Trio.

Eso...

Tatiana y Yolanda eran pareja, se conocían de la universidad, y se habían hecho amigas para luego darse cuenta de que se amaban con locura. Eran dos mujeres muy bonitas, Tatiana tenía el cabello color caramelo, los ojos miel, grandes senos y un buen culo. Yolanda era un poco más alta y más delgada, rubia, ojos celestes tirando a grises, senos medianos y un trasero bien firme. Las dos tenían una mejor amiga en común, Ximena. Ella era casi todo lo contrario a sus amigas, el cabello oscuro, los ojos cafés, senos pequeños y las pompas pequeñas pero firmes. A veces se juntaba con ellas y otras amigas y salían en grupo, otras solo eran ellas tres, y varias noches se había quedado a dormir en su casa. Por las noches, solía escuchar gemidos y jadeos provenientes del cuarto que compartían sus amigas, que estaba separado del suyo por el baño. A veces los ignoraba o se ponía a escuchar música, otras se masturbaba oyéndolas.

Tan buenas amigas eran las tres, que un día Yolanda y Tatiana le hicieron una propuesta a Ximena; tener un trío con ellas. Ximena al principio lo dudó, pero terminaron convenciéndola prometiéndole que eso no cambiaría para nada la relación de ellas y su amistad. Después de todo, Ximena siempre se había sentido atríada por ambas, se tenían tanta confianza que se paseaban por la casa en ropa interior, como se hallaban en ese momento.

Ese día lo llevaron a cabo.

Subieron a la habitación que compartían, llevando a Ximena de la mano, riéndo con complicidad. Tatiana se recostó en la cama con Ximena, entrelazando sus dedos, y Yolanda se subió a gatas sobre su novia y la empezó a besar dulcemente, lamiendo sus labios y lengua. Gemían. Ximena ya las había visto besarse, pero nunca de ese modo tan íntimo. La excitaba, su respiración se entrecortaba, suspiraba y su pecho subía y bajaba. Se liberó de la mano de Tatiana y con ella se frotó sobre la tela de sus bragas rosadas. No dejó de mirarlas mientras sus bragas se humedecían, sintiendo una mano de Tatiana rozando su entrepierna.

Yolanda se apartó de su novia y fijó su mirada en Ximena, se arrastró sobre ella y la besó suavemente. Ximena no podía creer lo delicioso que besaba su amiga, era una bomba, su lengua súper ágil y sus labios suavecitos. La hacía gemir con solo mover la lengua en su garganta. Ahora era Tatiana quien las observaba y se frotaba por encima de sus bragas blancas, suspirando con fuerza.

Por fin Yolanda se apartó de su amiga, se incorporó sobre sus rodillas y se desabrochó el sostén, liberando sus senos. Tatiana y Ximena se incorporaron como dos vampiras que salen de sus ataudes sedientas por ese par de pechos. Yolanda peinó su cabello hacia atrás, y ellas se pusieron a lamer sus tetas, chupando sus pezones, y Yolanda gimió dichosa del placer que la inunda el hecho de que su novia y su amiga le lamieran un seno cada una, como dos cachorritas. Les acariciaba las cabezas, sonreía con los ojos cerrados, gozando del momento.

Tatiana dejó de lamer el seno de su novia para besarla, y Ximena siguió entretenida manoseando el seno libre y chupando el otro. Observó de nuevo cómo se besaban, se mojaba con solo admirarlas. Yolanda manoseó los senos de su novio por encima del sostén, y metió una mano dentro de una de las copas, prosiguiendo con su manoseo. Ximena desabrochó el sostén de Tatiana dejando sus senos libres, y ella se acomodó para que ambas se dieran un festín con sus grandes tetas. Sus senos se endurecieron como piedras, los pezones morados se pusieron erectos de tantos chupones recibidos. Tatiana gemía y se retorcía, sintiendo la mano de Ximena frotando sus bragas.

Yolanda besó a Ximena en las narices de Tatiana, literalmente, y luego cada una la besó a ella. Tatiana se hizo a un lado para que Ximena se pusiera en medio, entre ella y su novia le quitaron la musculosa blanca que traía puesta, le devoraron los senos haciéndola gemir, y Tatiana bajó para sacarle las bragas rosadas. Ximena se estremeció al sentir la tibia saliba de Tatiana resbalando por sus labios vaginales. Ella le lamió el coño, dándole lenguetazos al clítoris, chupándolo, y Ximena gemía más fuerte. Yolanda apagaba sus gemidos besándola y los aumentaba lamiendo sus tetas. De pronto, Tatiana la penetró violentament con un dedo en la vagina, y luego introdujo otro. Los jadeos de Ximena eran agudos, su espalda se arqueó, sus músculos se tensaron, y se corrió en la mano de Tatiana, quien subió a besarla y las dos se acurrucaron a su lado, entrelazando las piernas y besándose entre las tres, en los labios, el cuello, los hombros, sin dejar de acariciarse mutuamente.

Yolanda le dijo a Ximena al oído que quería poner su coño en su rostro, y eso la calentó de solo imaginarlo. Aprobó su sugerencia con una risita pícara, y Yolanda se incorporó, se puso de espaldas y se arrodilló sobre el rostro de su amiga. Ella lamió su coño con entusiasmo, y de repente sintió el peso de un cuerpo ajeno sobre su bajo vientre. Tatiana se le había puesto encima, frente a Yolanda, la besaba y le acariciaba la espalda mientras ella yacía debajo, con su naríz entre las nalgas de su novia. Yolanda estaba tan relajada por los besos y caricias de su pareja, que su rajita se abrió por un instante que Ximena supo aprobechar. Su lengua penetró facilmente su rajita, y como si fuera un pene, la utilizó para penetrarla, sacudiéndola como una víbora. A los pocos segundos oyó a Yolanda comenzar a jadear, sintió sus movimientos pélvicos, un largo y fuerte gemido, y los juguitos fluyeron como una catarata orgásmica que terminó en el interior de su boca.

La pareja se quitó de encima de Ximena, ella se acercó a Tatiana y le dijo al oído que quería verla de cuatro patas, como una gatita. Tatiana se puso de cuatro, Yolanda se paró en el suelo y fue a buscar algo a un cajón, mientras Ximena se puso a besar las nalgas de su novia y a sobarle el ano. Yolanda se acercó a ella con una prótesis gruesa y grande color carne con correas. Ximena captó la indirecta, cogió la prótesis con correas, se lo puso, la sostuvo con una mano, y suave y despacio penetró con ella la rajita de Tatiana, quien gimió largo al sentirla. La penetró despacio, apenas aumentando el ritmo, viendo a Tatiana sacudirse entre jadeos, mientras Yolanda permanecía sentada en una silla masturbándose con los ojos abiertos, observándo como su novia era follada por su mejor amiga.

Tatiana terminó de correrse, Ximena retiró la prótesis, y Yolanda se arrodilló ante ella y mamó la prótesis llena de los  jugos de su novia. Ximena la observaba sorprendida y excitada. Yolanda le quitó la prótesis y permaneció de rodillas lamiendo su coño. Tatiana acudió a lamerle las tetas, y Ximena se sintió en el paraíso.

Como había acordado, ese encuentro no cambió la relación entre Tatiana y Yolanda y su amistad con Ximena, pero de vez en cuando, cuando Ximena se queda a dormir y no se conforma con masturbarse escuchándolas, se levanta de la cama y se une a la acción.