Trío con el joven macho y su novia embarazada-DOS

Segunda y última parte de mi primer relato. En esta entrega estalla la pasión y el sexo y la lujuria saltan de un párrafo a otro. Cualquier duda, pregunta, sugerencia, crítica u otra cosa será recibida con los brazos abiertos. maleoutieworshiper@gmail.com

Se puso junto a nosotros y cada uno de manera instintiva se metió en la boca un pezón de Nerea, se los estuvimos mamando bien mientras acariciábamos su bombo de embarazada,. Cada vez íbamos acercando más nuestras manos a su vagina hasta que en un momento dado; Gerson se sacó el bañador descubriendo la polla más cabezona que he visto en mi vida.

Tenía el tronco gordote y lleno de venas, con unos quince centímetros de largo, pero lo que más llamaba la atención era el glande, tan gordo y prominente que su pene parecía una seta. Luego sus cojones, grandes, gordos, muy bien puestos arriba y del tamaño de dos mandarinas. La observé bien la tranca por unos instantes y Nerea señalándola preguntó:

  • ¿Te gusta?

Gerson se puso de pie ante nosotros que nos arrodillamos para adorar la verga del macho, tenía un sabor exquisito, entre agrio y dulzón con un olor a semen, orín, sudor seco y sexo que me puso caliente del todo, nos la íbamos alternando Nerea y yo de una boca a otra, de vez en cuando alargaba mi mano para acariciar el magnífico cuerpo de Gerson, pellizcar sus pezones, masajear su fuerte pecho y sus abdominales y acariciar su rasurado pubis.

Nerea se puso de pie para besar a su macho, observé como se frotaban los ombligos de la joven pareja, el ombligo de ella salido por el embarazo y el de Gerson salido de siempre, me llamó la atención y no dudé en meter mi dedito para tocarlos mientras los futuros padres se reían, instantes después, metí mi verga para jugar con mi glande entre esos dos ombligos cargados de sensualidad, a Gerson le hizo gracia y escupió sobre ellos para aumentar el placer en la cabeza de mi pene, Nerea lo imitó y estuvimos así un rato más mientras el placer iba aumentando por segundos en mi cuerpo al sentir aquellos ombligos juguetones y esos abdómenes duros y firmes presionándome la cabeza de mi polla.

Poco después Gerson decidió desparramar cerveza sobre el bombo de su novia, nos arrodillamos ambos machos ante Nere y comenzamos a bebernos entre los dos la cerveza que Gerson iba derramando sobre el tripón. De vez en cuando mi lengua se rozaba con la de Gerson hasta que por fin se decidió a juntar su boca con la mía y besarnos largamente, besaba como un dios, el sabor de su saliva era magnífico. Nerea por su parte se arrodilló en lo que nosotros nos levantábamos y esta vez nos fue mamando las pollas, sentir la lengua de Nerea junto con el rabaco cabezón de Gerson al mismo tiempo hizo que un relámpago de placer recorriera mi cuerpo por toda la columna,.

Estuvimos un buen rato los dos dándole pingazos en la boca y tocándole las tetas hasta que volví a lamer el pezón anillado de Gerson, recorrer con mi lengua su pecho, levantarle el brazo, oler bien de cerca su axila velluda y lamerla mientras el cabrón jadeaba de placer.

Nerea se recostó en la tumbona y fui inspeccionando con mis dedos su vulva salida y con un relieve sublime, de repente Gerson comenzó a masturbarme mientras yo le lamía la breva a su mujer, me la machacaba rápido y con precisión, dejó de pajearme y con un gesto de la cara me dijo que adelante.

Me agarró del pene y lo dirigió con una lentitud matadora hacia el agujero del coñito de su novia, lo fui metiendo mientras que él me susurraba al oído “despacio”, el notar mi rabaco frotarse contra las paredes húmedas y calentitas de la vagina de Nerea me hizo gemir de gusto, empecé a darle despacito mientras que Gerson nos acariciaba el pecho y el estómago a mí y la tripa y las tetas a su novia, estaba radiante de felicidad contemplando la escena.

Comencé a darle un poco más fuerte y Nerea empezó a dar los primeros gemidos cortos y acompasados mientras que yo, me iba poniendo cada vez más cachondo hasta el punto de meterle pingazos salidos del mismísimo infierno y que hicieron a Nerea dar un chillido que se debió de oír en toda la comarca.

  • ¡Tranquilo, cowboy!

Me dijo Gerson presionando mis abdominales con firmeza y ternura al mismo tiempo. Nada más sacar la polla de la vagina de Nere, estaba Gerson preparado para metérsela en su boca, le agarré su cabeza de joven macho pero él solo me dio un besito en la punta del glande, no me podía creer que no me fuera a chupar la polla.

Su boca estaba cerrada a cal y canto, pero tras ponerme una sonrisa pícara, volverme a besar el capullo mientras Nerea me masturbaba y besaba mi pubis, él hizo un movimiento circular con la lengua en torno a mi capullo, volvió a besarlo y se la metió enterita hasta la garganta mientras el gusto me aturullaba, aquello era demasiado rico y el placer nuevamente volvió a recorrer cada centímetro de mi cuerpo.

Yo de vez en cuando acariciaba su cabeza con ternura, le pedía que me mirara a los ojos y jugaba con los pendientes de sus orejas.

Al poco se cansó y tras yo meterle mi rabo a Nere en la boca; Gerson empezó a lamerle el chochete, ella se retorcía de placer a la vez que me mamaba lo mejor que podía, yo con la zurda iba sobándole las tetas, le pellizcaba los pezones y hacía lo mismo con su bombo y con su ombligo para luego acariciar el pelo de él y jugar con los pendientes de sus orejas-

De repente Nerea lanzó un grito agudo cuando Gerson le introdujo sin previo aviso, tres dedos por el ano para prepararlo para la entrada de su lengua, después de lamérselo bien y trabajarlo seriamente a dedo y lengua le fue encajando su inmenso capullo muy despacio.

Yo admiraba la escena extasiado al tiempo que sentía la lengua de Nerea en torno a mi glande, Gerson le petaba el culito despacio, sin prisas mientras le trabajaba la húmeda vagina a su novia, que alzó las piernas para darle mejor acceso a su culo dejándome una mejor perspectiva de su vagina y en ese momento lo tuve claro, saqué mi polla de su boca y sin pensármelo dos veces se la llevé a su coñito para darle pequeños golpes con mi glande.

Nerea y Gerson sonrieron cómplices y me dicen los dos al mismo tiempo:

  • ¡Así no!

Nerea se levantó, la silueta de su cuerpo era la pura definición de la sensualidad, me abracé a ella y mientras le acariciaba su inmensa barriga y su monte de Venus subí con mi lengua, me alcé y me encontré su boca junto a la mía. Entrelazábamos nuestras lenguas en una danza en la que al mismo tiempo nos íbamos masturbando el uno al otro.

Gerson, completamente empapado en sudor, se acostó boca arriba en la tumbona, acaricié su húmedo cuerpo mientras que Nere se ponía frente a mí metiéndose el pollón cabezudo de su macho por su culo, gemía de dolor, pero al poco le cupo casi hasta la mitad y se arqueó dejándome su protuberante vagina en mi cara, empecé a lamérsela mientras se retorcía por la mezcla de dolor y placer, me encantaba comerle su clítoris gordo casi como una aceituna, cada uno de sus labios prominentes, y pasarle mi lengua a la velocidad del rayo, yo tenía el rabaco a punto de estallar, y aunque supiera que no me podía “volver muy loco”, debido a su embarazo.

Tras unos golpecitos en sus labios le fui introduciendo mi polla mientras Nere gemía con una mezcla de placer y dolor. Le di unos pollazos muy lentos y suaves que en su apretada vagina, apretada por el pene de Gerson en el ano, hacían que viera el cielo mientras le sobaba el bombo y los pezones, cuando le empecé a dar un poco más rápido paré ante los primeros lamentos y Gerson, tras chocarme la mano, me señaló el culo de Nerea.

  • Es la más grande que me han metido hasta ahora.

Dijo no sin cierto temor, por el avanzado estado de embarazo, no es conveniente la postura “a cuatro patas” así que en esa misma posición, Gerson, tumbado, se sacó la polla del ano de su novia y lo mantuvo abierto con sus dedos para que yo se la metiera.

Le fui penetrando el culito húmedo por el précum del semental, mientras Nerea daba un leve aullido, estuve dándole despacito hasta que se fuera habituando al tamaño de mi pene pero un tiempo después las ganas de aumentar la lujuria me pudieron y empecé a meterle pingazos cada vez más fuertes, Gerson no decía nada, se limitaba a comerle las tetas a su novia y a acariciarnos de vez en cuando mientras se masturbaba observándonos con deseo.

Cuando yo ya estaba a punto de estallar, saqué mi polla del culo de Nerea y masturbándome mientras frotaba mi glande contra su bombo de casi ocho meses y eyaculé cubriéndola con mi lefa hasta las tetas.

Gerson se puso a comerle el chocho y a sobarme el culo, decidí acostarme en la hierba para chuparle la polla rica mientras él estaba agachado comiéndole el chochete a su mujer, tendida en la tumbona. Me metí su pollote gordo en la boca sin demasiados miramientos, y mi lengua empezó a trabajar ese capullo grande y cabezón con rapidez y eficacia mientras sentía sus grandes cojones sobre mi garganta, la escena era sublime, el macho comiéndole la breva a su hembra y yo, acostado en el suelo, comiéndole la polla a él.

Y así fue como ambos se corrieron casi al mismo tiempo, la leche de macho inundó toda mi boca, lo miré a los ojos y me tragué un poco de su semen ante su mirada, deposité el resto de la leche de mi boca sobre el bombo mientras entre todos lo masajeábamos y extendíamos nuestro semen sobre el jovencísimo cuerpo de la estudiante.

Comimos carne asada mientras seguíamos bebiendo, Gerson estaba espectacular vestido solo con un delantal y luciendo culamen, varias veces se lo toqué pero entre risas y súplicas el machazo me pedía que no se lo sobara mucho, que le daba “cosa”, tal y como afirmaba literalmente. Después de comer él se acostó a dormir mientras que Nerea decidió seguir tomando el sol en la piscina, minutos más tarde fui a dónde estaba ella y me acosté a su lado acariciándole su gran barriga.

Ella me sonrió y acariciándome el brazo me confesó que desde que estaba embarazada tenía unas ganas incontrolables de sexo y que no paraba de pedirle al Potro que la montara, que en clases tenía ganas de masturbarse siempre y que esas ansias iban a más a medida que el embarazo avanzaba. Yo la escuchaba con interés mientras masajeaba su tripón y besaba sus tetonas de vez en cuando, continuó contándome:

  • A la mayoría les da por comer, pues a mí no, a mí es por follar.

Comenzó a acariciarme el pecho y mi espalda hasta el punto de casi hacerme vibrar, me acosté boca abajo ante su voluptuoso chochete y antes de atacarlo con mi lengua me dediqué a estudiar su geografía con mis dedos mientras le echaba mi aliento bien de cerca, haciendo que Nere se estremeciera.

Mi lengua aterrizó sobre las montañas de sus labios, su valle central y su gran pozo de en medio, antes de atacar el gran monte gordo y saltón de su clítoris, cosa que le hizo saltar de gusto, estuve dándole dedo y lengua un buen rato mientras que Nerea se contorsionaba y se menaba como una culebra. Le di tanta lengua mientras disfrutaba de su sublime sabor a mar que no tardó en venirse con un caudal delicioso. No dudé en probar, para al final regarme con todo un geiser salado mientras me meneaba la cabeza a puro impulso.

Seguimos hablando el resto de la tarde y a pesar de la diferencia de edad (yo tenía treinta en aquel entonces) he de reconocer que -al igual que con Gerson- había una química que hacía que a los dos nos gustara estar juntos. Charlábamos sobre la casa, el próximo niño, proyectos de futuro, el semental de su novio…

-  Gerson me confesó que era bisexual el día que viniste a cobrar la primera mensualidad del piso, dijo que desde el primer momento que te había visto le encantaste y a mí también, y aquí y ahora estamos los tres "juntos".

-  A mí también me parece increíble, fue conocer a tu novio y enamorarme y ese mismo día por la tarde, te conocí y ya me terminé de quedar prendado, Nere, con esa mirada y ahora encima con lo bien que te está sentando el embarazo es que ¡Estás que te como!

Dije mientras me lanzaba hacia a ella para besarle el cuello, las tetas, el bombo y la vagina mientras ella se reía y acariciaba mi cabeza y mi espalda, le metí un lengüetazo a su aún húmedo coñito mientras me masturbaba y comencé a pasear mi glande a lo largo de toda su raja mientras la excitación me la pone dura como una piedra.

Ella dirige mi boca hacia la suya y tras comérnosla me dice que tiene calor. Se levanta y se tira a la piscina conmigo siguiéndola, estuvimos un rato jugando los dos en el agua, ella buceaba y se metía mi pene en su boca dándome un placer acojonante, a veces mantenía la respiración y me mamaba la polla debajo del agua largos segundos mientras yo gozaba hasta llegar al paraíso, Nerea al salir del agua para respirar, aún me veía jadeando de placer.

Fui a lamerle la breva pero me advirtió de que el agua de la piscina no era lo mejor para el interior de su chocho. Al ver mi cara de decepción me dijo que tenía “otra cosita” para mí, tomé aire, me sumergí y me dispuse a trabajarle el agujerito del ojete con un dedo y mi lengua al mismo tiempo. Con la otra mano no me olvidaba de su clítoris, mientras aguantaba la respiración al abrirle el culito y lamiéndoselo, podía escuchar como Nerea jadeaba de placer fuera del agua, salí a respirar y aún gemía como una loca por la “abrida” de culo que le acababa de dar y con el toqueteo de botoncito del placer.

Volví a hundirme para continuar con mi faena y al levantarme, coloqué mi rabo, largo, de veintiún centímetros y ligeramente curvado hacia arriba en el ojete de la embarazada. Primero le fui encajando el glande hasta dejarlo perfectamente metido, no me costó demasiado ya que deduje que el mega-champiñón que Gerson tiene por pene había ido haciendo trabajos constantes de apertura del ojete.

Me mantuve así unos instantes mientras acariciaba el joven cuerpo de Nerea deleitándome con cada palmo de su piel a mi tacto, los rayos de sol sobre mi espalda húmeda, el calor del  verano y la increíble sensación de mi polla dentro de ese culo adolescente me hizo penetrar con decisión, de manera rítmica y mientras masajeaba a mi amante apoyada en el borde de la piscina.

Tras un buen rato dándole pollazos de manera suave y hasta la mitad del tronco de mi polla

poniéndonos cachondos el uno al otro, nos salimos del agua a seguir sobre la hierba. Nos besamos abrazados mientras me hundía en sus verdes ojos, luego bajé con la punta de mi lengua hasta sus pezones y se los lamí hasta sacarles el calostro y probarlo con su increíble sabor dulzón.

Le dediqué largo rato a la tarta de su bombo y a la guinda que la coronaba, dándole manoseos, besitos, lametones y golpes de polla alternados con frotadas de mi glande hasta aburrirme, bajé a su vagina y después de habérsela trabajado con la lengua y fundamento volví a meterle mi pene y esa vez no sé por qué me dio mucho más gusto que las anteriores.

Me puse tan cachondo que empecé a darle pingazos más fuertes de la cuenta hasta que gritó, se la saqué despacito y Nerea, levantando sus piernas, las puso por detrás de mi cuello para ofrecerme de nuevo su culito.

Esta vez le metí la polla sin demasiadas contemplaciones, primero el capullo, luego golpe seco hasta la mitad que me mató de goce y entonces la empujo tan hasta el fondo, que lanzó tal grito que no me explico como no despertó a Gerson.

Empecé a darle no muy deprisa pero con ritmo, como a mí me gusta, Nerea reprimía los gemidos y de vez en cuando pasaba su mano por mi pecho y abdomen poniéndome aún más caliente. Pasé a incrementar la intensidad de mis pingazos, escupí en su vagina mientras que con mis brazos ponía sus piernas detrás de mi espalda y estiré mi mano derecha para trabajarle el clítoris hasta que se corrió otra vez del puro morbo.

Eyaculé dentro de ella al poco de que me pidiera que lo hiciese mientras gritaba y mi cuerpo se electrocutaba con miles de voltios de placer y gustazo supremo, en algo que se debe asemejar a la entrada al Nirvana. La mejor corrida anal de mi vida, mi leche caliente desparramándose en ese agujero cerradito y apretado, muy apretado mientras que con mi mano le sobo el bombo y el subidón de electricidad contorsionaba mi cuerpo hasta hacerme casi gritar.

Seguí follándome su culito algo más después de haber eyaculado dentro de él y acariciaba su barriga, finalmente decidimos bañarnos e ir a despertar a Gerson, que ya hacía varias horas que se había ido a dormir la siesta, pero entre las cervezas, el sexo y sobre todo el cansancio acumulado del trabajo físico de la semana estaba completamente destrozado y por eso le habíamos dejado dormir varias horas.

Entramos en el dormitorio y ahí estaba, completamente desnudo, apestando a barbacoa, grasa, sudor y cerveza, con ese pene cabezón lleno de venas y esos cojones de tamaño descomunal, esas abdominales de portada de revista de fitness, sus pectorales levemente marcados y rematados con esos pezonacos carnosos, con las puntas gordas como garbanzos y uno de ellos anillado, el tatuaje de su brazo hasta su hombro, su nuez, sus rasgos, sus pendientes…

Comenzamos a acariciar su cuerpo entre los dos pero no reaccionaba, decidimos meternos un pezón en la boca cada uno y respondió con un bufido animal mientras se colocaba sus atléticos brazos cruzados sobre la frente, dejándonos así una vista excelente de sus axilas peludas. Me acerqué a una de ellas y la olí bien de cerca antes de atacarla con la yema de mis dedos y mi lengua, ahí fue cuando empezó a reaccionar y con otro gruñido del infierno nos anunció que se estaba despertando.

Le regalamos una mamada de “bienvenido de nuevo al mundo de los vivos” que nos agradeció profundamente. Primero empecé yo a lamerle esos huevos de toro, luego le fui chupando todo su pene y me lo metí en la boca mientras Nerea se besaba con él.

Finalmente le cedí el testigo de la mamada a Nerea para disfrutar de la boca pastosa de Gerson, sus exquisitos besos y recorrer con la punta de mi lengua su piel que, gracias al sol, había tomado una tonalidad dorada aún más hermosa. En un momento dado, Gerson bajó con sus dedos por mi espalda hasta mis nalgas, que sin ser las de Nerea están bastante bien, me las estuvo masajeando un buen rato mientras su mujer le chupaba la polla y al poco, bucea un poco en la raja y me toca el ano no sin cierta rudeza:

  • Te tengo muchas ganas, Rubén… Me dijo casi en un susurro ahogado por el deseo.

Asentí y tras comernos las bocas unos instantes, me puso a cuatro patas y no pude evitar un pequeño aullido de dolor al sentir la polla-seta de Gerson en mi culo. Nerea se había recostado con sus tetas en frente de mí, pero cuando su novio empezó con los primeros pingazos en mi culo no pude reprimir los gritos de dolor, por lo que pasé de comerle los pezones a Nerea a dar torpes cabezadas contra su cuerpo.

Gerson comenzó a masturbarme y yo me iba acostumbrando a la sensación de dolor, placer y morbo de ese machazo enculándome para centrarme nuevamente en los pezones de Nere y en disfrutar como corresponde; el macho me daba nalgadas y gemía hasta ir meneándose y metiéndome pollazos que parecían torpedos, volví a gritar de dolor nuevamente, pero era tal el placer que sentí en mi polla cuando Nerea se puso a mamármela enterita.

Ni siquiera la furia en la que se habían convertido las embestidas de Gerson, hecho una puta máquina de coser, me arrebataban el gustazo de mi polla en la boca de la embarazada adolescente calentona.

Se corrió dentro de mi culo mientras emitía unos jadeos cortos, secos y primitivos. Sentí un alivio indecible al comprobar como el champiñón-mega atravesaba el ojete saliendo. Saqué mi pene de la boca de Nerea mientras la alzaba y besándonos los tres a la vez que sobaba sus cuerpos sudados, me corrí encima de sus estómagos, pubis, pene, vulva y algo sobre sus muslos.

Estuvimos tomando el sol desnudos en la piscina, entre carcajadas, baños y cervezas (esto último solo Gerson y yo), de vez en cuando nos acariciábamos y nos masturbábamos levemente los unos a los otros mientras jugábamos al parchís, le dábamos un rato al balón o simplemente charlábamos sobre temas cada vez más profundos. Así hasta poco después del anochecer.

Fuimos a cenar al bar del pueblo cercano, a algo menos de un kilómetro y al volver a casa Nerea se encontraba cansada y se acostó; sin embargo, Gerson no podía dormir porque se había pasado la tarde de siesta. Me quedé charlando y bebiendo whisky con él junto a la piscina. Hablábamos poco y observábamos las estrellas hasta que sentí frío y me abracé a él, se giró para arroparme mejor con su cuerpo y empecé a acariciar su espalda, era suave y se notaba que disfrutaba cantidad con el contacto de las manos sobre su piel.

Entramos a la casa cuando los mosquitos comenzaban a cebarse con nosotros, una vez dentro nos estuvimos acariciando en silencio y explorando cada rincón de nuestros cuerpos, besándonos y lamiéndonos, su piel tenía un sabor salado exquisito en la mayor parte de su cuerpo y dulzón en otras zonas, como su pene o su ano -que ya me permitía husmear- cerradito y bien peludo. Mientras acariciaba su fuerte pecho le pregunté que si se depilaba:

  • Sí, aquí en el centro del pecho me sale pelo que me lo quita mi novia con cera y luego, aquí alrededor de los pezones me los saca con las pinzas, en el pubis me paso la gillette y estos pelos de la barriga y los de los sobacos paso de depilármelos. Dijo señalándose una de sus axilas cargadas de masculinidad.

  • No te los depiles, no, me encantan tus axilas peluditas, déjame tocártelas y chupártelas un rato…

  • Jajajajaja… ¡Qué guarrete eres! Lo supe nada más verte la cara, por eso me caíste bien.

Me puse a sobarle los dos sobacos peludos cubierto de un vello castaño, denso y casi lacio que crecía espeso y largo en dos matas de pelo bajo cada brazo y otras dos algo mayores en cada costado, se los olía y chupeteaba mientras el embriagador aroma a macho joven empotrador me iba subiendo de tono hasta que empecé a machacármela.

Me senté sobre la cintura de Gerson, que yacía en el sofá, y paseé mi glande por sus gigantescos pezones, ese cosquilleo desde la punta de mi polla hasta mi cabeza a través de toda espina dorsal hizo que me pusiera a jadear, anduve con la punta de mi rabo desde su pezón hasta su sobaco y le froté el glande con fuerza sobre su vello castaño un buen rato, Gerson me miraba complacido hasta que tuve que parar porque de lo contrario eyacularía.

Le besé la cara y los pendientes de las orejas, juntamos nuestras lenguas y nos besamos largo rato para después continuar por el surco de sus abdominales hasta su pubis para tragarme enterita su verga-seta de macho.

Primero empecé comiéndosela fuerte para luego cuando ya estaba bien dura cubrírsela a besitos desde la base hasta el glande, recorrer con la punta de mi lengua el trayecto de sus venas y golpearme con el capullo en la cara.

Volví a mamarle con diligencia hasta hacerlo jadear del gusto, pero cuando ya parecía que se venía lo dejé para empezar un “recorrido lingüístico” por los valles de sus abdominales y con parada y fonda en su precioso ombligo, se lo abandoné cuando ya emitía pequeños jadeos para centrarme en la pequeña maraña de vello debajo, otra zona que también tiene muy sensible.

Seguí con mi lengua por sus oblicuos y su pubis para tragarme su polla enterita hasta hacer que se contorsionara del gusto, a ratos gemía, a ratos se estiraba, a ratos me agarraba la cabeza usándola para machacarse su polla y a ratos hacía todas esas cosas a la vez.

  • Sigue, sigue así, cabrón, me mamas mejor que mi mujer.

Dijo en el susurro entrecortado que la excitación le permitió emitir. Seguí chupándole mientras que con mi mano masajeaba sus titánicos cojones y él me acariciaba el pelo y los lóbulos de los orejas, de vez en cuando me decía que la mamaba genial y, cuando se iba a venir, me atraía hacia su boca para besarme y mirarme con cara de auténtico deseo.

Finalmente me regó la cara con una corrida que me llegó a cegar por momentos, Gerson fue hacia la piscina sin decirme nada y yo le seguí con su leche aún en mi cara para bañarnos bajo la luz de las estrellas. Adoraba a ese hombre, me hubiera encantado vivir en un trío con el machazo joven y la tigresa salida de su novia.

Una vez en el agua, nos dedicamos a pelearnos “de broma” y Gerson no me mató porque no quiso ¡Que golpes marcaba el cabrón! Al mismo tiempo nos abrazábamos, juntábamos nuestros labios y lenguas y tocábamos nuestros cuerpos.

Yo tenía mi rabaco a punto de estallar y él parecía disfrutar viéndome en esa situación. En un momento dado me permitió sobarle el culo duro, grande y musculoso a placer, pero cuando le fui a introducir un dedo, se apartó no sin cierta brusquedad y se alejó.

  • ¿Por qué eres tan macho, Gerson?

Se rió por lo surrealista de mi pregunta, nadó hacia mí y abrazándome me dijo?

  • ¿Quieres mi culote, verdad?

  • Lo deseo con todas mis ganas.

Dándole un sorbo a su cerveza mientras salía del agua me dijo entre carcajadas:

  • Pues espérate a que esté más borracho.

Fuera del agua unimos nuestros cuerpos, froté mi glande contra sus abdominales y su ombligo mientras Gerson escupía sobre él, con la otra mano le agarré su rabo cabezudo y lo junté con el mío para pajearnos los dos al mismo tiempo, estuve así unos minutos hasta abrazarlo, entramos de nuevo al salón y mientras Gerson se servía su quinto o sexto whisky y encendiéndose su enésimo cigarrillo yo volví a magrear su pecho por detrás a la vez que encajaba mi rabo sobre sus grandes glúteos. No me dijo nada, pellizqué sus pezones mientras él se apoyaba en la barra de la cocina y hundí mi pene entre sus nalgas. Tenía el agujero cerrado como la cámara acorazada de un banco.

Se recostó sobre el sillón poniendo sus musculosas piernas velludas hacia atrás para darme un mejor acceso a su culito completamente virgen. Al introducirle mi dedo dio un gritito de dolor ante el que me tuve que contener una carcajada, le metí un segundo dedo al tiempo que lo instaba a beber más whiski y empecé a darle lengua a su ano, me levanté a servirme una copa y a por una botella de aceite de oliva que había visto en la cocina, me unté el aceite en mi rabo largo y curvado hacia arriba y regué bien el culo de Gerson con él (habíamos colocado un plástico sobre el sillón para no estropearlo con el aceite) y con esfuerzo y ayuda de mis dedos le pude ir introduciendo el glande.

Se lo metí hasta la mitad mientras el macho apretaba sus dientes reprimiendo el grito de dolor. Agarré la base de mi pene para no pasarme de la raya -tampoco era plan acabar noqueado- y fui dándole con una lentitud deliciosa al mismo tiempo escupía en mi mano para proceder a masturbarlo.

A veces me recostaba sobre su espalda para lamerle sus orejas anilladas, y agradecerle ese regalo de culito virgen que me estaba apretando el rabo como nada hasta ese momento. Empecé a darle un poquito más rápido y Gerson empezó a gemir fuerte entre el dolor de mi polla en su culito de macho y el placer de mi mano empapada en aceite machacándole su pene-seta.

El gozo iba llenando mi cuerpo como una inundación, como un tsunami que se vuelve cada vez más potente, empecé a darle más fuerte sin metérsela del todo hasta que me vine arriba, solté mi mano izquierda con la que hacía de tope para introducírsela solo hasta antes de la mitad y clavándosela casi hasta el fondo Gerson dio dos profundos gritos de dolor a la vez que yo le llenaba el culo de mi leche.

Hizo el gesto de golpearme a la vez que con la zurda se masturbaba compulsivamente, me metí rápidamente su pene en mi boca a la vez que el macho junior aún se reponía del dolor de su culito casi hetero y mi mamada era la mejor solución. Eyaculó en mi boca y después de una conversación larga mientras nos acariciábamos subimos a dormir.

Nerea fue la primera en despertarse a la mañana siguiente, su joven lengua jugando con mi pene y mis huevos me dieron unos buenos días de película. Por mi parte iba acariciándole el pelo y las tetas a Nere y con la otra acariciaba las abdominales y las tetorras de Gerson que estaba roncando.

Conseguimos despertarlo a lametones en sus axilas, huevos y polla. Lanzó un bufido de los suyos mientras se estiraba, le comimos los cuadrados de los abdominales y entre los dos nos íbamos pasando su polla de una boca a la otra.

Gerson atrajo a Nerea que se puso frente a mí dándole todo el culo y el chochete a su novio que comenzó a trabajárselo lingüística y digitalmente. Nerea me mamaba la pinga a la vez que jadeaba, de vez en cuando no podía concentrarse en las dos cosas y simplemente me la machacaba, el placer iba aumentando de intensidad cuando Nere dio un grito de dolor.

Se dio la vuelta y acostándose boca arriba su macho empezó a petarle el chochete rudo y sin demasiados miramientos, Y me dediqué a pasarle mi glande por su pezón salidísimo y por el bombo para al final restregárselo por su clítoris mientras la follaban rico. Al cabo de unos minutos frotando mi pene por la salidísima breva de Nere y contra el rabo gordo de Gerson, este me ofreció metérsela por el chocho en lo que iba introduciendo su polla lentamente en el culo de Nere.

Tras comerle el chumino con diligencia mientras su novio le rompía el ojete, fui frotando la cabeza de mi pene por toda su vagina y se la metí mientras Gerson le iba petando el culo. Vaya gustazo mi rabo en su coñete, le iba dando despacio, casi sin movérsela ya que era él, que le estaba petando el culo como una máquina de coser, el que iba marcando la presión contrayendo y ensanchando el chocho de Nerea.

Le di una nalgada al macho y nos cambiamos de posición, Nerea seguía acostada con las piernas hacia arriba. Gerson le metió su polla cabezona a Nere en su vagina abierta abierta como un túnel y yo hice lo mismo en su culito. Estuvimos dándole pingazos entre los dos un buen rato, yo jadeaba de gusto por el placer de sentir mi polla en ese agujerito estrecho a la vez que admiraba el cuerpo del potro.

Al darse cuenta de como lo miraba, me atrajo hacia él y mientras me besaba y penetrábamos a Nerea, frotó su torso contra el mío, su pezón anillado contra una de mis tetillas y mi abdomen contra el suyo, podía sentir el ombligo de Gerson, salido y juguetón, moviéndose contra el mío, como queriendo penetrarlo.

Seguimos magreándonos el uno contra el otro mientras nos tocábamos y besábamos, el placer en todo mi cuerpo se acumulaba como la lava en un volcán a punto de entrar en erupción. Me saqué la polla y leregué el chocho y el culo a ella y el pene y el estómago a éĺ,  de lefada mañanera. Acto seguido, Gerson y tras unos pollazos -comedidos pero rítmicos- en el chochete de su novia, se la sacó y descargó su géiser de semental en nuestras caras mientras yo me bebía algunos sorbos.

Bajamos al piso inferior. Nerea salió a tomar el sol completamente desnuda en la piscina luciendo el espectacular pastel de su bombo coronado por la guinda. Yo comía algo de pan mientras que Gerson optó por abrirse una cerveza y encenderse un cigarrillo como desayuno.

Estuvimos jugando con la pelota en la piscina, charlando en la hierba mientras tomábamos el sol y antes de marcharnos, a eso del mediodía, les pedí que si podían follar delante de mí. Era la única fantasía que me quedaba pendientes: el poder verlos follar juntos.

Gerson comenzó a besar a su novia en el cuello mientras la abrazaba y le sobaba el bombo mientras que Nerea se lo acariciaba con su mano izquierda y con la derecha se masturbaba. Al poco ella se acostó en una hamaca dándole acceso de la polla a su chochete y él, tras lamérselo unos minutos mientras ella se sobaba sus tetas y su vagina a la vez que lanzaba gemidos irregulares pero profundos.

Gerson le metió su polla champiñón-mega de un solo golpe que la hizo gritar. Le estuvo dando rico un buen rato, de vez en cuando no dudaba en golpear el bombo con su durísimo abdomen. Acariciaban las tetas entre los dos y a cada pingazo del macho ella jadeaba, se estremecía y se electrizaba. Nerea aumentaba cada vez más la intensidad de sus jadeos hasta el punto de convertirse en gritos.

Comencé a masturbarme lentamente, quería aguantar viendo como esos dos modelos de película porno de Praga follaban como leones. Tras unos pollazos realmente duros y rápidos, Gerson sacó la polla y Nerea expulsaba su líquido vaginal, como se había corrido la cabrona.

Gerson volvió a penetrarla, me puse detrás de él para magrearle los pezones y el estómago mientras se la follaba y coloqué mi pene entre las grandes y duras nalgan.

No necesitaba ni moverme, solo con quedarme quieto ya sus nalgas me palmeaban el capullo. Al poco puse mi glande en la boca de Nerea mientras le sobaba las tetas perola pobre no podía atinar a mamarme bien por la caña que le estaba dando su novio.

Me agache con mis huevos en su cara y coloqué mi polla al palo entre sus dos grandísimas tetas masturbándome con ellas. Gerson metía pingazos secos y rítmicos y al poco eyaculó dentro. Acto seguido metí mi pene en la vagina de Nerea, húmeda y caliente por la leche del macho, y a los pocos segundos la saqué para cubrir con merengue el pastel y la guinda del bombo.

Ya por la tarde, de vuelta a casa, permití que Gerson condujera mi coche a condición de no hacer el cabra. Iba yo en el asiento del copiloto cuando observo que el conductor llevaba una erección considerable, sin pensármelo dos veces, metí mi mano debajo del elástico del pantalón y saqué su nardo cabezón.

También yo estaba súper cachondo por el morbo que me producía aquella situación y me saqué mi rabo, Nerea nos iba masturbando a los dos desde el asiento de atrás y yo masturbaba a Gerson con mi zurda, fuimos así unos cuantos kilómetros hasta que un 4x4 nos tocó la bocina al adelantarnos (menos mal que no era el bus de una excursión de la iglesia).

Al llegar a la ciudad me despedí de cada uno de ellos con un beso por ese maravilloso fin de semana, sin duda uno de los mejores de mi vida.

FIN

Epílogo

Justo esa tarde de domingo surgieron los celos entre Nerea y Gerson por la relación conmigo. A Gerson no le hacía gracia la insistencia de Nerea para verme y a ella tampoco le gustaba que él pretendiera que le hiciera las mismas guarradas que yo le hago a él y encima me comparaba con ella, cosa que Nerea lógicamente no soportaba.

Entre esos celos y que en algo más de un mes Nerea dio a luz ya casi no volví a verlos. Encima para más inri ahora el dinero me lo venía a traer siempre algún familiar de uno de ellos, un compañero de trabajo de Gerson, un amigo de Nerea o se lo dejaban al vecino del apartamento para que me lo entregase. Estaba claro que andaban esquivándome para evitar tensiones y peleas internas.

Pese a todos los pingazos que se llevó el chocho, el culo, la boca y el bombazo de Nerea; el niño salió perfecto. Con los mismos ojos que su madre y grande y anchote como su padre.

La última vez que los vi fue cuando me devolvieron las llaves del piso. Se habían hipotecado (pobrecillos) para comprarse una casa de dos plantas en una urbanizacón llamada ""Atomar Porculo" o algo así. Esa tarde en el apartamento recordamos con cariño el fin de semana aquel en la casa con piscina, casi empezamos a montárnoslo de nuevo, pero entre las prisas, que el niño empezó a llorar y demás fue una cortada de rollo total.

Acaba de entrarme un mensaje de Whatsapp ¡Es Gerson!