Trío con dos chicas. Relato interactivo (cap 8)

Aunque la serie es de tríos este capítulo salvo la primera parte, entra de lleno en el tema lésbico. Espero que lo disfruteis especialmente las chicas.

VIERNES 20:00

Sara, la joven empleada de la gasolinera en la que nos hemos refugiado del temporal nos recibe con una amabilidad extrema.

-Vais a Asturias ¿verdad? Hoy creo que no vais a llegar muy lejos.

-¿Pajares está cerrado? - pregunta Felipe

-No, pero sin cadenas no os van a dejar pasar de Villamanín.

-Aunque las tuviera no sé conducir así.

Sara me coge las manos heladas entre las suyas agradablemente tibias.

-Chico, estás helado. ¿A quien se le ocurre ponerse a quitar nieve sin guantes?. Anda pasad adentro que os hago un cafetín.

Cinco minutos después estamos al calor de la tienda ante tres humeantes tazas de café. Felipe duda qué hacer:

-Tampoco está la carretera como para volver a León. Y mañana antes de las 10 deberíamos llegar para prepararlo todo.

-Lo mejor es que paséis aquí la noche. Están pasando los quitanieves y no se espera que nieve más así que con que os levantéis a las 8 llegáis de sobra.

-¿Y hay algún hotel cerca?

Sara se ríe.

-Estamos en medio de la nada y no creo que sea buena idea que cojáis el coche ni para ir al pueblo de al lado. Pero podéis quedaros a dormir en mi casa - nos dice con una agradable sonrisa.

-No queremos abusar - respondo - ¿Y tu casa está muy lejos?

-No es ningún abuso, de hecho es un placer acogeros. Y mi casa está ahí mismo, detrás de la sebe - dice señalando un seto poco cuidado detrás del que se atisba el tejado de una minúscula casita - Eso sí, uno de vosotros tendrá que dormir en el sofá.

-Ya me apunto yo al sofá - dice Felipe - Soy más todoterreno.

Es cierto, Felipe ha sido corresponsal de guerra en Libia y le ha tocado dormir en los peores sitios y en malas condiciones.

-¿Y donde dormiré yo? - pregunto

-Pues en mi cama, obviamente - responde con la mayor naturalidad como si le hubiera preguntado una perogrullada.

Felipe me mira arqueando las cejas en señal de “madre mía”. Esto no va por buen camino pero no tenemos muchas más opciones y aceptamos. Sería irrisorio preguntarle ahora donde dormirá ella.

Media hora después estoy en calzoncillos metido en la cama de Sara con una gruesa manta por encima porque la escasa calefacción no llega a calentar suficiente. Ella ha ido al baño a darse una ducha.

Apenas regresa al dormitorio el corazón me da un vuelco. Viene en bragas con las tetas apenas cubiertas por la rubia melena que le cae por los dos lados y se mete en la cama. Me mira y me pasa suavemente la mano por la cara.

-Ya estás más calentito. Mejor así

Ciertamente que estoy más calentito pero no sé si debiera estarlo.

-Nunca había encontrado una gasolinera tan seductora.

-Pero qué descarado - dice con una pícara sonrisa - Te acojo en mi casa y ya crees que quiero algo contigo.

-No solo me acojes en tu casa, también en tu cama.

-Eso es pura hospitalidad - responde mientras su mano va bajando por mi cuello y mi pecho.

-¿Y también lo es estar casi desnuda a mi lado?

Me toca la punta de la nariz.

-Buena observación. Es que así es como estoy más cómoda.

Me acaricia la espalda con la otra mano mientras la primera se acerca a zonas peligrosas.

-¿Y el hecho de que me estés metiendo mano sin cortarte?

-Bueno - dice mordisqueandose un dedo - la verdad es que eso tiene muy pocas explicaciones. Y ahora ¿quieres que siga?

-Va a ser mejor que no - respondo.

Ella se queda paralizada y decepcionada.

-Perdona, a lo mejor he ido demasiado deprisa.

-No, no es problema tuyo. Es por mí.

-¡Mierda! Tenía que haberme dado cuenta. Eres gay. Dios, espero que el otro chico no sea tu pareja, qué vergüenza entonces haberle dejado en el sofá.

-¡No, no no! Tampoco es eso. Es mucho más simple. Tengo novia, voy en serio con ella y no quiero cagarla.

-Eso es muy bonito. De todos modos estás muy lejos de tu pueblo, forastero. Estas montañas guardan muchos secretos y lo que pasa aquí se queda aquí.

-Ya, pero yo lo sabría y eso es suficiente. La quiero demasiado.

-¡Me encanta! - me dice con una dulce sonrisa - La mayoría de los tíos con novia o casados no rechazarían un polvo seguro y discreto pero tu eres de la minoría que vale la pena. ¿Cómo es ella?

-Maravillosa, para qué te lo voy a negar.

-¿Estás muy enamorado verdad?

-Hasta las trancas.

-¡Ay, pero que tierno! Me estoy emocionando, perdona si se me sale alguna lágrima.

-Te aseguro que si no fuera por eso, esta noche sería todo tuyo.

-Gracias. Pero si por lo que sea alguna vez terminas con esa chica ya sabes que aquí tienes tu casa.

-Si eso pasa te aseguro que lo segundo que haré será venir hasta aquí.

-¿Y qué será lo primero?

-Llorar. Llorar mucho.

-¡Pero qué romántico! ¡Si es que es para comerte! Pero no te preocupes, con que vuestro amor sea solo la mitad de lo que estás contando, eso no va a pasar nunca.

Mientras me lo dice me acaricia la cabeza y añade:

-Bueno, mejor será que lo dejemos y nos pongamos a dormir. Buenas noches.

Tras dudarlo un poco me da un beso en la mejilla. Tampoco quiero ser tan frío con una chica tan encantadora, así que me acerco a ella y la beso en la boca.

-Buenas noches Sara. Estoy muy contento de haberte conocido.

-Madre mía, hoy me va a costar dormirme - responde mientras se da la vuelta dándome la espalda.

Yo me abrazo a su espalda. Creo que es el límite al que puedo llegar en el cariño hacia una amiga sin traspasar la frontera de la infidelidad. Poco a poco nos relajamos y nos invaden las brumas del sueño.

Y ahora, paso la palabra a Aura porque estoy seguro de que en Madrid están sucediendo cosas que merece la pena que sean contadas.

/////////////////////////////////////////////////

SABADO 11:00

Hola amable lector de nuestro relato. Soy Aura y como ya sabes este fin de semana sufrimos la ausencia de nuestro amado Diego por lo que hemos decidido pasarlo juntas Raquel y yo. Tenemos planes que incluyen también el placer.

Anoche hemos estado en plan de relax porque estábamos reventadas por la intensa jornada sexual de ayer así que nos quedamos viendo la tele hasta tarde y luego nos dormimos desnudas y abrazadas.

Me acabo de despertar. Lo primero que hago es contemplar la bellísima silueta de mi amiga. Nunca me han gustado las mujeres pero con Raquel es distinto, es como si fuera una extensión de mí misma. La quiero infinitamente y quizás por eso la veo con ojos distintos.

Le paso la mano por la cabeza y la voy deslizando a lo largo de su cuello, su espalda, su culo, con una suave caricia mientras ella va abriendo poco a poco los ojos. Se los cierro un instante y dejo en beso en cada uno de sus párpados.

Ya totalmente despierta se abraza a mí y nos besamos apasionadamente. Me agarra del culo con ambas manos y aprieta acercando más mi cuerpo al suyo. La calidez del contacto de nuestra piel inflama nuestro deseo. Nuestras manos se mueven ágiles recorriendo cada rincón de nuestros cuerpos, descubriendo el placer oculto en cada rincón.

Nuestras bocas se unen en un placentero beso, mi lengua sedienta de ella se introduce entre sus labios arrancándole un ligero temblor.

No puedo negarlo, estoy muy excitada. Me separo de ella un poco y abro las piernas mientras dirijo las manos a mi vulva.

-Raquel, mira como estoy, totalmente mojada - digo mientras con los dedos separo un poco los labios dejandole a la vista la entrada de mi cueva.

-Cariño, voy a ocuparme de esto. Te lo voy a hacer con los dedos y quiero que me vayas diciendo donde sientes más, vale?

Empieza con la punta de un dedo recorriendo mi rajitas de arriba abajo. Después me separa un poco los labios y va introduciendo el dedo corazón. Mi excitación va creciendo hasta que llega al clítoris. Doy un respingo mientras me lo friccionar con suavidad.

-Ahí. Delicioso.

-Lo tienes un poco más escondido que yo. Así mejor, eh?

Mientras habla comienza pequeños movimientos circulares. Yo muevo un poco la pelvis como acoplándose a sus movimientos.

-Aaaaah, me encanta.

-Vamos un poquito más adentro cariño.

Profundiza un poco más allá del clítoris girando el dedo levemente sobre la parte interior de mi cueva.

-Dime donde lo sientes más intenso.

-¡Ahora! ¡Justo ahí! Es maravilloso.

Una vez encontrado el punto, mueve el dedo a su alrededor mientras me introduce otro con el que trabaja hábilmente el resto.

-¡Que gustoooo! Me encanta, estoy completamente fuera de mí.

-Lo sé cariño, solo dejate llevar y disfruta.

Finalmente me invade un orgasmo largo y placentero, todo el cuerpo se me estremece, ha sido una hermosa forma de decir buenos días.

Acerco mi cara a la de Raquel y la beso otra vez.

-Te quiero.

-Yo a tí también, mi chica.

Nos preparamos un desayuno tardío o almuerzo temprano, abundante porque hay que reponer energías. Comemos despacio, mientras conversamos de todo un poco.

-Me ha encantado hacerlo contigo. De todos modos no consigo quitarme a Diego de la cabeza. Es muy agradable estar contigo pero le echo de menos, me gustaría estar con él y amanecer cada día entre sus brazos.

-Ya lo sé mi querida niña, pero no te impacientes, todo va a llegar y te aseguro que no falta mucho. Yo también le extraño, nadie me ha hecho sentir tan bien en mi vida.

-De todos modos con los dedos tengo que reconocer que tú eres más hábil.

-Yo y cualquier mujer. Los hombres no tienen vagina, por tanto solo pueden intuir lo que nos gusta pero ¿quien lo va a comprender mejor que otra mujer?

Terminado el almuerzo le recuerdo:

-Creo que ahora me toca a mí buscar tu placer. No sé si lo haré tan bien como tú.

-Seguro que sí, si te lo hacen con cariño siempre es placentero.

-Antes me gustaría ver cómo te lo haces a ti misma para poder hacertelo yo luego.

Veo una sombra de duda en sus ojos.

-Verás, es que no puedo. ¿Cómo te lo explico? Diego no me deja masturbarme.

-¿Cómo que no te deja? ¿Aún estáis con el juego de amo y esclava?

-Algo parecido. Le he dado todo el control de mi sexo y solo me deja excepcionalmente y pidiendole permiso.

-Increible. Y dime, ¿eso te gusta?

-Me pone al límite. Supongo que tú no lo entiendes pero no pasa nada.

-Bueno, pues esta es una situación excepcional. ¿Le llamas?

Le llama y pone el manos libres para que yo también pueda oírlo. Tras explicarle la situación, Diego se lo piensa un poco y le dice:

-De acuerdo, puedes masturbarte delante de Aura pero tendrás que dar algo a cambio.

-¿Qué más puedo darte? Si ya soy toda tuya.

-Sí pero hasta que regrese, le doy todo el control a Aura. Ese es el precio que te pongo, tendrás que hacer lo que ella diga.

-Diego - respondo yo - no puedo hacer eso, Raquel es mi amiga.

-Aura, solo es un juego y solo por un día. Y creeme, a ella le va a encantar. además el hecho de que sea tu jefa le da aún más morbo.

Un ligero temblor en los labios de Raquel confirma sus palabras.

-Vale, lo haré por tí. Te quiero. Y pórtate bien por ahí arriba.

-Eso no lo dudes. Y dile a Raquel que no es la única excepción del norte. Ya os contaré.

Colgamos y Raquel se sienta ante mí. Se abre las piernas y me muestra cada recoveco de su coño. Separa los labios y me señala su clítoris.

-¿Ves? Yo lo tengo muy superficial. Por eso me cuesta tan poco calentarme.

Mientras lo dice se frota y se introduce otro dedo que mueve hacia arriba. Entonces le ordeno asumiendo mi nuevo papel:

-Para. No quiero que te corras aún. Quiero hacertelo yo.

-Adelante, todo tuyo - dice retirando los dedos y abriendose más.

Intento reproducir sus movimientos. Le acaricio el clítoris con la yema del índice y le introduzco el corazón palpando su interior. Me comenta:

-Sé lo que estás buscando. Sientelo en tu dedo. Es una zona un poco más rugosita. ¡Aaaahhh! Sí, es justo ahí.

Vibra de placer mientras la humedad fluye sobre mi mano. Muevo un poco los dedos y no aguanta mucho más. En segundos estalla en un orgasmo prolongado.

Me abrazo a ella y nos besamos. Después nos acostamos a dormir la siesta.

A las cinco me despierta un rayo del sol de la tarde. Despierto a Raquel dándole una palmada en el culo:

-Despierta y prepárame un café.

-Sí señora - me responde con una sonrisa.

Nos tomamos el café y volvemos a la cama, a retozar, unir otra vez nuestros cálidos cuerpos, sentir como nuestra piel se eriza nuevamente con el contacto. Unimos las bocas, nuestras lenguas húmedas se unen y juegan a ese maravilloso juego amoroso. Frotamos nuestras vulvas intercambiando nuestros deseos y humedades.

Raquel llega otra vez a un nuevo orgasmo. Me separo de ella y le ordeno:

-Bajate al pilón.

Me mira complacida y hunde la cabeza entre mis piernas. su lengua sabia hace el resto hasta que yo también alcanzo el éxtasis, y ella saborea el dulce néctar que le prodigo.

////////////////////////////////////////////////////////

Después de cenar, cogemos el metro para ir a tomar unas copas por la zona de Malasaña.

A esas horas el metro va cargado de la fauna más variopinta de la noche madrileña. Me excita pensar en que por primera vez voy a besar a Raquel en un sitio público y sin pensarlo más lo hago. Creo que ya ha pasado el tiempo en que las parejas homosexuales tenían que mantenerse en la sombra.

Le doy un largo beso con lengua. Pero en un rincón cercano veo a dos chicos que nos miran mal. Por su aspecto parecen musulmanes. Quizás aún no es todo tan fácil como pensaba.

Les veo discutir mientras nos miran. Uno de ellos se levanta y viene hacia nosotras mientras el otro le hace un gesto de que se contenga.

-Marranas - nos grita - ir a hacer tortillas a vuestra puta casa.

-Para ya - le grita el otro desde detrás.

Antes de que podamos darnos cuenta da a Raquel una bofetada y con la otra mano un fuerte golpe en la espalda. Levanta la mano para darnos otra pero su amigo le sujeta. Se revuelve, empuja a su amigo y le tira al suelo. entre tanto un grupo de pasajeros se interponen entre él y nosotras y le van empujando hacia la puerta obligándole a bajarse en la siguiente parada. Otros ayudan a levantarse al amigo de nuestro agresor que se dirige hacia Raquel y le dice:

-Lo siento, no he podido parar a ese imbécil. Para algunos es muy difícil respetar. Espero que no te haya hecho mucho daño.

Raquel se pone a llorar y da un abrazo a este chico.

-Gracias, por lo menos lo has intentado. Y ya se que para vosotros es muy duro.

El chico le sostiene el abrazo y añade:

-Si puedo hacer algo más por tí dime.

-Sí, por favor, dile a tu amigo que no le guardo ningún rencor pero que por favor piense en lo que ha hecho.

-Se lo diré. Te voy a dejar mi teléfono por si quieres poner una denuncia. Por cierto, me llamo Salah.

Intercambian los teléfonos pero Raquel le asegura que no va a denunciar.

-No vamos a dejar que esto nos arruine la noche. Adiós Salah.

-Adiós Raquel.

////////////////////////////////////////////////////

DOMINGO 11:00

Nos levantamos tarde. Compruebo que Raquel no tiene ninguna marca del golpe de ayer.

-Buenos días, ¿cómo te encuentras?

-Bien, no te preocupes. Me duele un poco la espalda pero ya se pasará ¿Qué te apetece hacer esta mañana?

-Pues lo primero voy a darte un masaje en la espalda. Túmbate boca abajo y relajate. Voy a dejarte nueva.

-Mmmmm que bien. Con tus manos seguro que el dolor desaparece.

Se tumba y extiendo un poco de crema a lo largo de su espalda. Me froto las manos y me aplico a la tarea, presionando con fuerza sus músculos hacia afuera, retornando recorriendole la piel con mis dedos, repitiendo esta maniobra mientras ella con los ojos cerrados gime de placer.

Una vez terminada la espalda, paso a las piernas, desde los piés hasta el culo. frotando con más crema y masajeando toda su musculatura inferior. Sigo por los brazos.

-Date la vuelta. Ahora viene el final feliz.

Se pone boca arriba, le reparto un poco de crema por todo el cuerpo y me tumbo sobre ella aplastandola con mi cuerpo y restregandome.

Con la mano compruebo su creciente humedad. Incremento el ritmo de los frotamientos especialmente en la vagina, ella abre la boca y deja escapar un gritito de entusiasmo mientras vuelca bajo mi cuerpo todo su placer.

Nos damos una ducha. Suena el teléfono de Raquel.

-Hola Raquel, soy Salah. Mi amigo está aquí conmigo y le gustaría decirte algo.

-Ok, pasamelo.

-Raquel, me llamo Kazim. Te pido perdón, ayer fuí violento y estuvo mal. A partir de ahora intentaré morderme la lengua cada vez que vea algo así.

-Gracias, sé que para tí es muy difícil decir esto.

///////////////////////////////////////

A media tarde regresará Diego. Me muero de ganas de verle pero tampoco quiero dejar sola a Raquel. Le pregunto sin mucho convencimiento:

-¿Quieres que me quedé contigo esta noche?

-No cielo. Vete con Diego. Sé que lo estás deseando y él también.

-¿Y tú?

-No te preocupes. Estaré bien.

Esto es algo que me inquieta. Yo quisiera estar con él todo el tiempo pero soy consciente de que Raquel también tiene sus necesidades y no quiero que acabe quedando al margen.

-Sé lo que te preocupa - dice como adivinando mis pensamientos - y voy a ayudarte. Quiero que encuentres toda la felicidad que mereces.

Me pregunto qué habrá querido decir.