizado y entre Pedro y yo cada vez que nos juntábamos me decía lo buena que estaba mi mujer y lo que le gustaría meterle mano, comentarios que compartía con ella y que nos ayudaban a subir el nivel de nuestros encuentros sexuales. También notaba que cada vez que íbamos a su casa a cenar o les recibíamos en la nuestra, Mara siempre se ponía sus vestidos más atrevidos y muchas veces se presentaba sin sujetador provocando los comentarios picantes de mi amigo que insistía en que se las volviese a enseñar o que se las dejase tocar pues su mujer era bastante plana y él quería sentir la sensación de manosear dos buenas tetas, o cuando se presentaba con alguna falda corta él siempre le decía que abriese un poco las piernas para ver sus bragas a lo que ella por supuesto se negaba rotundamente pero Pedro argumentaba que en la playa  le había enseñado más con ese minúsculo bikini y que no pasaba nada si se le veían un poco las bragas, lo que provocaba todo tipo de comentarios al respecto que hacían subir el tono de la conversación y al llegar a casa siempre estaba excitada y con ganas de hacer el amor, en esos momentos de éxtasis yo le preguntaba si le gustaba mi amigo y notaba que se ponía nerviosa cuando contestaba un poco alterada,-Que quería decir y a ¿que venía esa pregunta en aquel momento? Yo también excitado le comentaba si le gustaría acostarse con él y ella me decía que yo estaba loco,  que no lo podía decir en serio,  que no era posible que a mí  me gustara verla a ella con otro,  que no se lo creía,  que si esto sucediese seguro que acabaríamos rompiendo nuestra relación. Yo insistía en que  estaba seguro que no me causaría ningún problema moral y que incluso mejoraría nuestra relación de pareja pero ella estaba anclada en sus raíces educativas y no había manera de convencerla.

En la siguiente primavera cuando empezó a hacer bueno, el primer día que fuimos los dos a la playa me situé en el centro de la zona nudista, ella se quejó un poco pero al decirle yo que quería tomar el sol desnudo no hizo más comentarios y pasamos la mañana la mar de bien, después de tres o cuatro veces de ir a esa parte de la playa ella también me comentaba alguna vez que si aquella chica o aquella otra me miraban sin disimulo o hacía comparaciones con los miembros de los demás bañistas lo que comportaba que ella también observaba con atención a los demás hombres, y puesto que no había tenido ocasión de probar otra cosa, al final me confesó que le resultaba un tanto excitante poder ver a tantos hombres desnudos cerca de ella a lo que yo le contestaba que tenía que ser justa y quitarse el tanga para estar en igualdad de condiciones, pero a ella le parecía muy fuerte y se negaba en redondo a quitárselo, pero al final del verano ya me decía que ella no podía enseñar su sexo públicamente porque todas lo llevaban muy bien rasurado y perfilado y el suyo estaba casi en estado natural y esto la acomplejaba un poco a lo que yo le respondía con toda la lógica del mundo que eso era fácilmente subsanable, pero no conseguí convencerla.

Cuando se acercaba el tiempo de volver a la playa al verano siguiente apareció un día por casa y me dice –Ven y verás que sexo mas arregladito me ha dejado mi amiga Carmen (que es esteticista) fuimos a la habitación, se sube el vestido y se baja las bragas y me enseña un chochito prácticamente depilado en el que se veía un poco de vello en la parte superior y completamente depilado entre las piernas lo que hacía que se le viesen los labios de la vagina claramente y sin ningún esfuerzo, yo me quedé un poco desconcertado pero le dije que me encantaba como había quedado y aproveché para dejarle caer que ahora no tenia excusa para practicar el desnudo integral en la playa a lo que me respondió que por supuesto, que lo había hecho por si le apetecía hacerlo no tener ningún reparo estético.

Ni que decir tiene que contaba los días para ir a la playa y ver qué decisión tomaba Mara, cundo tuvimos la primera ocasión nos instalamos como el verano anterior en el centro de la zona nudista pero ella se quedó toda la mañana con el tanga puesto, al llegar a casa se lo comente y me dijo con voz picarona que no había nadie a quien enseñar su conejito y que por eso no lo había hecho, a mí aquellas palabras me pusieron a cien y le dije que me encantaba que fuera tan golfa, hicimos el amor apasionadamente y quedamos que en la próxima ocasión ya se vería si se terciaba la cosa. Un par de semanas más tarde volvimos a playa y al llegar había tres hombres un poco mayores  que nosotros pero bien definidos y morenos completamente desnudos en el sitio donde nos solíamos poner nosotros, yo pensé que se alejaría un poco de ellos pero tendió su toalla justo detrás de ellos a unos prudentes tres metros de distancia. Pensamos que serian gays pero al escuchar sus conversaciones entendimos que sus mujeres no se habían atrevido a estar en la zona nudista y estaban en el otro lado de la playa. Mara, después de permanecer unos quince minutos con el tanga puesto, causando algo de decepción en mi, por fin se decide y veo que se lo quita lentamente , se queda completamente desnuda y me dice que si veo a alguien conocido que la avise, a lo que yo le respondí que no se preocupase que si veía acercarse a nuestro amigo Pedro la avisaría sin falta, a lo que ella me respondió con un gesto indefinido que no fui capaz de entender pero que a mi mente calenturienta le transmitió un mensaje esperanzador.

Se quedó tendida boca arriba con todo el esplendor de su desnudez a la vista, los tres chavales que teníamos delante estaban de espaldas a nosotros pero cuando uno se percató de que Mara estaba desnuda en seguida cambió su postura, se ladeó un poco y empecé a notar que volvía la cabeza mucho hacia la entrepierna de mi mujer, no tardé en comentárselo en un susurro, pero enseguida me dijo que eran imaginaciones mías, de todos modos yo me estaba poniendo un poco a tono solo con ser testigo de la situación, acto seguido veo que el que estaba mirando de reojo continuamente hace un comentario por lo bajini a sus compañeros que no tardaron ni un minuto en echar alguna miradita hacia atrás y al cabo de unos instantes se dan la vuelta los tres y se quedan acostados boca abajo pero con el torso y la cabeza levantados y sus miradas camufladas por las gafas de sol apuntando directamente al coño de mi mujer, aquello era demasiado para mí,  noté que se me estaba poniendo dura por lo que no tuve más remedio que echarme boca abajo para disimular y aproveché la ocasión para decirle a Mara que estaba medio dormida que ahora los tenía a su merced que estaban los tres embelesados con su cuerpo y que si les hiciese el favor de abrir un poco las piernas seguro que acababan el día follándose a sus mujeres o masturbándose en el aseo del chiringuito, ella se incorporó un poco y al verlos  tan cerca a los tres disimulando con libros o revistas en las manos pero mirándola descaradamente, me dijo, - ponme crema en la espalda. Se incorporó del todo y se quedó sentada con las piernas cruzadas, yo empecé a masajear su espalda con la crema pero al mirar su sexo pude comprobar que con la postura que había adoptado y con el nivel de excitación que sin duda había alcanzado, tenía la vagina completamente abierta y húmeda y ofrecía a nuestros vecinos un espectáculo sumamente gratificante, después se puso ella a untarse por todo el cuerpo acariciándose las tetas y abriendo un poco más las piernas para masajearse las ingles con el bronceador, fue una experiencia alucinante, casi me corro sin tocarme, después de este show, continuó prácticamente una hora más acostada y con las piernas semi abiertas para estar segura que no quedase ningún rincón de su cuerpo que aquellos tres chicos no pudiesen apreciar con claridad, oportunidad que aprovecharon con gusto, puesto que hasta que no nos levantamos para volver a casa no cambiaron de postura ni un minuto.

Durante el recorrido de vuelta a casa íbamos comentando lo sucedido,

yo le preguntaba si estaba excitada por lo que había hecho y me decía que mucho que si no hubiese estado en una sitio público incluso se hubiera acariciado para provocarles más si cabe, entonces le propuse que al llegar a casa hiciese delante de la cámara de video lo que el cuerpo le demandaba pensando en lo acontecido en la playa, aceptó inmediatamente,  al entrar a nuestra casa fuimos directos al dormitorio y sin pensarlo dos veces se recostó sobre la cama con el bikini,  yo saque la video cámara y empecé a grabarla, se desprendió rápidamente del sostén y empezó a acariciarse los pechos con lascivia, mirando a la cámara descaradamente como si estuviese actuando para una audiencia selecta, en el tanga del bikini que era azul marino ya se le marcaba la mancha que dejaban sus flujos vaginales fruto del alto nivel de excitación que acarreaba, pronto bajó las manos hacia sus caderas y empezó a hacerse un auto-masaje a dos manos por la cara interna de los muslos acabando cada vez sobre su mojado sexo, se desprendió con parsimonia estudiada del tanga, lenta y sensualmente y descubrió aquel magnífico coño, abierto como una almeja y chorreando abundantemente, cosa que provocaba un brillo especial por todo su sexo, empezó con ambas manos a subir y bajar por las comisuras de los labios mayores aumentando la cadencia de forma exponencial hasta que comenzó a soltar gemidos de placer, entonces se metió un dedo y luego otro y otro y los movimientos fueron acelerando hasta que explotó en un brutal orgasmo que a día de hoy todavía recuerda con claridad, fue sencillamente alucinante, nada más terminar su actuación nos lanzamos a una tarde de sexo memorable, por fin mi querida esposa se deshinibía, se soltaba el pelo y enterraba los tabúes sexuales que venía arrastrando desde su niñez con contundencia y rotundidad.

El video quedó genial, cada vez que lo visualizábamos juntos acabábamos follando como locos, fue un gran aliciente para nuestras aburridas relaciones sexuales y un aditivo especial para nuestro matrimonio. Una noche repasando la cinta le dije a Mara, -Imagina que nuestro amigo Pedro te viese en ese momento en que explotas de placer, como se pondría…  ella se reía y me decía que se volvería loco, con lo salido que va siempre intentando que le enseñe las tetas o que me abra de piernas para verme las bragas… esos comentarios ayudaban a subir el nivel de excitación ,pero después de la sesión sexual siempre se encargaba de dejar bien claro que me olvidase de tonterías de tríos y historias de esas que la fantasía era una cosa y la realidad otra muy distinta, yo insistía argumentando que si con la fantasía veía las estrellas la realidad tendría que ser una galaxia entera en la cama, pero no había manera de penetrar en esa mente cerrada, yo por mi parte, podía estar contento con lo que le había visto hacer en la playa, cada vez que lo pensaba tenía que masturbarme, era superior a mí.

Una tarde de cañas le comenté a Pedro los sucesos de la playa y tal como yo me imaginaba se puso a mil, -no me jodas que Mara va a la playa nudista y toma el sol en pelota picada, no me lo puedo creer, eso tengo que verlo yo, me dijo. –Ojalá ella quisiese, a mí me encantaría, ya sabes cómo me ponen esas situaciones pero si en algo insiste cuando estamos allí es en que no pierda ojo por si aparecéis ponerse en seguida el tanguita, o sea que lo veo difícil pero no te preocupes que yo insistiré.  Continuamos hablando sobre el tema y la cosa se fue calentando y al final le conté lo del video que grabamos ese día, insistió en conocer los detalles, y yo se los expliqué minuciosamente, nada más acabar empezó a darme la paliza  para que le enseñase la cinta y me decía con toda razón, -¿No te gusta que vean a tu mujer? ¿No te pone? Pues enséñamela y te calientas pensando que la estoy tocando, si es lo que te gusta. Yo le decía que eso sería traicionar a Mara y que no podía hacerlo pero él insistía e insistía sin parar. Jo le dije a Mara que le había contado a mi amigo lo que había hecho en la playa y se había mosqueado porque me decía que no podía ir pregonando nuestras intimidades a cualquiera, yo le decía que Pedro no era cualquiera, que era un amigo de confianza y que además era el único hombre conocido aparte de mí que la había visto semidesnuda.

Cuando le dije a Pedro que Mara sabía que se lo había contado se sintió libre para presionarla, medio en broma medio en serio, en la siguiente cena que celebramos, después de unas copas de más le decía,

-Mara, tu marido me ha contado la actuación de la playa, mmmm, como me hubiese gustado ser uno de esos tres afortunados, ella respondía que no fue ninguna actuación que su marido era un exagerado y que simplemente se había puesto crema.

-Pues tu marido dice que te quedaste con las piernas abiertas enseñándoles todo el coño  más de una hora,

-qué va! No las tenía tan abiertas, solo lo normal…

-Sí, sí, pero ellos te vieron bien el coño, ¿te provocó morbo la situación? Seguro que te mojaste y te pusiste super cachonda. Ya que eres tan exibicionista ¿porque no me lo enseñas a mí, que soy tu amigo y hay confianza?

-No digas tonterías, venga, déjalo ya..

La noche transcurrió entre bromas sobre el tema y comentarios cada vez más picantes, yo notaba que a mi mujer aquello la estaba excitando notablemente, en una de tantas, mi amigo le dice después de insistir tanto en que le enseñase el coño que ya que  como era evidente que no iba a cambiar de opinión que ¿Porque no se abría de piernas como hizo para los chicos de la playa y le enseñaba las bragas a él?, que a pesar de sentirse agraviado se conformaría con eso. Para mi tremenda sorpresa Mara que estaba sentada prácticamente enfrente de Pedro empezó a abrir sus piernas lentamente,  pero como llevaba una falda ibicenca vaporosa se le cayó entre las piernas y lógicamente no se le podía ver nada.

-Mujer… levántate la falda un poco que si no me voy a quedar igual…

Para más sorpresa mía, empezó a subirse lentamente la falda hasta que su tanguita transparente quedó a la vista de mi amigo y cuando este hizo ademán de incorporarse para verlo más de cerca, ella rápidamente cerró sus piernas , se bajó la falda y dijo riendo pícaramente.

-Se acabó el espectáculo señores, ya lo tenéis bien los dos!

Mi mujer estaba desconocida, estaba cambiando su actitud  frente a esas situaciones y cada vez era más atrevida en sus propuestas sexuales, yo, por descontado, siempre aprovechaba la oportunidad para insistir en el tema del trío pero aquello era misión imposible.

Un día que nuestras mujeres salieron con las amigas, Pedro vino con su pequeño a cenar a casa, después de dormir a los  niños y apurar el segundo gin & tónic volvió a insistir sobre el tema del video, quería verlo a toda costa. Ante tanta insistencia por su parte, el nivel de alcohol en sangre y con el grado de morbo que me provocaba a mí todo aquello al final accedí a enseñárselo. Nos pusimos delante del plasma y nada más darle al play, yo ya tenía una tremenda erección, contemplar las imágenes de mi Mara acariciándose, quitándose el tanga y metiéndose los dedos en su mojada vagina al lado de mi amigo y escuchar sus gritos de placer al correrse fue otro de los momentazos de excitación de mi vida, él enseguida me propuso que lo volviese a poner que quería masturbarse, así lo hice y fui a preparar una última copa para darle un poco de intimidad. Me dijo que aquello era brutal y que tenía una mujer especial, que teníamos que convencerla para hacer un trío puesto que a su esposa no había manera de convencerla pero después de ver a Mara en todo su esplendor me decía que se estaba obsesionando con comerle el coño a mi mujer y follarla hasta la extenuación, ni que decir tiene que aquellas palabras de Pedro lejos de ofenderme, acrecentaban mi nivel de excitación y aumentaban mis ansias de hacer realidad la fantasía de ver a mi mujercita follando con otro hombre.

Al día siguiente, con el sentimiento de culpa y un remordimiento que me corroía, en un arrebato de sinceridad le conté a Mara que le había enseñado el video a Pedro. Se puso histérica, no entendía como había sido capaz de violar de aquella manera su intimidad, yo le pedía disculpas diciéndole que el alcohol y el morbo me nublaron la voluntad pero ella me decía con razón, que como podría mirar ahora a nuestro amigo sabiendo que la había visto masturbándose y volviéndose loca de placer en una situación en la que ella se había entregado a mí en un nivel de máxima confianza que yo había profanado, aquello me desarmó completamente, la había engañado y me sentía culpable por ello, pero ya estaba hecho y no podía cambiarlo. Estuvo una semana sin hablarme, pero poco a poco se fue normalizando la situación y un sábado después de cenar solos en casa me preguntó de sopetón.

-¿Qué hizo? –¿Qué hizo quién? Dije yo. –Pedro… cuando le enseñaste la cinta-Imagínatelo. –No, no quiero imaginármelo, quiero que me lo cuentes tú que estabas allí. –pues se puso muy caliente, tanto que me pidió que la pasase una segunda vez ya que quería masturbarse mirándote.-¿De verdad?, y tú ¿lo hiciste? –Claro ¿cómo iba a negarme? –¿Y se masturbó? –Pues sí, yo salí a preparar una copa y él se quedó allí haciéndose una paja.-Qué cabrón, y ¿no dijo nada? Pues me dijo que quería comerte el coño hasta quedarse sin labios y follarte hasta quedarse sin fuerzas. –Y tú ¿que le dijiste? Pues la verdad, que nada me daría más placer que ser testigo de una escena como esa.-Y ¿como la tiene, La polla digo? Pues no sé, ya te dije que lo dejé solo pero si quieres les ponemos un mensaje por si quieren venir mañana a la playa con nosotros y si tienes suerte y se quita el bañador se la podrás ver.

Dicho y hecho, Mara sacó su teléfono y le mandó un sms a su amiga animándola a venir al día siguiente a la playa. Yo por mi parte le puse otro a Pedro comentándole que mi mujer tenía ganas de verle la polla, que se animasen a venir. Como siempre, nosotros llegamos más temprano y cogimos sitio, nos desnudamos completamente y nos tumbamos al sol, estábamos medio dormidos los dos cuando nos despertó la voz de mi amigo  que se había plantado delante de nosotros diciendo.-¡Buenos días! Por fin tengo la oportunidad de contemplar tanta belleza, hola Mara, ¿cómo estás?-Pues bien, y tú ¿qué tal? Pues ya ves, encantado de ver por fin ese conejito tuyo,-Ah siii, pues a mí me ha dicho un pajarito que no es la primera vez que lo ves. Contesto Mara con ironía, Pedro se quedó un poco cortado pero en seguida contesto con descaro, -Pues a mí me ha dicho el mismo pajarito que tienes ganas de ver mi polla… -Ya ves, como siempre tienes tantas ganas de que te lo enseñe todo pues… eso, que a todas nos gusta mirar, ¿no? Pedro sin decir nada se fue desnudando y cuando se quitó el bañador lo hizo lo más cerca posible de mi esposa. –¿Que te parece? –No está mal respondió ella, pero por aquí se ven muy buenos ejemplares. (la verdad es que mi amigo está muy bien dotado)          –Cuando quieras jugar con ella estoy a tu disposición, a mí todo aquel diálogo medio en broma medio en serio me estaba poniendo cachondo pero al final Mara le contestó que ella ya tenía suficientes juguetes y que no necesitaba más dando por acabado el tema, Al cabo de un rato nos fuimos a bañar, las mujeres cogieron las colchonetas y nosotros las acompañábamos nadando, estábamos todos juntos en el agua y mi amigo se puso a los pies de la colchoneta de Mara apoyándose en ella sacando medio cuerpo del agua y en contacto con sus pies y pantorrillas lo que le dejaba a una distancia de poco más de 50cm de su sexo.  –¿Puedo descansar un poco aquí? ¿No te molesta? –En absoluto contestó ella, yo estaba apoyado también en su colchoneta pero a un lado, entonces Pedro empezó a decirle en voz baja, -Porque no abres esas piernas tan bonitas que tienes y así te veré bien el chochito, ella se hacía la sorda, ¿porque no me das la misma oportunidad que le diste a esos tres del otro día? Venga… que sé que te pones caliente y después te masturbas, recuerda que te he visto, madre mía que espectáculo, déjame ver tu coño en directo, te prometo que si lo haces ya no te daré mas la paliza con este tema y te dejaré tranquila. Bueno, aquel monólogo de mi amigo había provocado en mí una soberbia erección y por lo que pude apreciar una de las veces que me sumergía para refrescarme al ir con las gafas de buceo a él estaba a punto de explotarle la polla, le dije en un susurro a mi mujer,-Si le vieses la polla ahora te ibas a quedar alucinada. Entonces, poco a poco y sin pronunciar palabra se fue abriendo de piernas lentamente hasta dejar una pierna colgando a cada lado dentro del agua, al dejar un poco de espacio Pedro se incorporó un poco más y se quedó con la cabeza entre sus rodillas viendo a escasos centímetros el coño completamente abierto de mi mujer, que dijo, -¿Te gusta el espectáculo? Aquella situación fue tremenda para mí, prácticamente estaba saciado con el descaro de mi mujer, estaba seguro que cuando lo hablásemos en casa  la escena daría mucho de sí, nunca había imaginado que fuese tan exibicionista y que disfrutase tanto con eso porque se la veía feliz al provocarle y su nivel de excitación se podía apreciar en el brillo de su húmeda vagina.

Después de unos instantes me dijo, cariño préstame las gafas, se las puso rápidamente y pasando una pierna por encima de la cabeza de mi amigo se echó al agua y se quedo casi medio minuto debajo de la colchoneta contemplándole la polla en su máxima expresión a mi amigo, acto seguido salió del agua y se tumbó junta a su amiga, nosotros tuvimos que esperar un buen rato a que bajara aquello para no hacer el numerito en la playa.

Al llegar a casa me confesó que nunca se había imaginado que las sensaciones que le producía el hecho de sentirse observada pudieran provocarle tanto placer, fue todo un descubrimiento y cada vez que hablábamos de ello acabábamos haciendo el amor apasionadamente, pero eso sí, dejando bien claro que ese era el límite y que del famoso trío que nunca me cansaba de proponerle en los momentos de calentura nada, ni hablar del peluquín.

Pero todo ese muro en el que ella marcaba sus límites se vino estrepitosamente abajo una tarde de otoño, habíamos quedado a comer con Pedro y su mujer y otro matrimonio de amigos y todos teníamos a los niños al cuidado de parientes por lo que se nos presentaba una buena comida con una buena sobremesa, primero las cervezas seguidas de unos buenos vinos y rematando la tarde con el gin & tónic de refuerzo, contribuyeron de forma contundente a que el ambiente se relajara mucho y a que se nos fuera la lengua un poco a todos, salió el tema del nudismo y la tercera pareja parecía muy sorprendía al pensar que hubiese personas que fueran capaces de practicarlo, les parecía una vergüenza propia de degenerados, por su puesto nosotros nos callamos, Pedro que estaba en frente de mi mujer no paraba de hacerle guiños y señas como queriendo decir, ay si estos nos hubiesen visto este verano… Mara también callaba y le seguía el juego a Pedro, ya casi de noche la tercera pareja se excusó diciendo que también tenían una cena aquel día y se tenían que ausentar de modo que nos quedamos los cuatro y pedimos otra ronda de cubatas, antes de que nos los sirvieran la mujer de mi amigo recibió una llamada de su madre que la obligó a dejarnos también con la promesa que nosotros nos encargaríamos de llevar a su marido a casa puesto que ella se llevaba el coche, así que, nos quedamos solos los tres con los cubatas y Pedro sacó el tema en seguida.-Mira Mara, hoy sería un día perfecto para irnos los tres a vuestra casa y hacerte el amor los dos, imagina como disfrutarías con dos pollas para ti sola. Aquel ataque directo me puso a tono enseguida,- ¿tu marido que dice? –Ya sabéis que yo me apunto a esto rápidamente, que a mí no me tienes que convencer, Mara es la que tiene que tomar esa decisión. -Venga Mara anímate, vas a ser tú la que más va a disfrutar de los tres. Mi mujer sonreía sin decir nada pero cuando habló acabó con nuestras esperanzas.-Ya está bien de decir tonterías, no vamos a hacer nada de eso, si somos degenerados por tomar el sol desnudos imaginad lo que pensaría nuestra amiga si nos estuviera escuchando.-Por eso mismo no se lo proponemos a ella, ja ja ja. –Bueno acabaros las copas y vámonos a casa que estoy cansada y un poco borracha. Ya está bien por hoy.

Nos montamos en el coche cuando ya había anochecido, mi mujer se sentó a mi lado y Pedro justo detrás de ella, yo conducía despacio porque me notaba también un poco cargado, nada más arrancar volvió a la carga pero esta vez se incorporó de su asiento y le puso las manos en los hombros y empezó a masajearla suavemente,- Venga Mara, relájate y piensa en las cosas que te podemos hacer los dos, imagínate cuatro manos acariciando tu cuerpo y dos lenguas lamiendo todos tus rincones. Ella no decía nada, pero empezó a relajar su cuello y contonearlo al ritmo del masaje de mi amigo, no me digas que no tienes ganas que estoy seguro que hace rato que lo estás pensando. Ella dijo sin dejar de acomodar sus hombros al suave masaje de Pedro, -La verdad es que me seduce la idea pero eso estaría muy mal. Ese comentario fue la rendija que estábamos esperando para poder penetrar en su cada vez menor resistencia.- ¿Como va a estar mal?, ¿Cuándo lo has pasado mal teniendo un orgasmo? Y si son dos o tres, ¿no será mucho mejor? Yo no sabía que decir, me daba miedo transmitir demasiada ansia en el asunto y que se molestara, pero Pedro insistía susurrándole al oído, Mira, si estás que te mueres de ganas, tienes los pezones duros como piedras, déjame que te los acaricie, cuando dijo esto yo miré a Mara de reojo y vi que efectivamente estaba acariciándole las tetas por encima del vestido, copándolas con ambas manos y masajeándole los pezones con los pulgares, ella echó la cabeza atrás y se dejó hacer sin hablar pero empezando a mover ligeramente las piernas en un claro síntoma de excitación, como nos acercábamos a casa de nuestro amigo yo reduje sensiblemente la velocidad manteniéndome a la expectativa, Pedro continuó su masaje entre susurros, ¿dime si te gusta? Silencio, ¿estás disfrutando verdad?, esto no es nada comparado con lo que te haríamos los dos si vamos a tu casa, ¿verdad? Me preguntó, -Estoy seguro que disfrutarías mucho cariño, déjate llevar. Silencio, -Estas mojada, estoy seguro que tienes el coño mojado, se volvió a dirigir a mí y dijo, -Compruébalo por favor, aparqué el coche en el arcén lo suficientemente cerca de una farola para podernos ver y empecé a subirle la falda poco a poco y sin que opusiera la más mínima resistencia hasta la cintura dejando sus braguitas a la vista, ella abrió las piernas como aceptando la orden de Pedro y le pasé suavemente  los dedos por encima del tanga, estaba completamente mojada. Pedro me dijo, -Déjame olerlos, yo los acerque a su nariz y el inspiró el aroma de los flujos de mi mujer y dijo,-Oh Mara, no me lo puedes negar, necesito meter mi lengua ahí abajo y lamer toda esa miel, por favor, vamos a tu casa!

-¡Vamos! Dijo al fin mi querida esposa cuando por fin habló, yo por si acaso se arrepentía di la vuelta enseguida y puse rumbo a casa, entonces ella con tranquilidad le dijo a mi amigo,-Esto va a ser un secreto entre nosotros, me lo tienes que jurar,- Claro que va a ser un secreto, te lo juro, puedes confiar en mí.

Entramos en casa y nos fuimos directamente a nuestra habitación de matrimonio, ella entró,  encendió todas las luces  se sentó a los pies de la cama y le hizo una seña con el dedo a mi amigo para que se acercase, cuando estuvo a su alcance empezó a desabrocharle el cinturón y los botones del vaquero, se los bajó y se quedó contemplando los bóxer con aquel bulto que no podía aguantar más allí dentro. Yo simplemente estaba boquiabierto contemplando todo aquello, me quité los zapatos y los pantalones, me subí a la cama y me puse detrás de Mara, ella empezó a acariciar el bulto por encima del bóxer poco a poco hasta que al final se decidió a liberarlo dejando expuesto el tremendo pollón de mi amigo, que a pesar de no ser mucho más larga que la mía si es un poco más gruesa y con el glande bastante más grande, la cogió con una mano , la acercó su cara y pude contemplar como abría exageradamente la boca para poder acaparar todo aquello, empezó a hacerle una mamada y Pedro la cogió de la cabeza con ambas manos para marcar el ritmo, yo por mi parte empecé  a desabrocharle el vestido y el sujetador para liberar sus tetas y poder acariciarlas mejor y pellizcar esos pezones que parecían botones de duros y erectos que estaban, mi amigo se quitó la camisa y se quedó completamente desnudo, yo hice lo mismo, cuando Mara se cansó de dar lametones a aquella polla yo me desplacé un poco para atrás tumbándomela encima de mis piernas sin dejar de acariciar sus tetas y empecé a besarla apasionadamente, ella sacaba su lengua con ansia y no paraba de gemir, su ritmo cardíaco había aumentado se la notaba como hipnotizada, Pedro aprovechó aquella postura para bajarle el vestido del todo y quitarle las bragas lentamente, entonces ella puso  las piernas sobre la cama ofreciendo su chorreante coño a mi amigo del alma que se arrodilló y empezó a comérselo con avidez provocando unos ruidos al succionarlo que parecían irreales, Mara tardó apenas un minuto en correrse soltando unos gemidos que a mi amigo ya le eran familiares, apenas había recuperado el aliento se dio un poco la vuelta y empezó a jugar con mi miembro que hacía rato ya que demandaba atención, Pedro aprovechó que había una botella de aceite corporal en la mesita de noche y le echó un buen chorro por encima del cuerpo y empezó a masajearle las tetas con ambas manos, el torso, las piernas y el sexo, ella con mi polla en su boca buscó con la otra mano la de mi amigo y empezó a masturbarlo mientras el acabó metiéndole varios dedos en su vagina y  ano, mi visión de la escena era de locura, Mara semi acostada a mis pies con mi polla en su boca, el cuerpo brillante del aceite, la polla de Pedro en la otra mano y mi amigo metiendo y sacando los dedos de su vagina y culo sin parar, cuando se intuía un nuevo orgasmo sacó mi polla de su boca y le dijo,-Quiero que me folles, quiero que me la metas toda dentro, quiero sentirla en mi interior. Aquellas palabras me sorprendieron pero me encantaron, estaba entusiasmado con esa versión de ninfómana de mi mujer, él no tardó mucho en hacerle caso, se puso un preservativo y acercó su grueso glande a la entrada de la hasta aquel día exclusiva cueva de mi mujer,  yo contemplaba la escena a escasos centímetros, ella cogió su polla,  se la puso en la entrada del glorioso agujero y empecé a observar como  iba desapareciendo poco a poco en la chorreante y depilada vagina y como poco a poco empezó a bombear lentamente y a meter y sacar aquel miembro del cuerpo de Mara aumentando el ritmo con maestría y resolución, yo la besaba mientras le pellizcaba los pezones y ella gemía de placer, primero ligeros suspiros entrecortados, después afirmaciones y comentarios orientativos, -Siiiiii, siiiiii,  un poco más rápido, siiiii, no pares, no pares, al tiempo que bombeaba le acariciaba el clítoris con el dedo gordo, ahoraaa, ahhhhhhhh, se deshizo en un tremendo orgasmo abandonando su cuerpo con espasmos y gemidos sin recato, Pedro que no se había corrido salió de ella y le dijo, -¿Te gusta lo que sientes? –Me encanta, buscó mis ojos con su mirada y dijo,- Ahora quiero que me folles tú. Salí de su espalda y me puse encima de ella, me cogió la polla y se la metió en la dilatada vagina y empezé a follarla como nunca, estaba cegado por las imágenes que aun se reflejaban en mis retinas y nos vinimos los dos rápidamente, fue un orgasmo brutal  con una eyaculación tremenda que le dejó el coño chorreando semen, cuando me aparté a un lado ella se dio la vuelta y con la mano por debajo de su cuerpo sacándola por la entrepierna se untó todo el sexo con el exceso de semen que había quedado alrededor de su vagina, Pedro inmediatamente le echó otro buen chorro de aceite en la espalda y empezó un nuevo masaje que derivó suavemente hacia su culo, con su mano experta iba subiendo y bajando abriendo poco a poco las nalgas de mi mujer, a ella parecía que le gustaba porque levantó su trasero para facilitarle el trabajo, sus dedos fueron concentrándose en el ano, le introdujo un dedo y empezó otra vez meterlo y sacarlo suavemente, después cambió y lo hizo con el dedo gordo, Mara cada vez iba levantando más su culo y ofreciéndoselo descaradamente haciendo movimientos sensuales, él le puso un poco más de aceite y le dijo, -Te voy a follar ese culo tan bonito que tienes, ella entre gemidos susurró,-No lo he hecho nunca, es todo para ti. Entonces Pedro me miró como pidiéndome permiso y yo le dije –Adelante, todo tuyo. Aquello pareció despertar más si cabe el deseo de mi amigo que tal como había hecho con su vagina puso el glande a la entrada de su culo y fue empujando lentamente hasta que su polla desapareció en el interior de mi mujer causándole una mueca de dolor al principio pero que rápidamente se convirtió en cara de placer cuando empezó a bombear poco a poco mientras con la otra mano le masajeaba  el clítoris por debajo del cuerpo, yo que había recuperado mi erección, ofrecí mi polla a Mara que se la puso en la boca y empezó una mamada intensa mientras Pedro se la follaba por el culo y le metía los dedos en el coño, no tardó mucho en volver a correrse con espasmos incluidos, esta vez mi amigo también se corrió y se quedaron los dos acostados en la cama, ocasión que aproveché para separarle las piernas y volver a introducirme en ella para rematar la faena y correrme otra vez en su interior, nos quedamos los tres exaustos, respirando entrecortadamente mientras recuperábamos el aliento y nos hacíamos cargo de la experiencia que acabábamos de vivir, Pedro fue el que primero habló,-Que tal Mara, ¿te ha gustado? Ella simplemente dijo un largo siii con un suspiro, -Pues ya sabes, se incorporó y metió tres dedos en el dilatado y chorreante coño de  mi mujer y dijo -Cuando quieras estoy a vuestra disposición.

Aquella experiencia no enturbió para nada nuestra relación, más bien contribuyó a mejorarla, así como nuestra amistad con Pedro, por lo tanto, recomendaría a todas las parejas que tienen esa fantasía y lo tienen claro a que no dejen de experimentarla y hacerla realidad si tienen la oportunidad.

GANYATA.