Trío con la ex

Una encerrona de mi novia y una ex se convierte en una maravillosa noche de sexo morboso.

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Mi novia Sandra y yo llevábamos viviendo juntos algunas semanas. Era algo muy reciente y una decisión relativamente impulsiva. Apenas se lo habíamos contado a nadie.

Una tarde de sábado recibí la llamada de una antigua novia, Laura, para ver si podíamos quedar. Ante la misteriosa comunicación tuve que explicarme rápidamente si no quería bronca en casa. Tuve que contarle a mi novia mi historia con ella, aunque claro me guardé los detalles más jugosos.

Para mi sorpresa mi novia decidió que quedaríamos con ella y así conocer a una de mis ex. Le salio una vena competitiva que yo apenas conocía. Era una tarde de sorpresas.

Cuando terminó de arreglarse, como una hora después, el pantalón de cuero que se puso era tan corto que destapaba la mitad de sus prietas nalgas. Los largos y torneados muslos salían desnudos del todo hasta unas reducidas sandalias.

El top descubría toda su espalda, anudado detrás del cuello dejaba un sugerente escote, marcando su vientre plano y los cónicos y durísimos pechos. La roja y salvaje melena alrededor de su preciosa carita pecosa.

Llegamos a la plaza donde habíamos quedado para seguir con las sorpresas. Mi ex sabiendo que venia la mujer con la que ahora vivía se había puesto también de lo mas sexi que podía. Su cuerpo voluptuoso lo permitía. Una faldita que no le conocía tan corta que apenas merecía ese nombre marcaba su ancha cadera desnudando sus rotundos muslos.

Una fina camiseta de tirantes sin sujetador lucía sus enormes tetas, por la delgada tela se trasparentaban sus gruesos pezones que tanto me gustaba lamer y morder. La lisa melena rubia le seguía llegando a las posaderas y los rasgos sensuales y gruesos labios seguían llamando la atención.

-Laura, ella es Sandra, ahora vivimos juntos.

  • Encantada, sabía que "este" tenía buen gusto y me lo estás confirmando.

  • ¡Vaya! lo mismo digo, eres muy guapa.

Tras las presentaciones las cosas fueron mas civilizadas de lo que mi primera impresión me hizo suponer. No se tiraron de los pelos nada mas verse. Incluso parecía que se iban a llevar bien, o no demasiado mal. Lo que probablemente sería malo para mí.

Con las dos en ese plan y yo en medio con un polo y unos vaqueros debía parecer un pordiosero. No estoy mal del todo alto, delgado, cuerpo fibrado pues intento cuidarme. No creía merecer tanta atención de dos pibones como ellas.

Pero aún así me halagaba tener a las dos en plan zorritas pendientes de mí. Frotando sus pechos contra mis brazos y compitiendo entre ellas por mi atención. Cada una a un lado y yo en medio sin saber como reaccionar.

En esa actitud levantábamos más de una mirada de envidia. Bueno a mí me envidiaban y a ellas las deseaban. Lógicamente podía sobar a placer el culo de mi novia y morrearnos sin cortarnos poniéndole los dientes largos a Laura. De la que me imaginaba, si seguía siendo la chica morbosa que conocía, el tanga completamente húmedo bajo la escasa falda.

Una de las cosas que más me gustaban de ella cuando salíamos era lo que le gustaba el sexo y lo morbosa que es. Así que suponía que vernos a Sandra y a mí en plan pulpo la estaba poniendo cachonda.

En algún descuido de mi novia cuando se acercaba a la barra o al baño ella podía darme un piquito en los morros o permitirme sobarle el jugoso culo mientras miraba alrededor pendiente del regreso de mi actual pareja. Con todo eso mi polla estaba tan tiesa como el astil de una bandera. Ambas se habían dado cuenta de ello.

Más me sorprendieron cuando mi ex en vez de sentarse a mi lado lo hizo al de mi novia. Juguetona dejó descansar su mano en el desnudo muslo de su nueva amiga. Esta se giró hacia ella con una mano en su espalda desnuda, la otra acariciando suave uno de sus pezones por encima de la fina tela del top.

Pasó la cara por su cuello susurrando algo a su oído que yo no pude oír. Así sin mas cogieron cada una de ellas una de mis manos y salimos pitando con rumbo a nuestra casa. Mientras caminábamos mis brazos rodeaban sus cinturas apretándolas contra mi pecho.

  • ¿Te fías de nosotras?

  • En absoluto. Pero me imagino que no tengo otra opción.

El primer beso con lengua que se dieron fue cruzándose delante de mí en un semáforo. Eso me llevó mas allá de la sorpresa, al siguiente nivel. No conocía esa venda bisex en ninguna de las dos.

Sabiendo que lo que ocurriría esa noche estaba por completo fuera de mi control. Como si se hubieran puesto de acuerdo las dos bajaron mis manos a sus culos para que se los amasara. Ofreciéndome alternativamente sus bocas para que las besara dándome lengua como si la otra no estuviera allí.

Pero eso solo hasta llegar a casa donde me sentaron en un sillón y faltó poco para que no me ataran. Ellas se enfrentaron la una a la otra, mirándose a los ojos y sin decir nada juntaron las lenguas fuera de las bocas cruzándolas con hilos de saliva de una a la otra.

Sus manos recorrían las pieles con suavidad, rozando aquí, excitando allí. Mí novia levantó la minifalda descubriendo el culo rotundo de mi ex que el microscópico tanga no podía tapar. Esta le libró del pantaloncito que tras salvar sus duras nalgas cayó a sus pies sin impedimentos.

Luego bajaron los tirantes desnudando estos pechos talla ciento diez que en algunos momentos aún echaba de menos. No podía moverme y mi polla amenazaba con una congestión pues tampoco me habían dejado desnudarme.

Mi novia se agachó a comerse esas tetazas lamiéndolas enteras y metiéndose los pezones de areolas de casi dos pulgadas de diámetro en la boca. Mientras una de sus manos investigaba entre los muslos de la rubia lo que yo imaginaba que estaría bien depilado.

Jugando conmigo llevó dos de sus dedos, los que había tenido dentro de su nueva amiga, a mi boca dejándome probar el sabor de mi ex. Luego cayó su top que le sacó por la cabeza desnudando las firmes y duras, aunque bastante más pequeñas, tetas de mi novia.

No les quedaba mucho encima ya y mi ex tumbó a la pelirroja sobre nuestra mesita de centro aprovechando para llevarse por sus largos muslos el tanga. Separar sus piernas, arrodillarse en el suelo y ponerse a saborear el coñito que yo había disfrutado esa misma tarde después de comer. La hacía gemir y suspirar conseguía darle un orgasmo tras otro acariciando además sus cónicos pechos.

-¿Crees que le gusta?

  • Le encanta, lo que yo no sabía era que a tí te iba a gustar comérselo.

  • Parece que aún guardamos algunas sorpresas.

Mi novia harta de tanto parloteo y con ganas de seguir gozando tiró de la cabeza de Laura para que siguiera lamiendo. Ya no pararon hasta que tuvo su primer orgasmo de la noche.

-Me debes uno, bonita.

  • No pienso negártelo, estoy deseando devolverte el favor, rubia.

Le tendió la mano para que la ayudará a levantarse y al quedar de pie frente a frente volvieron a besarse. Compartieron el sabor de Sandra que mi ex aún debía tener en los labios.

Yo seguía paralizado pero cachondo como nunca. y deseando que me hicieran caso. Pero ellas parecian seguir a lo suyo. Pegadas como con cianocrilato, sus tetas se frotaban según se movían. Entre sus vientres no cabría ni una hoja de papel de fumar.

Y un muslo de cada una entre las piernas de la otra probablemente hasta rozar los labios depilados de sus vulvas. Aprovechando su distracción me libré de mi camiseta.

-¿Y qué hacemos con él? ¿crees que se merece un poco de atención?

  • Si se porta bien...

Con unas impresionantes expresiones de zorrón en sus bonitos rostros se giraron hacia mí. Se fueron acercando despacio provocándome aún más. Cada una se hizo con uno de mis pies y me descalzó. Acto seguido se los llevaron a la boca para lamer los dedos y las plantas.

Nadie me había hecho algo así nunca. Me estaba derritiendo con ello. Ahora el que gemía era yo. Ni sé qué manos abrieron mis pantalones. Pero un momento después cada una tiraba de una pernera hasta dejarme solo con el slip. Y marcándose en la tela mí pétrea erección.

Sus labios subían por mis piernas lamiendo mi piel sin prisa recreándose en cada centímetro que subían. Menos mal que antes de salir me había depilado el cuerpo entero. Solo me dejaron mensajes el culo del sillón para tirar del slip, mi durísima polla saltó ante sus caritas de vicio.

No podía durar mucho más. Al poco de notar los labios de Laura chupando mis huevos y la lengua de Sandra subiendo por el tronco empecé a echar chorros de semen como una fuente.

En el plan en el que estaban no iban a desaprovecharlo. Sus bocas empezaron a turnarse sobre el glande recogiendo la lefa. Cuando dejó de salir y mi polla empezó a perder consistencia rodaron a besarse de nuevo compartiendo mi semen. La lenguas fuera de las bocas, se las chupaban y compartían saliva y lefa en un morreo muy guarro.

Más todavía cuando se incorporaron y me hicieron participe del beso. Mi propio sabor mezclado con sus babas cayendo de sus lenguas a mi boca abierta. Yo alucinaba pero no pensaba en desperdiciar ni un momento del morbo que me estaban dando.

Por fin pude echar mano a sus culitos. Acariciar sus suaves epidermis y a veces donde ponía la mano ya estaba por allí otra mano femenina tocando. Estaba llegando con el índice al ano de mi ex, le gustaba mucho el sexo anal cuando estábamos juntos, pero ya estaban allí dos dedos de Sandra penetrándola.

Cuando alcancé el coñito de Sandra solo estaba libre porque mi ex estaba jugando con su trasero. Dejé de saborear sus lenguas para dedicarles un ratito a sus pechos. Sus preciosas tetas caían sobre mi cara y no dacia a cuál de las cuatro prestar más atención así que me tornaba besando y lamiendo esas dulces masas de carne. Mordisqueando con suavidad sus pezones.

A ese ritmo mi herramienta recuperaría pronto la verticalidad. Fueron ellas las que me llevaron de la mano a mi dormitorio. Algo mosca me di cuenta de que Laura sabía perfectamente donde caía la cama.

Como lo prometido es deuda con suavidad las manos de Sandra colocaron a la rubia a cuatro patas sobre el lecho. Yo de pie a su lado solo podía admirar tan bello espectáculo. Se puso detrás de ella. Empezó a pasar la legua por las poderosas posaderas de Laura.

Bajó por la raja hasta clavar la lengua en el ano lo que arrancó un fuerte gemido de mi ex novia. A la vez que separaba aún más la rodillas para que pudiera alcanzarlo todo con su boquita. Pronto llegó al xoxito y empezó una comida que por los suspiros que salían de su garganta pistachos de especialista.

Ya estaba claro que todo aquello era una encerrona y que esas dos ya habían tenido algún encuentro anterior. Ya se conocían y sigan lo que le gustaba a la otra. Pero no era el momento de hacer de detective sino de disfrutar de todo ello.

Laura estiró la mano y consiguió alcanzar mi rabo que aún no estaba en forma, solo morcillón. Tiró de mí para que subiera a la cama delante de ella. Así empezó a acallar sus gemidos metiéndose mis huevos en la boca. Ya debía haber tenido más orgasmos que los que ella le había conseguido a Sandra.

Por encima de su espalda y nalgas los ojos de mi novia se clavaban en los míos con una mirada de pura lujuria. Separó un segundo la boca de tan jugoso coño para decirme:

  • Quiero ver como te follas este culo.

  • Tus deseos son ordenes. Por supuesto.

Para entonces mí polla volvía a estar como el palo mayor de un galeón. Así que me moví hacia la grupa de la rubia. Su ano estaba tan lubricado con la saliva de mi novia y mi polla con la suya que no hizo falta nada más. Sandra cogió mi polla con la mano y la fue guiando al interior de su amiga.

Sus gemidos se agudizaron todavía más mientras despacio pero sin parar la iba penetrando hasta que mis huevos chocaron los labios de su vulva. Mi novia sin separarse un centímetro de nosotros se dedicó entonces a acariciarme los huevos y el clítoris de la rubia a la vez que me besaba con mucha lengua.

A veces también me empujaba del culo para que le diera más rápido. O tan traviesa como se había mostrado toda la noche deslizaba un dedo ensalivado por mi raja hasta ponerse a jugar con mi ano. Si la cosa seguía por ese camino no dudaba que las dos también querían probar cosas nuevas con mi culito.

Parecía que Laura entre mi polla y los hábiles dedos de Sandra en su clítoris se estaba corriendo una y otra vez. A mi ya no me quedaba mucho y en en un momento más me derramaba dentro de ese culo que llevaba meses sin probar.

Agotado me derrumbé sobre la espalda de mi ex mientras mi novia se tumbaba a nuestro lado besándose con ella. Mi polla mientras se aflojaba salía sola del poderoso culo.

De perdidos al río me dije a mí mismo. Empecé a lamer y besar la espalda de Laura bajando por ella hasta besar sus nalgas. Pasé la lengua por su raja y la clavé en el ano recogiendo el semen que salía de allí.

Mientras con la mano alcanzaba a acariciar el coñito de Sandra. Penetrarla con dos dedos mientras con el pulgar acariciaba el clítoris. Tenía el rabo para el arrastre, pero con la lengua y los dedos todavía podía darles a ese par de lobas lo que me pidieran.

Y lo que querían suponía un nuevo esfuerzo hasta de las ideas preconcebidas que me estaban volviendo del revés. Me hicieron tumbar y Sandra se sentó sobre mi cara quería mis atenciones con las lengua. Pero no se conformó con eso. Laura me hizo levantar las piernas y le alcanzó lo tobillos a mi novia.

Con la espalda arqueada le estaba ofreciendo así mi culo. Y no se hizo esperar mientras yo me dedicaba a lamer el coño y el ano de mi novia separando sus duras nalgas con las manos. Mi ex se ponía se comerme el culo y los huevos con toda la dedicación de que era capaz y conociéndola era mucha.

No consiguió que se me pusiera dura de nuevo, pero no importaba. Aún sin eso lo estaba disfrutando de verdad. Sandra si que volvió a correrse en mi boca. Al final terminaron por rendirse y se tumbaron una a cada lado besándonos de nuevo compartiendo saliva.

  • Ahora me diréis de que iba todo esto.

  • La llamada de esta tarde no ha sido la primera. Hace unos días llamé y tú estabas en la ducha. Sandra me cogió la llamada y estuvimos charlando un rato.

Se cedían el turno como buenas amigas.

  • Después de explicarle la nueva situación. Las dos teníamos curiosidad la una por la otra. Así que como esta tarde decidimos quedar. Tú estabas trabajando.

  • Tomando un café empezamos a contarnos cosas y como no, hablamos de tí y de lo bien que lo pasábamos juntos en la cama. Poco s poco nos fuimos calentando solas con la conversación y de tener una chica tan sexi al lado.

  • Para seguir charlando me la traje a casa. Nos puse unas copas. Cuando me contó lo que le gustaba que le mimaras esa preciosidad de culo empezamos a besarnos.

  • Pasamos un buen rato juntas y revolvimos las sabanas. Pero las dos pensábamos que de alguna forma te estábamos poniendo los cuernos y aunque estábamos genial sin una polla. Bueno, queríamos compartirlo también contigo.

  • Así que montamos lo de esta tarde para que estuviéramos los tres juntos.

  • Me habéis dejado alucinado.

  • Esa era la idea. Y así poder repetirlo alguna vez más al menos si los dos queréis repetirlo conmigo y mientras yo no esté con alguien más.

Aunque se quedó a dormir y por la mañana seguimos disfrutando, lo de repetir quedó en el aire. Así que ya veremos si vuelve a surgir la ocasión.

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