Trío con una parejita bi
Rober y Laura, pareja bi, hicieron que mi primera experiencia de este tipo fuera inolvidable.
Hacía tiempo que fantaseaba e imaginaba estar con una pareja en la que el chico fuera bisexual, porque aunque siempre me he considerado heterosexual, esa curiosidad de probar una experiencia semejante hacía recorrer por mi cuerpo una sensación que me gustaba, y a la vez excitaba. Nada perdía por probar... y vaya que nada perdí, todo lo contrario.
Conocí a Rober y Laura por internet, casualmente una tarde de domingo, en la que empezamos a chatear, intercambiar opiniones y gustos. Este primer contacto fue muy bueno, pero claro, con un teclado de por medio se puede aparentar mucho y luego la realidad ser muy distinta. La cuestión que a partir de aquella tarde, quedamos para ir conectándonos e ir hablando y conociéndonos poco a poco. Parecía que todo iba genial, así que intercambiamos whatsapps y decidimos concretar una fecha. Ese sería el gran día si todo iba bien, y vaya si fue bien.
Quedamos a tomar una copa un sábado por la tarde, naturalmente nos habíamos visto previamente por fotos, algunas genéricas, y otras bastante más explícitas, más picantes según nos íbamos conociendo. También habíamos tenido conversaciones telefónicas entre los tres, en la que nos contábamos qué es lo que nos gustaría hacer, propuestas, fantasías, etc. En fin, conocernos lo máximo posible a través de la distancia.
Quedamos en un local de la ciudad donde vivían Rober y Laura, muy cerquita de la playa. Ellos tenían alrededor de cuarenta y algo años, aunque Rober era algo mayor que ella. Él era un tipo bastante grande, corpulento (que no gordo), y muy alto. Ella era más bajita que yo, muy guapa, con un cuerpo delgadito, por sacar un pero con poquito pecho, pero con unas buenas piernas, para mí perfectas y un culo redondeado que para mí merecía un 10. Ambos ya tenían experiencia en otros tríos e intercambios, por lo que me habían contado en una de nuestras conversaciones anteriores.
Bien, yo llegué al local en cuestión a la hora acordada, y ellos ya estaban allí, sentados en un sofá, habían elegido un rincón del local bastante discreto. Yo estaba bastante nervioso, pero cuando me vieron entrar, Rober se levantó y me hizo un gesto de saludo para que me acercara hasta su mesa, así que me acerqué y nos saludamos.
He de decir que Laura llevaba un vestido azul cortito de esos que dejan lucir bien las piernas, con unos zapatos descubiertos, con tacón alto, un sugerente escote y una abertura en la espalda que le quedaba increíble. Iba muy, muy atractiva. Rober iba con unos vaqueros, y una camisa blanca, vamos normalito.
Por la hora que era, en el local no había casi nadie, lo cual daba mucho juego. Estábamos sentados en dos sofás pequeños enfrentados, con una mesita de por medio. Al principio ellos se sentaron juntos en un sofá, y yo solo en el otro. Tras los nervios iniciales por mi parte, ya que ellos estaban bastante tranquilos, la conversación empezó a fluir y poco a poco fuimos tomando más confianza, recordando y riéndonos de todo lo que habíamos ido hablando las semanas anteriores. La conversación empezaba a calentarse poquito a poquito y ya entre algunas risas Laura miró a su pareja, y con un gesto de ambos, ella se levantó y se cambió de sofá y se sentó a mi lado, con una mirada pícara y guiñándome un ojo cruzó sensualmente las piernas dejando a mi alcance la vista de sus muslos torneados y morenitos, los cuales aproveché para tocar y acariciar en cuanto tuve un par de ocasiones, siempre con el permiso de Rober, el cual disimulando nos hizo un par de fotos con su cámara del móvil.
Pedimos otra copa y continuamos con la conversación, la cual cada vez se ponía más y más caliente. Ellos me contaban con detalles algunas de sus experiencias anteriores, y como a Laura le ponía ver a un chico dándole placer a Rober y luego tener a los dos para ella sola.
También comentamos algo que ya había surgido en nuestras conversaciones a través de whatsapp, y es que les encantaba grabarse siempre que podían, bien solos o bien con otras personas, si estas accedían, para luego disfrutar ellos recordando sus momentos. Me preguntaron de nuevo, esta vez cara a cara, qué opinaba del tema de ser grabado, a lo que respondí lo mismo que ya les dije anteriormente: que no me importaba, siempre que el video no rulara por internet o cosas así, es más, hasta me daba morbo pensarlo. Ellos contestaron que si yo quería luego, me podían enseñar alguno de sus vídeos caseros que ya habían grabado antes. La cosa se ponía muuuy interesante.
Para entonces, la mano de Laura ya recorría mi pierna constantemente. Entonces acercó sus labios a mi oído y me susurró que iba al baño, y que allí me esperaba. Ella se levantó, se acercó a Rober y también le comentó algo al oído, y tras eso, se fue en dirección al baño. Con lo que me había dicho, mi erección era más que palpable, así que como pude intenté tranquilizarme para que no se me notara mucho, y Rober me dijo que no tardara en ir al baño, porque Laura estaba muy cachonda y me estaba esperando, él se quedaría allí para que no se notara tanto.
Así que me dirigí al baño, miré que no viniera nadie, y como la puerta estaba cerrada, toqué y ella enseguida abrió, me hizo espacio para que pudiera entrar y volvió a cerrar la puerta. Una vez dentro los dos, le dije que en un espacio tan pequeño y ella con ese vestido y ese cuerpo, me lo estaba poniendo muy difícil para controlarme, a lo que ella respondió diciendo que qué pasaría en ese caso, así que la agarré por la cintura, y me lancé a su cuello. Ella hizo lo mismo, y enseguida empezamos a comernos la boca, mientras no podía evitar subirle el vestido y palparle el culo tan sabroso que tenía. Aproveché que la tenía bien agarrada para darnos media vuelta y así poder mirar desde mi posición al espejo que ahora tenía enfrente y disfrutar del espectáculo. Ella sonrió pícaramente y me dijo que era un espabilado... pero que le gustaba eso, y yo le dije que ella no se quedaba atrás. Los dos nos reímos. La sensación de estar allí los dos y de que su marido estaba fuera esperando, consciente de todo, me ponía malísimo. Me dijo que estaba deseando comprobar cómo nos lo montábamos entre los tres, y que si quería, ya era hora de irnos a otro sitio más tranquilo. Por supuesto dije que por mí estupendo. Fueron un par de minutos totalmente intensos en aquel baño.
Salimos de allí y volvimos al sofá donde esperaba Rober, el cual por cierto ya había pagado la cuenta, lo cual agradecí, a lo que Laura contestó entre risas que ya se lo agradecería en su apartamento.
Como ellos habían venido andando, porque su apartamento estaba cerca, y yo llevaba coche, me ofrecí a montar en él, y así ir todos juntos. Ellos aceptaron, y los 5 minutos de trayecto estuvimos bromeando y comentando entre risas lo que parecía que se avecinaba, la verdad es que la cosa se ponía muy caliente.
Cuando llegamos, tomamos el ascensor, y finalmente llegamos al apartamento, pequeñito pero muy apañado, y con unas vistas al mar increíbles. Me llamó la atención que en una parte del salón habían colocado en el suelo un colchón con unas sábanas, estratégicamente colocado frente a un espejo. Yo no pregunté, pero se notaba que ya lo tenían todo más que planeado por si salía bien nuestro encuentro.
Laura dijo que le diésemos 5 minutos que ahora venía, y Rober me ofreció sentarme en el sofá, donde me preguntó si me apetecía que pusiera alguno de los vídeos caseros que alguna vez habían grabado, tal como habíamos comentado mientras habíamos estado en el local de copas. Le dije que me encantaría verlo, así que sacó un USB de un cajón, y lo colocó en la TV. La situación me excitaba totalmente, y el buen rollo que había con ellos lo hacía todo muy fácil. Cuando vi las primeras imágenes del vídeo, allí estaban ellos, con otra pareja. En aquella escena se veía como Laura se comía al chico de la otra pareja, y la chica de la otra pareja, se comía a Rober, al que por cierto, se le venía un pene enorme, más grande de lo que parecía en fotos. Rober me preguntó que si me gustaba, a lo que respondí afirmativamente. Como ya digo, era un vídeo grabado en aquel mismo apartamento en el que ambos hacían un intercambio con otra pareja. Aquello me excitó muchísimo y pude ver que a él también, pues se tocaba la entrepierna por donde se veía un bulto considerable. De repente me dijo, vamos a ponernos aún más cómodos, y se quitó el pantalón, y mirando el vídeo comenzó a masturbarse. Me impresionó aquella polla tan grande, tanto de larga como de gruesa. Entonces yo, ni corto ni perezoso, le contesté que era una buena idea, e hice lo mismo. Estuvimos varios minutos viendo aquel video, masturbándonos y alternando la mirada entre el vídeo y nosotros.
Entonces oímos una puerta abrirse. Era Laura, y venía con un conjunto de lencería que me dejó sin habla. Estaba tremenda, y se fue hacia el colchón, donde con un gesto con su mano y a mi directamente me dijo que si prefería seguir viendo el vídeo o ser protagonista de uno nuevo. Querían grabar nuestro encuentro, pero de nuevo me dijeron que si no quería, no pasaba nada. Pero dije que sí, en parte me daba mucho morbo, pero les recordé que siempre que no lo publicasen luego y se viese mi cara, a lo que dijeron que por supuesto. Así que Rober sacó una pequeña cámara mientras yo me acercaba al colchón. Mientras él colocaba la cámara en un sitio estratégico, Laura me dijo que ahora tocaba continuar la fiesta que habíamos empezado en el sofá, pero desde el colchón, y con ella.
Pude ver que Rober se acercó al colchón, y Laura se acercó a él, le quitó todo lo que le quedaba, quedándose Rober totalmente desnudo. Laura se arrodilló y empezó a masturbarle. Yo en ese momento ya me había quitado también toda la ropa y me acerqué a ellos dos. Laura no había dejado de mirarme, y me hizo un gesto para que me pusiera al lado de su pareja, yo estaba súper excitado, y con su otra mano empezó a masturbarme también. Rober me preguntaba si me gustaba como lo hacía, a lo que solo podía responder que por supuesto. Enseguida empezó a chupársela a su marido, insisto en que era increíble el tamaño de esa polla, casi no le cabía en la boca, y yo me imaginaba que cuando follaran la iba a reventar. Mientras ella se la chupaba a él, su mano no dejaba de masturbarme, pero enseguida paró, me lanzó una mirada muy pícara y sacando la lengua me dijo que si le dejaba probar conmigo. La respuesta fue evidente, así que empezó a chupármela a mí, y lo hacía de vicio, despacito y con dedicación... uufff... era increíble. Durante un rato estuvo intercambiando entre nosotros, y entonces le dije que con permiso de ellos, ahora me tocaba a mí comérmela a ella. Me respondió que lo estaba deseando, así que me tumbé boca arriba, y Laura se quitó su tanga de encajes negro, se puso de rodillas encima de mí para que pudiera comerle todo su coñito depilado y húmedo, mientras Rober se puso delante para que Laura pudiera seguir chupándosela a él. Me comía a Laura mientras mis manos le recorrían todo lo que podían, desde su culo hasta sus muslos, pasando del tacto de su piel al de sus medias que llevaba puestas, yo estaba a tope, y ella empezaba a gemir, mientras veía que aumentaba el ritmo con el que se comía a su marido.
Entonces le dijo a Laura que hiciera conmigo un 69 mientras él grababa primeros planos. Yo me quedé tumbado como estaba y ella solo tuvo que darse la vuelta. Era super excitante, y tanto ella como yo gemíamos excitadísimos por la situación. Yo pensaba que en cualquier momento me correría, pero entonces ella se levantó, y nuevamente de rodillas se acercó a Rober y empezó nuevamente a chupársela. Yo me masturbaba cuando Laura me cogió de la mano, y acercó la mía hasta la polla de Rober, me guiñó un ojo y me dijo que ahora quería ver como yo le daba placer a su marido.
Cogí aquella polla tan enorme, estaba durísima, y empecé a masturbarla, me gustaba hacerlo. Laura le daba lametones en la punta mientras yo la agitaba sin parar. Rober ya había dejado la cámara y se limitaba a gemir y a decir que siguiésemos así. Laura se apartó un momento para recogerse bien el pelo, y sin dudarlo aproveché para meterme en mi boca aquella enorme polla. Evidentemente no me cabía entera porque era tremenda. Me encantaba aquella sensación. Rober me cogía de la cabeza y hacía movimientos hacía mí. Me estaba follando la boca. Mientras me entretenía de rodillas hacia Rober, Laura se entretenía mirando, tocándonos y tocándose ella.
Rober decía que le encantaba, y ahora era ella la que había cogido la cámara e hizo algunas fotos, después se acercó a mi posición y me ayudó a comerle la polla a Rober. Nos turnábamos como animales en celo, esperando nuestra ración, la situación estaba muy caliente, y Rober insinuó que si seguíamos se correría a no mucho tardar. Así que paramos, queríamos dar mucho más juego, y Laura dijo que era hora de pasar a la acción, y me preguntó si alguna vez me habían follado el culo con una polla tan grande. Evidentemente dije que no, a lo que ella contestó que había llegado la hora, mientras que pude escuchar un suspiro de placer de Rober, a quien a continuación pude escuchar decir que lo estaba deseando. Laura le preguntaba: "¿Quieres follarte el culito de nuestro invitado?", y él, acelerando su respiración contestaba afirmativamente.
Lentamente Laura me ayudó a ponerme a cuatro patas, poco a poco me estaba convirtiendo en su esclavo sexual, iban a hacer conmigo lo que quisieran, y a mí me excitaba enormemente esa sensación, una sensación nueva para mí. Además, como había un espejo al lado, éramos espectadores de nuestros propios actos, pudiendo ver todo en todo momento. Así pude ver como Rober se ponía el preservativo, mientras Laura le acercaba un tubo de vaselina para facilitar la tarea. A continuación, ella se colocó delante de mí con las piernas abiertas y me dijo que quería que le comiera el coño mientras su marido me follaba a mí, así que ella se acercó a mí, colocó un cojín sobre su espalda y con la cámara en mano se dispuso a relajarse, mientras yo me la comía con todas mis ganas. Entonces fue cuando empecé a notar que Rober me lubricaba bien, con mucho cuidado, pues le advertí que tuviera cuidado, pues su polla era bastante grande. Cuando terminó noté como algo intentaba abrirse paso dentro de mí, muy poco a poco al principio, como jugueteando. Era una sensación extraña, y a medida que pasaban los segundos, notaba como poco a poco mi cuerpo iba dejando entrar a Rober. Al principio, sentía dolor, un dolor extraño que poco a poco daba paso a otra sensación, a la de placer. Por un momento paré de comerme a Laura, y ella me agarró suavemente la cabeza y me volvió a acercar hacia ella para que no parase, yo emitía gemidos, mientras que Rober ya me había penetrado. Entonces noté sus manos agarraron mis caderas y las empujaba hacia él, al mismo tiempo que Rober empujaba para coger el ritmo adecuado. Los segundos y los minutos iban pasando, y los gemidos de los 3 inundaban la habitación, fue uno de los momentos más excitantes que he podido vivir. De vez en cuando aprovechaba para mirar al espejo y disfrutar como un espectador de la escena. Rober embistiéndome por detrás, y Laura deseosa de que me la comiera mientras ella aprovechaba y de vez en cuando sacaba fotos y algún vídeo con la cámara. Al cabo de un rato, noté como Rober aceleraba el ritmo y sus gemidos, estaba a punto de correrse, así que le dije todo lo excitado que estaba, y que podía hacerlo donde quisiera, así que se apresuró a liberar su polla, quitarse el preservativo, y a derramar su corrida sobre mi culo y parte de mi espalda. Noté una generosa corrida, caliente, mientras sus gemidos lo delataban.
Entonces Laura nos preguntó si nos había gustado, y los dos, con una sonrisa, sólo pudimos decir que sí entre suspiros, mientras que yo sentía que quería más. Ella dijo que ahora le tocaba a ella, y se apresuró a colocarse en la misma posición en la que había estado yo, invitándome a follarla, mientras Rober volvió a coger la cámara. Obedientemente me dispuse a ello, y empecé a embestirla fuertemente, muy excitado, mientras ahora los que gemíamos éramos nosotros. Miraba el espejo, y viendo la escena, no pude aguantar mucho más, quería correrme, y así se lo hice saber. Laura me dijo que lo hiciera tranquilamente, que me lo había ganado, así que del mismo modo que Rober hizo conmigo, me corrí sobre el culo y la espalda de Laura,. Fue una de mis corridas más abundantes que he tenido, supongo que debido a la excitación de aquel momento.
Con Rober y yo "listos", faltaba Laura, así que después de limpiarnos un poco, me pidió que sujetara yo ahora la cámara y les grabase a ellos dos. Así que ella se tumbó hacia arriba y Rober, empalmado de nuevo se puso a follarla con fuerza. Yo intentaba grabarles como mejor podía, y desde varios ángulos. Me volví a excitar viendo la escena: Laura tenía las piernas en alto, y Rober le sujetaba los tobillos, y la empujaba muy fuerte. Ella se masturbaba, y yo que no quería quedarme quieto, quise acariciarle las tetas y los pezones, que los tenía muuy duros. Ella me miró, y entre jadeos me guiñó un ojo, y me preguntó si quería que me la chupara. No lo dudé y allá que me acerqué, de nuevo los tres en acción, y esta vez sus gemidos quedaban ahogados mientras me chupaba mi polla, que volvía a recuperar su erección. Laura no tardó mucho en correrse, con un grito que debieron escuchar más de dos o tres vecinos.
Aquella pareja era una bomba, y lo mejor de todo es que todavía no había acabado.
Después de que Laura se hubiese corrido, paramos y aprovechamos para relajarnos un poco mientras hablábamos de lo sucedido. Me preguntaban qué me parecía y si me gustaba la experiencia, a lo que respondí que era la mejor que había tenido. Poco a poco, y hablando de lo ocurrido minutos antes, nuestras pollas volvieron a manifestarse en acción, cosa que Laura advirtió, y con una sonrisa en la boca dijo que se pusiera de pie quien quisiera una nueva sesión de chupeteo. Evidentemente allá que fuimos Rober y yo, que en pocos segundos volvíamos a sentir aquella boca y aquella lengua recorrer nuestras pollas. Hizo que nos juntásemos bastante para poder juntar las dos a la vez y jugar con ellas, mientras nosotros nos derretíamos del gusto.
Una vez ya estaban encendidos los ánimos de nuevo, volvimos a la acción, yo me quedé en el lugar en el que estaba, pero Rober se colocó detrás de Laura, y me dio la cámara. Se puso un preservativo, y me explicó que iba a metérsela a Laura por el culo, mientras ella seguía comiéndome; y todo este momento querían que lo grabase desde mi posición.
Así que dicho y hecho, Laura se colocó en posición a cuatro patas, y mientras Rober, con alguna dificultad conseguía penetrar analmente a su mujer, yo disfrutaba como nunca grabando y siendo comido por ella, que intentaba ahogar sus gemidos mientras se metía mi polla en su boca. La calentura volvía a apoderarse de nosotros, y el ritmo de Rober aumentaba, y parecía que iba a reventar a Laura. Sus gemidos iban en aumento, y de repente Rober me dijo si quería intercambiar posición, a lo que mirando a Laura, y viendo que me guiñaba un ojo, no tardé en hacerlo. Ahora dejé la cámara a un lado para concentrarme y disfrutar mucho más.
Me coloqué el preservativo, y penetré analmente a Laura que volvía a gemir. Que gustazo sentí al notar aquella estrechez envolviendo mi polla. Lo hacía muy suavemente al principio, y poco a poco me soltaba más y más dejándome llevar completamente. Rober cogió la cámara y se centró en grabar mientras Laura ahora se lo comía a él, era una escena muy excitante a la que no me pude resistir mucho más, quería y necesitaba correrme de nuevo. Los gemidos de Laura y el gustazo que sentía lo estaban propiciando, y Rober lo notó, el cual me dijo que si quería podía correrme sobre Laura, así que rápidamente me quité el preservativo, y me puse en manos de ella, que no tardó en hacerme derramar sobre su cara toda mi corrida.
Estaba extasiado, nunca hubiese imaginado que aquella experiencia iba a resultar tan placentera y excitante para mí. Como Laura todavía estaba muy excitada, Rober me sustituyó, y esta vez él se tumbó, y ella se colocó encima para cabalgarlo salvajemente. Verla llevando a cabo ese movimiento, con sus medias puestas resultaba tremendo. Laura dominaba ahora y no tardó demasiado en sentir un nuevo orgasmo acompañado de unos gemidos que de nuevo algún vecino escucharía.
Mientras Laura se reincorporaba, ella y Rober se miraron pícaramente a los ojos, evidentemente faltaba él por terminar, así que de nuevo se colocó de pie, y ella de rodillas ante él, pero ambos me miraron, y ella me dijo si me gustaría ayudarla a hacer correrse a Rober. No sé por qué, me sorprendió un poco, ya que pensé que querrían acabar ellos dos solos, y aunque me quedé un par de segundos sin habla, una nueva sensación me invadió, una sensación que hizo que me acercase rápidamente a su lado, y colocándome de rodillas, la ayudara a comernos aquella polla que en breves momentos estallaría de placer.
Jugueteábamos con nuestras lenguas sobre ella, mientras Rober se retorcía de gusto, la cogíamos, la masturbábamos, nos la metíamos en nuestra boca hasta llenarla completamente. Se notaba que él estaba disfrutando mucho, sus gemidos lo delataban, gemidos que cada vez emitía más seguida e intensamente. Sabíamos lo que estaba a punto de ocurrir, cuando Rober empezó a masturbarse rápidamente, entonces Laura se apartó un poco y con su mano dirigió mi cabeza hacia su polla, y me susurró al oído que si alguna vez había probado una corrida, a lo que con un sonido y un movimiento de cabeza hice entender que no. Entonces ella con un sonrisa muy pícara le dijo a Rober que si quería correrse en mi boca. Yo acerqué mi lengua a su polla, y viendo como él mismo se la dirigía hacia mi boca, que abrí deseosamente como esperando mi recompensa, escuché un gemido prolongado y profundo de Rober. Empecé a notar como los salpicones calientes iban entrando en mi boca. Él gemía, se corría en mi boca y yo la recibía con ansia. Tras unos segundos, Rober terminó e hizo un movimiento para que las últimas gotas cayeran sobre mi lengua, entonces Laura me cogió del cuello, me ladeó y empezó a comerme la boca. Jugábamos con la corrida de Rober entre nuestras bocas.
Entre sorprendido y excitado, descubrí que me encantó recibir su corrida. Me encantó esa textura, esa temperatura, y me fascinó jugar con ella entre mi boca y la de Laura.
Cuando nos relajamos un poco y nos limpiamos, me preguntaron si me había gustado la experiencia, evidentemente les respondí que había sido la mejor, y más excitante que había podido vivir.
Después de darnos una ducha, y tomar algo ya más relajadamente, Rober conectó la cámara a la televisión, y pudimos ver todo lo que habíamos grabado.
Un placer del que siempre guardaré el mejor recuerdo.