Trio con sorpresa

Un matrimonio decide hacer realidad su fantasía de incluir a otra mujer. Aunque lo consiguen, no fue realmente como esperaban.

TRÍO CON SORPRESA

( Esta historia nunca ocurrió en realidad, simplemente es un relato, una fantasía cuyo único fin es entretenerme a mí y a todos aquellos / as que gustan de leer historias eróticas)

Mi nombre es Wylly, y junto con mi esposa Ana, había decidido que era hora de tomarnos al menos una semana de vacaciones después de varios años sin poder disfrutarlas.

Por mi parte le propuse que podríamos hacer algo excitante, sexualmente hablando, durante las mismas. Tanto Ana como yo, a veces fantaseábamos con que ella tuviera relaciones con otra mujer. He de reconocer , que me pone bastante una buena escena de lesbianismo.

Ana, que está bastante bien a sus 37 años, y que es muy abierta en lo referente al sexo, también disfrutaba de esa fantasía, pero no tenía claro del todo que algún día la llegara a realizar. El caso es que aceptó mi propuesta y buscando candidatas decidió que con su antigua compañera de trabajo quizás hubiera posibilidades.

Su compañera se llama Luisa, y hacía unos tres meses que la habían destinado a otra sucursal a unos 700 Km. situada en una provincia costera famosa entre el turismo europeo.

Ana se puso en contacto con ella, quien se mostró encantada de que pasáramos la semana con ella, ya que casualmente también disponía de esa semana de vacaciones.

Llegó el día de salir hacia la aventura, no podíamos ocultar nuestra excitación ante la posibilidad de que pudiéramos hacer realidad una de nuestras fantasías. Después de un par de horas llegamos a nuestro destino. Luisa había ido a recogernos a la estación de tren.

Cuando la vi, me quedé gratamente sorprendido. Era una mujer bastante guapa y muy elegante, además de simpática. Las dos se saludaron muy efusiva y cariñosamente, sobre todo Luisa, que llegó a confesar que había sido muy duro para ella alejarse de Ana debido a la gran amistad que tenían.

Después de esto, empecé a vislumbrar ciertas posibilidades de que pasara algo entre ellas, y de paso, participar yo también.

Durante los dos siguientes días, Luisa nos sirvió de guía, enseñándonos los lugares mas pintorescos y las calas menos concurridas. Fue en una de esas calitas, en la que pasamos todo un día, donde pude apreciar mas de cerca su físico; comprobando que mi apreciación en la estación de tren, no había sido errónea.

Lucía un bikini, no muy sexy, pero que realzaba sus exuberantes pechos, creo que con implante de silicona, y dejaba a la vista parte de su duro trasero de un tamaño algo grande pero muy deseable.

Fue en ese lugar también, donde mas muestras de cariño se profesaron las dos. Yo sabía que Ana estaba tanteando el terreno, pero la actitud de Luisa, me hacía sospechar que deseaba realmente liarse con Ana.

Una vez obtenida esta conclusión, decidí que al siguiente día durante la cena, sería el momento para iniciar la acción, y así se lo hice saber a Ana.

Por fin amanecía el gran día. Lo pasamos visitando lugares , y durante el almuerzo, propuse que podríamos ir a cenar fuera y luego a tomar unas copas en un lugar tranquilo. Las dos aceptaron encantadas.

A medida que se acercaba la hora de la cena, el nerviosismo se apoderaba de nosotros.

Elegimos un restaurante que además, tenía un anexo para tomar copas , una pista de baile y una pequeña orquesta. Cenamos copiosamente, y bebimos aún mas.

Durante la noche, hablamos de varios temas, hasta conseguir llevar la conversación al terreno sexual. Decidí arriesgarme y comenté a Luisa nuestra fantasía. Pareció positivamente sorprendida por lo que estaba escuchando, y por fin de su boca salieron las palabras que estábamos deseando escuchar.

Si queréis, yo me ofrezco a ayudaros a realizarla. Pero advierto que quizás no resulte como esperáis.

Si no lo probamos, nunca lo sabremos. Respondí.

Apresuradamente nos dirigimos a su casa. Durante el trayecto en el coche, se besaron en un par de ocasiones. Parecía que la cosa marchaba. Llegamos a su edificio, y una vez en el ascensor, se fundieron en un profundo beso, hasta llegar a su piso.

Una vez dentro , continuaron besándose. Luisa siempre llevaba la iniciativa. Con mucha paciencia, esta fue desnudando a mi esposa, hasta dejarla totalmente en cueros. Luego la volteó y la obligó a tumbar su torso sobre una mesa que había en medio de la sala.

Yo me dirigí a un mullido sillón justo en frente de ellas, a unos metros, y me senté dispuesto a disfrutar del espectáculo. Luisa empezó a despojarse de su vestido apresuradamente, dejando a la vista sus magníficos pechos. Acto seguido separó las piernas de Ana y empezó a pasar su lengua por el sexo, arrancándole los primeros suspiros.

Los gemidos de Ana iban en aumento, señal de que Luisa la estaba trabajando muy bien. Esta se deshizo de su diminuto tanga, aunque debido a mi posición, no pude divisar su sexo. Lentamente se fue incorporando, paseando su lengua por la espalda de Ana, hasta llegar a su cuello, manteniendo su pelvis y una de sus manos sobando el sexo de mi esposa, quien movía sus caderas en busca de mayor contacto.

Lo siguiente fue un empujón de Luisa, seguido de un sonoro grito de Ana. Por un momento pensé que le había metido toda la mano o algún consolador, hasta que vi como Luisa la agarraba fuertemente por las caderas , mientras le propinaba a Ana fuertes envestidas.

La curiosidad y los quejidos de Ana, hicieron que me acercara a ver de que se trataba.

Menuda sorpresa me llevé al llegar hasta ellas. Luisa era casi un transexual, y digo casi, porque todavía conservaba su aparato, que además era bastante respetable, lo que explicaba los quejidos de Ana.

Ya os dije, que quizás no sería como esperabais. Se limito a señalar Luisa sin dejar de follar a Ana.

Desde luego que no, mmmm, es mucho mejor. Espetó Ana.

Bueno wylly, ¿no te animas a participar?. Preguntó Luisa.

Desde luego no entraba dentro de mis planes futuros follar con un transexual, pero que demonios, la situación me había puesto realmente caliente. Me quite la ropa y dirigí mi ya erecto miembro a la boca de mi esposa, quien comenzó a chuparlo frenéticamente, ahogando con él sus ahora gemidos de placer provocados por la tranca de Luisa.

Después del primer orgasmo de Ana, cambiamos posiciones. Luisa y ella montaron un sesenta y nueve con Ana debajo comiéndole el miembro y Luisa haciendo lo propio. Me posicioné detrás de Luisa y comencé a hundir mi polla en su ano, hasta que mis testículos chocaron con los suyos.

Empecé con suavidad, dando tiempo a que se adaptara a mi miembro, pero en seguida , Luisa me ordenó que la follara sin compasión. No lo dudé ni un instante, y emprendí la penetración mas violenta de que fui capaz, regalándome sus gemidos y palabras de aprobación a mi labor, hasta que finalmente se corrió llenándole la boca a Ana con su caliente semen, mientras ella también se estremecía en un nuevo orgasmo.

Yo seguía empalando a Luisa , aunque ahora con mas clemencia. Ella se volvió hacia mi, y pidió que me corriera en su boca. Puestos a probar otra nueva sensación, accedí gustoso.

Me situé encima de Ana quedando mis testículos a la altura de su cara. Luisa acercó su boca y comenzó a devorar mi miembro con autentica maestría, provocándome un inmenso placer, aumentado por las atenciones que la lengua de mi esposa propinaba a mis testículos y ano. De pronto sentí una gran tensión de toda mi musculatura y me abandoné a un increíble y casi eterno orgasmo, derramando todo mi semen en la boca de Luisa, quien lo engulló todo con auténtico deleite.

Durante un largo rato, permanecimos los tres abrazados, regalándonos besos y comentando lo placentero que había resultado, a pesar de la sorpresa de Luisa.

wyllyfantasyx@hotmail.com